jueves, 11 de marzo de 2021

Sexo patriarcal.



Esta semana de coñazo (nunca mejor dicho feminista) creo que bien merece un reflexión, por parte de nosotros que chocamos de frente con las ideas de las locas del coño.

La palabra patriarcado, se ha puesto de moda. Es una especie de palabra símbolo, bajo la cual algunas sectores o más bien lobbys de presión se amparan para justificar su existencia y supuesta lucha. Hay que acabar con el patriarcado y nos venden esto como una suerte de complot creado por no se sabe quien con la maléfica idea de someter a las mujeres bajo el dominio de los hombres. Usan aquella técnica tan sobada de repetir una mentira mil veces o la más perversa de solo contar una parte, la que interesa por supuesto del tema.

El patriarcado, no es un complot de los hombres para someter a las mujeres, es una forma de organización social que tiene sus orígenes probablemente en la época de las cavernas y en algo tan poco cultural como el instinto de supervivencia. Pero vamos no es lugar ni tengo ganas de entrar en explicaciones biológica y antropológicas, simplemente me apetece demostrar en un terreno que si guarda relación con este blog como es el sexual, que el sistema patriarcal no otorga ventajas solo a la mitad menos uno de los humanos, sino que tiene sus incovenientes y ventajas, a ambos lados del espectro sexual.

Es bastante frecuente leer frases como: "el cuerpo de la mujer es todo el órgano sexual" y realmente tiene su parte de razón la frase, de hecho para un hombre observador es una evidencia, que causa cierta envidia. En cambio si tienes ciertos conocimiento de fisiologia, te das cuenta que esa diferencia no deberia ser tanta. A fin de cuentas si exceptuamos los distintos genitales, el resto del cuerpo y terminaciones nerviosas son similares. Los hombres también tenemos lóbulos en las orejas, pezones o culo. Cuando lo vez así y la ciencia te dice que biológicamente la diferencia no es tan grande, solo te quedan dos opciones, psique y cultura, las otras dos esferas de la humanidad. Y como esta ampliamente demostrado la cultura puede llegar a influir tanto en la psique, como para que esta inhiba respuestas fisiológicas.

Os voy a pedir que imaginéis una escena. Un padre y su hija de pongamos 9 años juegan y bromean en el sofá de su casa, durante el juego se tocan, juegan a pelearse a hacerse cosquillas. Algo totalmente normal ¿verdad?. Ahora cambiemos de sexo, una madre y su hijo de 9 años, ya la escena no es tan normal ¿verdad?, la madre le dará besos a su hijo si, será cariñosa, pero raro la escena de una madre y su hijo de nuevo años retozando en el sofá. Se nos educa diferente y a los niños a partir de un determinado momento se nos educa en ignorar nuestro cuerpo, la sensualidad del cuerpo, para centrarlo en un punto, en el totem, en la polla. A partir de una edad temprana lo sensual solo está permitido a las señoritas. Si a eso le sumamos a que a los niños se les enseña a pisotear sus emociones: "los hombres no lloran", "tienes que ser valiente y no tener miedo" etc etc, se nos inculca el mensaje que para ser un hombre de éxito las emociones son una pesada cruz.

Ese aprendizaje centra toda la capacidad amatoria del hombre en  un único punto, como dije antes ese punto es la polla, que se ha convertido en el centro de la sexualidad humana, hasta el punto que cuando llega la edad genital, se produce un curioso fenomeno, como la mujer carece del órgano totem, la cultura niega a la mujer como ser sexual, lo cual carga toda la responsabilidad en el hombre. Parece una tontería pero se crea la falsa percepción de que el hombre siempre está dispuesto, al hombre nunca le duele la cabeza y una negativa del hombre, suele ser interpretada por la mujer como rechazo, ya que como hemos dicho antes, culturalmente el hombre siempre está dispuesto. La carga de la iniciativa sexual recae en el hombre.

Eso nos lleva a otra paradoja. El hombre es aplaudido cuando muestra experiencia y criticado cuando no, en las mujeres la candidez se considera virtud, es más es muy habitual la burla hacia el hombre cuando este muestra inseguridad sexual, mientras la mujer espera siempre que tome la iniciativa. Por lo cual el hombre suele tener siempre ansiedad por el rendimiento, mientras la mujer desarrolla angustia de enfoque (miedo a ser considerada una fresca).  La mujer no ve en la proeza sexual una afirmación de la feminidad, mientras en el hombre la potencia está asociada a la hombría con toda su carga a nivel vergüenza e inseguridad. Esa nos condiciona hasta el punto de como leí hace poco, provocar dos comportamientos sexuales diferenciados:

"El hombre toca sin esperar, tratando de extraer una reacción específica. Mientras la mujer usa una tacto exploratoria, espera un reacción para explorar  un poco más...."

Como veis en el patriarcado no todo son ventajas, sino que más bien nos iguala en cuanto a condicionantes negativos. Perto todo tiene solución y esa pasa por asumir riesgos, romper tabús, los hombres debemos aprender a esperar, a saborear el momento sin pensar en el desenlace, ralentizar y disfrutar de todo el cuerpo y las mujeres a solicitar en vez de demandar dando por hecho. Y en mi caso personal ese aprendizaje tuvo lugar a través del spanking. A fin de cuentas el spanking es eso, esperar, ralentizar, saborear y disfrutar del viaje tanto o más que del destino.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado.
    Pero, si bien estoy de acuerdo, creo que, bajo esto subyace la liberto-fobia de alguna de estas.
    Soy trabajadora, mujer heterosexual, soy felíz cuidando a mi marido y dichosa cuando siento que él es mi escudo.
    ¿Sabes cuantas veces me han quitado el carnet de mujer?
    Ni te imaginas.

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  2. La verdad es que cansan los expendedores de carnets ¿Que más empoderador para una mujer, que vivir una sexualidad plena y sin tabús, haciendo lo quiere con quien quiere?

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