sábado, 23 de noviembre de 2024

La cita en la ITV ( por AgenteK)

 



El relato de hoy, está escrito originalmente en francés, por AgenteK y traducido al español por E.L. 


- Hola Karima?

-  Hola cariño!!!

-  Hola. ¿Nos veremos esta noche?

-  Sí claro, no hay problema.

 - Perfecto. ¿Que tal la semana? ¿Has hecho todo lo que tenías que hacer? 

-  Um… sí… básicamente…

-  Hmm… No sé por qué, pero no me gusta mucho esta respuesta. ¿Ya fuiste a pasar la ITV?

-  Mmm... casi...

-  ¿Cómo que casi?

- Es que…Necesito programar una cita.

-  Menuda novedad... Cuando dices “casi”, debo entender que aún no has empezado. ¡Como el otro día, cuando me dijiste que estabas “casi” lista!

 Él se rió, lo cual no me sentó nada bien.

- Vale , vale, está bien, eh! Si no estás contento, ya sabe

-  Lo único que sé es tu ITV no se realizará sola. Y llevas tiempo con ella caducada, luego si te multan vendrán los lloros

- Pfff… en lugar de regañarme, podrías haberte encargado tu...ya sabes que estás cosas me dan mucha pereza

- Espera... ¿A caso tú coche cambió de propietario sin que nos hayamos enterado?

- Vale ya!!!!Vete a la mierda…

Acabo de colgar de repente, sin terminar la frase. Sentí que la ira de una niña acababa de apoderarse de mí. Tenía razón. Debería haber cuidado mi coche. Y sobre todo… no enfadarme cuando me lo recordara, aunque fuera de forma un tanto burlona. A menudo era un acontecimiento insignificante  que me molestaba, me hacía perder la compostura.  Y esto me había jugado una mala pasada muchas veces en mi infancia.

Regularmente, cuando había “cruzado la línea”, como me decían, me recompensaban con una azotaina sin pantalones que me calmaba al instante. Se me humedecieron los ojos, supliqué, prometí murmurar que todo había terminado, que entendía, pedí perdón, pero nada ayudó, me encontré acostada sobre las rodillas de mamá o papá, con las bragas bajadas, palmadas vigorosas en las nalgas, golpeando frenéticamente las piernas, hasta romper a llorar. Recibir una azotaina me molestó muchísimo, pero tengo que admitir que “funcionó”, al menos mientras el recuerdo y la vergüenza de haberla recibido siguieran presentes en mi mente.

Sumida en mis pensamientos y vagamente preocupada, salté cuando sonó el teléfono. Era Matthieu

-  ¿Hola? .. ¿eres tú, Matthieu?

- Sí, soy yo. No escuché bien tu última frase, ¿puedes repetirla por mí?

- Creo recordar… que estábamos hablando de la ITV  que tenía que hacer, creo.

- Karima.

- Bueno vale...tal vez me enfadé un poco…

-  Karima, estoy esperando.

-  Yo... creo que dije que te fueras ... eso... A un sitio no muy bonito...

-  Karima. ¿Puedes asumir la responsabilidad, por favor?

-   Lo siento... No debería haber dicho eso....

 Mi temperamento y mi orgullo una vez más me habían jugado una mala pasada. Mi reacción había sido... inapropiada.

- Ya te lo confirmo yo. Luego tenemos que hablar largo y tendido. Nos vemos esta noche.

- Hasta la noche 

 Cuando Matthieu colgoó. Sospeché qué tipo de “explicación” sería. Estaba dividida entre la decepción, la ira y la culpa.


- Hola Matthieu, ¿había mucho tráfico?

Había planeado protestar tan pronto como Matthieu cruzara la puerta del apartamento, pero tuve tiempo de pensar en mi comportamiento. Matthieu no tuvo nada que ver con eso. Mi reacción había sido impulsiva. Y me sentía culpable 

- No, no había demasiado 

- He preparado algo de cenar 

- Muy bien, muchas gracias

La cena transcurrió tranquilamente, en una atmósfera un tanto extraña. No se hizo ninguna alusión a lo sucedido anteriormente. Sólo después de recoger Matthieu me pidió que me sentara con él en el sofá.

- Creo que ambos necesitamos hablar…

- ¿De… de qué?

-¿No lo sabes? ¿Ahora tienes mala memoria?

Me sonrojé y bajé la cabeza.

- ¿De… mi ITV?

-  Sí. Bueno, esa es una cosa, pero más bien la forma en que te comportaste conmigo.

-... lo siento...

-  Deberías, si. No sólo trataste de culparme, sino que terminaste colgándome después de unas cuantas palabras bien elegidas.

- …

- ¿Crees que esta es la actitud de una mujer adulta responsable?

- No…

- ¿Cómo te comportaste entonces?

-  Como... como una niña...

- Vaya, me alegra que lo reconozcas. ¿Pero recuerdas que te pasa cuando te comportas así?

-  Yo…

- Sí, adelante. Te estoy escuchando.

- Que tú… tú me castigas…

Ante sus palabras me sentí sumergido de nuevo en la piel de la niña sorprendida, de quien no estamos satisfechos con su comportamiento y a quien hemos decidido regañar para que no vuelva a hacerlo. Cuando pasé a este estado, fue como si se abriera un nuevo espacio. A pesar de sus inconvenientes, los azotes me han fascinado desde pequeña. Recordé cómo devoré el diccionario, ante la entrada de la famosa palabra y sus derivados. Azotaina. Azotar. Castigo. Leer sus definiciones fue como una prueba de la universalidad de su existencia.

Azotes: n.f. Corrección aplicada en las nalgas. Sí, eso significaba que todos los niños del mundo, cuando hacían alguna estupidez, cuando sus padres no estaban satisfechos con ellos, eran corregidos... sobre las tiernas redondez situadas en la parte trasera ... la mayoría de las veces quedaban al descubierto. ... Con mis padres era con la mano. Para la condesa de Ségur, era el látigo o las varas. Y en el diario de Mickey, fue el cepillo el que entró en acción. Estos mismos cepillos tan habituales en la peluquería de mis padres, cuya placa de madera se convertía en un formidable instrumento cuando se utilizaba para otro fin. Cuando era niña, había intentado tímidamente usarlo en las nalgas y ya picaba, a pesar de que la fuerza que había desplegado era muy contenida. Inexplicablemente, me sentí atraída y asustada al mismo tiempo por la idea de ser azotada... usando este accesorio...

- ¿Y cómo te castigo?

Todavía me costaba pronunciar la palabra en estas circunstancias. Con la garganta seca, susurré:

- Tú...tú me das...una...una azotaina...

La palabra "azotaina" era casi inaudible.

- Karima. No te he escuchado bien

Silencio…

-Karima. Antes hablabas mucho más alto por teléfono.

-…

-¿Quieres que saque el cepillo?

- N… ¡no! No ! Tu...tú me das...una azotaina...

-  ¡Correcto! Bueno… te lo confirmo, Karima. Te voy a castigar. Creo... esto es algo que todavía necesitas... ¿verdad?

- …

-  Vamos, vas a ir a darte una ducha, ponerte el pijama y esperarme en tu habitación.

- Pero…

- Esta noche es de azotes y en la cama como cuando tenías 10 años ¿ Está claro?

- Sí…

Salí de la ducha. El agua tibia corriendo por mi cuerpo me hizo sentir bien.

Al salir, casi había olvidado lo que me esperaba, pero mientras me ponía mi pijama, no pude evitar pensar en Matthieu... y su "explicación" mientras suspiraba.

Cuando entré a la habitación, Matthieu ya estaba allí, sentado en la cama.

- Bueno Kari, tenemos que volver a hablar de tu actitud más tarde.

- Perdón por dejarme llevar así, dije, con la vista en el suelo.

-  ¡Me imagino e imagino que lo estarás aún más después de tus azotes!

Sonrojándome, todavía murmuré disculpas.

-  Vamos, Kari.Nadie ha muerto por unos azotes.

-Sí… pero… duele… y es humillante

-  Ése es un poco el precio que debes pagar por tu actitud 

- Yo… lo sé…

- Vamos, acércate.

Me conmovieron más allá de lo razonable estas simples palabras: “Kari”, “mi amor”, llenas de ternura. Me había sentido muy pequeña, y... eso me había hecho bien. Entonces, avancé y, obedientemente, me incliné. Matthieu me había ayudado a colocarme sobre sus rodillas.

- Esto me gusta, Kari, aceptas tu castigo. Sin protestar . Te felicito.


Matthieu se mostró conmovido por su cambio de actitud. Con la misma facilidad podía hacer un berrinche repentino podía rendirme si más, pero estaba igualmente inclinado a aceptar cuestionarme, a admitir que había ido demasiado lejos. A pesar del miedo al castigo, los azotes también representan para mí una forma de seguir adelante. Matthieu se tomó el tiempo de explicarme por qué me iba a castigar. Acepté asumir la responsabilidad. Y entonces… demostró que Matthieu  me estaba prestando atención. Así como me animó a superarme. Los azotes estaban ahí para evitar que me desviara, o más bien para que no siguiera desviándome. Los azotes eran una especie de salvaguardia. Un punto de encuentro. Y cuando esto sucedió, estaba ansiosa por obedecer, por aceptar mi castigo, sin intentar nada por librarme de el.


Los primeros bofetones, moderados, habían caído sobre el pijama. Matthieu alternaba una nalga y luego la otra. Después de un minuto de este tratamiento, comencé a agitarme y el calor en mi trasero se hacía cada vez más pronunciado.

-  Bueno. Veo que está empezando a dar sus frutos... pero sabes ya sabes cómo es una azotaina de verdad ¿no?

- Matthieu… no…

- Lamentablemente para ti… esto no es juego, es un castigo de verdad, la consecuencia de algo

- Matt... me da vergüenza… nosotros… no podemos… ya no tengo 10 años.

- Esto es una parte integral de tu castigo, Karima. Entonces si, si podemos hacerlo como se debe

Matthieu acababa de agarrar el pijama por la cintura y suavemente lo bajó, dejando al descubierto mis dos pequeñas nalgas. Este gesto me había sumergido en otro tiempo... aquel en el que me encontraba, una niña angustiada, angustiada, sobre las rodillas de mi padre o de mi madre, donde a veces las lágrimas brotaban antes de las primeras bofetadas, donde el remordimiento de la estupidez me  invadía Yo y el miedo a ser azotada acabamos de convertirnos en realidad.

Me tenía apretado contra él. Podrían empezar cosas serias.

Su mano acarició tiernamente mi trasero ofrecido, luego retomó su oficio distribuyendo bofetadas regulares de una nalga a la otra.

- ¡Ay! ¡Oye! ¡Ay!

Las bofetadas sobre la piel desnuda ahora resonaban en la habitación a diferencia de las que le habían dado recientemente en el pijama. Mis nalgas temblaban con cada bofetada y, como reflejo, comencé a golpearme las piernas, retorcerme, tratando en vano de escapar de los azotes… los azotes de una niña… una azotaina con los pantalones y las braguitas bajados…

Centrado en mis nalgas, respirando entrecortadamente sentí un ardor creciendo e irradiando mis nalgas y mi mente, serían dientes tratando de contener mis gritos en vano.

- Matt! ¡Para! ¡Duele!

- Es un castigo, Karima. ¡Y necesitas sentirlo bien para no olvidarlo!

- ¡Ay! ¡para!!! ! Te prometo que voy a contar hasta 10 antes de contestar!!

Las lágrimas habían comenzado a correr por mis mejillas, me había vuelto a convertir, durante una azotaina, en una niña pequeña, redescubriendo esta sensación. A pesar de mis súplicas, Matthieu continuó la corrección, agarrando mi muñeca rebelde que había intentado intervenir.

- Tus culo empieza a ponerse rojo, Karima. ¿Lo sientes?

- ¡Sí! Sí ! Se... quema...

Ante la mención de sus nalgas desnudas sonrojándose bajo la mirada de Matt, mi vergüenza se duplicó. Finalmente, después de una serie de bofetadas que me dejaron jadeando, los azotes cesaron.


Permaneció quieto durante un largo minuto, temiendo que fuera sólo una pausa. Sentí los dedos de Matthieu rozar suavemente mis nalgas magulladas. Fue como una suave caricia, como una brisa que anuncia el fin de la tormenta y que por fin sentimos que respiramos.

- Ahí lo tienes, Kari... se acabó... Sé que no es fácil recibir pero es por tu propio bien, ya sabes...

El tono tranquilo de Matthew contrastaba con la dureza de sus palabras antes de los azotes. El castigo finalmente terminó. Me sentí vacía.

- Vamos… vas a ir a meditar sobre tu comportamiento apoyándote contra la pared… con las manos en la cabeza… ¿vale?Y vas a dejar tu culito al aire... te refrescará...

Cumplí y tomé la posición, no sin antes rodear con mis manos mis nalgas enrojecidas por unos momentos, como para convencerme mejor de que todo había terminado. Fue un gesto espontáneo, como el que consiste en frotarse el brazo o la rodilla o la cabeza cuando te golpeas, para intentar diluir el dolor, pero también un gesto de protección, un gesto en el que recuperé mis rotundidades. No había tenido el disfrute, por así decirlo, durante el tiempo de la corrección.

Qué dulce fue este momento después de los azotes... Casi me sentí perdonada... Estar en un rincón, en una posición que aún me resultaba incómoda, pero que nada tenía que ver con la posición horizontal que acababa de ocupar. Fue un lento regreso a la realidad, una realidad donde me sentí transformada. Me sentí ridícula por dejar que me domine la impuslividad tanto... Después de unos minutos, preguntó:

- Kari...¿estás tranquila ahora?

- Sí...

Se acercó y me subió el pijama él mismo, garantía simbólica de vuelta a la normalidad.

- Vamos... ven y dame un abrazo, si quieres.

¡Qué necesidad tenía de hacer semejante pregunta, que sólo podía ser retórica!


Me refugié en los brazos de Matthieu, escondiendo mi cabeza entre sus hombros. Necesitaba que me consolaran y todavía sentía la vergüenza de haber sido amonestada, luego despojada de mis pantalones y finalmente azotada como a una niña. Estos azotes con el culo desnudi que habían entrado en mi vida a los cinco años, que había descubierto por mí mismo, después de haber sido testigo más o menos indirecto de las desventuras de mis hermanas. Esta primera paliza en el culo desnudo que dejó mi trasero caliente y me calmó por un buen rato. Este castigo que luego volvería cada vez que cruzara los límites. Esta azotaina que me hizo llorar, que me derribó de mi pedestal al recordarme que todavía no era una adulta, que me recordó que me podían poner en mi lugar en caso de desobediencia o insolencia grave.

El contraste fue sorprendente. Después de los azotes, lo único que quería era refugiarme en mi habitación, llorar en mi almohada, con mis peluches cerca de mí, lamentando amargamente mi comportamiento. Si tan solo hubiera pensado...

Hasta los doce años, los azotes siguieron siendo una opción, y mi carácter me había predispuesto a sufrirlos con más frecuencia que mis hermanas mayores, que eran más sabias, más tranquilas o simplemente más cuidadosas. Si el castigo cumplía perfectamente su función durante unos días, o incluso algunas semanas, acababa olvidándolo. Hasta que volvía a cruzar una línea roja... Cuando los azotes recaían sobre una de mis hermanas, siempre me preguntaba qué había hecho la “culpable”, sin poder siempre adivinarlo. Una vez administrado el castigo, aunque todos en la casa lo supieran, generalmente nadie hablaba de ello, a pesar de las muecas de la que se movía un poco en su silla y a la que le lanzaban miradas de reojo. Lo principal en ese momento era evitar ponernos en la misma situación. Recordaba perfectamente mi última azotaina, recibida en los albores de mi decimotercer cumpleaños. Una azotaina tanto más molesta porque me la habían administrado del mismo modo que cuando tenía cinco, seis o diez años, ya que papá me negó el privilegio de dejarme las bragas puestas. Un azote era un azote para él, y si juzgaba que su hija, por grande que fuera, todavía tenía edad para recibirlo y lo merecía, no debía haber ninguna excepción: su eficacia estaba a ese precio, y él nunca desviado de esta regla. Esta paliza tenía como objetivo marcarme, hacerme superar un hito, el de una niña preadolescente que pronto se convertirá en adolescente. Durante todo el año escolar que siguió, fui cautelosa, sobre todo porque no quería revivir un episodio así, que se había vuelto cada vez más mortificante con el paso de los años, sobre todo porque, al ser la más joven de la familia, era yo quien había recibido la última azotaina de la famila

-¿En qué estás pensando? dijo Matthieu sacándome de mis recuerdos.

- … que todavía duele,! Aunque sea por mi bien!

- Sí, lo sé... y luego volver a recibirlos a tu edad, es difícil... pero es para recordarte que no puedes hacer nada... que hay reglas que respetar, que tu mal carácter no debe tener ninguna afectación sobre los demás... que hay límites... y creo que mostrarte esos límites de esta manera es algo que te conviene... eso te hace sentir bien... aunque en el momento sea un poco... desagradable...

- ¡Es muy desagradable!

- Sí, si fuera agradable no tendría sentido, mi pequeña Kari. ¿Lo entiendes?

- Sí...

- ¿Todavía tienes dolor en el trasero?

- Sí...y...todavía quema mucho...

- Acuéstate, déjame comprobar...

Me bajé el pijama y poco a poco me tranquilicé, envuelta en suavidad. Me sentí perdonado. Tenía derecho a fracasar, a no ser perfecto. Me azotaron, pero después me consolaron.

Era exigente conmigo mismo, pero necesitaba a alguien con quien compartir mis objetivos. Los azotes eran algo que castigaba mi mala conducta, que demostraba que me estaban siguiendo, que a alguien le importaba que yo mejorara, que tuviera éxito. Necesitaba una mezcla de ternura y firmeza. Me tumbé con cuidado boca abajo.

-Sí… todavía está rojo… es obvio que te han castigo…

Mis mejillas ardieron, las del rostro

- Esto pasará... y es muy bueno que lo recuerdes por un tiempo... para que yo te lo recuerde... eso es parte del castigo... te voy a dar un poco de bálsamo con árnica. , si quieres...

- ... quiero...

Cuando sentí el frescor del bálsamo extendido sobre mis nalgas aún calientes, suspiré de felicidad. Matthieu tocó suavemente mi piel, haciendo que el gel penetrara en pequeños círculos. Cuando terminó, me subió el pantalón del pijama. Finalmente estaba en paz.

- Kari... Cuento contigo para que pidas cita a la ITV ésta semana , ¿verdad?


AgenteK. 



sábado, 16 de noviembre de 2024

Reset

 



Estaba cansada, inquieta, con el "run-run" de tener que ponerse a trabajar y no querer... Odiaba esa sensación. Le pasaba cada vez que tenía que entregar algo o hacer algún trabajo fuera del hospital.

Siempre se prometía que a la próxima diría que no, y siempre se veía otra vez en la misma situación.


Él ya sabía de qué iba la cosa. A medida que se acercaban los días para la fecha final estaba más cansada, más quejica y más harta. A ratos se ponía como una cría pequeña, quejica y mimosa y a ratos salía la impertinencia a pasear. 

Él a su manera también sufría las consecuencias de su mala gestión.


Era viernes. La semana siguiente era la peor del trimestre. Tres compromisos y la energía ya un poco al límite. 

Al llegar la vió en el salón. Eran casi las siete. Ese dato ya le dió información.


- Hola Nena, qué tal el día?


- Hola Santi! No ha ido mal. Y el tuyo?


- Bueno, no me quejo. Final de semana. Estos dos días no voy a hacer absolutamente nada! Baloncesto, tranquilidad y nada más!


Ella le miró desde el sofá un poco resignada. Ojalá el suyo pudiera ser así....


Se quedaron un rato en el sofá hablando. El tiempo pasaba y no la veía moverse. 


- Nena, vas a trabajar hoy? Se está haciendo tarde ...


- Ya, ya lo sé. Tengo que trabajar, pero no puedo... Estoy cansada 


- Ya imagino, pero si tardas mucho te van a dar las tantas...


No contestó. Se quedó mirando la nada. 

Él tampoco insistió. Hacerlo no le valía de nada, y lo sabía por experiencias anteriores. 


Le vió levantarse y hacer cosas. Pasaban los minutos y nada. Ahí seguía perdiendo el tiempo 


Volvió al rato y el panorama era el mismo. 


- Nena... No quiero insistir, tú sabrás, pero estas cosas acaban mal. Por qué no te pones, anda... - su voz era suave y cariñosa. Sabía que estaba cansada, pero si lo dejaba el fin de semana estaría más agobiada y al final era una rueda ..


- Santi...es que no quiero trabajar en fin de semana!! - de repente parecía una niña pequeña. Le dió cierta ternura incluso. 


- Nena...anda.  Para la próxima di que no, pero ya está el compromiso hecho. No te queda otra va...


La cogió de la mano para intentar levantarla pero nada.


- Bueno, tú verás, pero no quiero numeritos mañana. - ya empezaba a sonar más serio. Quería cortar la dinámica de quejas y llantos tontos. Había que trabajar y ya. No quedaba otra. 


Se quedó sentada mirándole. Tenía razón, pero no quería. Era como una forma de rebelarse, la única que tenía, aunque fuera inútil. No quería trabajar. Simplemente eso. 


Él se fue a la cocina a empezar a preparar la cena. El reloj seguía corriendo. Las ocho y media y nada. 

Ahí decidió intervenir. 


- Son las ocho y media. Tienes cinco minutos para estar delante del ordenador. No lo repito más.


- Santi ..


- Ni Santi ni nada! Ya está bien con la pataleta! Cómo no te sientes por las buenas lo harás por las malas. Último aviso. 


Algo dentro de ella le impedía moverse. Los cinco minutos pasaron y ahí seguía plantada. Lo estaba pidiendo a gritos. 


Salió de la cocina. Se dirigió decidido hacia ella desabrochándose el cinturón. 


- No Santi...ya voy, por favor...


- Tarde. Levántate ahora mismo!


Se puso de pie pero se quedó pegada a la pared protegiendo su trasero. 


- Toda la tarde perdida! Y no te vale por las buenas, contigo siempre hay que acabar con amenazas y por las malas, no? Ven aquí!


- No Santi...ya voy, en serio.


- Ir vas a ir, pero calentita. He dicho que vengas aquí. 


Se le acercó despacito. La cogió de su brazo izquierdo, la giró y la dejó colocada delante de él. Dobló el cinturón y así, de pie, le dió una docena rápida que picó mucho.


Al acabar la llevó de la mano al despacho. Le bajó el pantalón y las braguitas y la sentó.


- No quiero oirte ni respirar en un par de horas. Vendré a por ti a las diez y media, y pobre de ti que no hayas avanzado! Me has entendido??


Me fui y la dejé pensando, que aquel "toque" serviría para hacer un "reset" y sacarla del bucle negativo. Me puse la ESPN y busqué algún partido interesante para ver, un Arizona-Duke es siempre interesante, así que me puse a ello, la puerta del despacho estaba abierta, así por lo menos tenía la sensación de estar controlada. 

Estaba a punto el partido de llegar a la media parte, cuando la escuché levantarse e ir hacía la cocina. Sin levantarme le dije.

- ¿Donde vas?

-  A picar algo, necesito azúcar.

-  Ven aquí un momento, por favor.

Escuché un resoplido y el cambio de sentido de los pasos, hasta verla aparecer. 

- ¿Que te he dicho hace un momento?

- Yaaaa, si solo voy a coger un par de galletas y sigo...

- No recuerdo haberte dicho nada de galletas, lo que te he dicho es que no quería que te levantarás hasta las diez y media.

- ¿Y si tengo ganas de ir al baño?

- Pues vienes y pides permiso, pero ir a por galletas no es ir al baño. 

- Pfffffff

- Además¿quien te ha dado permiso, para subirte el pantalón y las braguitas?

- Bueno...pensaba que...

- Creo que sabes de sobra, que si estás castigada y te he bajado el pantalón y las braguitas, así permanecen, hasta que yo te lo diga ¿O no lo tienes claro aún? 

- Joder, Santi....es ridículo estar así!!!!

- Lo que es ridículo, es que te comportes así a tu edad, que llevé toda la santa tarde escuchando quejas y que tenga que estar encima para que seas consecuente con tus responsabilidades, que además son voluntarias. Bájate el pantalón y las braguitas.

- Ya me los bajo, cuando me siente

- He dicho ahora

- ¿Y que más te da?

- Nena, estás acabando con mi paciencia...

Se dio media vuelta en plan desafiante y empezó a caminar hacia el despacho sin hacerlo. Y ahí acabó mi paciencia, me levanté y me fui a por ella, la alcancé cuando entraba en el despacho.

- Pffff que ya voy....

- Pues vas tarde. 

La cogí del brazo y la saqué del despacho dirección al salón, ya por el pasillo le di unos cuantos azotes mineras caminábamos.

- Si yo te digo algo, lo haces y punto, y si no lo haces por las buenas lo harás por las malas.

Una vez en el salón, me senté y la planté de pie frente a mí. 

- Te lo voy a decir una vez , no más, el pantalón y las braguitas en los tobillos, ahora.

Suspiró ruborizada, y tanto el pantalón como las braguitas descendieron, hasta quedar enrollados en sus tobillos.

- Al final, quien elige eres tú y has elegido seguir trabajando muy incómoda. Pues nada, objetivo cumplido. Colócate en mis rodillas.

- Pfffff Santi...se me va a hacer tarde y tengo que terminar

- Y terminarás, pero con el culo bien calentito.

La cogí del brazo y la puse en mis rodillas, la sujeté bien de la cintura y le di una azotaina con la mano de unos cinco minutos, seguida y con ganas, hasta ponerle el culo cómo un a cereza. Al terminar le dije.

- Levanta.

En cuanto se levantó...

- Ahora dame el pantalón y las braguitas, que de momento me lo quedo en depósito

Lo hizo

- Ve a terminar y no te levantes hasta que hayas acabado, cuando estés me avisas. 

Se dio la vuelta y caminó desnuda de cintura para abajo hasta meterse en el despacho. 

Una hora más tarde más o menos, apareció de nuevo en el salón, con la mirada baja.

- ¿Has terminado?

- Si....

- Bien, si tú lo dices te creo.

- Me puedes devolver la ropa, tengo frío....

Me levanté y cogí el cinturón que colgaba en la silla, lo doblé y le dije.

- De momento, no la vas a necesitar. Túmbate sobre el brazo del sofá. 

Suspiró, pero lo hizo.

- Esto es para que recuerdes las normas, serán una docena. Cuenta.

Me coloqué perpendicular a ella, levanté el cinturón por encima de mi hombro y mo dejé caer sobre su piel.

- Uno....

Y así, despacio hasta completar la docena de azotes. Al terminar, volví a dejar el cinturón colgando del respaldo de la silla, ella seguía en la posición, con el culo bien rojo, cogí la ropa que le había confiscado y empecé a ponerle y subirle las braguitas, cuando las tenía subidas a medio muslo, las dejé ahí y mis dedos fueron a comprobar su humedad...

- ¿Sabes? Mi paciencia de esta tarde se merece un premio. 

Me desnudé, y allí tumbada sobre el brazo del sofá con el culo rojo y ardiendo, empecé a pasar mi polla por su sexo caliente y empapado, hasta que agarrándola de la cintura, mi polla entró en su sexo.

- Piensa que esto es un premio para mí y no puedes correrte, estás castigada.

Empecé a moverme, cada vez más rápido, mi piel chocaba contra la piel caliente de su culo, ella también empezó a moverse y jadear...

- Si te corres, volveré a coger el cinturón...

Ya no paré hasta correrme. Entonces terminé de subirle las braguitas y le dije.

- Ahora ponte el pantalón, recoge el despacho y prepárate para irte a la cama.








martes, 12 de noviembre de 2024

El guión

 



Habían sido unas semanas muy complejas para ella. Había estado preparando una charla a colegas y se había pasado mucho tiempo trabajando en ello. Tampoco había sido fácil para mí, ya que por unos días y entendiendo la situación, puse mi autoridad en stand-by sacando mi parte más paciente y de comprensión  ante el momento.

Uno de eso días, me sorprendió una petición expresa que me hizo. Me pidió que controlase su fogosidad... Realmente es algo complejo de controlar, salvo que estés las 24 horas de guardia y eso es imposible, imaginé que era una petición más de referencia que de realidad y ahí quedó la cosa. 

El día de la charla, al llegar me encontré la casa vacía, me dijo que volvería sobre las 9 al acabar. Que tras la charla había un cóctel y que por lo tanto vendría cenada. Me fui para la habitación a quitarme la ropa de trabajo y coger ropa cómoda para darme una ducha. Allí vi algo raro, la cama estaba revuelta y al colocarla, vi a los pies de la cama, unas braguitas blancas y azules, las cogí, aún estaban húmedas. Nadie deja tantas pistas evidentes si no quieres ser cazada y eso significaba algo, una petición, un mensaje claro: "he sido mala, haz algo".

Me senté con una sonrisa en la cama, cogí el teléfono y empecé a escribir. 

" Señorita es una evidencia que antes de irte a la charla, has estado "relajándote " a solas...Te soy sincero lo encuentro hasta normal y seguro que te ha ido bien, contra el miedo escénico. Pero hay un pequeño problema, me pediste control, sobre tu actividad placentera a solas y suelo tomarme muy en serio tus peticiones de ayuda al autocontrol. Es más tenías la opción de pedir permiso tal y como hablamos. 

Cómo consecuencia de todo esto, no me dejas más remedio, que poner en practica el ejercicio de mi autoridad, así que lee atentamente este guión.

Cuando termines, yo no estaré en casa. Nada más llegar. Te irás a quitarte la ropa de mujer que llevas, te desmaquillarás y continúacion te pondrás el pijama de cuadros sin ropa interior debajo. Cuando estés, me enviarás un mensaje y al terminar te irás al rincón del salón, dejarás caer el pantalón hasta los tobillos, te levantarás la camiseta por encima del pecho y esperarás inmóvil a qué llegue. Me escucharás entrar y por mis pasos sabrás que entro a la habitación, cuando entré empieza a contar a 100 en voz alta y lento. Tengo que escucharte y que me dé tiempo a preparar unas cosas. 

Cuando hayas terminado de contar, estaré detrás de ti. Notarás mis manos en tus pechos primero, luego mi pie separando tus piernas, y con un dedo comprobaré si estás mojada, pasándolo entre tus labios, mientras permaneces inmóvil, si lo estás, te recordaré lo cochina que eres y que tú coñito depilado cómo una niña, no sé corresponde a tu comportamiento. 

Luego te cogeré del brazo y te pondré frente a la silla y allí permanecerás un instante. Mientras me siento correctamente. Una vez sentado, te haré preguntas que te sonrojaran y te haré repetir esa adjetivo que tanto te avergüenza a la vez que te excita.

¿Se tocan las niñas buenas Baby? 

Cuando termine el interrogatorio del que sólo quiero respuestas y no excusas o explicaciones, te colocarás sobre mis rodillas. Ya sabes, cómo siempre bien presentada y expuesta. Entonces empezarás a sentir el fuego de mi mano en ese culo travieso, desvergonzado y provocador. Hoy ya no habrá prisa, ya pasó, así que voy a dedicarme bien a él y te lo voy a dejar rojo como un tomate y caliente como un horno. Aunque pararé de vez en cuando, para que me digas porqué motivo te estoy zurrando el culo cómo a una niña traviesa y algo pervertida. Pararé cuando me duela la mano y eso sólo será el principio.

Te daré un descanso en mis rodillas, sin moverte, hasta que te dé el plug, que tendré preparado y tú misma te lo pondrás, quiero ver cómo lo haces y no quiero ningún tipo de argumentario, como que te da vergüenza, de eso se trata. Cuando lo tengas puesto, te levantarás te desnudarás del todo y te irás al baño. Allí encontrarás todas las braguitas infantiles, incluida la prueba del delito y las vas a lavar a mano una a una, cuando estés las tenderás dentro. Y los próximos días, por la mañana, yo elegiré y te pondré la braguita que vas a llevar. 

Al acabar te irás a la habitación, te subes a cuatro patas en la cama, rodillas rectas y hombros en la almohada. Y antes habrás dejado el cinturón doblado a tu lado. Así esperarás a qué entre yo. Aún no tengo decidido el número de azotes con el cinturón, sobre la marcha decidiré, pero creo que la cosa andará sobre los 3/4 Chelines. Ya sabes 12 peniques es igual a un Chelín. Así que pueden ser 3 chelines y cuarto, 3 y medio 3 y tres cuartos o 4. En su momento te lo diré y los contarás en voz alta, repitiendo a cada número el motivo del castigo. 

Cuando termine, el culo te arderá, pero permanecerás expuesta y quieta. Volveré a comprobar si estás muy mojada, jugaré un poco con mis dedos en tu rajita, pero será solo eso jugar, porque vas a estar una semana sin placer, aunque cachonda ya me encargaré de conseguir llevarte hasta esa excitación dolorosa sin dejarte acabar. Yo en cambio si te usaré, depende cómo me dé igual te quito el plug y te follo el culo o igual te lo dejo mientras te follo el coñito desde atrás, chocando contra tu culo rojo, caliente y dolorido. 

Sólo cuando yo acabe, te levantarás, pedirás perdón, volverás a responder las preguntas que te haga y entonces podrás ir a por la crema y te aliviaré un poco. Cuando termine a dormir.

Aún quedan unas horas e igual se me ocurre alguna variación, pero sería en el final. Así que ya sabes. 


Besos y nos vemos en casa. "

sábado, 9 de noviembre de 2024

La batalla del culo II parte

 




Continuación de la I parte 


¿ Por qué da tanto miedo el culo?

En 2022, en España se produjo una estúpida polémica. Durante la celebración del Benidorm Fest ( el ganador de dicho certamen es el representante del país en el festival de Eurovisión). 

Las dos finalistas eran mujeres. Por un parte estaba Rigoberta Bandini (nombre artístico) con la canción "Mamá". Que ganase Bandini el certamen y fuera la representante de España en Eurovisión, se convirtió en asunto de Estado, en el que incluso se movilizaron miembros del ejecutivos de corte progresista, rompiendo así la neutralidad institucional que se exige. Una parte de la letra de la canción era esta.

"No sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas

Sin ellas no habría humanidad ni habría belleza

Y lo sabes bien"

Bandini vendía una estética prototipo de la mujer urbanita progresista, estética tirando a puritana con ínfulas de "cultureta". La letra que pretendía ser una alegoría a la maternidad, se quedaba en parodia. Durante semanas el feminismo de estado y todo el poder mediático del progresismo de regreso, nos estuvieron machacando con la cancioncita y todo parecía encaminado a encumbrarla. Y lo supuestamente transgresor, es que en momento de actuación enseñaba un pecho (vamos lo nunca visto)

Por el otro lado estaba otra mujer: Chanel Terrero con el tema "Slo-mo". La estética de Chanel era diametralmente opuesta, llevaba un body -tanga que le hacían lucir unas espléndidas nalgas. El tema de Chanel a mí entender era mucho más adecuado para un festival desenfadado como Eurovisión, donde nadie espera a él nuevo Bob Dylan.

Y así, fue el público con su voto, hizo ganadora del certamen a Chanel y ya os puedo asegurar que el perfil del votante de Eurovisión no es el de hombre de mediana edad y heterosexual. 

De inmediato se organizó una tremenda campaña de acoso (incluidas instituciones y miembros de gobierno) el hachstag #porquedantantomiedonuestrastetas fue trending topic varios días. 

Desde el feminismo de estado se criticaba la presunta sexualización del cuerpo de Chanel y a la vez  que se aplaudía el exhibicionismo mamario de Bandini. Que Chanel mostrase las nalgas era el mal, que Bandini mostrase una mamá, era el bien. En ningún momento se tuvo en cuenta que Chanel, se había formado como actriz y bailarina, ni su origen humilde (nacida en Cuba) en comparación al de Bandini, de clase media aburguesada. 

La polémica tuvo un final poético. Chanel quedó en tercer lugar del festival de Eurovisión consiguiendo el mejor resultado para España en 30 años. Peró dejó muy claras las preferencias del poder. El poder quiere a una mujer triste pero productiva, que habla en nombre de todas las mujeres y que siempre reprocha a los hombres actuales, presuntos agravios que ni ella ha vivido, ni somos los hombres actuales los culpables. En contrapunto a la mujer desenfadada, divertida, capaz de gozar de su cuerpo, sin pretensiones de activista y dejó claro que el miedo no era a las tetas, era al culo y a la libre elección de que hacer con el propio cuerpo.

¿Por qué da tanto miedo el culo? Me pregunto yo.

Creo que hay algo de atávico en el culo. Los humanos, cambiamos las reglas naturales al volvernos el único mamífero bípedo también cambiamos la forma de copular. En los mamíferos cuadrúpedos la cópula es siempre desde atrás y eso hace que el sexo desde atrás, incluso en el lenguaje popular tiene un punto de animalidad. A follar desde atrás lo llamamos "postura del perrito" o " a cuatro patas". Tal vez también sea la posición más pasiva para la mujer, y aquí entramos ya en la parte mental y en palabras malditas "dominación y sumisión" . En un mundo uniforme, donde la igualdad no es una cuestión burocrática de derechos y obligaciones, sino una cuestión política y moral, hablar de dominación y sumisión es pecaminoso. Sin tener en cuenta que la dominación y sumisión sólo son censurables cuando no hay consentimiento. En la penetración siempre hay un punto de dominio, ya que biológicamente uno es quien penetra y el otro quien es penetrado. Pero el ser humano , no es sólo biología, así que también el sexo tiene una vertiente mental y cultural. Uno de los principales motores de la excitación femenina es sentirse deseada y pocas cosas más alimentan ese motor que un hombre totalmente entregado a la causa , sujetándola de las caderas y moviéndose frenéticamente ¿En esa situación que es sumiso y quien dominante? 

El segundo punto, para mí es la eliminación del tabú de la sodomía. A veces creemos erróneamente que la sodomía y si tabú se deben a la persecución de la homosexualidad. El año 2003 la corte suprema de Estados Unidos emite un fallo, en el cual despenaliza el delito de sodomía en toda la Unión. Hasta entonces aunque muchos estados la habían despenalizado, en los más conservadores seguía vigente y dicho delito no sólo incluía a homosexuales, también heterosexuales y no sólo se refería al sexo anal, también a cualquier otra práctica sexual que no tuviera por fin la procreación. Si bien es cierto que era un delito poco punible, ya que la inviolabilidad del domicilio (esto incluye también todo tipo de alojamientos temporales) hacía que el práctica el único problema fuera en caso de hacerlo en la vía pública, pero ahí estaba año 2003. El puritanismo metodista, siempre ha intentado controlar la sexualidad por diversión, el pecado debe ser castigado y el pecador reconducido. La diferencia con el catolicismo es que el sacramento de la confesión, te indulta del pecado. En la cultura latina, la práctica del sexo anal heterosexual es habitual ¿El motivo? Imagino que en los suburbios y barrios pobres de Santo Domingo, La Habana, San José o Ciudad de Panamá, el sexo es de las pocas cosas divertidas que no cuestan un dinero que necesitan para cubrir necesidades más básicas e imagino que eso hace que tengan una sexualidad más precoz y más experimentativa y otra posible causa es que se use como sustituto ante la dificultad de acceso a métodos anticonceptivos. Es cierto que la penetración anal heterosexual, se puede considerar un gusto muy de hombre y con una alta dosis de dominio, pero volvemos a lo de antes, nada es censurable si hay consentimiento. Y luego como en todo hay una parte mental, el goce de complacer puede ser una, todos hacemos prácticas que no nos son placenteras a nosotros mismos, pero nos dan placer mental y nos excitan. Y porque no, también en muchos casos se puede añadir un gusto por la entrega, la dominación y la transgresión de estar haciendo algo sucio, prohibido y pecaminoso. Si queremos entendemos el sexo solo cómo placer físico, tal vez lo mas efectivo sea el sexo en solitario.

El tercer punto: en bastante letras de música latina o de raíz latina actuales, se hace referencia al deseo de dar "cachetadas" o recibir "nalgadas" cómo dicen por allí. Y tal vez este sea el tema más peligroso para las neomonjas del feminismo de tercera ola y los neo obispos del poder. Cualquier cosa que suene lo más mínimo a violencia o agresión si va de hombre a mujer es el más grave de los pecados. Azotar el trasero es una práctica sexual más antigua que el hilo negro. De hecho siempre se ha considerado como vigorizante y es muy fácil de entender. Al dar unos golpecitos rítmicos y seguidos, el cuerpo se protege, la sangre fluye a los capilares de la zona y eso sensibiliza las terminaciones nerviosas, si además resulta que esas terminaciones nerviosas son abundantes en la zona, especialmente en la mitad inferior de las nalgas y encima cercanas a toda la zona genital, la reacción a ese estímulo físico sea vigorizante y excitante. Tal vez el argumento más aplastante que esgrimieron los abolicionistas del castigo físico escolar para conseguir su erradicación en occidente ,fue que podia ser interpretado cómo una agresión sexual. Está claro que lo que exponen las letras de reguetón no es una apología del spanking disciplinario entre adultos, se refieren a las cachetadas o nalgadas cómo juego de excitación previo al sexo, pero si exponen, que en la sexualidad hay toda una gama de colores y no sólo blanco y negro. 

Para ir terminando la turra. El feminismo de tercera ola, ha cometido dos graves errores, que para mí van a significar el surgimiento de un efecto contrario. El primero ha sido no permanecer al margen del sistema, es decir abrazarse al poder y ser parte de él. El segundo y para mí más grave, es considerar a la mujer como un ente totalizador y uniforme. Jacques Lacan decía que no existe la mujer, que existen todas y cada una de las mujeres. Al considerarlas una unidad , están negando la propia plasticidad sexual de la mujer, cuyo placer o goce al diferencia del hombre, no está unido hasta que la muerte nos separe con el hecho biológico de la procreación, el placer femenino, no tiene sentido alguno biológico y eso le da una diversidad mucho más amplia, un hombre al final va a querer inconscientemente plantar la semilla, las mujeres no, por eso también son más capaces, en la situación y el contexto adecuados de dejarse llevar.

No existen culturas perfectas, todo en la humanidad es imperfecto y tienes sombras, además todo acaba por mezclarse. Y es cierto que en la cultura hispana también hay sombras, que deben iluminarse. Pero lo que tengo muy claro, que en este momento y en occidente, nada hay más perjudicial para las mujeres (en plural) que el feminismo de tercera ola. Cuyo mensaje final es este

- Trabaja

- Consume 

- Cotiza

Y el peor: Tus deseos te vienen impuestos, por un sistema,  no son reales, son el fruto del adoctrinamiento. Se buena chica y reprímelos.


Te noto suelta, un poco bellaca

Beba vente pa'cá te vo'a subir to la nota

Yo soy el único que a ti te moja

Le voy a dejar toa'esa nalga roja

(Cris MJ)









viernes, 8 de noviembre de 2024

La batalla del culo I parte.

 



Supongo que todo el mundo a escuchado de un tiempo hacia acá, el término "batalla" o "guerra cultural". Ese término viene a decirnos que se está produciendo un choque entre una supremacía cultural y una corriente nueva que intenta sustituirla.

Ahora mismo la cultura predominante es claramente la anglosajona de raíz protestante. Exportada en principio por el Imperio británico, pero universalizada por los Estados Unidos. Dicha cultura tiene muchas cosas en común con otras originarias de Centroeuropa o Escandinavia, que debido a esa cercanía la han asimilado absolutamente. 

La influencia cultural anglosajona la tenemos en absolutamente todo lo que hacemos y va desde formas de vida, organización social y política, hasta la sexualidad. Está presente en todo y el ejemplo más evidente, es que incluso a nivel de algo tan íntimo y personal como esto, usamos desde la palabra "spanking" o "spank" hasta la recreación de escenarios que tienen su origen en las instituciones educativas o en la tradición de la crianza de estos países. Esto es innegable y tiene su lógica y sentido, ya que estamos expuesto a todo tipos de estímulos de ese origen cultural (cine, literatura, música...).

Desde aproximadamente el cambio de milenio, empezó a asomar la cabeza, a expandirse y crecer, una cultura que en algún ámbito empieza a discutir esa supremacía cultural. La cultura hispana de origen católico. 

Hace 50 años fueron las turistas nórdicas quienes, empezaron a desnudarse el pecho en las playas mediterráneas, aquello fue vendido como símbolo de libertad e igualdad en la mujer y también situó al pecho femenino, cómo objeto de deseo y o envidia. A finales de los 80 y primeros de los 90, se extendió la moda de los pechos grandes, y un inmenso negocio que iba desde la cirugía , hasta la venta de sujetadores que realzaban el pecho. 

50 años más tarde en esas mismas playas no se ven apenas pechos destapados, en cambio si se ven muchas nalgas al aire, en especial en las generaciones nacidas a partir de los 90 ¿Que ha cambiado? 

Pues yo creo que se trata de la primera victoria importante de cultura hispana sobre la anglosajona. 50 años después del top-less, han sido las mujeres latinas, quienes han situado las nalgas cómo objeto de deseo y o envidia en occidente y esto es debido principalmente al éxito universal de los ritmos hispano caribeños, en concreto del denostado y ninguneado reguetón. Las mayoría de letras de reguetón tienen dos temas. 

El anhelo, deseo y ostentación de bienes materiales ( coches de lujo, ropa de marca...) y el éxito. Y el goce de la vida ( diversión, fiestas y sexualidad desbocada). En el primer caso, se ve la influencia anglo, los latinos pobres, anhelan el "american way of life". Y en el segundo caso, la influencia latina, la calle, salir y disfrutar. Todo esto además reforzado por un estética muy concreta donde en la mujer, el objeto de deseo son las nalgas y las caderas anchas. 

Aquel feminismo de origen anglosajón, copiado por todos , que en su momento defendió que mostrar el pecho era un símbolo de igualdad, con el tiempo ha mutado a un feminismo de raíz metodista puritana, que en la mayoría de casos , sus valores morales están dictados por hombres o mujeres homosexuales, y que odia que la mujer exprese libremente su deseo natural. Existe un feminismo y además es el que tiene poder, que quiere imponer un deseo políticamente correcto dentro de su moral a las mujeres. Ese feminismo obviamente se ha escandalizado con las letras de reguetón y si estética, olvidándose que muchas intérpretes de reguetón son mujeres. Al final vamos siempre a lo mismo, el poder ( iglesia, estado) ha temido siempre la sexualidad femenina y siempre es la que ha querido controlar y reprimir. Por eso entran en la contradicción de intentar hacernos creer, que mostrar el pecho fue rebelde y mostrar más nalgas es sumisión.

Lo que vende la mujer reguetonera es todo lo contrario. Lo que dicen es, mi cuerpo es mio y disfruto como quiero de él. La mujer reguetonera es activa sexualmente, promiscua y disfruta de su cuerpo y eso es todo lo contrario a la mujer temerosa, mojigata y solitaria que nos vende el puritanismo anglo. El feminismo de tercera ola, le dice a la mujer, que puede y debe trabajar, consumir y pagar impuestos, que eso es igualdad, pero que no muestre libremente su sexualidad, que tiene que ser precavida, porque es peligroso. Y así intentan de nuevo, ponerles el velo.

Os dejo el enlace al tema Chulo de Bad Gyal, como ejemplo 


Continuará 


"

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...>