sábado, 13 de marzo de 2021

Sueño, madrugar, prisa....

 



Me despertó la maldita musiquita del despertador....sonando puntual a las 5:30, escuché un gruñido y el despertador que se apagaba. La escena se repitió tres veces cada 5 minutos, hasta que finalmente, el despertador calló y empezó un tímido movimiento. Yo soy de sueño ligero así que una vez desvelado y ya habiendo dormido, difícilmente me vuelvo a dormir. Cuando se sentó en la cama bostezando metí la mano por dentro de la camiseta del pijama y le dije:

-Nena ¿ya te vale la pena madrugar tanto?

-Puffff esto lo hemos hablado mil veces, de lo que menos ganas tengo con este sueño es de discutir, algo que ya hemos hablado mil veces.

-Vale

Se levantó y se perdió, yo también me levanté aquel día, me fui a la cocina y puse una cafetera. Cuando entró me miró extrañada y me dijo:

-¿Que haces levantado? 

-Desayunar contigo

-Pues anda que al revés yo me iba a levantar

-Vaya gracias.

-Al menos soy sincera

Sin mucho afán, se preparó el desayuno, mientras yo removía mi café y la miraba.

-¿Qué?

-¿Cómo que, qué?

-No se me miras

-Pues eso te miro

-Yo también te conozco ¿sabes? y se que algo quieres decir

-Entonces para que preguntas

-Santi ya sabes la respuesta y no sigas por ahí y menos a estas horas

-Sólo te digo que deberías pensarlo, nada más, pero no por mi, por ti

-Pffffffffffffffffffff

Cogió su taza y se fue toda digna camino del comedor, dejándome ahí. Aún era de noche claro. Cuando me terminé el café me fui para la habitación y allí estaba empezando a vestirse, me senté en la cama,  mientras se vestía, realmente no tenía ganas de guerra, pero entonces me soltó.

-Bueno, me vas a seguir hasta que me vaya, que ya te he dicho que del tema este no quiero hablar y punto.

No me esperaba aquella respuesta, todo lo hablado anteriormente lo había olvidado.

-Nena cálmate, que ya está.

-¿Sabes qué? mañana te vas a dormir a la otra habitación  y así no te molesto.

-Te estás montando tu sola un película.

-Encima, verte aquí plantado me pone nerviosa y ya. Así que prefiero no molestarte, para que luego digas que no miro por ti

-Estás entrando en bucle y siendo injusta

-ENCIMA, LA QUE SE METE EL MADRUGÓN SOY YO!!!!!!!

-No levantes la voz, son las 6 de la mañana

-Grito lo que me sale de ahí, que para algo estoy en mi casa.

-¿Quieres irte calentita a trabajar?

-Si lo que faltaba encima, no estoy para juegos.

-Pues baja el tono, que la guerra no es conmigo

-Bajo lo que me sale del "chichi"

Ahí ya vi que aquello había que pararlo en seco, me levanté y en un movimiento rápido la envolví con mi brazo izquierdo alrededor de la cadera y el vientre, haciendo que se inclinara un poco, la firmeza y el efecto sorpresa hicieron que luchara mucho, además puse mi pierna delante a modo barrera y apoyo, le cayó una repentina azotaina inesperada y sonora, de unos treinta segundos no más pero constante e intensa. Paré un momento sin soltarla y le dije:

-Te he avisado una vez, dos no, metí los cuatro dedos de la mano izquierda por la cintura de los leggins, tiré de ellos hacía abajo.

-Santi que tengo prisa....

-Te sobran diez minutos y ya te imaginas en que los voy a emplear.

Sin soltarla y como debajo llevaba un tanga, me fue fácil seguir, el escándalo de los azotes era aún más evidente, cuando estos empezaron a ser mano sobre  piel desnuda, pero los vecinos debían estar acostumbrados ya si es que lo podían escuchar. Estuve durante 5 minutos aplicándome a fondo, quería que saliera de casa aquella madrugada con el culo rojo, caliente y hormigueante. Cuando creí que había conseguido el objetivo, simplemente le subí los leggins la solté y le dije:

-Espabila que vas tarde.

No dijo nada, salió de la habitación frotándose el culo y se metió en el baño. Yo me fui a la cocina, al salir del baño fue a por chaqueta y la mochila y al salir me miró, mientras metía la llave en la cerradura.

-Hoy cuando vuelva de trabajar, te quiero aquí, que tenemos que hablar.

No me dijo nada, se fue enfurruñada, aunque  yo sabía que entre el calor de sus nalgas y esa última frase, el dia se le iba a hacer especial.

Cuando se fue, me preparé otro café, escuché las novedades del día en la radio, me vestí y me fui a trabajar. 

A media mañana recibí un mail suyo, en el me venía a pedir perdón a su manera y eso significaba que en su cabeza, todo iba haciendo el efecto que esperaba. Mi respuesta fue simple: "en casa lo  hablamos con calma". 

Fue un día raro, pero todo pasa y llegó la hora de ir a casa. Al entrar, me recibió amable, un beso, un ¿que tal el día?. Ya se había puesto el pijama y olía a ducha, me encanta el olor de su piel mezclado con el gel, le dije que yo también me iba a dar una ducha, sin mencionar el incidente de la mañana, quería que su cabeza trabajara por libre. Sabe perfectamente que si digo algo lo cumplo, así que mientras duchaba me la imaginaba sintiendo los azotes que iba a recibir, incluso antes de recibirlos. Cuando salí de la ducha decidí no alargar más la agonía e ir al grano, me planté en el comedor, estaba acurrucada en su rincón del sofá, entonces le dije:

-Siéntate en condiciones que tenemos que hablar.

Por una vez cambiamos el decorado, yo era el que estaba de pie y ella sentada correctamente y mirándome fugazmente.

-¿Crees que es normal lo de esta mañana?

-Ya te he pedido disculpas

-Si por mail y a tu manera

-Sabes que se me da mal...

-Mírame cuando te hablo. ¿Sabes? tu problema es ese, que cuando te encabezonas no escuchas y embistes como los toros. Y lo peor es que incluso teniendo parte de razón la pierdes por las formas. Es más reconozco que la tenías y que no era el mejor momento para hablar del tema, pero lo entendí a la primera, fuiste tú, la que siguió y siguió. Además estoy seguro que luego dices cosas que no quieres decir, del tipo "pues  mañana duermes en la otra habitación" (puse un tono de voz imitando la suya y sus gestos) y sonrió ¿Qué tengo que hacer contigo?

-Mmmmmm darme un masaje en los pies que estoy cansada

La respuesta casi hace que se me escape la risa, pero me sobrepuse.

-Tiempo hay para todo, pero como entenderás esto no va a quedar así, vamos a cambiar, yo me voy a sentar tu te vas a levantar y un poco de terapia te irá bien.

-Pffffffffffff, vaaaaa que esta mañana ya he recibido.

-Levanta....

Al final cedió se levantó, yo me senté, la miré, me di un par de palmadas en las piernas a la vez que le decía 

-No se a que esperas.

Renegó un poco, pero terminó por ponerse en mis rodillas, bien sujeta con el brazo izquierdo, le dije.

-Tendrías que llevar una advertencia como el tabaco " mi orgullo es perjudicial para mi culo"

Y empecé a azotarla por encima del pijama con la mano, de forma progresiva de menos a más, a aquella hora habían más ruidos en el edificio y el ajuste de cuentas pasaba más desapercibido. Hasta que llegó el momento de pasar a mayores, pantalón de pijama en los tobillos y culo sonrosado al aire. Unas caricias y vuelta a empezar, ahora con más volumen, el sonido de las palmadas en la piel desnuda es inconfundible y a la vez excitante, como que incita a seguir y aumentar el ritmo, el cambio de color de la piel también tiene el mismo efecto, es aquello de va un poco más rojo, cuando ya lo estaba muy rojo, fui bajando el ritmo hasta casi parar y entonces una tanda final rápida y fuerte, que hizo que se moviera un poco y alguna pequeña queja. Paré de golpe, pase toda mi mano caliente por sus dos nalgas más calientes aún, hasta que le dí un par de azotes en los muslos y le dije.

-Venga que no hay nada que funcione mejor para bajar orgullos, que un ratito en el rincón.

Me hizo caso, pero sin mucha convicción y con alguna queja de por medio. Esperé un rato, sentado, escuchándola resoplar cada diez segundos, hasta que me levanté, fui a la habitación y traje conmigo una cajita con todo lo que necesitaba. La dejé sobre la mesa y la fui a buscar, del brazo la llevé hasta el brazo del sofá, el mensaje era claro, el castigo no había terminado, le indiqué con el dedo hacía delante, vamos que se colocara en posición sobre el brazo del sofá, resopló, pero lo hizo. Piernas estiradas y juntas, culo bien levantado por el brazo del sofá, y las manos metidas en la hendidura de los cojines para evitar tentaciones. Le sobé un poco el culo, mientras le comentaba su humor por las mañanas.

Cuando paré cogí lo que había encima de la caja, un cinturón de cuero enrollado, lo desenrollé, sonó el campaneo de la hebilla, lo doblé por la mitad, lo puse encima de su culo, por si tenia que acortarlo, pero no. Y le dije.

-La idea esta mañana, era marcártelo bien, pero voy a tener en cuenta que parece que has entendido, que tu comportamiento no era propio y lo vamos a dejar en dos docenas, cuenta.

Cogí el cinturón, lo dejé caer por detrás de mi hombro y golpe seco que sonó como un trueno en su piel, el cinturón tiene eso ladra más que muerde, aunque media docena después ya empezaba a verse los efectos en su piel. Al llegar a la docena paré, dejé el cinturón en su espalda, cogí la crema y le puse crema en todo el culo, dejándolo "engrasado" para la última docena, la fina película de crema hace que los azotes aun suenen más, pero también piquen más y así con el culo embadurnado de crema le di, la última docena. Al terminar primero, le terminé de quitar el pantalón del todo, le separé las piernas, la cogí de la cintura, estirando un poco hacia atrás, pero aun no le puse de nuevo crema, quería que sintiera bien el escozor de los azotes, pero mi mano si se fue entre sus piernas, a su coño bien ofrecido, lo froté por fuera, por dentro empapado, le di unas palmaditas desde atrás una docena, haciendo que también se enrojecieran los labios, ya de por si hinchados de excitación, jugué un poco con mis dedos, alternando juegos y exploración, con palmaditas, que se que la ponen muy cachonda....hasta que le dije.

-¿Sabes? hoy tengo ganas de llenarte por todas partes, pero necesito ayuda.

Me desnudé, me fui a la caja, en ella había lubricante y un consolador de los de toda la vida, en forma de bala, pero algo más pequeño que uno normal, de unos 15 cm de largo, le cogí las manos y yo mismo se las puse en las nalgas rojas y castigadas, no hacía falta decir nada, sabía que si se las ponía ahí era para que separase los cachetes, lo hizo, tener el cinturón a mano es muy disuasorio. Un pequeño masaje con lubricante alrededor del culo, un dedo que entra despacio y una vez dentro empieza a entrar y salir, hasta que se relaja y puedo atacar con dos, que también entran ya sin apenas resistencia, dilatando despacio sin prisa, hasta que lubrico el consolador, y empiezo a hacer presión para que entre, se trata de hacer presión suave y constante con un ligero movimiento de izquierda a derecha, hasta que entran los primeros 5 centímetros, luego ya prácticamente resbala solo dentro de su culo. Con el consolador ya dentro, vuelvo a jugar en su coño, primero con los dedos, luego ya con mi polla, hasta que cogiéndola de la cintura y de un golpe de riñones entra hasta el fondo y ahí me quedo un rato, tocando con mi  piel la piel de su culo roja y ardiente, ahí quieto que sienta bien la sensación de llena por todos los agujeros, mezclada con el escozor del culo castigado. Me muevo pero no en plan dentro fuera, rozando mi piel con su piel con mi polla hasta el fondo, con un dedo aguanto el consolador bien profundo y con la otra agarro con fuerza su cintura, hasta que no puedo más y empiezo ahora si a moverme dentro y fuera, se corre un par de veces sobre el brazo del sofá, entonces decido terminar yo, más fuerte y más rápido...con prisa.

Al final hubo masaje de culo y hasta de pies, pero el madrugón del día siguiente, aunque con sueño, fue mucho más amable.

Fin.


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