martes, 24 de septiembre de 2024

Un elogio al cepillo

 



Escribí esta entrada hace años y nunca la llegué a publicar. Me la recordó una entrada en el blog: Las Malportadas.


Cuándo hace ya un cuarto de siglo, empecé a investigar por la red, sobre eso que llamaban "spanking", me sorprendió mucho un instrumento que jamás había imaginado para este uso: el cepillo. 


Nunca antes había tenido ninguna referencia del cepillo como instrumento de disciplina, tal vez se deba a que soy español y aquí en España los instrumentos de corrección doméstica tradicionales siempre fueron el cinturón y la zapatilla y en el plano escolar la regla de madera o temida vara de avellano u olivo, así que imaginé que debía ser algo muy de la tradición anglosajona.


Lo cierto , es que en aquel momento no le presté atención. Eran momentos de exceso de información, que había que ordenar y pulir. Mis preferencias en aquel momento iban más por los instrumentos creados específicamente para azotar (vara, tawse...) y no por los pervertibles de doble uso. 


Supongo que aquellas casualidades de la vida, hicieron que la primera persona con la que jugué es una amante del cepillo y eso lo cambió todo. Recuerdo que en nuestra primera cita, esa en la que te pones cara y decides si ir a más o no, le regalé un cepillo del pelo cuadrado, junto con un cuaderno y ahí empezó mi idilio con este instrumento.


A lo largo de todos estos años he probado creo que casi todos los instrumentos, al menos los más habituales, incluso en algún ataque de fetichismo he llegado a comprar alguno caro, pero hoy ya con todo el bagaje que te da la experiencia, tengo muy claro que podría prescindir de todos, menos de dos: cepillo y cinturón, cuero y madera y ambos pervertibles.


El cepillo es especial, por muchos motivos, que voy a intentar enumerar.


Es un instrumento muy casero y tiene ese punto de infantilización propio del juego. 


Es un instrumento fácil de conseguir, barato, que puedes llevar a cualquier sitio, sin resultar sospechoso, no es un  instrumento que tenga que estar escondido en un armario para las visitas, ni te va a poner en un compromiso en la revisión de equipaje en un aeropuerto o estación. Un cepillo cabe en cualquier bolso o mochila de mujer, de hecho para mí es una norma, el llevar uno siempre a mano y eso hace que no sólo lo haya usado en la intimidad de cuatro paredes, lo he usado en el coche, en el banco de un parque y hasta en una playa solitaria. En casa puede y debe estar a la vista, ya sea colgado de la puerta del baño o en la mesita de noche, incluso varios, tener el instrumento a la vista, ya puede provocar escalofríos.


Otra ventaja del cepillo es su facilidad y comodidad de uso. Para mí es el único instrumento que es efectivo y cómodo sobre las rodillas ( quizás la zapatilla también) de hecho con concibo su uso en otra posición y esa posición es la posición del spanking. Los otros instrumentos son incómodos de usar otk y poco efectivos, el cepillo parece estar diseñado exprofeso para esa posición. Además de ser una posición íntima, con contacto directo entre spanker y spankee, también te da mucho control sobre la spankee y mucha información. Es un instrumento muy sencillo de usar, a diferencia de instrumentos más largos y que requieres de otras posiciones, el cepillo se convierte en una prolongación de la mano, es preciso, golpeas donde realmente quieres golpear.


Pese a su apariencia es un instrumento super eficaz, si te lo propones, vas a conseguir fácilmente que la spankee no pueda sentarse cómodamente en varios días, pero a la vez se puede modular con mucha facilidad sus efectos. La forma de usar el cepillo no es base de fuerza, es la insistencia. La forma ideal de usarlo es con la traviesa echada sobre las rodillas, la mano izquierda si eres diestro sujetando la cadera, y la derecha aplica el castigo, hasta con la fuerza del antebrazo y un ligero toque de muñeca justo antes del impacto, nada más. Yo personalmente lo uso del siguiente modo: empiezo por repartir golpes alternos por toda la piel de las nalgas, hasta conseguir el color adecuado (rosado uniforme) entonces apunto bien justo por encima del pliegue de los glúteos y ahí es donde insisto. Dando 3 o 4 azotes en la misma nalga antes de cambiar, así en el momento del cambio sentirá más la que no está siendo castigada y el resultado final será unas nalgas rosadas y dos grandes rojos o aún de color más oscuro en la zona de asiento.


Además el cepillo tiene dos caras, la lisa de madera y la otra que puede tener diversos materiales y texturas y que puede ser muy interesante jugar a "acarciar" con esas texturas diferentes, ya sea cómo descanso antes de seguir o al terminar. 


Todas las spankees que he conocido , respetan el cepillo, conocen bien sus efectos y que bajo esa apariencia inofensiva y hogareña se esconde un instrumento que puede acabar haciendo que se retuerzan y pataleen, incluso he llegado a conocer alguna spankee que tenía cómo límite el tenido cepillo de baño, por encima de la vara o las paletas grandes y tiene su lógica, el mango largo y la fuerza de palanca concentrada en un punto muy concreto, lo hacen temible.


Lo que son las cosas, de empezar de denostando el cepillo a tener una colección de ellos, de distintas formas, tamaños y tipos de madera, incluso tengo uno que guardo como un tesoro de madera de ébano fabricado en 1956. 


A la hora de elegir un cepillo, lo que hay que tener en cuenta es el peso y la largada del mango. A más peso y mayor largada de mango más duele. Aunque al final incluso un cepillo de bebé puede ser muy efectivo. 


Y cómo todo hay que decirlo, quizás el único defecto que le veo al cepillo, es el sonido. Es mucho más excitante el sonido de la mano o el silbido y estruendo cuando impacta en la piel del cuero. El cepillo tiene un sonido más apagado y sordo.


Pero hoy por hoy, y con la experiencia a cuestas, no cambio el cepillo por ningún instrumento. Para mí el cepillo es spanking,  forma parte de él. Los habrá más bonitos, más caros, pero creedme si os digo que la frase: Ve a buscar tu cepillo...va a provocar una reacción en cadena.

¿ Me contáis vuestra relación con el cepillo? ¿Os gusta, lo odiáis? 

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