miércoles, 5 de junio de 2024

Regresión

 



Cuando llegué aquel viernes a casa después de trabajar, ya no estaba, ya había salido. Tenía una cena de trabajo, a celebrar que llegaba el horario de verano y empezaban a caer las vacaciones. Cuando entré todavía olía la casa a su perfume, me extrañó lo ordenado que estaba todo, el baño, la habitación, sonreí y pensé que mis métodos estaban dando algún resultado.

Me dí una ducha, me puse cómodo, cené algo sencillo y a descansar que falta me hacía, después de cenar debían ser las 10 de la noche más o menos, le puse un watsapp.

-¿Cómo va la noche?

Tardó un poco en contestar.

-Pues acaba de empezar jajajaja, ¿ya me echas de menos?

-Bueno no creas, tengo todo el sofá para mi, sin nadie incordiando

-Que cabrón, pero sinceramente ahora mismo yo tampoco te echo de menos, ahora....

-Eso espero ¿vas a volver muy tarde?

-Pues no sé que decirte, según vaya la noche.

-Ok, cuidadito y sobre si bebes taxi.

-Puffff que si papá

-Mira que te espero despierto

-Anda ya, tira a descansar, que luego te quejas, ya tengo una edad

-Buenooo a ratos o cuando te interesa

-Pero eso te gusta de mi ¿no?

-Tiene su punto, pero lo dicho

-Que siiiiii pesado

-Ahhhh y enviame alguna foto, que me gustaría verte.

-Vale

-Disfruta

-Y tú descansa. Un beso.

Ahí se cortó la conversación me puse a hacer zapping en la tele y sin darme cuenta me quedé dormido en el sofá. Me despertó la incomodidad, miré el teléfono eran las 2 de la mañana y ví que tenía un mensaje, era la foto. Ella con  un vestido muy de verano, eso si llevaba unas medias de rejilla, supongo que para simular, que en sus piernas aún había dado poco el sol. Lo lógico hubiera sido que me fuera a la cama, pero entre una cosa y la otra me desvelé y decidí esperarla despierto. Me fui a la habitación que hacía servir de despacho y a aquella extraña hora me surgieron las musas y me puse a escribir mientras la esperaba.

Estaba a medio escribir, cuando escuché el sonido del ascensor pararse en el piso y unos pasos de tacones, que se acercaban a la puerta, luego una extraña pausa de silencio y lentamente se abrió la cerradura, con la clara intención de no hacer ruido, la puerta chirrió un poco al abrirse, lo que me hizo recordar que había que engrasar las visagras, se cerró, giró la cerradura de nuevo y silencio.

Imagino que en ese momento vio la luz en la puerta de mi despacho entre abierta, la escuché acercarse, pero ya no sonaban tacones, sino suaves pasos descalzo. Imagino que por un momento debió pensar, que me había dejado la luz encendida, pero conforme se fue acercando imaginó que olió el olor del cigarrillo que me acababa de encender. Imagino que entonces todo un ejército de mariposas debió recorrer su estómago y tal vez recordó momentos pasados, de otros tiempos, en los que también entraba clandestinamente en casa de madrugada. Yo estaba tras la mesa del despacho, con el pc abierto, se abrió tímidamente la puerta y asomó con los zapatos en la mano.

-¿Qué haces despierto a estas horas?

-Ya te dije que te esperaría despierto

-Puffff pues ya son ganas

-¿Y tú? ¿que haces con los zapatos en la mano y abriendo la puerta como si fuera la caja fuerte de un banco?

-Pues por no despertarte y por los vecinos claro. Bueno estoy muerta, me voy a desmaquillar y a la dormir.

-Espera un momento ven aquí, acércate.

Se acercó despacio, con los zapatos en la mano, yo cerré el portátil, la miré a los ojos.

-¿Has bebido?

-Pues claro, era cenita y hemos hecho una copa, ya lo sabes.

-¿Y el coche?

-En la cochera, llevo un rato sin beber, voy totalmente serena.

Le dí la última calada al cigarro y lo apagué sin decir nada, entonces apoyé los codos en la mesa entrelazando los dedos de la mano, la miré y le dije.

-Tu y yo tenemos un trato y ese trato se llama taxi, no me importa ir a buscar el coche el día siguiente, pero si se bebe mucho o poco, no se coge el coche para volver.

-Te estoy diciendo que hace casi dos horas por lo menos que me bebí la última, no soy tan irresponsable. 

-Me da igual, estoy convencido que si te para la policia das positivo y aun así, has incumplido tu palabra, sólo que claro esperabas encontrarme dormido. Ve a desmaquillarte y cuando vuelvas trae el cepillo

-¿Que?

La miré fijamente, sosteniendo la mirada, hasta que dio una patadita en el suelo y salió del despacho. Estuvo un rato en el baño y cuando regresó al despacho, yo estaba sentado en la silla de madera del rincón, que había puesto justo delante de la mesa, volvió de vacio sin cepillo.

-¿Y el cepillo?

-Es que esto no es justo y lo sabes

-No voy a entrar a debatir nada contigo, faltaría más, aquí hay unas normas, normas que están más que habladas, cuando se incumplen hay consecuencias, pero bueno, no te preocupes que ya irás a por el cepillo. Ven aquí ahora (Le dije señalando frente a mis pies). Resopló pero se acercó , quedándose quiete de pie frente a mi. 

-Levántate el vestido

-Puffffff, estoy cansada

Un golpe seco resonó en el silencio de la noche. El sonido de una palmada en el muslo.

-Le-ván-ta-te el vestido, no voy a repetirlo.

Resopló de nuevo, cogió con ambas manos el borde del vestido, un palmo largo por encima de las rodillas, despacio lo levantó, hasta media cadera.

-Más

Otro resoplido y el vestido se elevó dejando a la vista el final de la medias, entonces busqué la cintura elástica de las  medias de reja, metí los dedos de las dos manos y las bajé hasta medio muslo, debajo un tanga negro, semi transparente, la miré, sonreí y empecé llevé mi mano entre sus piernas y empecé a frotarle el coño, por encima de la tela del tanga, la escasa tela, ya estaba mojada antes que empezara a estimularla directamente, y más que se mojó con la fricción de mis dedos, mientras le decía.

-Son curiosas las reacciones de tu cuerpo, te acabo de regañar cómo a  una adolescente irresponsable y estás empapada cómo si estuvieras en celo

Se puso roja, no dijo nada, cerró los ojos y gimió cuando apreté más sobre la tela del tanga contra sus labios.

-Mi parte más irracional me dice que siga, pero mi parte racional, me dice que has incumplido una norma y ya sabes cual es el resultado de eso y encima me has desafiado.

Dejé las caricias, la cogí de la mano,  la llevé a un lado de mis piernas y de un tirón a mis rodillas, en la silla, es aún más infantil, sólo con la punta de los dedos de los pies tocando el suelo. La sujeté firmemente con el brazo izquierdo por la cintura, es un gesto que dice mucho, firmeza pero a la vez reconforta. empecé a acariciarle las nalgas frías, suaves y.....blancas, con algún apretón fuerte intercalado, hasta que de pronto se empezó a escuchar un sonido monótono y constante en el silencio de la noche. El embriagador sonido de la palma de mi mano dando calor y color a su piel desprotegida por el tanga ¿Nos escucharían los vecinos? Tal vez, pero me daba igual, aquel culo travieso se iba a ir a la cama rojo como un tomate.

Seguí azotándola con la mano, tres tandas, con sus dos pausas entre tandas, la primera rítmica y suave, la segunda más intensa pero siguiendo el ritmo alterno entre mejillas y la última con la piel ya sonrosada, caótica, sin ritmo concreto, pero intensa y desde luego mucho más sonora que las dos anteriores, tanda que no detuve hasta ver un precioso y uniforme color rojo que cubría toda la piel  de su culo, desde el nacimiento de las nalgas, hasta cuatro dedos por debajo del fina. Al detenerme la acaricié otra vez, deleitándome con el tacto un poquitó más aspero de la piel y el calor que desprendía.

-Levanta

Se levantó, el vestido cayó al levantarse, así que se lo hice levantar de nuevo, en cuanto lo hizo, fui en busca de la cintura del tanga y lo hice caer hasta medio muslo, donde estaban las medias. Llevé de nuevo mis dedos a su sexo a pesar de la zurra aun estaba más mojado, acaricié un momento todos esos pliegues de la feminidad, le metí un dedo y luego dos, la miré tenía de nuevo los ojos cerrados y entonces le dije.

-Ve a por el cepillo y que no tenga que repetirlo.

Mis dedos salieron de dentro de ella, los saboreé, estaban salados, la miré, suficiente para que se diera la vuelta y saliera del despacho, segundos después volvia a entrar y me entregaba el cepillo de madera cuadrado, en el mango ponía: Kent. Made in England. Lo cogí, le dije que se levantara el vestido y se colocara de nuevo en mis rodillas, lo hizo, sin resistencia, ni quejas, la sujeté de nuevo con la cintura y empecé a jugar con el cepillo en su piel enrojecida, le pasaba rozando la púas, luego lo giraba y pasaba acariciando su piel con la madera, luego jugaba un poco con el mango entre sus piernas, sus labios estaban cada vez más hinchados y rojos también. Hasta que un sonido reverberó en la habitación despacho, un sonido diferente, más sordo, la parte baja de la nalga donde había impactado el cepillo se puso blanca un segundo, para enrojecerse al instante, hice lo mismo en la otra nalga y entonces empecé un continuo de azotes con el cepillo, sujetándola aún con más fuerza de la cintura mientras ella se sujetaba de la patas de la silla con la mano, mientras una lluvía constante de azotes con el muy efectivo cepillo en su piel empezó a dibujar dos círculos rojos en la mitad inferior de sus nalgas, que se iban oscureciendo cuando más al centro de los círculos. No fue mucho tiempo, unos minutos, no más de 5 pero constantes y sin pausa, suficiente para dejarle el culo en llamas por el resto de noche. Cuando me detuve, la hice recoger la silla de los castigos, dejarla en su sitio y ponerse en el rincón sujetando el vestido levantado, mientras yo terminaba de recoger.

Cuando terminé, la llamé yo volvía a estar sentado tras mi mesa, la hice venir en todo momento sujetando el vestido levantado. Abrí unos de los cajones de mi  mesa, y le di un plug de silicona roja de tamaño medio y lubricante.

-Póntelo

Se puso primero blanca y después roja, ponérselo ahí de pie frente a mi, pero el cepillo amenazante, aun estaba sobre la mesa, y lo cogí. Cogió el plug, lo lubricó, luego se echó lubricante en los dedos cerró los ojos mientras se lubricaba avergonzada, creo que lo más  difícil vino después cuando empezó a presionar el plug contra su pequeño agujero allí de pie frente a mi, totalmente ruborizada, hasta que completó la operación, me miró un momento, pero bajó la mirada.

-Ahora vete a la cama, te desnudas y me esperas tumbada boca abajo

No dijo nada, salió tan rápido como pudo, me fumé  un cigarrito, para alargar la espera. Al terminar fui para la habitación, allí estaba boca abajo desnuda, con el culo rojo, dentro del cual habían dos círculos aún más rojos. Me desnudé, me subí a la cama entre sus piernas, le hice levantar el culo y puse las almohadas bajo su vientre, lubriqué bien mi polla, entonces le quité jugando un poco el plug, sacándolo y volviéndolo a meter varias veces, hasta que lo dejé en la mesilla.

-Agárrate las nalgas y ofrécete bien.

En aquel momento estaba ya rendida, llevó las  manos a sus dos globos carnosos, rojos y calientes, ofreciéndome su más íntimo y estrecho agujero. El plug había hecho su trabajo y mi polla entró sin mucho esfuerzo hasta lo más profundo de su culo, allí me quedé un rato, con mi piel tocando su piel azotada, entonces le quité las manos, la sujeté de la cintura y empecé a embestirla por el culo, así estuve un buen rato entre gemidos y jadeos, hasta que me pidió permiso para tocarse mientras le follaba el culo, le dije que si y enseguida noté su mano entre sus piernas y apenas unos segundos después se corría, mientras yo seguía follándole el culo, no tardé mucho en correrme, cuando noté el orgasmo inminente, un empujón para correrme lo más profundo posible.

Empezaba a clarear ya, cuando aún estaba poniéndole crema en el culo, el sábado nos levantamos tarde.

Continuará.

1 comentario:

  1. Un muy buen comienzo de fin de semana!!! Entrada a la casa a urtadillas

    ResponderEliminar

"

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...>