Desde que inicié el blog, hace ya diez años, siempre he creído que nada como la experiencias personales en primera persona para desestigmatizar nuestro fetiche. Por más que yo escriba, mi experiencia y opinión son limitadas a mi mismo y como mucho a lo que me han podido contar terceras personas. Así que agradezco mucho, cuando alguien me escribe y quiere publicar su propia experiencia. Este es el caso de Sofía la protagonista de este post. Además este post tiene algo muy especial, ya que narra algo que para muchos puede ser intrascendente, pero que se nota, que fue vivido con especial intensidad y supuso para ella el superar un barrera y avanzar, en la búsqueda de sensaciones. Un pequeño gran paso. Muchas gracias Sofía por compartirlo con todos.
"No sé lo que no estaba esperando con seguridad o de qué manera y hoy varias semanas después agradezco internamente a mi pareja por haberme infligido sólo una tanda de 6 azotes de cepillo ese día después de las interminables nalgadas a mano que acababa de recibir unas cuantas. decenas de minutos antes.
Temía (incluso hoy por cierto) la madera y por lo tanto el cepillo y sin embargo lo elegí y pedí Navidad en lugar del martinet que quería ofrecernos a él y a mí ...
Ya no recuerdo la razón (ni el pretexto, el deseo, la necesidad) ...
Sabe que tengo un carácter fuerte pero que un movimiento brusco de autoridad justa y bien fundada además de sentirme sorprendida me desestabiliza, me perturba y me excita ...
A veces también me someto más fácilmente a nuestros deseos y / o obedezco a los suyos, ya sean apasionados y carnales o más educativos y punitivos ...
Así que el mecanismo sorpresa funcionó en gran medida para mi rendición y dejé que me agarrara sin luchar para salir de mi ducha todavía húmeda y húmeda, me atrajo hacia él y se sentó en el sofá y me puso de rodillas donde me aferré a su pierna y él. Comencé todo eso quitando la toalla de baño que protegía mis lóbulos carnosos y húmedos para azotar gradualmente mi mano pero terriblemente larga, terminé poniendo mis manos para proteger mi trasero magullado y rojo y pateé sus piernas frenéticamente, él puso una pierna en mía y me sujetaba las muñecas en la parte baja de mi espalda mientras me comía en mi conducción y mi falta de docilidad, las bofetadas llovían en mi trasero más fuertes y más secas, me sentía avergonzada, castigada, roja, chiquita, orgullosa, mujer y cachonda ...
Sin saber todavía que lo mejor y lo peor estaban por llegar ...
Después de la cena, me estaba lavando la cara, desmaquillando ... Cuando dijo:
"Cuando termines, irás a buscar tu cepillo especial y te sentarás en mi regazo, tu trasero expuesto. "
No pude reprimir una risa críptica aunque su solicitud / orden no era en absoluto incongruente y anhelaba que me hiciera esto.
Mal reflejo de defensa u orgullo, frunció el ceño y me dijo que si tenía que traer el cepillo y venir a buscarme, mi trasero y yo lo lamentaremos amargamente.
Lo desafié con la mirada y él fue a tomar el cepillo, lo puso en nuestra habitación y regresó ...
Siguió una pelea tan vana como emocionante y terminó arrastrándome a nuestra cama donde dijo:
"Serán seis golpes de cepillo porque es tu primera vez con él, pero para tu desafío y tu rebelión infantil, la fuerza será igual a eso"
Admito que estaba preocupado mientras estaba diabólicamente excitado y mojado.
Tomó mis manos las cuales trabó detrás de mi espalda y me inmovilizó con su pierna, en ese momento supe instintivamente que iba a sentir unos buenos azotes con el cepillo y contuve la respiración apretando los dientes y tratando de relajar mi trasero ...
El primer golpe me sorprendió, el segundo en la misma mejilla me hizo gemir, el tercero me reprendí internamente por mi comportamiento y pasó a la otra nalga que seguramente no estaba más lista que yo, se me escapó un grito, se me llenaron las lágrimas ojos y me seguía regañando y diciéndome que esto es lo que pasaba cuando nos comportábamos como una niña impaciente, rebelde, caprichoso e impulsivo, al sexto golpe mis lágrimas fluían silenciosamente porque no quería que él las oyera ni las viera.
Me dijo que me quedara desnuda de la cintura para arriba para que cuando llegara a la cama pudiera masajearme y poseerme (le gusta que esté accesible casi todo el tiempo y yo también)
Y me tomó a cuatro patas o cara a cara contra la cama de las dos formas posibles en esta configuración con las nalgas todavía calientes, rojas e indignadas. Al continuar regañándome a mí mismo aplastándolo con todo su peso, que esta sea mi máxima rendición y entrega a él."
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