sábado, 31 de mayo de 2025

Silencio (Por E )


 




Se le acercó con cara de niña buena. Estaba recién levantada y en pijama.


- Daddy... - le abrazó por detrás cariñosa.


- Buenos días Baby, qué tal has dormido?


- Bien...y tú?


- Muy  bien Nena, me he levantado hace nada también. Quieres un café? Acabo de hacer.


- Sí por favor...


Era viernes por la mañana. Ella tenía festivo, pero él debía teletrabajar.


Se sentaron en la mesa de la cocina y comentaron algunas cosas cotidianas, pero no tardó mucho en intentar su objetivo.


- Daddy...


- Dime.


- Me han escrito unos compañeros del hospital...quieren quedar a comer aprovechando que es fiesta, y...


No la dejó terminar.


- Baby, no. Sabes que estás castigada.


- Ya, pero es que tú vas a estar trabajando...


- Y?


- Que me voy a aburrir...


- Un castigo no es divertido Baby, se trata de que aprendas para la próxima vez. No vas a salir en todo el puente salvo que sea conmigo. No hay debate.


- Pero Daddy...- su tono empezaba a sonar infantil.


- Baby, ya. - se levantó intentando zanjar el tema.


- Daddy, piénsatelo al menos...


- Nena, me voy al despacho a trabajar. No hay nada que pensar. Éste puente si sales lo harás conmigo. Punto. La próxima vez seguro que tomas mejores decisiones. 


Ella le dió un manotazo con rabia a la bolsa de pan. No lo tiró, solo lo desplazó unos centímetros en la mesa.


- Ese comportamiento infantil no hace nada más que reafirmarme en mi decisión. Me voy a trabajar.


Ella se quedó enfadada en la cocina con medio café aún por tomar. Quería ir a la quedada. Él iba a estar ocupado hasta l tarde y no quería aburrirse, pero lo veía demasiado firme.


Todo empezó 48h antes. El miércoles después de un día de mucho trabajo decidió que sería buena idea desquitarse volviendo de mal humor y caprichosa a casa. Lo llevó al límite durante toda la tarde y él, después de varias advertencias, reaccionó. Le puso el culo rojo y lo peor, la castigó todo el puente. Nada de salir sin permiso, le escribiría una carta de reflexión sobre su comportamiento y le obedecería en todo sin rechistar. Un castigo severo, pero necesario. Eran ya demasiadas más veces que pagaba con él su mal humor.


Él se encerró en el despacho. No la oyó en toda la mañana. Cerca deas dos salió para preparar la comida y la vió sentada en el sofá, todavía en pijama, perdiendo el tiempo con el móvil.


- Has mirado qué vamos a comer?


- No.


- Qué te apetece?


- Nada.


Eran todos contestaciones cortas y en un tono displicente.


- Nena, es la hora de comer. Llevo toda la mañana trabajando, no te puedes encargar tú?


- No tengo hambre.


- Muy bien. 


Se dirigió a la cocina y sacó un tupper del congelador. Era un guiso de carne de caza que había hecho días atrás. A ella no le gustaba nada, le parecía muy fuerte, pero no estaba para contemplaciones.


Lo puso en la olla y con el fuego bajo lo fue descongelando. Cuando acabó se puso un plato y se fue a la mesa. 


Ella al ver que no tenía nada lo miró sorprendida. 


- y yo??


- Me has dicho que no tenías hambre.


- Así funciona esto ahora?? Tú por tu cuenta y yo por la mía? - empezaba a gritar.


- Nena, baja la voz.  


- Eres un egoísta!


- Controla esa boca Baby. En la cocina tienes guiso en la olla. Cuando tengas hambre te pones un plato.


- Sabes que no como eso!!


- Pues mira a ver qué quieres. Y controla esa actitud que no me está gustando nada.


Dió un pisotón en el suelo y se fue a la cocina. Se hizo un sándwich rápido de jamón y queso y se fue a la mesa con él. 

Era una sensación rara, de amor-odio...estaba rabiosa con él pero a la vez quería estar cerca. 


Se lo empezó a comer en silencio, pero con bastantes aspavientos. Se quería hacer notar.

Él la conocía perfectamente. Y hasta le hacía gracia esas formas infantiles, pero no sé lo iba a dejar ver.


Cuando acabó se cruzó de brazos enfadada. 


- Has acabado?


- Sí.


- Pues lleva el plato a la cocina y mételo en el lavavajillas Baby.


- También me vas a decir cómo tengo que recoger? - otra vez con esa subida de tono...


Ella se levantó bruscamente y él aprovechó y la cogió de la muñeca.


- Me parece a mí que alguien necesita una siesta ahora. Ve a la cocina, recoge tus cosas y vienes que te voy a acostar un rato.


- No!! No quiero siesta Daddy!!


- No te he preguntado lo que quieres... está claro lo que necesitas. Obedece.


Se fue a la cocina enrabietada. Sin embargo notaba una humedad delatadora en su sexo. Esa autoridad serena pero inflexible la excitaba y mucho, aunque su cabeza luchará para aceptarlo.


Recogió sus cosas en la cocina y volvió con él. Ya había acabado de comer, así que se levantó, la cogió de la mano y la llevó al dormitorio. Abrió la cama y le indicó que se metiera.


- Duerme un rato y en una horita vengo a por ti, de acuerdo? Dame el móvil.


Más dócil está vez se lo dió. La arropó bien y le dió un beso en la frente.


- Descansa un poco Baby.


Allí la dejó con todos esos sentimientos alborotando su cabeza y su cuerpo. Se sentía segura y protegida, y ese marco le permitía sacar sus sentimientos y sus necesidades sin miedo al juicio.


Consiguió dormirse. Un rato después notó una mano cariñosa.


- Baby... Son casi las seis. Llevas más de dos horas aquí. Despierta o está noche no dormirás...


Ella se agarró cariñosa a su mano.


- Daddy...


- Vena Nena, arriba. Tienes tareas pendientes...


- Mañana...


- No Baby. Hoy.  Levántate, lávate la cara y empieza. 


- No.... - remoloneaba en la cama.


- No lo digo más. Tengo que acabar unas cosas, me llevará media hora. Si cuando vuelva no estás haciendo la tarea tendremos problemas.


Se levantó y se fue. 

Ella tardó un poquito, pero se levantó. Se lavó la cara y se fue al salón. Allí vió preparado en la mesa un cuaderno y un boli. Sabía de sobra lo que tenía que hacer, pero si orgullo era demasiado terco a veces.


Pasaron diez, quince, veinte minutos y nada. No era capaz de empezar. 

Se sobresaltó cuando escuchó abrirse la puerta del despacho y sus pasos acercándose.


Se le acercó por detrás y le dió un beso en la cabeza.


- Ya estoy libre Baby! Empieza el fin de semana por fin!


Se fue a la cocina y volvió con agua.


- Quieres?


- No. - otra vez ese tono de pataleta de la mañana.


Decidió ignorarla y se sentó en el sofá.  

La veía dando vueltas al boli sin escribir nada.


- Nena, llevas ahí más de media hora. Empieza a escribir.


- Por qué Daddy?? Ya me has castigado y esto no es necesario!!


- Lo que es necesario o no lo decido yo, empieza que estás acabando con mi paciencia.


- No me sale! - y se cruzó de brazos 


- Por eso precisamente es necesario. Una parte importante de estos es aprender a controlar tu orgullo Baby. Cuando te equivocas tienes que saber reconocerlo y pedir perdón. Y vas a estar ahí sentada hasta que lo hagas. Me has oído?


No dijo nada. Miró hacía el suelo enfadada pero no sé atrevió a contestar. 


Él puso la tele un rato y la dejó margen, pero ese día las cosas no estaban fluyendo bien. Cada vez se sentía más enrabietada y necesitaba llevarlo al límite. Hacerlo saltar, aunque luego acabará llorando.


Pasó una hora, luego dos y él empezó con su rutina de ducha, pero antes se acercó a ella, la cogió de la cara para mirarla a los ojos y le dijo 


- Mira Baby, esto es muy fácil. Aquí hay unas normas que ambos aceptamos. Tú necesitas supervisión y yo me encargo de hacerlo, para lo bueno y para lo malo.

El miércoles te comportaste como una niña pequeña malcriada y por eso estás así. Si decides seguir portandote así el castigo seguirá. Daddy está aquí para poner unos límites claros. Piensa bien cómo quieres acabar la noche.


Se metió en la ducha confiando en tener la fiesta en paz. 

Cuando salió la vió escribiendo algo y se relajó.

Fue a cambiarse y volvió al salón. 

La vió ya con el cuaderno cerrado y el boli encima.

Se sentó en el sofá y la llamó.


- Coge el cuaderno y ven aquí.


Se acercó demasiado rápido...


- Bien, empieza a leer.


- El miércoles tuve mucho trabajo y llegué a casa muy cansada. Daddy venía de jugar al baloncesto con amigos y no me había hecho caso en todo el día. 

En la hora de la cena me preparó algo a sabiendas que no me gustaba y se enfadó porque no me lo quise comer, y no me dejó comerme un vaso de leche con galletas. Todo eso me hizo enfadas y se lo hice ver. Como no le gusta que le lleven la contraria me quiso mandar a la cama a las diez como si fuera una niña. Yo no quise y acabó castigandome con unos azotes. 

Fin. 


Al acabar de leer se lo quedó mirando desafiante. Estaba claro que le estaba buscando las vueltas.


- Eso es lo que pasó el miércoles? - le preguntó tranquilo 


- Sí Daddy. - respuesta un poco altiva 


- Creo que no has reflexionado lo suficiente...pero no te preocupes, queda mucho puente por delante. 

Ponte el pijama y a la cama.


No era la respuesta que buscaba. Eso la descolocó un poco.


- A la cama no Daddy...


- Sí. Vas a cenar rápido y a la cama. Parece que necesitas pensar más.


- Daddy...


Él se levantó y se fue a la cocina. Le hizo una Tortilla francesa con un poco de verdura. Lo puso en un plato y lo llevó a la mesa del comedor.


- Cómete esto, te lavas lo dientes y a la cama. 


- Daddy...son las nueve...


- Obedece y en silencio. No quiero oír más tonterías.


Estaban siendo días intensos de tira y afloja. Él sabía que todo eso se cortaría más rápido con unos azotes, pero quería hacerla ceder. Quería jugar con su mente.


Ella un poco desconcertada obedeció. Cenó, se lavó los dientes y se fue a la cama. Le costó un poco pero al final se quedó dormida. 


A l mañana siguiente se despertó pronto. Él seguía durmiendo. 

Hizo café y se subió a la terraza con la luz de la mañana.

Él le daba seguridad. Sentir que él tenía la última decisión le quitaba mucha presión aunque a veces le costará admitirlo. 

Se levantó serena y tranquila, pero tremendamente excitada.


Unos minutos después subió él con otro café. 


- Buenos días Baby...has dormido bien?


- Sí, Daddy...muy bien... Y tú?


- Yo también Nena...


Estaban sentados cada uno en una hamaca reclinable. 

Ella se levantó y se sentó a su lado.se acercó a su boca y le dió un beso largo y sensual.


- Mmmm... tenía ganas de que despertarás Daddy....


- Ah sí?? Y eso? - le puso su mano en el lateral del culo.


- Porque me he despertado con ganas...


- Con ganas de qué, Baby?


- De jugar un rato...- y empezó a pasar su mano por su pecho de forma juguetona...


Él metió su mano por la camiseta y empezó a acariciarle la espalda.


- Estás calentita Baby?


- Sí... - y bajó su mano hasta sus partes más íntimas por encima del pantalón.


Él vió el momento perfecto y sin brusquedad, pero serio le apartó la mano y le dijo 


- Antes tienes unos deberes por hacer...


Ella volvió a tocarlo por encima del pantalón insistiendo.


- Luego Daddy... ahora quiero jugar...


- Y yo también quiero, pero tienes una tarea pendiente, así que se buena, hazla pronto y jugaremos...


Era el tercer día castigada. Estaba cachonda y no poder salirse con la suya la enfadó más. Sin pensárselo dejó el café dando un golpe, saltó el líquido y se mancho parte de su pijama.


Ahí sí que reaccionó.


- Se acabó Nena, esto se acabó. 


Se levantó, la cogió del brazo, se la tumbó en sus rodillas y ahí mismo, en la terraza empezó a azotarla.


- Contigo no funciona otra cosa Baby! Pero ya verás tú lo suave que te quedas hoy. Vas a ir recta como un palo!! 


De un tirón le bajó el pantalón cortito del pijama y las braguitas.


- Daddy! Aquí no!! Me van a ver....!!


- A lo mejor es lo que necesitas! Un poquito de vergüenza para que aprendas a obedecer. Que sepan los vecinos que a ti edad todavía hay que calentarte el trasero como a una niña!


Los azotes resonaba en toda la terraza. Él sabía que por dónde estaban no los podían ver, pero el ruido sí se escucharía, aunque era pronto aún.


- Daddy por favor...me van a ver, Daddy... - intentaba taparse.


- Quita las manos Baby. Que te vean y sepan que eres una caprichosa. No te tapes!!


Siguió con la azotaina a mano un buen rato. Ella tenía casi más roja la cara que el culo.


- Levanta!


Se levantó avergonzada e intentó taparse su intimidad. 


- Las manos a los lados.


- Daddy, me van ver....por favor...


- Pues que te vean! Las manos fuera. 


Él se levantó y empezó a dar vueltas a su alrededor.


- A esto tenemos que llegar Baby? Tres días castigada y aún con insolencias y provocaciones?


Ella intentaba desaparecer del mapa.


- En casa funciona la disciplina doméstica, verdad? Y eso es algo que acordamos los dos, por lo tanto, hasta que alguno de nosotros decida romper el trato esto va a ser así. Yo te cuido, pero eso implica que yo tengo la última palabra. No es así!


- Sí Daddy...


- Quieres romper el trato?


- No...


- Pues entonces se acabó! Basta ya de provocaciones y de tonterías! Daddy manda y tú obedeces. Está claro?


- Sí Daddy...


- Bien, pues baja y traeme la zapatilla y el plug.


- Daddy aquí no por favor....


- Obedece!


Resignada bajó y subió poco después con lo que le había pedido 


- Túmbate sobre mi pierna izquierda a horcajadas.


Se tumbó con una pierna a cada lado de la suya. Es posición la dejaba muy expuesta. Enseguida vió el brillo entre sus labios.


- Dame el plug y el lubricante.


- Daddy...


- Te da vergüenza?


- Sí...


- Debería!!


Cogió el lubricante y embadurnó bien la cabeza del plug. Le separó un poquito las nalgas y se lo acercó a su orificio más íntimo.


- Relájate Baby y deja que te lo ponga. Vamos.


Empezó a hacer fuerza de forma suave pero constante hasta que consiguió pasar esa primera barrera. Aguantó ahí un poquito y luego ya se lo introdujo del todo 


- Para qué es esto Baby?


- Para qué recuerde a quién pertenece mi culo Daddy...


- Bien...cuando estás así sueles ser más obediente Nena... Ahora dame la zapatilla.


La cogió del suelo y se la acercó.


- Vamos a calentar bien este culo travieso a ver si tenemos el fin de semana en paz....


Los golpes de la zapatilla empezaron a sonar. Ahora sí inundaban toda la azotea. No los podían ver, pero el ruido era un poco extraño para los no iniciados. 

Está vez no le importó. Muchos vecinos estaban fuera y ella necesitaba un escarmiento.


Se empleó bien. Su culo cada vez estaba mas y más rojo. Se movía algo, pero en esa posición no podía hacer mucho movimiento porque se desestabiliza a enseguida.


- Ya Daddy....ya...- lloriqueaba mimosa


- Vas a aprender a obedecer?


- Sí Daddy...


- Y a no buscar siempre las cosquillas Nena?


- Sí...


- Cuando estás castigada no quiero desafíos y malas contestaciones, de acuerdo?


- Sí, Daddy...lo prometo...


- Ya he oído esas promesas antes Baby. 


Cada vez le costaba más aguantar. Se agarraba fuerte a su pierna. Él ya vió el momento de parar.


- Suficiente Nena o tengo que seguir?


- Suficiente Daddy....


- Seguro?


- Lo prometo...


- Vas a ser buena?


- Sí...


- Y qué vas a hacer ahora?


- Escribir la carta de reflexión Daddy...


- Muy bien Baby....muy bien...- ahí le acarició un poco su culo dolorido.


- Quiero que te levantes y te pongas en ese rincón con la nariz bien pegada a la pared y el culo rojo bien expuesto. Quiero que pienses bien y luego me lo dirás tú misma. Entendido?


- Daddy...me van ver... - ella no sabía que en esa zona era imposible y él quería aumentar su vergüenza, así que no se lo dijo.


- Me parece muy bien Baby, que vean qué pasa en casa cuando te portas mal. Quiero ese culo rojo al aire para que todos los vean, vamos. 


Se colocó muy avergonzada. Bajaba la cabeza intentando desaparecer. Él disfrutaba de la escena, pero ella no podía negar que también. Notaba su sexo empapado. 


Él esperó unos quince minutos y la llamó. Ella se colocó delante de él. Su lenguaje corporal era otro. Dócil, avergonzada y mimosa... La mezcla perfecta.


- Te escucho Baby.


- Daddy...siento mucho haber pagado contigo mi mal humor del miércoles. No es justo y fue infantil y caprichoso por mi parte ...


- Muy bien Baby. Ahora sí. Está reflexión si me ha gustado. 


Llevó ambas manos a sus nalgas. Estaban bastante calientes.


- Tengo que ponerte así para que ese orgullo baje Nena? 


No dijo nada, solo bajó la mirada avergonzada.


- No pasa nada... Daddy está aquí para enseñarte, y haré esto las veces que lo necesites Baby. Y sabes por qué?


- Sí...


- Dímelo 


- Porque te preocupas por mi Daddy...


- Eso es Nena... Daddy te cuidas y te enseña, y a veces te tiene que castigar para controlar eses carácter...


- Gracias Daddy...


- De nada Baby. Date la vuelta, déjame ver ese culo.


Se giró dejando sus nalgas rojas a la vista.


- Esto va a molestar unas horas Baby... Ponte a cuatro sobre las hamaca que voy a inspeccionar otra cosa...


- Daddy....no....


- Vamos Nena, obedece... Daddy va a inspeccionar tu coñito. Quieres saber lo cochina que has sido.


Solo con oírle sintió de nuevo más humedad entre sus piernas. Sabía que encontraría su coño empapado y eso le daba una mezcla de vergüenza y excitación.


Se colocó a cuatro.


- Apoya la cabeza Baby, abre bien las piernas y deja a Daddy comprobar...


La tenía completamente expuesta. Ella pensaba que además de él podría verla más gente, lo que la perturbaba más.

A simple vista se veía el plug en su culo y sus labios rojos, hinchados y empapados...


- Nena...eres una descarada!! 


Cerró instintivamente las piernas.


- Bien abiertas!! Vamos! Déjame ver bien tu coñito!


Se abrió dejándole disfrutar del espectáculo.


Él acercó su mano y comprobó cómo resbalaban entre sus labios


- Estás empapada Nena... Eres una niña muy, muy cochina...


Metió Dos dedos que entraron solos, y luego un tercero. El ruido del chapoteo era evidente.


Ella cada vez estaba más y más cachonda... Suspiraba y movía sus caderas en una invitación a jugar más.


- Crees que te mereces que Daddy te folle...?


- Por favor....


- Has sido una niña mala Baby...


- Daddy...por favor, lo necesito...


- Qué necesitas Baby?


- Sentir tu polla en mi coñito con el plug puesto....


- Mmm... estás cachonda Baby?


- Mucho Daddy...por favor....


Le escuchó quitarse la ropa y enseguida notó su polla dura acercándose a su coño. La penetró hasta el fondo de una. Se escuchó un jadeo de alivio.


- Sólo una condición Baby. No puedes hacer ruido. Ni un solo jadeo más o paró de inmediato. De acuerdo?


- Sí Daddy....lo prometo.


Y así empezó a follarla, sintiendo su coño y su culo llenos a la vez mientras se tapaba la boca para no incumplir su promesa. 

No tardaron mucho en correrse los dos,  acabando exhaustos después de un inicio de mañana muy intenso....


Ambos se quedaron un rato descansando en la hamacas y luego el día continuó...aún quedaba 36h de castigo, que seguro que daban mucho juego....


domingo, 25 de mayo de 2025

El viaje y la maleta.

 




- ¿Qué estás haciendo? Vente un ratito conmigo, ya que no te tengo en todo el fin de semana...

- Estoy con la maleta, ya tendrás tiempo de cansarte de mi.

- Pero si la hiciste el martes.

- Y el miércoles, y el jueves...ya sabes. 

Se iba el fin de semana a celebrar el cumpleaños de una amiga, vamos dos días y una noche, pero aún así el drama de la maleta habitual y es que cuando se trataba de viajar no había manera, siempre aparecían esos nervios y esa inquietud, cómo una niña que va de excursión. 

Tras deshacer la maleta entera y volverla a hacer se quedó tranquila y nos fuimos a la cama, ella nerviosa, así que menuda noche, amanecimos muy pronto, antes de las 7 ya la escuché correr por el piso y me levanté, no tenía que dejarla en la estación hasta las 10, así que había tiempo de sobra. Puse una cafetera en el suelo y cuando estuvo la llamé. 

- ¿De que te ríes?

- De ti...

- Joder ya me conoces 

- Por eso precisamente, anda desayuna tranquila que hay tiempo de sobra. 

Y si por lo menos el desayuno, fue tranquilo. 

Al terminar ella se metió en la ducha y yo recogí, eran poco más de las 8 y ya estaba desayunando, vestida y atacada. Yo tranquilamente sentado en el sofá, cuando entró, llevaba aquella mini vaquera un palmo por encima de las rodillas y por primera vez aquella temporada lucia al aire esas largas piernas que me fascinan. 

- Venga va siéntate un rato y relájate 

- Si ya estoy relajada...

- Pareces una leona enjaulada.

- Es que estoy segura que me dejo algo...

- Mientras lleves, la cartera, el billete, el móvil y el cargador y un par de bragas ya está que te vas una noche....

- Jajajaja muy gracioso, mira cómo me río.

En ese momento abrió la maleta...

- Nena...¿Otra vez?

- Si, que pasa.

- Nada, haz lo que quieras. 

- Ya lo puedes decir.

- Que estoy tarada 

- ¿Que has dicho?

- Lo que piensas 

- ¿Desde cuándo estás en mi cabeza?

- Da igual, si lo acepto, estoy tarada...

- Y dale, vuélvelo a repitir.

- Estoy tarada. 

Me levanté, me fui para ella la aparté de la maleta y la cerré. 

- Si algo no soporto, es cuando te pones así, me cansa.

- Pues soy así, ya lo sabes. 

- Cruel contigo misma, si.

- Cruel no realista y mi tara no tiene cura.

- Tu tontería si y ahora lo vas a ver. 

La cogí del brazo y al sofá.

- Joder suéltame es tarde!!! No es momento...

Me costó algo de forcejeo ponerla en mi regazo, pero en aquel momento, lo que hizo aquel forcejeo y aquella lucha fue excitarme más, así que en cuanto la tuve sobre mis rodillas y debidamente inmovilazada, empezó un chaparrón de azotes, concentrado en acertar bien donde quería dar y con las ganas con las que quería dar, ni me di cuenta que minutos después ya se había rendido, ya no luchaba, no intentaba patalear o taparse con las manos, paré porque tenía la mano dolorida de golpear la tosca tela vaquera que le cubría el culo. Entonces intenté subirle la mini, allí mismo sobre mi regazo, pero imposible hacerlo en condiciones.

- Levanta!!!

Lo hizo, sin quejarse, sin rechistar y sin poner excusas cómo la hora, de pie entre mis rodillas si pude levantarle la falda y sin pensarlo bajarle el tanga hasta los tobillos. Nada más hacerlo puse mi mano izquierda sobre su espalda y la hice caer otra vez sobre mi pierna izquierda, metí la mano derecha como pude entre mi pierna y su vientre tirando hacía arriba para levantarle el culo, perfectamente presentado para empezar a trabajar con el desnudo y mi mano. 

La tranquilidad mañanera de un sábado en el bloque quedó rota por el sonido rítmico de los escándalos azotes a mano y más cuando se dan con ganas. Le estaba dando con pasión más que con ganas, el sonido, la piel cambiando de color, el rebote blandito y suave, paré tras un largo rato y porque necesitaba descansar la mano. 

- Cada vez que te escuche menospreciarte o adjetivarte minusvalorándote, te voy a dejar el culo cómo hoy, vas a tener que pedirle al revisor un cojín. 

La cogí del hombro y la levanté. La llevé hasta el brazo del sofá y sin decirle nada empecé a desabrocharme el cinturón, además me había puesto aquel cinturón de cuero gastado, que ya conocía lo que podían picar sus lametones.

- ¿A qué esperas? Quiero verte ya, en el brazo del sofá con el culo mirando al techo.

Ahí si soltó una pequeña queja, justo en el momento que estiraba del cinturón para sacarlo y lo hacía silbar al rozar con mis vaqueros. Se colocó, pies en el suelo, piernas juntas y rectas, pubis apoyado en el brazo y agarró un cojín. Doblé el cinturón. 

El primer azote igual fue con exceso de fuerza, ya que se tensó y suspiró, llevaba ya una buena con la mano y tenía las nalgas como un par de cerezas maduras. No le dije número, aflojé el disparo de cuero siguiente y seguí a esa intensidad, dejando pasar un instante entre lamida y lamida, para que sintiera bien esa lengua de cuero abrasadora, yo tampoco conté pero debieron ser más o menos un par de docenas, lo suficiente cómo para dejarle la piel con las típicas franjas rojas unidas que dibujan un contorno cuadrado o rectangular y sobre todo para que durante el viaje en tren sintiera el culo palpitar. Pero aún así me aseguré más de que me tuviera muy presente. 

Me puse de nuevo el cinturón y fui a buscar un plug de esos de acero y joya, mediano. Ya fui con el lubricado, al llegar a ella lo primero que hice fue quitarle el tanga enrollado en sus tobillos, le separé las piernas y sin mucha ceremonia le puse el plug. Al terminar le di una palmadita.

- Levanta. 

Se levantó, hizo un poco de contorsionismo al levantarse para verse el culo y suspiró...

- Joder...

Yo me había sentado en el sofá y le dije.

- Aún queda media hora para llevarte y voy a terminar de relajarte.

Le indiqué mis rodillas, dudó y la "ayude" con un tirón rápido. En cuanto estuvo empecé a sobarle y acariciarle la piel ardiendo y poco a poco se fue relajando, ya no se movió, ni habló hasta que la hice levantarse y le bajé la falda. 

- Venga va hora de ir a la estación...

Bajamos cogí el coche y rumbo a la estación apenas diez minutos de camino, allí aparqué un momento mal, bajamos, abrí el maletero le di el trolley y nos abrazamos, momento en el que metí una mano por debajo de su falda y comprobé por primera vez lo mojada que estaba, la miré a la vez que metí chupaba los dos dedos mojados que acababan de visitar su entrepierna. 

- Venga va, que tienes que pasar el control.

Me dio un beso y al darse la vuelta le di un palmada, se giró, me miró mal y siguió caminando llevandose la mano libre al culo. 

- Pórtate bien, el domingo te recojo.

Me sacó la lengua y siguió caminando.

Volví para casa, y al cabo de un rato recibí un audio suyo, la calidad del sonido no era muy buena, se escuchaba el tranqueteo del tren, pero también una respiración acelerada y unos gemidos entrecortados que iban subiendo de intensidad, e incluso en algún momento el movimiento de algo que se movía frenéticamente con un sonido de chapoteo que sólo podía ser una cosa...

La contesté minutos después 

- ¿ A qué ya se te han pasado los nervios?

- No sabes cuánto...





domingo, 18 de mayo de 2025

Las chuches

 



Había tenido una de esas dias eternos en el trabajo, total que eran más de las  8 cuando llegué a casa y agotado. Entré y ella estaba aún vestida de trabajo eso sí descalza y medio tumbada en el sofá.


- Hola ¿que tal?

- Cansado  ¿y tú?

- Pues igual...

- Ya veo ya, voy a ponerme cómodo. 


Fui a ponerme el pijama y regresé. 


- ¿Vas a hacer algo de cenar?

- Ya pedimos algo en el trabajo cuando se retrasaba ¿y tu has cenado? 

- Pfffff no y cero ganas 

- Pues bien que has preguntado

- Era por si hacías algo.

- ¿Entonces si hago algo cenas? 

- No, es igual

- Pues algo deberías cenar y ponte el pijama para estar por casa

- Ya voy gruñón, es que me he apalancado y estoy cansada.

- Ya, y ese es el bote de las chuches ¿No? Ahora empiezo a entender...

- Joder tío que borde, no es mi culpa si has tenido mal día.

- Señorita vigila esa boca y esa forma de contestar


La miré  de inmediato con esa mirada que significa: "vale" y la captó porque se levantó y se fue a la habitación, al poco rato apareció con el pijama, el del pantalocito corto rosa y la camiseta blanca . Vino hacía el sofá decidida y volvió a estirarse


- Entonces ¿no vas a cenar nada?

- No tengo hambre...

- Cómete un yogurt aunque sea 

- Que pesadito eres, que te he dicho que no tengo hambre.

- Y yo te digo, que a la cama no te vas con el estómago vacío.

- Pero tú no eres yo.


Aquello me empezó a sonar a vacile y provocación y no tenía yo mucha paciencia.


- Nena, cena algo y no lo voy a repetir. 

- Que te he dicho que no tengo hambre.

-Nena....

- ¿Que?

- Que vayas a la cocina a por algo...


No me dejó terminar la frase contestó levantando la voz.


- Que me olvides joder!!!!


Sin pensarlo me levanté y la cogí del brazo. 


- No te vas a ir a la cama sin cenar, te he dicho y si tienes que cenar con el culo rojo lo harás. 


La llevé hasta la habitación entre quejas y peticiones de soltarla, pero inflexible la llevé hasta la pared y allí la solté.


- Pon las manos en la espalda.


Las puso.


- La nariz pegada a la pared y no te muevas, ya vendré a buscarte. 


Me fui cerrando la puerta, hasta la cocina preparé un yogurt y una pieza de fruta, las puse en un plato y las dejé en la mesa del comedor. Acto seguido me fui a la habitación. 


Entré me senté en un lateral de la cama y la llamé.


- Ven aquí 


Salió del rincón y se acercó despacio. 


- Aquí


Le dije señalando mis piernas.


Y terminó por ponerse dónde le había dicho. Con mucha calma y sin alzar la voz le dije.


- En está casa se cena algo, lo que quieras pero se cena  ¿está claro?


- Pues tú no has cenado nada!!!!


- He cenado en el trabajo, pero bueno ya veo que lo único que vas a entender es una cosa.


La cogí de la muñeca la llevé al lado derecho de mis piernas y a mis rodillas. Pasé mi pierna por encima de las suyas para evitar pateleos.


- Es injusto, a ver si no voy a poder no tener hambre!!!


En ese momento empecé a azotarle el culo, protegido aún por el pantaloncito del pijama, aunque no era precisamente grueso ni creo qué amortigüara mucho, la ráfaga de palmadas que le di, con ganas. Fueron un par de minutos de azotaina. 

- Levanta y las manos en la espalda.

Se levantó y nada más hacerlo le cogí la cintura del pantaloncito, deshice el nudo del cordel y este cayó por gravedad hasta sus tobillos, las braguitas se las bajé de un tirón seco


- Debería darte vergüenza a tu edad, que lo único que entiendas sea esto, pero tú lo has querido y no será que no estás avisada. Así que quiero ver ese culo denudo en mis rodillas, bien levantado,y ni se te ocurra esconderlo. 

Esperé un instante a intuir un movimiento y cuando se produjo, mi mano empezó a caer rítmicamente en sus nalgas desnudas.

- Ya te he avisado que ibas a cenar algo, tú has elegido que sea con el culo como un tomate, pues así será. 

Yo iba repetiendo frases, para ahondar en la vergüenza, sin dejar de "trabajar" su culo, que poco a poco iba cogiendo colorcito, del rosado pasó a un rojo pálido y aumenté el ritmo en ese momento, hasta ponérselo de un rojo intenso. Entonces paré. La dejé un rato aún en mis rodillas, escuchándola respirar profundamente. Entonces retiré mi pierna de encima de las suyas.

- Levanta. 

Se levantó y yo detrás, la cogí del brazo y la llevé hasta el comedor. La solté junto a la mesa dónde había preparado el plato. 

- Ahora señorita te vas a sentar y no te vas a levantar, hasta que te lo termines todo, cómo escuche la mínima queja, voy a por el cepillo, está claro?

Se sentó sin decir nada. Con pantalón del pijama y las braguitas en los tobillos o lo que es lo mismo, con el culo caliente recién azotado directamente en la silla. Yo me senté en el sofá a esperar. Un rato después me dijo.

- Ya estoy.

- Muy bien pues recoge y ven. 

Se levantó, recogió, se fue a llevarlo a la cocina, en todo momento mostrando el culo bien rojo y cuando volvió la esperaba en el sofá.

- ¿Has visto que fácil era?

- Ya...

- Pues ahora vamos a por lo demás.

- ¿Y ahora que pasa?

- ¿Me lo estás preguntando en serio?

- Ya he cenado es lo que quería ¿No?

- Has cenado si, pero sólo cuando te he calentado el culo, además me has contestado mal varias veces y no creo que tenga que recordarte lo que hablamos del tema chuches ¿Verdad? 

Y es que recientemente me había pedido que le racionara, el tema de las chuches. 

- ¿No dices nada? ¿Se te ha comido la lengua el gato?

- Si quedaban cuatro...

- Señorita, no empeores las cosas mintiendo, que se que quedaban bastantes más. Dame las braguitas y el pantalón, que aún te vas a tropezar.

Lo hizo y dejé la ropa en el brazo del sofá.

- Ahora, vuelve a la cocina, me traes las chuches que quedan y ya que estás la cuchara, ya sabes cuál.

-Suspiró y se dió media vuelta ahora ya totalmente desnuda de cintura para abajo, con el culo que aún tenía un bonito color rosado.

De vuelta venía con la cuchara de madera para cocinar traseros traviesos y me la alargó.

- ¿Y las chuches?

-....no quedan...

- ¿Y eso? ¿no me acabas de decir que habían sido 4 sólo? Me parece que voy a contar los azotes que te voy a dar, cómo cuentas tú.

Me di unas palmadas en las piernas. Resopló, la miré y volvió a ponerse en mis rodillas, esta vez no pasé mi pierna por encima de las suyas. Dejé la cuchara sobre su espalda y le separé las piernas. Volví a coger la cuchara y empecé a pasársela rozando toda la piel.

- Cómo está noche te duela la barriga, mañana te volveré a poner el culo como un tomate. Y ya que digo que una buena temporada no van a entrar chuches a esta casa. 

Le di un par de azotes con la cuchara al terminar de decirlo, uno en cada mejilla. Instintivamente al sentirlos contrajo los glúteos. 

- Levanta. 

Se levantó extrañada, dejé la cuchara un el brazo del sofá. La cogí del antebrazo y la tumbé sobre mi pierna izquierda sólo, haciendo que quedara a horcajadas, es decir con su entrepierna apoyada en mi pierna y una pierna por cada lado. 

- Ya sabes que cuando te castigo, quiero que presentes bien el culo y si no lo haces por ti cuenta, tengo maneras de hacerlo, levanté un poco mi pierna izquierda para elevarla, cogí la cuchara y empecé a cocinarle bien el culo. En principio repartiendo bien las picaduras de la cucharada por todo el culo, hasta que me centré en "cocinar" más a fondo la parte baja del culo, ahí donde se funden muslos y nalgas, que es dónde más pica. Tras un rato de azotaina, paré. Puse el mango de la cuchara entre sus nalgas. Mientras le recordaba los motivos de estar en aquella situación y en ese momento noté su húmeda mojando el pantalón del pijama. Le quité la cuchara y la hice levantarse.

- ¿Has visto como me has puesto el pijama, cochina? Cada vez que te tengo que castigar, acabas chorreando...pero ya te digo que no va a haber premio hoy. Le di la cuchara y la ropa

- Ahora vete a lavar los dientes, te secas y a la cama.

En ese momento su cara estaba casi tan roja cómo su culo.

- Nena ¿que se dice?

Más roja aún y con voz aniñada me dijo.

- Buenas noches

Y me dio un beso. La seguí con la mirada como caminaba frotándose el culo al aire. 


Poco después me fui a la cama, al entrar estaba tumbada boca abajo aún con el culo destapado. Al meterme en la cama, le di un beso en cada nalga, que estaban muy calientes, seguí un rato dándole besitos en ma piel castigada, hasta que le dije.

-Seguro que vuelves a estar empapada, pero tu comportamiento ha sido infantil y no proceden hoy juegos de adultos.

Le di otro par de besos en el culito y apagué la luz







jueves, 8 de mayo de 2025

Buenos modales

 



Desde hacía unos meses, había retomado unas de mis pasiones: el baloncesto. 

A raíz de una conversación con un compañero de trabajo, también aficionado, creamos un grupo, se apuntó gente y empezamos a ir dos días a la semana, a jugar una pachanguita a nuestro ritmo.

Un día organizamos una cena, con las parejas, con la idea de hacer grupo y conocernos más, cuándo se lo propuse a ella me puso mil excusas, pero le recordé que yo me había tragado muchas cenas con sus compañeras y acabó aceptando aunque a regañadientes y en parte la podía entender, yo no soy tampoco mucho de este tipo de eventos, pero a veces hay que hacer el sacrificio, además tampoco iba a ser algo con continuidad.

Llegó el día y ya desde el primer momento, volvió a la excusas, que si estaba cansada, que si se iba a aburrir y le prometí que sería cenar y venirnos a casa, dos o tres horas máximo y aceptó. 

Nos fuimos para el restaurante, todo en plan muy informal, llegamos, hicimos las presentaciones y nos sentamos a tomar algo primero para romper el hielo. Ya desde el principio no me gustó nada su actitud, distante, fría y pendiente del teléfono. Le lancé un par de miradas y en ambas resoplando dejó el teléfono. Pero lejos de cambiar de actitud, a la que me descuidaba volvía a las andadas y empezó a ponerme nervioso y a parecerme una actitud del todo infantil, aunque no le dije nada más, me limité a interactuar con el grupo, aunque sin quitarle el ojo. 

Al terminar la cena, nos propusieron ir a tomar una copa, pero puse una excusa, nos despedimos y nos fuimos.

De camino a casa, no le comenté nada, de hecho ni hablamos, simplemente al subirnos en el coche ella puso la radio y conduje hasta casa.

Nada más entrar, ella hizo el amago de ir hacia la habitación.

- ¿Dónde vas?

- A ponerme cómoda...

- Ven aquí un momento. 

- Pfffff que quieres ahora, me duele la cabeza.

- Para empezar, quiero tu teléfono, ya!!!

- ¿ Por qué?!!!!!

Y ahí ya no pude más, la cogí del brazo con firmeza y al instante descargué media docena de azotes sobre los vaqueros. Sin soltarla, la acompañé hasta donde había dejado el bolso.

- El teléfono, ahora!!!!

Metió la mano libre en el bolso y cogió el teléfono y me lo dió. Lo cogí, me lo metí en el bolsillo y la llevé hasta la pared. Allí le solté el brazo.

- Las manos sobre la cabeza y la nariz pegada a la pared, y ahora ve pensando porque te he confiscado el teléfono, ya que tienes tantas dudas. 

La dejé allí y me senté en el sofá, no podía creerme la actitud absolutamente infantil y maleducada que había tenido en la cena.

Pero aquel tiempo también lo necesitaba yo para enfriarme, así que allí la tuve un buen rato y cómo ella tampoco decía nada al final la llamé. Se acercó y se quedó allí de pie frente a mis rodillas. 

- ¿Sigues sin saber el motivo de confiscarte el teléfono? 

- Estaba cansada...no tenía que haber ido.

- Bueno...parece que ya sabes por dónde voy. De todas formas ¿Te parece medio normal tú actitud? ¿Cuántas veces no te he acompañado a alguna cena con tus compañeras?

La callada por respuesta.

- Te acabo de hacer una pregunta, así que responde.

- Varias...

- ¿Y me has visto en alguna de ellas comportarme cómo tú hoy? ¿No te has preguntado que igual en alguna de ellas también estaba cansado o me apetecía hacer otras cosas? 

Al escuchar eso bajó la mirada.

- Mírame cuando te hablo y responde.

- Es que no tenía que haber ido!!!

- Ya veo que no te vas a bajar del burro, pues tranquila que te voy a enseñar modales.

Sin decir nada más de un tirón la puse sobre mis rodillas y empecé a zurrarle el culo sobre los vaqueros, sin calentamiento, rápido y fuerte desde el principio. Sin pausa durante un buen rato, hasta que se me cansó la mano. 

- Levanta.

Se levantó de mi regazo.

- Las manos sobre la cabeza. 

Resopló, pero lo hizo y nada más hacerlo, empecé a desabrocharle los vaqueros, eran elásticos y ajustados, así que tuve que bajárselos con firmeza y tras los vaqueros, también le bajé el tanga.

- Ahora, te vas a ir a la habitación, vas a coger el cinturón de los castigos del armario y te vas a sentar en la cama con el cinturón en las manos a esperarme y ni por asomo se te ocurra subirte la ropa.

Suspiró profundamente, bajó las manos y se dio media vuelta, caminó con la ropa por las rodillas, a pesar que hasta el momento había llevado la protección de los vaqueros, tenía el culo bastante rojo ya, lo cual no me extrañaba, porque mi mano también lo estaba.

La hice esperar un cuarto de hora más o menos y me fui para la habitación, al entrar allí estaba, sentada sobre la cama, con el pantalón y el tanga por las rodillas y el cinturón doblado en la mano.

- Dame el cinturón. 

Me lo dio y se lo cogí. Lo puse sobre mi hombro. 

- Levanta

Se levantó y me agaché, para terminar de bajarle la ropa hasta los tobillos. 

- Subete a la cama y ponte a cuatro.

Resopló, entonces la cogí del brazo y le di un par de azotes con la mano.

- Ya me has escuchado, ponte a cuatro patas sobre la cama y sácame bien el culo. 

Lo hizo, en cuanto estuvo en posición, dejé el cinturón un instante sobre su espalda. 

- Cualquiera diría que te estoy castigando, tienes la rajita hinchada y seguro que has mojado la cama, desvergonzada...

En ese momento cogí el cinturón y le dije.

- Serán dos tandas de docena y media, no hace falta que te diga, que quiero ver ese culo impertinente perfectamente presentado o te ganarás una tanda extra ¿Está claro? 

- Si...

- Si ¿Qué?

- Si, está claro.

Los azotes empezaron, espaciados, a cada azote, dejaba pasar unos 10 segundos, para que sintiera bien el escozor de cada uno de los azotes. Así hasta el número 18. 

Entonces dejé de nuevo el cinturón sobre su espalda y por un momento empecé a acariciarle la piel castigada, que se erizó al sentir el roce de la yema de mis dedos, en esa posición y desde atrás, podía ver perfectamente sus labios hinchados y el brillo de la humedad en su raja...y empecé a jugar un poco con mis dedos en ella, goteaba literalmente y el clítoris estaba duro y sensible...

- Es una lástima, pero hoy no va a haber premio...

Dejé el juego, cogí de nuevo el cinturón y le di la segunda tanda de azotes, esta más rápida y seguida. Al terminar tenía el culo en llamas, ya no se distinguían las franjas de los cinturonazos, era todo un cuadrado al rojo vivo que cubría las dos nalgas. Guarde el cinturón en su sitio y seguidamente le terminé de quitar del todo el pantalón y el tanga. 

- Tú actitud en la cena, me ha hecho sentir bastante incómodo, así que ahora te vas a quedar un rato expuesta con el culo rojo. Apoya la cara en el colchón, separa las piernas y quiero ver ese culo castigado bien levantado.

Lo hizo, hundió su cara en las sábanas, separó las piernas y me ofreció toda su intimidad, bien expuesta. 

Durante un momento me limité a observarla desde atrás, castigada, expuesta, pero también evidentemente excitada. Después cogí la crema y le puse crema refrescante en todo el culo, cuando estuve volví a jugar un poco con mis dedos en su sexo...hasta que vi que empezaba a dejarse llevar y paré para repetirle aquella frase.

-  Los comportamientos infantiles , no tienen premios adultos... así que ve al baño, sécate, ponte unas braguitas y a la cama. 




domingo, 4 de mayo de 2025

Cambio de idioma (Video).




La inmensa mayoría de videos que he compartido son en inglés, es lo que hay. Hoy cambio de idioma al francés y con subtítulos en inglés , a ver qué os parece.



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