domingo, 3 de agosto de 2025

Decoro (Por E.)

 






Se lo había repetido en numerosas ocasiones. No quería que dijera palabras malsonantes. Era vulgar y de mal gusto, y ella estaba de acuerdo. El problema es que cuando se enfadaba o estaba cansada el genio la podía y acababa pareciendo un camionero. 


El trato había sido el siguiente. Nada de palabrotas, sobre todo si estaba él delante y había habido ya una advertencia previa para ayudarla a controlar sus revoluciones.


Los primeros días parecía que funcionaba. Intentaba controlarse, estaba más pendiente de lo que salía por su boca, y en las ocasiones en las que le costaba más bastaba con esa advertencia para controlarse, pero ese jueves fue distinto. 


Ahí estaba, en el rincón del baño, con el culo rojo y la pastilla de jabón en la boca. 

Sentía mucha vergüenza. Que le lavará la boca con jabón era muy regresivo y no podía dejar de mirar al suelo.


- Ahí quietecita hasta que venga a buscarte! Me has oído?


Sonaba autoritario todavía. Aún no había bajado el tono, y eso significaba que quizá el castigo aún no había concluido...




Todo había empezado un par de horas atrás. 


Se supone que los jueves puede salir pronto y llegar a comer a casa. Eso le viene bien porque muchos miércoles tiene guardia y acaba muy cansada. Pero ese jueves la cosa se empezó a complicar. 

Le habían doblado la consulta sin preguntarle, la residente no solucionaba nada sola y habían ingresado un par de pacientes complicados. Total, que comió cerca de las cinco y tardó más de una hora en llegar a casa.


Cuando llegó él acababa de entrar. Lo encontró en la habitación cambiándose. La saludó cariñoso.


- Hola Nena, qué tal el día? Cómo tan tarde hoy?


Ella le devolvió el beso pero enseguida empezó a despotricar.


- Porque son subnormales! Las secretarías son incapaces de contener a las pacientes. Me las meten dobladas y como ellas no las van a ver les da igual! Estoy harta!


- No entiendo cómo no te preguntan primero, la verdad...


- Ni yo!! Se las quitan de encima y ya! - su tono iba subiendo por momentos.


- Estoy muy cansada... Anoche dormí fatal y mira a qué hora llego!


- Lo sé Baby. Intenta relajarte, ven...- se la acercó y la abrazó.


Ella aceptó el abrazo, pero algo por dentro no iba bien. Estaba cansada y muy enfadada con la situación. Esa mezcla no solía acabar bien.


- Venga, cámbiate y descansa un rato.


- Vamos a la piscina...


- Uff...hoy hace fresco Baby, no me apetece.


- Un rato...


- Bajamos luego, dame un respiro anda, que yo también acabo de llegar.


- Si no vas a bajar dímelo ya! - su tono sonó muy impertinente.


- No he dicho eso, te he pedido un rato que acabo de llegar. Y no me hables así.


- Es que siempre me dices lo mismo y luego no bajas!


- Siempre? Me parece a mi que tienes memoria selectiva...


- No estoy para "gilipolleces" Santi!


Ahí él se paró, la miró serio y se lo dijo.


- Esa boca Nena. Primer y último aviso. 


Ella lo miró enfadada pero, consciente del trato que tenían, se calló.


Él decidió sentarse un rato a mirar la prensa. Ella ya estaba inquieta, de mal humor, y no era capaz de relajarse. Se fue a la cocina a por un café, pero no podía estarse quieta 


No habían pasado ni quince minutos cuando volvió a insistir.


- Vas a bajar o no?


- No seas pesada por favor. Si quieres bajar ya ve bajando tú. Yo necesito un rato tranquilo.


- Lo sabía!! Para qué me dices que luego si no vas a bajar!


- Me da a mi que al final no bajamos ninguno... 


La conocía de sobra y sabía que cuando estaba así solo una cosa la hacía parar, y no era muy compatible con ponerse la braguitas del bikini, pero quería dar margen a ver si se calmaba sola 


- Ya me bajo yo sola!


Se dió media vuelta enfadada y se fue a la habitación a cambiarse.

Se probó al menos tres bikinis, pero ninguno estaba bien ese día. Él escuchaba el sonido del cajón abrirse y cerrarse constantemente. 

Se sintió "culpable" y decidió acompañarla, pero al entrar en el cuarto vió el desastre.

Más de media colección de bikinis en la cama. La ropa del día tirada por el suelo y los zapatos en medio de eses caos. Y eso ya no lo pudo pasar por alto 


- Antes de bajar deja esto recogido por favor.


- Luego.


- No, luego no. Has visto esto?? Recógelo por favor.


Sabía que estaba tensa, pero había ciertos mínimos que había que cumplir. 


- Joder Santi!! Estoy y hasta los c#@#...


Ahí estaba. Ni piscina ni nada. La iba a relajar de la única forma que funcionaba. 


No la dejó ni acabar la frase. La cogió de la muñeca y tiró de ella hasta la cama. 

Se sentó y se la tumbó sobre sus piernas.


- Se acabó Nena! Te advertí antes! En casa no hablamos así y lo sabes!


- No, no.... para!!


- No paro! Estabas advertida Baby.


Llevaba solo el bikini puesto. Uno de esos de triángulo que tapan más bien poco. 


Empezó directamente con la mano. Ella todavía luchaba un poco. Pataleaba, intentaba levantarse, pero él la tenía bien sujeta. 

Cuándo empezaba así solía calmarse a medida que su culo se iba calentando, y está vez no fue distinto.

Él se empleó con más fuerza hasta que vio que empezaba a aceptar su destino. Entonces paró por un momento.


- Ya Baby? Vas a dejar de patalear?


No dijo nada, pero su lenguaje corporal contestó por ella. Se encogió en su sitio y bajó la cabeza.


- Dime por qué Daddy te está castigando.


- Por hablar mal...- costaba oírla.


- Más alto Baby. Que te oiga bien.


- Por hablar mal Daddy.


- Hablamos así en casa? 


- No...


- Y qué pasa cuando desobedeces?


- Que me castigas...


- Eso es. Así que ahora pórtate bien y estate quietecita. De acuerdo?


- Sí Daddy...


Entonces notó como soltaba los nudos laterales de la braguita del bikini. No se la iba a bajar, le iba a descubrir el culo destapandola. Eso le daba más vergüenza y llevó su mano atrás para taparse.


- Las manos delante Baby.


- Daddy...


- Ahora. 


Obedeció y dejó su trasero de nuevo a su disposición. 


Sintió de nuevo su enérgica mano. El culo ya le picaba, pero sabía aquello acababa de empezar. 


Estuvo así unos minutos hasta que lo tenía bien rojo. Entonces hizo una pausa. 


- Lavantate.


Lo hizo e inmediatamente perdió la braguita que cayó al suelo. 


La cogió de la mano y la llevó al baño.


- Al rincón.


Obedeció y se colocó mirando la pared con las manos en la cabeza. 

Escuchó el agua corriendo y se imaginó lo que venía. 

Lo odiaba. No era solo el sabor. Era le vergüenza de verse así a su edad. 


Se la acercó y le indicó que se diera la vuelta. 


- Daddy por favor...


- Abre la boca y saca la lengua.


Ella lo cogió de los brazos y lo miró suplicante 

.

- Daddy...


- Obedece Baby. La última vez te prometí que ésto es lo que pasaría si volvías a decir palabras malsonantes y sabes de Daddy cumple lo que dice.


Roja como un tomate y sin poder mirarle a la cara abrió su boca y sacó la lengua.

Él le agarró por la barbilla con cuidado y empezó a restregarle la pastilla de jabón.


- No me gusta que hables así Nena. No es propio de ti y no me gusta. Vamos a ver si con esto aprendes la lección.


Ella solo emitía pequeños ruidos. Era una mezcla de lamento y de no poder tragar saliva.


- Ya ahora vuelve de cara a la pared y reflexiona.


Se giró sobre sus pies y se colocó de nuevo como la había indicado 


- Ahí quietecita hasta que venga a buscarte! Me has oído?


Asintió con la cabeza y se quedó obediente en su rincón castigada 


La tuvo así unos cinco minutos. No parece mucho pero con una pastilla de jabón en la boca esos cinco minutos fueron eternos.


Entró de nuevo en el baño. Estaba con la parte de arriba del bikini y nada más. Su culo estaba aún rojo de los azotes previos. Y su cabeza se inclinaba hacia el suelo, señal de la vergüenza que sentía.

Él sabía de sobra que ya con eso la furia y el mal humor previo se habían esfumado, pero no acababa ahí él escarmiento.


- Mírame.


Se giró despacio e intentó mirarlo. Lo intentaba de verdad pero no era capaz de sostenerle la mirada.


- He dicho que me mires Nena.


Estaba muy roja.


- Y ahora mírate.


Se vio en el espejo. Desnuda de cintura para abajo y con la pastilla de jabón en la boca.


- Como una niña pequeña! De verdad que estoy es lo único que funciona Nena? 


Cada vez sentía su cara arder más. Y su cuerpo por dentro estaba encendido. Se notaba empapada y le daba pudor que él lo notara.


- Dame eso y enjuágate bien la boca.


Le quitó la pastilla de jabón y no tardó ni medio segundo en llevarse agua a la boca.


- Lávate bien y cuando estés vienes al cuarto. 


Tardó un par de minutos. Necesitaba quitarse ese sabor de la boca.

En cuanto terminó se dirigió al dormitorio. Al entrar lo vió de pie al lado de todo el desastre de ropa con los brazos cruzados.


- Y ahora explícame este desastre.


- No me veía bien con ninguno Daddy... - su voz era suave. 


- Y por eso hay que sacar medio cajón y dejarlo todo por el suelo?


- No...


- Las cosas que no se usan se dejan recogidas. Y si Daddy te dice que las recojas tú obedeces Baby. No discutes. 


Bajó de nuevo la mirada avergonzada.


- Recoge esto, vamos. 


Obediente guardó los bikinis en el cajón y dejó la ropa usada en el cesto de la ropa sucia. 

Al acabar se giró hacia él y lo vió con una chancla de piscina en la mano. 

Era una chancla que no usaban para la calle. Fue una compra anterior suya, de esas impulsivas, y se equivocó de número. Cogió dos tallas más. Como no se podía devolver él decidió que le darían otro uso ...


- Daddy...


- Qué Baby?


No dijo nada. Sabía lo que venía así que se limitó a esperar. 

Él se sentó en la cama, ya recogida, y la llamó. La puso de nuevo sobre su regazo y le dió un par de azotes flojitos con la zapatilla. 


- A Daddy no se le discute cuando tiene razón. De acuerdo?


- Sí Daddy...


- Y ahora vamos a reforzar bien el mensaje. Ni malas palabras ni mala actitud. Repite.


- Ni malas palabras ni mala actitud...


La habitación se inundó con el ruido de la chancleta. Era un poco escandaloso y picaba de lo lindo. 

Con cada azote su culo se iba poniendo más y más rojo. El escozor era ya difícil de aguantar. 


Intentaba quedarse quieta pero con algún golpe no podía evitar retorcerse.


- Ha sido suficiente?


- Sí Daddy...


- Repíteme otra vez la frase.


- Ni malas palabras ni mala actitud...


- Va a haber próxima vez? 


- No Daddy...


Escuchó el ruido de la chancla contra el suelo y enseguida notó su mano acariciando su culo.


Estaba muy caliente. 

Sintió mucho alivio .


- Ya sabía yo que hoy ibas a acabar así Nena...


Ella emitió un gemido tierno 


- Solo Daddy sabe calmarte, verdad?


- Sí...


Le separó un poco las piernas buscando confirmar lo que ya intuía. 

Al llevar su mano a su coñito encontró un manantial. Estaba hinchado y caliente.

Al acariciarselo ella no pudo evitar moverse y cerrar sus piernas. Estaba muy sensible. 


- Shhhh...abiertas Baby.  - se las separó de nuevo.


Empezó a acariciarle la cara interna de sus muslos.


- Voy a tener que coger la pastilla de jabón de nuevo Baby?


Llevó un dedo a su intimidad y recorrió delicadamente el interior de sus labios 


- Mírate cómo estás... 


Le metió el dedo en su interior y ella emitió un jadeo.


- Te gusta?


- Sí Daddy... Méteme otro por favor...


- Otro dedo Nena?


- Sí...


- Eres una cochina...lo sabes, no?


Ella en respuesta abrió más sus piernas dejándole espacio.


Le metió dos dedos notando el calor de su interior.


Empezó a moverlos despacio observando su respiración. La tenía muy cachonda. 


- Lo que debería hacer ahora es mandarte bajar a la piscina para que todos vean lo traviesa que eres Baby.


- No!! 


Sacó sus dedos y le dió media docena de azotes.


- A Daddy no se le dice que no!!  ya lo has olvidado??


- Lo siento Daddy...


Él volvió a meterle dos dedos y a jugar despacio con ellos.


- Sí. Debería ponerte la braguita y hacerte bajar así, con el culo rojo para que los vecinos vean cómo te has portado hoy Baby...


De imaginárselo aún se excitaba más. Estaba muy, muy cachonda.


- Y después bajar yo y explicarles que cada vez que te portas mal te tengo que bajar las braguitas y calentarte bien ese culo de niña traviesa. No crees?


- Daddy...


- Te daría vergüenza?


- Sí...


- Pero cada vez estás más mojada Nena... Levántate.


La hizo ponerse de pie delante de él. Él se levantó también y le desanudó la parte de arriba del bikini dejando sus pechos al descubierto.


Él llevó sus manos a ellos y la acarició.


- Y quizá deberías bajar así, con las tetitas al aire como una niña pequeña, que es lo que has sido hoy en casa Baby...


- Daddy....


- Qué Baby...? Dime


- No aguanto más...


- Y qué quieres Nena?


- Que me folles...


Súbete a l cama, vamos.


Se subió de rodillas, apoyó su cara en la cama dejando bien subida la cadera. 

El no tardó en quitarse la ropa. Estaba igual de excitado que ella. 

La penetró desde atrás sintiendo ese calor húmedo en su polla. 


La oyó jadear con esa primera penetración.


- Así Baby? Esto es lo que quieres?


- Sí...


- Y yo Nena...


Y así la folló hasta que ambos acabaron. 


Fue una tarde intensa y divertida, y la mejor manera de rebajar su estrés ...


lunes, 28 de julio de 2025

 




Después de un juego, se suele producir un curioso efecto, que yo llamo: "El efecto luna de miel de después de la azotaina". Este efecto podríamos decir que convierte a la fiera en una especie de conejilla inofensiva, atenta, cariñosa y receptiva durante  un tiempo mas o menos largo, pero claro la naturaleza es la naturaleza, la memoria es débil y la fiera no se ha ido solo se da un respiro, latente, hasta que vuelve a aparecer.


Había pasado ya una semana desde aquel incidente de la ropa y ya estaba casi olvidado, una luna de miel muy larga, o tal vez aquel cinturón que colgaba de la silla de la habitación, estaba cumpliendo su papel disuasorio, lo cierto es que yo empezaba a estar en guardia, porque desde hacia un par de días la fiera estaban empezando a dar señales de actividad tras esos dias de hibernación en la luna de miel.


A todo eso aquella semana yo había empezado a trabajar, con lo cual, el único rato juntos, era cuando yo llegaba de trabajar por la tarde, esas tardes aun larga de final de verano. Cuando llegué aquel día, ella me esperaba, por la manera de recibirme, parecía que seguía en ese efecto luna de miel. Me fui a dar un ducha y ponerme cómodo, al salir ella estaba en la habitación planchando, me quedé un rato mirándola desde el umbral de la puerta, llevaba solo un minúsculo short y una camiseta de tirantes, me acerque por detrás hasta pegar mi cuerpo al suyo a la vez que mi mano se metía por debajo de su camiseta para posarse en su vientre, mientras mis dedos traviesos se colaban por la goma del short...


-Tienes para mucho?


-Pues todo ese montón...-me dijo señalando un montoncito de ropa-


-Vaya y no se puede esperar?


-No, una vez me he animado a empezar no....ademas quita que ya me da bastante calor la plancha como para tenerte encima.


-Bueno, bueno la tarde es larga y la noche mas....


Me separe pero antes de irme, no pude evitar darle un cachetito en el culo, a lo cual me respondió con una mirada fulminadora y yo claro me reí y resignado me fui al salón a perrear, esperando a que luego continuara la luna de miel. Paso un par de veces por el pasillo, con un montón de ropa doblada en los brazos. Yo le hice saber mi impaciencia porque terminara, pero claro, eso aun la divertía mas y se hacia de rogar. Cuando finalmente terminó se dejo caer en el sofá  poniendo los pies en mis rodillas, que empecé a acariciar de inmediato.


-Ya estas?


-Que listo eres...estoy cansada hoy...


-Y eso?


-Ha sido un día duro...y tampoco he parado desde que he llegado. Estoy muerta de hambre...


-Jajajaja es una indirecta?


-No, es bastante directa...


-Jjajajaja que te apetece?


-Cualquier cosa, no tengo ganas ni de pensar.


-Venga va cenamos ya y luego a descansar.


Me levanté y me fui a la cocina a preparar algo de cenar, mientras ella se fue a dar un ducha. Justo cuando terminaba de poner la cena en la mesa ella salia de la ducha y nos pusimos a cenar, tranquilamente. Al terminar y mientras recogiamos, le comenté.


-Un dia de estos tendría que ir al banco a que me cambien el domicilio...


-Joder!!!!!!!


-Que pasa?


-Pues que tenia que hacer una transferencia a la otra cuenta o me van a devolver un recibo, voy a hacerla ahora, menos mal que me lo has recordado.


Salio de prisa de la cocina, mientras yo termine de recoger y fregar los platos, cuando ya estuve me fui para el salón, ella estaba en el sofá con el portátil entre las piernas. Yo me senté y me encendí un cigarrito, ella estaba concentrada, pero pronto empezó a despotricar.


-Que pasa?


-Joder que se cuelga el puto ordenador ya es la segunda vez, no  hace nada.


Empezó a tocar los botones compulsivamente....


-Reinicia


-Que listo, gracias no se que haria sin ti.


Reinicio el ordenador, bastante irritada y repitió la operación, pero al hacerla, se debió equivocar en algo, porque se la daba denegada y ella cada vez mas histérica, soltando de todo por lo boca, hasta el punto de empezar a ponerme nervioso también a mi.


-Tienes que hacerlo si o si ahora?


-Si, porque si no mañana me van a devolver un pago, que en esa cuenta no tengo pasta.


-A ver, vamos a pensar con la cabeza


-No empieces


-No empiezo, pero si vas mañana por la mañana al banco que abren a las...


-Que no joder, que paso de ir al banco mañana  pudiéndolo hacer ahora.


-No me has dejado acabar


-Para escuchar tonterías paso


Suspiré profundamente y me la quede mirando antes de decirle.


-Te quieres tranquilizar?


Entonces cerro de golpe el portátil y se levantó visiblemente enfadada y digna.


-Donde vas?


-A la cama, estoy cansada.


-Y eso tan importante que tenias que hacer?.


-Que le den


-Ven aqui


No me hizo ni caso y siguió su camino hasta la habitación, la primera intención era irla a buscar y enviarla a la cama pero bien calentita de culo, y fresca de cabeza, pero no se porque me lo pensé, supongo que era lo que esperaba y pensé que no era cuestión de darle siempre lo que quiere,cuando quiere. Me puse a ver la tele tranquilamente, sin prisa por irme a la cama. Debía ser medianoche cuando me metí en la cama, al meterme le puse la mano en la cintura pero me la quito de malos modos, con lo que todavía estaba la pataleta en pleno auge. Yo al menos me quedé dormido enseguida, hasta que sonó el despertador el día siguiente. Ella se levantó y fue al baño, al volver estaba yo medio incorporado con la  luz encendida.


-Que haces despierto tan pronto?.


Miré el reloj y le dije.


-Siéntate que tenemos que hablar.


-No tengo tiempo voy a llegar tarde.


-Tenemos una hora casi, imagina si hay tiempo, siéntate no hagas que tenga que levantarme.


Debí sonar muy convincente porque se sentó.


-Que?


-Como que que?, que pensabas que lo de ayer iba a quedar así?


-Es que, no estaba para charlitas...


-No te iba a dar una charlita solo quería ayudarte


-Pues me toco mucho...


-Yo no tengo la culpa de tú sensibilidad extrema y creo que el otro día quedo muy claro, que había ciertas cosas por las que no paso y una es ese tipo de comportamiento.


-Bueno ya hablaremos, tengo que vestirme.


-No hay nada que hablar, tu eliges o ahora o después a la tarde.


-El que?


-El castigo


Al oír la palabra castigo, se puso roja de inmediato y se quedo muda.


-Te voy a dar un pista, para que elijas, si es ahora te haré descuento por pronto pago, si eliges por la tarde, sera integro, tu decides.


Seguía muda, sin saber donde mirar ni que decir, yo me levanté y me senté en el borde de la cama.


-Como te lo pienses mucho, no vas a poder elegir y no habrá descuento.


Entonces dijo lo que esperaba.


-Ahora....


-Muy bien, pues levanta y ya sabes (dándome unos golpecitos en los muslos).


Se levanto , paso por delante de mis rodillas, para ponerse del lado correcto y se tumbó por encima de ellas, mientras le acariciaba el culo, cuando se puso bien, empece a azotarla con la mano, sin demasiada intensidad, aunque los azotes sonaban bastante y ella dijo.


-Es  muy temprano los vecinos nos van a escuchar....


-Pues ayer no te preocupa que escucharan lo que salia de tu boca, ademas va a ser poco, lo justo para calentar, tengo otros planes para tu culo.


Durante un par de minutos mas o menos, estuve azotándola con la mano sobre el pantaloncito del pijama, lo justo para calentar la zona, cuando me paré, le di un ultimo azote y le dije:


-Levanta.


Se levantó y se quedó de pie frotándose un poco. Sin darle mucho tiempo le dije.


-Dámelo


Señalando el cinturón que colgaba desde hacia una semana de la silla.


-Joder, que tengo que ir a trabajar.


-Has elegido el descuento, así que dame el cinturón.


Rechistó un poco, nada que una mirada y la amenaza de levantarme no neutralizara, al final cogió el cinturón y me lo dio.


-Bajate el pantalón y lo que lleves debajo.


Yo sabia que tener que hacerlo ella estando de pie, mientras yo estaba sentado mirando la escena, era especialmente humillante. Por lo que también hubo alguna queja, que tambien se zanjó con una mirada, así que me deleite con la escena de como sus propias manos hacían descender el pantalón y la ropa interior, para recibir el castigo, cuando estuvo aun estuve mirándola un instante mas antes de decirle.


-Ponte de rodillas en la cama y clava los codos inclinandote para delante, quiero el culo bien expuesto.


Esta vez no hubo ninguna queja lo hizo. Yo me levanté, mientras doblaba el cinturón, me puse en su lado izquierdo, lleve el cinturón a su culo desnudo, calculando la trayectoria exacta del cinturón  y le dije.


-Mi idea eran 50, pero como has elegido ahora, lo dejaré en la mitad, serán 25. Cuéntalos.


Empezó a decir algo pero no le dio tiempo a terminar cuando le cayo el primer impacto del cinturón en las nalgas.


-Decias algo?..


-Uno...


Mi brazo se volvió a levantar y dejo caer el cinturón en su piel,  no fue precisamente una azotaina suave, use el cinturon con intensidad, quería que el resto del día se acordara del castigo. Los 25 cayeron de uno en uno, con tiempo entre azote y azote. Cuando terminé se podían ver perfectamente en la piel de su culo el dibujo irregular de los bordes del cinturon por toda su piel. Sin mas  deje el cinturon de nuevo en su sitio y le dije.


-Vístete voy a preparar el desayuno.


Me fui a la cocina, prepare un cafetera y algo de desayunar, al poco apareció ella vestida con la ropa de trabajar, desayunó de pie apoyada en el mármol. Cuando se fue, nos dimos un beso y cuando se dio la vuelta le di un azotito con la mano, la seguí con la mirada mientras se metía en el ascensor a la vez que se frotaba el culo.


Durante el día intercambiamos algún mensaje, el humor le había cambiado totalmente y aunque se acordó de mis antepasado en algun momento como a la hora de comer, ni rastro de la bordería de la noche anterior.


Cuando llegué a casa aquella tarde, ella ya me esperaba, estuvimos charlando como si no hubiera pasado nada, hasta que en un momento en que estábamos tranquilos le dije.


-Sabes, hay otra norma a partir de hoy. En los días siguientes a un "castigo", haremos revisión de marcas, hasta que desaparezcan.


Me miró extrañada.


-Como?


-Muy sencillo, yo te lo explico. Ponte de pie.


Se levanto...


-Aquí (le dije señalando el hueco entre mis piernas) y date la vuelta.


Lo hizo, creo que sin tener muy clara o si mi idea.


-Bajate el pantalón y lo que lleves debajo.


Al oír eso, si dijo algo, pero un azote acompañado de un va, fue suficiente y el pantalón descendió por sus piernas, y aunque para lo que quería ver, no era necesario que hiciera lo mismo con el tanga, también se lo hice bajar. Entonces empecé a pasar mis dedos por la piel desnuda de su culo, por todos aquellos puntitos de color púrpura que habían dejado el borde del cinturón en su piel, podía notar en mis dedos esa mezcla de vergüenza y excitación que había en su cabeza y que no tarde mucho en comprobar la prueba definitiva de ello en la humedad de su sexo...


-Has estado todo el día así de mojada verdad?


Le pregunté mientras mi dedo corazón se resbalaba entre los labios, por la hendidura caliente y húmeda de su sexo...


-No lo sabes bien...


-Algo habra que hacer no crees?


En ese momento ese mismo dedo se hundía en su sexo y empezaba a entrar y salir despacio. Y por supuesto que algo hicimos, demasiada tensión acumulada en los dos, que solo había una manera de sacar.


Antes de irnos a dormir, ella ya estaba en la cama y yo volvía de lavarme los dientes, cuando busque algo en mi pantalón y se lo di.


-Esto guardalo en la mesita.


Era un plug metálico terminado en una imitación de brillante. Lo cogió y me miró ruborizándose.


-Eso será para los días que elijas "pago" retrasado....


Lo dejó en la mesita,  me metí en la cama, y sin decir nada, le di la vuelta la puse boca abajo y la poseí una vez mas desde atrás boca abajo antes de irnos a dormir...Ahora ya no solo colgaba el cinturón de la silla, ademas había un juguete muy especial en la mesita y al día siguiente volvería a haber revisión de marcas.....cuanto duraría la luna de miel esta vez?.


Continuará......


sábado, 19 de julio de 2025

Nada más volver

 




Me levanté del sofá para ir a la cocina a por algo fresco de beber, al pasar por delante de la habitación despacho, me detuve un instante frente a la puerta abierta, allí estaba sentada sobre el duro taburete con el asiento de totora, escribiendo en el cuaderno, con el pantalón corto en los tobillos y las braguitas en las rodillas. Pero antes de seguir rebobinemos.

Aquel verano, no nos coincidían las vacaciones, habíamos hecho un viaje en primavera, con el que habíamos gastado un par de semanas ya y yo me guardaba el resto para navidades a ella le quedaba una semana y se fue a la playa con la familia y amigos, así que me quedé una semanita sólo en pleno agosto. La idea inicial era que el viernes saliendo de trabajar cogería el coche y iría a pasar el fin de semana y volver juntos. Pero el viernes se complicó el día, salí tarde de trabajar, estaba cansado, tenía que conducir 4 horas, con lo que prácticamente sólo podía estar allí 24 horas, ya que el domingo a mediodía había que volver. La llamé y cómo sabía que más gente volvía el domingo, le dije que me quedaría descansando y no debió sentarle muy bien, ya que el resto del fin de semana, apenas me respondió monosílabos y demás, vamos que se puso en plan niña enfurruñada. 

Ya de vuelta el domingo siguió en el mismo plan, con la excusa del viaje y el cansancio, tampoco le di mayor importancia, pensé que ya se le pasaría. 

El lunes vuelta a la rutina para los dos, al llegar a casa (ella ya estaba) la saludé y fui a ponerme cómodo, aún estaba la maleta dando tumbos en la habitación y aquello fue la gota que colmó el vaso. Me fui para el salón donde estaba estirada viendo la tele, son decir nada le cogí el mando y le apagué.

- ¿Se puede saber que haces?

- Ya puedes levantarte y deshacer la maleta, que estoy harto de tropezarme con ella.

- Ya la recogeré, tengo toda la semana, estoy cansada y si te molesta la metes en el armario. 

Cuando se pone en ese plan, sólo funciona una cosa con ella, así que para qué intentarlo de otra manera, no dije nada. La levanté a las fuerza del sofá y sujetándola del brazo de pie empecé a darle una serie de palmadas en el culo que intentaba evitar sin éxito dando vueltas alrededor de mi. 

- Vale, vale....ya voy...

- Tarde, se me ha acabado la batería y tengo que cargarla.

Sin soltarla caminamos hasta el despacho, por el camino le fueron cayendo más azotes, al entrar cogí el taburete, me senté y la puse a la fuerza en mis rodillas, sin decir nada de un tirón le bajé el pantalón corto de pijama que llevaba, hasta los tobillos, después las braguitas hasta las rodillas y empecé a calentarle el culo con la mano, al principio se resistió y pataleó un poco, pero sólo consiguió que aún le diera con más ganas, hasta que se relajó y me encargué de ponerle el culo cómo un tomate. 

- Levanta 

Se levantó y  yo detrás, cogí el taburete lo puse frente a la mesa la hice sentarse directamente con el culo ardiendo y desnudo, saque el cuaderno y le dicté la siguiente frase:

"Mi actitud caprichosa e infantil sólo consigue que termine con el culo rojo y dolorido"

Y ahora volvemos al inicio, tras observarla fui a la cocina, cogí un refresco y de vuelta entré al despacho. 

- ¿Cuantas líneas llevas?

- No sé 

- Pues cuéntalas. 

Esperé.

- 72...

- Muy bien, luego ya seguirás. Ahora te vas a levantar, te acabas de quitar el pantalón y las braguitas, lo dejas todo bien doblado encima del taburete y te vas a deshacer la maleta. 

- Pffff....

- Vuelve a resoplar , venga, vuelve...

Ya no dijo nada más terminó de quitarse la parte de abajo de la ropa y enfiló para la habitación con el culo rojo.

Yo me apalanque en el sofá a esperar, tomándome tranquilamente el refresco. Un rato después apareció, ya con una actitud diferente, mirada baja y vocecita .

- Ya estoy....

- Muy bien ¿Te das cuenta? ¿Que te ha llevado media hora cómo mucho? Pero bueno hay más cosas que quiero hablar contigo, así que ven aquí.

Se acercó y se quedó de pie frente a mis rodillas con las manos detrás de la espalda.  Cogí mi teléfono y le enseñé una foto. 

- ¿Que es esto?

- Unos auriculares...

- Ya...unos Samsung bud no se qué, que cuestan 80 pavos...

- 79....

- ¿Y se puede saber porque el miércoles vino un transportista con ellos?

- Los compré yo

- Ya imagino, no creo que los regalen al azar, pero creo que teníamos un trato ¿No?

- Pfffff es mi dinero!!!!

Nada más decirlo le di un cachete en el muslo marcándole los cuatro dedos. 

- Esa respuesta no me sirve, las promesas en esta casa se cumplen y si no se cumplen ya sabes lo que hay. Los auriculares los tengo yo, y de momento los voy a seguir teniendo yo un tiempo, fuiste tú quien me dijo, que te controlase los caprichos. Así que ahora mismo, vas a ir a por tus tarjetas, me las vas a dar y vas a funcionar con efectivo, cómo una adolescente, tendrás una paga para tus gastos y si necesitas algo más me lo pides y justificas, ya que no sabes administrarte. 

Se quedó muda y sin moverse. La miré y fue para el bolso cogió el monedero y me dio las tarjetas...

- Nena...estoy esperando. 

Suspiró y se fue para la habitación 

- Luego ya hablaremos de cuanto necesitas para la semana y si te portas bien ya te las devolveré más adelante. Y ahora tráeme la zapatilla de los castigos. 

Volvió a suspirar y de vuelta a la habitación, de nuevo frente a mí me dio la zapatilla, que usaba para castigarla cuando la quería hacer sentir más niña mala . La cogí y me di un par de golpes en la mano haciéndola sonar, para dejarla en el brazo del sofá. Entonces sin decir nada le pase en un dedo por el sexo, hinchado y mojado, la miré y sonreí...

- Ya puedes ponerte en mis rodillas, no hace falta que te diga que quiero ver ese culo bien presentado y levantado. 

Bajó la mirada y despacio se colocó en mi regazo.

- ¿Así que cuestan 79 euros los auriculares no? pues te vas a llevar 80 zapatillazos, el uno de más es la propina al transportista. 

Cogí la zapatilla, con mi brazo izquierdo la cogí de la cintura y empecé a darle zapatillazos alternando nalga y nalga....al llegar a los 40 paré. 

- Ahora señorita, te quiero ver con la nariz pegada a la pared , te llevas la zapatilla y la sujetas detrás de la espalda hasta que te llame ¿Está claro? 

No dijo nada, se levantó le di la zapatilla y se encaminó a la pared. Allí sentado la estuve mirando un rato, me encanta verla allí quiera, inmóvil, obediente, con el culo rojo y ardiendo y a sabiendas que aún no he terminado y en cualquier momento la llamo. 

Me levanté un momento y fui a la habitación de vuelta la llamé. Salió del rincón y se acercó, ya no había orgullo, ni desafío, le pedí la zapatilla me la dio y la cogí. 

- ¿Para que es esto nena?

Se puso roja al instante, sin contestar.

- Te he hecho una pregunta, responde.

- Para que me castigues...-dijo con voz aniñada-

- ¿ Y por qué te tengo que castigar?

Suspiró....

- ¿

-Por qué no he cumplido mi promesa de ni ser caprichosa ...

- Pues ya sabes dónde quiero que te pongas, ahora.

Volvió a colocarse obediente en mi regazo. Entonces la agarré del muslo y separé sus piernas...podía ver toda su intimidad mojada, a pesar de la zurra. Pero antes de coger la zapatilla y acabar, cogí el plug que había ido a buscar a la habitación, jugué un poco con el en su sexo, pasándolo varias veces entre sus labios, el frio acero la hizo gemir, hasta que lo cogí, lo embadurné bien de lubricante, con mi mano izquierda separé sus nalgas rojas y suave pero firme se lo puse en el culo...

- Me encanta cómo te queda, la piedra hace juego con el color de tu piel....

Ahí sí la cogí de nuevo por la cintura con la mano izquierda, cogí la zapatilla y empecé a darle los 40 azotes que faltaban con el plug puesto, al escozor de los azotes, se le sumaba la vibración que transmitía cada azote el plug. Fueron 40 más....al terminar. La dejé un rato sobre mis rodillas con el culo ardiendo sin acarciarla y acordamos una cantidad fija que le daría cada semana, para sus gastos y que si necesitaba algún extra me lo pediría y los discutiriamos. 

Al terminar empecé a jugar un poco con mis dedos en su sexo, me gusta jugar en su sexo mojado cuando aún está en mis rodillas con el culo rojo...pero no terminé de darle placer.

La hice levantarse, la cogí de la mano y la llevé hasta el despacho, allí abrí el cuaderno y le dije que siguiera copiando líneas. Sólo que esta vez en vez de hacerlo sentada la hice inclinarse sobre la mesa, con el culo castigado bien presentado y seguir copiando en ese posición de pie. 

Allí la dejé, fui a la habitación y me desnudé del todo, volví a entrar en el despacho, me puse detrás de ella y le dije. 

- Tú sigue copiando, que estás castigada.

Entonces la agarré de la cintura con un mano, con la otra guié mi polla hasta encontrar la entrada de sus sexo y la penetré. Me quedé un rato sin moverme con mi polla hasta el fondo de sus sexo y mi piel tocando la piel caliente de su culo, entonces la cogí con ambas manos de la cintura y empecé a follármela allí, contra la mesa mientras intentaba seguir copiando...






miércoles, 9 de julio de 2025

Excusatio non petita...

 



Habíamos tenido una de esas comidas familiares de compromiso en casa de mi hermano, que por momentos la situación había sido tensa e incómoda, aunque al final se calmó la cosa y pudimos acabar la fiesta en paz.

Ya de vuelta a casa, volvimos dando un tranquilo paseo y sin venir a cuento ella me soltó.

- Siento mucho haberme puesto así...pero es que tú cuñada es superior a mi.

- Si, ya sabes cómo es y no la vamos a cambiar, pero bueno no le demos más vueltas, ya hemos cumplido por una temporada.

No quise seguir con el tema, aunque en realidad estaba enfadado con ella, pero no era el momento. Así que nos fuimos tranquilamente para casa a terminar de pasar el domingo. 

Durante un par de días le estuve dando vueltas a lo sucedido y el martes la llamé antes de salir de trabajar. 

- Hola Nena!!! ¿Estás en casa?

- Si...he llegado hace media hora más o menos ¿Por?

-  ¿Vas a salir más tarde?

- En principio no...

- Perfecto, porque ahora cuando llegue, quiero hablar contigo. 

- ¿Pasa algo?

- Bueno, necesito hablar contigo, venga va que recojo y voy.

En una relación convencional, un "quiero o necesito hablar contigo" ya suena serio de por si, en una relación de disciplina doméstica, cuando es el spanker el que expresa ese deseo....suele significar que está rondando una azotaina. 

Llegué a casa media hora después de llamarla, ella estaba en el sofá , con las persianas bajadas, hacía calor y llevaba puesto un camisón cortito y fresco. Nos saludamos y le dije que iba a ponerme cómodo y a buscar algo fresco de beber. Me quite la ropa de trabajo y me puse algo de estar por casa, fui a la cocina a por una Coca Cola y de vuelta me senté en el sofá, abrí la lata y le di un trago largo, cuando la volví a dejar me miraba..

- ¿Que es eso sobre lo que querías hablar?

La miré y le dije.

- Levántate y te lo cuento.

Hacer que se levantase era otra pista clara.

Se levantó y se quedó frente a mis rodillas.

- ¿Es por lo del otro día? 

- Tonta no eres...Si, es por lo del otro día 

- Ya te pedí perdón!!!

- Escúchame bien, a partir de este momento solo vas a hablar cuando te dé la palabra ¿Está claro? 

Suspiró....

- El otro día estaba realmente furioso contigo y no era momento de "hablar", pero ahora ya en frío, creo que debemos hablar muy seriamente sobre lo que pasó y sobre todo vamos a hacer que no vuelva a ocurrir ¿Te parece mínimamente normal tú actitud del domingo?

- Es que no soporto a tu cuñada, la forma que tiene de tratar a tu hermano, esa soberbia...Pfffff

- ¿Y crees que yo si? Pero Nena, al final mi hermano es ya grandecito y si eso es lo que quiere es su problema. Y nosotros a tragarnos la bilis o no ir. Lo que no puede ser es que montéis un numerito, porque al final te estás poniendo a su misma altura y ella es problema de mi hermano y ya se espabilará con él, pero a ti no te voy a permitir eso, nunca más ¿Te ha quedado claro? 

La miré y su cara era un poema , sabía que tenía razón.

- Imagina que es al revés, que yo monto un número con tu familia ¿Cómo te sentirías? Además, tal y como salimos por la puerta a ellos ya se les había pasado seguro, es más encima la mala serás tú y de eso que no quepa duda que los conozco mejor tú. Lo que no puede ser, es que primero muerdas y después pidas perdón, cuando ya has dado el mordisco. Primero se piensa y después se actúa y te sirvo como ejemplo, si yo el domingo actuó en caliente, ahora mismo dos días después tendrías el culo morado. Y no descartes aún y eso que ya estoy frío, que acabes así aún. 

Ya no dije nada más, la cogí con fuerza de la muñeca y estiré de ella hasta colocarla sobre mi muslo izquierdo a horcajadas. Le levanté el camisón y empecé a azotarla con fuerza desde el primer azote, mientras con la mano izquierda sujetaba las suyas con firmeza contra su espalda. Llevaba una de aquellas braguitas cómodas de algodón que se había comprado para estar por casa, pero poco debían amortiguar las palmadas, porque me estaba aplicando bien, con ganas y sin pausa. Entonces empecé a notar unas pequeñas sorpresas, la primera fue la humedad caliente en mi muslo descubierto, la segunda que en un determinado momento se empezó a frotar contra el, no me lo podía creer, estaba castigándola de verdad y movía las caderas contra mi muslo cómo una gata en celo. Me detuve al momento.

- ¿Se puede saber que haces desvergonzada? Levanta ahora mismo. 

Suspiró y se levantó. Nada más hacerlo metí las manos bajo el camisón y le bajé las braguitas a medio muslo, en la entrepierna había un circulo de humedad. 

- Eres una sinvergüenza, cochina!!!! Crees que estoy de jueguecitos? Te vas a enterar que no estoy de juegos.

Me levanté la cogí la brazo y la lleva a rastras casi hasta la habitación con las bragas a medio muslo. Nada más entrar, sin soltarla, saqué las almohadas y las puse en el centro de la cama. 

- Colócate a-ho-ra!!!

Se subió en la cama, se tumbó boca abajo sobre las almohadas que le levantaban el culo ya bastante rojo. Al hacerlo le levanté el camisón , terminé de quitarle las braguitas y agarrándola de los tobillos, le separé las piernas, a parte del culo rojo, también podía ver su sexo hinchado y brillante. 

Abrí el armario y cogí de el algo escondido que no solía usar. El tawse de cuero marrón de dos lenguas. Lo puse sobre su piel desnuda , para que sintiera el tacto áspero del cuero. 

- A que te mojes cuando te zurro el culo, ya me he acostumbrado, pero que te pongas a refregarte como una gata en celo no y no va a volver a pasar. Un castigo es un castigo, no un preeliminar erótico. 

Cogí el tawse lo dejé caer por detrás de mi hombro y golpe seco hacia delante , que cruzó su piel, dibujando una franja rectangular roja al momento. No le dije número, ni yo tampoco conté, el cuero cayó sobre su piel desnuda hasta que creí que era suficiente y que al menos un par de días se acordaría de aquello. Dejé el tawse en la mesita de noche y me incliné sobre la cama, empecé a pasarle la mano por ambas nalgas muy suave, estaban caliente, rojas y la piel un poco hinchada, aquella visión me excito mucho, así que enseguida me desnudé, me subí de rodillas a la cama , entre sus piernas y sin más calentamiento la penetré desde atrás, me quedé un momento pegado a su culo, para notarlo caliente y palpitante sobre mi piel y entonces la agarré de la cintura y empecé a follarmela con furia, duro, rápido y sin tregua, mis embestidas sonaban casi como azotes y ya no paré hasta correrme, y allí dentro de ella me quedé un rato a recuperar el aliento, y sin que ella se hubiera corrido. 

Cuando la saqué, fui a darme una ducha rápida de vuelta ella seguía allí, en la misma posición, con el culo bien rojo . 

Fui al cajón, cogí unas braguitas y le dije.

- Ve a darte una ducha y ponte esto sólo hoy.

Se levantó obedientemente y así estuvo el resto de la tarde noche. Menos para cenar que le hice bajárselas y que la piel le tocará directamente la silla. Al terminar de cenar , mientras yo recogía, la hice ponerse en el rincón con las braguitas en los tobillos. 

De vuelta cogí una silla, me senté y la llamé, la hice tumbarse en mis rodillas y empecé a acariciarle el culo, estaba menos rojo ya, al menos uniformemente, lo que se marcaban eran las franjas del tawse que hacían un pequeño relieve en la piel, no le puse crema, simplemente caricias, caricias que se fueron extendiendo a la cara interna de los muslos y que acabaron por visitar su coño, primero frotándolo suave y haciendo movimientos circulares por fuera, hasta que se inundó, entonces le metí dos dedos...

- Pfff así estás? ¿Eres una zorrita cochina...que vamos a hacer contigo?

Las palabras surgieron efecto y empezó a jadear y moverse y yo a masturbarla con más ganas...pero en un momento paré.

- Que sepas, que hoy voy a dejar que te corras, pero está semana, cada día al llegar haremos revisión de marcas y cuando no tengas, tendrás los días que falten una azotaina a mano de recuerdo ¿Está claro?

- Me parece justo, he sido una niña mala...

Y ahí ya seguí hasta hacer que se corriera tumbada sobre mis rodillas...

martes, 24 de junio de 2025

Se acabaron los caprichos

 



Nos levantamos tranquilamente cómo corresponde a un sábado. Desayunamos sin prisa y luego decidimos que hacíamos. Había que hacer la compra semanal y ella me propuso ir al centro, con la excusa que tenía que ir a cambiar unas compras. Me pareció buena idea y así mientras yo hacía la compra, ella hacía sus recados y ya que estábamos quedamos en una terraza para hacer el aperitivo. 

Llegué yo antes, pedí y la esperé, aún tardo en llegar una media hora, la vi acercarse caminado y con dos bolsas, lo cual me extrañó, se sentó en la mesa, las dejó en el suelo y pidió. 

- ¿ Que tal mucha gente en el súper? 

- Pues menos de la que esperaba 

- ¿ Me has comprado el acondicionador? 

- ¿Tú qué crees? ¿Y tú vienes muy cargada no? Pensaba que ibas a cambiar dos camisetas. 

- Si...he cogido un par más por el cambio y también he comprado un albornoz y unas alpargatas chulísimas de cuña.

- ¿Más ropa?

- Bueno...es que ya han empezado las rebajas...

- Ya y cuando no son rebajas, es online...cómo los vestidos de hace unos días.

- Pffff no empieces...

- Nena, tienes el armario lleno y con cosas con etiqueta aún 

- Y que más de te da, lo pagas tú ? Pues ya está.

- No se trata de eso, se trata de ser razonable, me apuesto lo que quieras, que se terminará el verano y no te habrás puesto un sólo día la mitad de los vestidos que has comprado está semana

- Ese no es tú problema

- Baja el tono nena, que no estoy hablándote mal. 

- Joder!!! Es que siempre es lo mismo, me compro cualquier tontería y ya estás en plan Pepito Grillo, ya te digo como si lo pagarás tú, es mi dinero, me lo gano yo!!!

En ese momento, me percaté que desde alguna mesa, nos observaban , y que aquel tono no era el más adecuado en público y cambié de tema, nos tomamos algo más y fuimos a buscar el coche que estaba en el parking del supermercado. 


Nos montamos y nos fuimos para casa, descargué la compra del coche y cargado con ella subimos a casa. Al entrar fui directo a la cocina y dejé las bolsas encima de la encimera. Ella entró dentro y fue directa a la habitación. 

- Nena, ven un momento. 

- Voy, espera que me pongo cómoda. 

- Ven ahora por favor..

- Pfffff...

Escuché sus pasos acercarse. Y al llegar, yo estaba apoyado en la encimera con los brazos cruzados. 

- ¿A ti te parece normal, esa forma de comportarte en público? 

- Es que cansa, siempre lo mismo, cada vez que me compro algo, sermón y cansa

- ¿Sabes que cansa realmente? Cansa y mucho que te comportes cómo una caprichosa incapaz de autorregularse y todavía cansa más aún que pierdas los papeles, que seas incapaz de dialogar cómo una adulta y que me contestes mal y levantes la voz en público!!!! Y eso sí que no lo voy a permitir. 

En ese momento la cogí del brazo, le di la vuelta y empecé a darle un ráfagas de palmadas sobre el vestido. 

- No pienso permitir, que me vuelvas a levantar la voz en público y cómo además no sabes regularte, te voy a poner un techo de gasto al mes, se acabó la tontería y me da igual que lo ganes tú, aquí hay normas y las vas a cumplir. Tira para el salón.

Le dije sin soltarla y guiándola por el pasillo, mientras caminábamos agarrados le iba soltando algún azote .

- Ya te aviso que hoy no hay piscina y ya te daré trabajo para que no te aburras esta tarde. 

Al pasar por el mueble del salón, paré un momento abrí una de la puertas y metí la mano en bote, allí había una de aquellas monedas antiguas de 50 pesetas, con la cara de Franco. Sin soltarle la llevé hasta la pared, puse la moneda a la altura de su nariz y le dije. 

- La punta de la nariz pegada a la moneda y pobre de ti que se caiga, pon las manos detrás de la espalda y aquí quieta, mientras coloco la compra, que luego vendré para dialogar con tu culo, que parece que así te entran las cosas mejor. Y allí la dejé, con las manos en la espalda y teniendo que sujetar pegada a la pared  con la nariz, la pesada moneda de 50 pesetas y me fui a guardar la compra tranquilamente, cuándo terminé, me fui a buscarla, antes saqué un silla de la mesa y la puse en el centro del salón y el significado de eso estaba claro.

Entonces la fui a buscar, la cogí del brazo, cogí la moneda que me puse en el bolsillo y la llevé sujeta hasta la silla, entre quejas, me senté sin soltarla y nada más sentarme le di un par de palmadas fuertes en el culo.

- Silencio!!! No quiero escucharte, para eso debes aprender antes a dialogar cómo una persona, entonces te escucharé, pero mientras lo único que voy a escuchar es como suenan los azotes que te voy a dar.

Ya no dije nada más , la puse sobre mi rodillas, le levanté el vestido, agarré las braguitas y las estiré hacia arriba, haciendo que se metieran entre sus nalgas y empecé a zurrarla con la mano. 

- Esto es lo que te espera, cada vez que te comportes cómo una caprichosa maleducada.

Durante unos cinco minutos le estuve calentando el culo, a la vez que con la mano izquierda sujetaba las braguitas bien estiradas, hasta que los dos cachetes del culo, estuvieron bien rojos, entonces paré y de un tirón le bajé las braguitas.

- Levántate.

Se levantó.

- Dame tus tarjetas, las voy a guardar yo una temporada y vas a estar un tiempo, ya te aviso con una cantidad a la semana para tus gastos, cómo la adolescente que eres. Si necesitas algo extra, me lo pides y me dices que y ya veremos si te lo concedo, según te portes y crea que es necesario ¿Está claro? 

Resignada fue al bolso, cogió el monedero y me entregó las tarjetas. 

- Las dejaré en la mesita de noche, pero de aviso, si detecto algún gasto raro, a parte de no sentarte en una semana, las guardaré yo ¿Me has entendido?

Asintió con la cabeza ruborizada. 

- Pues ahora ve al baño y mírate cómo tienes el culo. 

Suspiró profundamente y fue hasta el baño, tardó poco en volver. 

- ¿Crees que está lo suficientemente rojo?

Al escucharme lo que se puso rojo, fue su rostro.

- Contesta...

- Pffffff no me hagas decir eso...

- Eso es señal que aún no lo está. 

Me levanté, la cogí del brazo y la llevé hasta el sofá. La hice tumbarse por encima del brazo del sofá, nada más hacerlo le levanté el vestido, la cogí de la cintura y la elevé un poco más. Entonces le terminé de quitar las braguitas y las manipulé.

- Vaya, vaya, la señorita cochina, tiene las braguitas bien mojadas, eso es que aún no lo pica bastante el culo.

Empecé a desobracharme el cinturón, de un tirón lo saqué de las presillas del pantalón. Lo doblé y lo dejé un instante sobre su espalda, con mis pies le separé las piernas. Entonces cogí el cinturón de cuero doblado.

- No quiero tener que decirte, que no quiero que te muevas. 

Y sonó el primer azote cruzando su piel. Los azotes fueron cayendo metódicamente, cada tres o cuatro me detenía para acariciar y apretar sus nalgas, cada vez más calientes y rojas. Le di un par de docenas, suficiente para que el resto del día sintiera los efectos de su comportamiento, entonces me volví a poner el cinturón. Y "comprobé" con mis dedos como estaba su sexo...palpitante cómo su culo y mojado. Pero ahí se quedó, en la comprobación, le di un par de palmaditas en el culo y le dije.

- Ahora vuelve al baño, a ver cómo tienes el culo y antes de volver,te vas a la habitación, que quitas el vestido, te pones una camiseta y nada más y vienes. Ahhh y pon las braguitas para lavar...

La esperé pacientemente, sentado en la sofá, hasta que se presentó solo con la camiseta. 

- ¿ Crees que tienes el culo suficientemente rojo? 

- Si - contestó con voz floja-

- Date la vuelta 

Lo hizo

- Levántate la camiseta e inclínate un poco

Suspiró y lo hizo.

Y yo empecé a pasarle los dedos por las nalgas castigadas...

- Te va a quemar un rato, pero te vas a tener que aguantar.

Entonces le hice darse la vuelta, y poner las manos sobre la cabeza, le levanté la camiseta por encima del pecho y le rocé con los dedos los pezones, duros y sensibles.

- Vas a estar aquí quieta , mientras preparó de comer.

Y así fue, allí estuvo de pie en medio del salón, con las manos en la cabeza, el culo ardiendo y mostrando los pechos. Cuando estuvo la comida, nos sentamos a comer y al terminar, la envié a la cama a hacer la siesta, siesta a la que me uní yo, después de recoger y fregar los platos. 





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