jueves, 4 de julio de 2024

Impaciente ( Por E)

 




- Eres una impaciente! Pareces una mocosa malcriada!!


Se oía su voz sobre los lloriqueos de ella. La tenía tumbada sobre su pierna izquierda, a horcajadas y bien expuesta. El culo rojo dejaba claro que acababa de castigarla. 


- Lo siento Daddy...


- No me vale el lo siento Baby. Siempre acabamos igual y esto tiene que cambiar. 


Se echó la mano al cinturón y empezó a quitárselo. Fue rozarla con él y volver a llorar.


- No Daddy... Por favor... Duele...


- Sí Baby, sí! Hoy te has ganado una buena.


Y es que resulta que él se había pasado toda la mañana barnizando un juego de mesa y sillas para la terraza. Varias horas de trabajo con temperaturas ya poco agradables y le había advertido que no las usara hasta que él las viera, pero a media tarde la señorita decidió hacer una inspección por su cuenta, las vió medio secas y plantó un cojín en una de ellas para tomar el sol. 

Después de un rato se levantó y al ir a quitar el cojín, vió que este estaba pegado a la silla y al tirar se cargó el barniz y el cojín. 


No sabía cómo decírselo. Se lo iba a tomar a mal... había estado toda la mañana trabajando, pero iba a ser peor si se lo ocultaba. 


Esa noche cenaban fuera con amigos. Se duchó dándole vueltas, se arregló el pelo y el maquillaje y , cuando se estaba vistiendo vio el momento oportuno.


- Daddy...


- Dime. 


Él se estaba acabando de abotonar la camisa.


- Tengo que decirte una cosa...- su lenguaje corporal era muy evasivo.


Él la miró un momento y repitió.


- Dime, te escucho. 


- Verás...es que esta tarde cuando saliste a jugar al baloncesto subí a la terraza... Pensé que el barniz ya se había secado...


Él al escuchar eso empezó a preocuparse. Arqueó las cejas y esperó a que acabara.


- Y...bueno, hacía muy buen tiempo...y...


No terminaba de vomitarlo.


-  Y qué?? Venga nena que me estás poniendo nervioso.


- Pues que pensé que estaba seco y usé una tumbona...pero no estaba seco Santi...


- Qué has hecho?


Salió de la habitación y se dirigió hacia las escaleras para subir a la terraza.


- No! Espera Daddy...


Ella salió detrás. Él ya estaba vestido, pero ella iba en ropa interior. 


Al subir se lo encontró de frente. Una de las tumbonas con todo el barniz destrozado y el cojín manchado y pegajoso. 


Se acercó, le dió mil vueltas intentando calmarse. 

Ella estaba en la puerta expectante.


- Tira ahora mismo para la habitación.


- Daddy...por favor.


Se fue hacia la puerta, la agarró de la mano y la llevó junto a él escaleras abajo. 


- Qué te dije hace cinco horas??


- Ya daddy, pero..


- Qué te dije??


- Que no las usara hasta que tú las revisaras...


- No subes nunca a la terraza y es decirte que no hagas algo para que hagas exactamente lo contrario!!


- No... verás, es que hacía muy buen día...


- Y??


- Pensé que estaba seco ya...


- Lo que te pasa es que estás acostumbrada a lo quiero aquí y ahora! Y esto en casa se va a acabar. Ven aquí!


Él se sentó en la esquina de la cama y la llamó.


- Daddy...hemos quedado a cenar...


- Y vamos a ir, pero tú te vas a sentar un poco incómoda me parece! Ven aquí!!


Se acercó tímidamente. Él se levantó, le quitó el sujetador y las braguitas y así, totalmente desnuda, la echó sobre su pierna izquierda. 


Empezó a azotarla con ganas. Y mientras caían uno a uno los azotes no paraban de regañarla. 


- Voy a tener que ir prohibiéndote las cosas como a los niños?? No eres capaz de controlarte tú solita?


Ella gimoteaba en sus rodillas. Le estaba dando duro. 


- Daddy....por favor ...


- Tan difícil es hacer caso Baby? O es que necesitas que te ponga el culo rojo día sí y día también!! 


- No Daddy ...ha sido sin querer...


- No Baby! No ha sido sin querer! Has desobedecido a Daddy expresamente y ya sabes lo que pasa cuando eres desobediente, verdad??


- Sí...


- Dime... qué pasa cuando desobedeces a Daddy?


- Que Daddy me castiga...


- Sí! Te castiga porque solo aprendes de una manera! Estoy muy disgustado contigo. No me gusta que seas tan desobediente!!


Ella lloraba en su regazo. No paraba de regañarla y tenía razón. Había sido muy caprichosa. Le ardía el trasero del castigo.


- Levanta.


Se levantó despacito. Él se levantó con ella. La cogió de la mano y la llevó al rincón. 


- Ahí quieta hasta que yo diga. Me has entendido? 


- Sí Daddy.


- Cuando tus amigos pregunten por qué hemos llegado tarde les vas a decir las verdad!


- No Daddy!!


- Sí! Que eres una niña caprichosa e impaciente y que hay que calentarte el culo por desobediente! 


Ella bajó la cabeza avergonzada, pero no era suficiente.


- Saca bien el culo. Que vea bien lo rojo que está!


Obedeció sin rechistar. 


Él mientras terminó de arreglarse. Se puso el cinturón y se volvió a sentar.


- Ven aquí.


Ella se giró tímidamente. 


- Crees que hemos acabado con el castigo?


- Daddy...por favor. Lo siento mucho...


- Ahora y porque te estoy calentando bien el culo, pero cuando estás sola haces lo que quieres! Vuelve aquí - se señaló sus rodillas. 


- Se bueno...


- Baby cuento tres. Una...dos...


Casi al límite de tiempo pero volvió a su lugar.


- Eres una impaciente! Pareces una mocosa malcriada!


- Lo siento Daddy.


- No me vale el lo siento Baby. Siempre acabamos igual y esto tiene que cambiar.


Ahí es cuando se echó la mano al cinturón. No iba a ser muy duro, de hecho la tenía en su regazo, pero quería que le llegara bien el mensaje. 


- Daddy ... - lloriqueaba como una cría.


- Llora lo que quieras Baby. Hoy te has ganado una buena! Vas a ir a la cena bien suave, de eso me encargo yo!


Lo dobló, midió la distancia y empezó a azotarla en sus rodillas. 


Se movía, le buscaba la mano, lloraba, pero él no paró hasta que la vió tranquila y asumiendo su castigo. 

Le dejó el culo ardiendo. Le iba a costar sentarse. 


Esperó unos minutos para que se recuperara. Solo después echó su mano a su culo. Estaba muy caliente. 


- Dime por qué he tenido que castigarte Baby.


- Por desobediente e impaciente Daddy...- su tono infantil era muy tierno.


- A Daddy no le gusta que te portes así, lo sabes, verdad?


- Sí Daddy...lo siento...


- Hoy te vas a poner las braguitas de niña pequeña 


- Pero Daddy! Esas se notan con la ropa...


- Tranquila, porque cuando lleguemos te vas a ir al baño, te las vas a quitar y me las vas a dar. Y durante la cena iré comprobando cómo está mi nena, verdad?


- Daddy ...


- Y al acabar de cenar vamos a ir juntos al aseo y te las voy a poner de nuevo. Y como te portes mal en la cena allí mismo te daré un repaso, así que ya sabes


No dijo nada.


- Ahora ponte las braguitas que te regalé para cuando eres una desobediente que Daddy te vea.


Se levantó de sus rodillas. Seguía desnuda. Estaba un poco aturdida y sentía cierta humedad en su sexo. 


Fue al armario y cogió las braguitas. Se las puso y se acercó de nuevo a él. 

Sin mediar palabra se las bajó a medio muslo y llevó un dedo a sus labios. Le recorrió el interior. Estaba muy mojada. 


- Cuando te portas así sabes que Daddy te castiga sin jugar con deditos, verdad?


- Sí...


- Cuando tomes mejores decisiones y seas más obediente me lo pensaré, pero de momento estás castigada. Nada de subir a la terraza sin que esté yo y nada de jugar con el botoncito en unos días. 


Le subió de nuevo las braguitas, se levantó, la giró ahí mismo de pie y con un cachete en el culo le dijo:


- Y ahora termina de vestirte que vamos tarde!


Y así se quedó. Escotada pero suave como una niña buena. 

En el restaurante obedeció a todas sus indicaciones sin rechistar. Él comprobó más de una vez cómo estaba y sabía que la tenía muy encendida.

Al acabar la cena y tal y como le dijo la llevó al bañó, le puso las braguitas y le dió un beso que era anticipo de algo más...


En casa no aguantó, la llevó a la cama, le quitó esas braguitas otra vez y así la penetró con ganas hasta que ambos se corrieron...


Ella estuvo castigada tres días, lo que tardó él en arreglar el desaguisado, pero había valido la pena ser tan impaciente...


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