domingo, 17 de mayo de 2020

Límites





Si afirmo que los límites dan seguridad, seguro que analizado en frío y de golpe la primera idea que viene a la cabeza es todo lo contrario falta de libertad.

Cuando le expuse mi idea, esta era muy clara: límites, normas y aceptación total de mi autoridad. Como se que aceptar algo así no es fácil, que tiene que haber mucha comunicación, confianza y complicidad, la hice participe de todo, de hecho ella fue quien eligió los límites y las normas, al ser su elección implícitamente aceptaba mi autoridad en aquello que ella había decidido a sabiendas que cualquier incumplimiento voluntario o no, sin una causa que los justificara tendría una consecuencia previsible en forma de castigo.

Eso, esa situación crea una  tensión erótica constante, además que entra de lleno en el terreno de la incertidumbre, por varios motivos. Uno es que basta que a uno le digan no puedes hacer esto, para que este más tentado a hacerlo, luego está el juego en si, a mi me gusta llamar a mi lado de juego: "el dueño del reloj" si cedes, es con todo y eso implica el no saber nunca, puedes provocar y no obtener lo que deseas o algo diferente, puedes creer que has conseguido dominar la situación y de repente encontrarte con que le doy la vuelta como a un calcetín. Pero si hay algo presente siempre es que la posibilidad de terminar en mis rodillas y que eso tiene en ella una serie de efectos de todo tipo, la perturba y la excita a partes iguales, despojada de tener que decidir la libera, pero no deja de ser una adulta que también se revela y todo esto es maravilloso, los días pasan y muchas veces no pasa nada, nada fuera de lo normal en una pareja, pero eso sigue ahí como un estímulo más.

Las primeras normas fueron muy sencillas, pero por sencillas que sean implican un cambio de costumbres, por ejemplo su tendencia al desorden que sin ser exagerado y dentro de su caos comprensible, intruoduje alguna pequeña modificación, la tendencia a procrastinar osea a tener siempre una excusa para no hacer las cosas más simples o dejarlas para mañana o incluso algo tan inocente como la prohibición de andar descalza pues estaba acostumbrada a ello. Que nadie piense que esto es invasivo, a fin de cuentas es un pacto, un consenso, no se trataba de mi ejerciendo de tirano, más bien mi función era como la que hay en las democracias, osea ella ejerce el poder legislativo y yo el judicial o coercitivo, separación de poderes. La única norma que sugerí yo y ella aceptó fue que en casa estuviera siempre accesible, lo cual significaba ropa cómoda y fácil de quitar, en el fondo es sencillo:  pijama de verano o invierno según, nunca sabía en que momento podía ser necesario dejarla con el culo al aire.

Curiosamente esos primeros días de puesta en marcha del plan, todo fue sobre ruedas, tal vez yo esperaba que me pusiera más a prueba, más desafío y supongo o imagino que ella esperaba que yo moviera ficha, así que hubo mucha paz,  pero yo que soy de mar se que la calma como dicen los marineros es la madre de la tempestad. Y la tormenta empezó a gestarse cuando empezó una de esas dietas, que una de las cosas que prohibía era el café, que debía ser sustituido por infusiones. Supe desde el primer momento que eso, precisamente eso iba a costar, pero no quise meterme, entiendo que eso de hacer dieta es una cuestión de mucha fuerza de voluntad y convencimiento propio, no un juego.

Fue al tercer día de haber empezado con la dieta, cuando una mañana desayunando tranquilamente estalló la bomba, yo había preparado como de costumbre la cafetera, estaba tomando el café cuando llegó ella con cara de sueño y se sirvió un café, le hice un comentario sin mal intención y sin ganas de picar.

-Jajajaajaj ¿al tercer día ya caes?
-Igual es por la ayuda que tengo, además ya veo tu confianza en mis posibilidades.

Aquella respuesta, me tocó la fibra, era un tema que había decidido y además hablado con ella mantenerme al margen y ahora de repente me metía.

-Tranquílazate que ya hemos hablado sobre esto y es tú problema

Me puso esa sonrisa cínica y me soltó tan pancha.

-Estoy muy tranquila, se controlarme perfectamente, pero si me buscan recien levantada me encuentran.
-Pues  no te me vengas arriba que ya estoy viendo el auto control
-Y dale otra vez....
-Las veces que haga falta y la que no debería buscarme eres tu
-Bahhh te pasas el día igual
-¿Como?
-Pues eso amenazando
-Yo no amenazo, aviso y actúo
-Bueno este tema está fuera y lo sabes
-No te estoy avisando por este tema
-Bahhhh es igual no tengo ganas de discutir.

Cogió la taza y salió de la cocina dando un portazo. Me bebí el café tranquilamente, es más me serví otro, dejé que se enfriará y pensara, yo sabía que seguramente en aquel momento, sabía que se acababa de meter en un lio, pero quería que madurara bien en su cabeza, había dos normas básicas: ni portazos, ni dejar con la palabra en la boca, ambas niñerías impropias. Pero es lo que decía antes "el dueño del reloj" y en determinado momento el tiempo juega a tu favor si sabes como hacerlo. Unos 20 minutos después salí de la cocina hacía el salón, allí estaba con la taza vacía en la mesilla y mirando a través de la cristalera. Cuando me vio llegar sonrió, pero ya no era aquella sonrisa desafiante.

-¿Más tranquila?
-Si, perdona pero ya sabes a ratos cuesta.
-Lo entiendo

Entonces se levantó y me dio un beso, la miré se hizo un momento el silencio hasta que le dije.

-¿Que te has creído que con una sonrisa y un beso lo ibas a arreglar todo?

Su cara cambió de repente, pero no le dio tiempo a mucho, la cogí de la oreja como a una niña traviesa y sin soltarla volvimos a la cocina, no le dio tiempo a reaccionar no dijo nada, alguna queja, entramos en la cocina cerré la puerta, la solté y me senté, nada más soltar se llevó la mano a la oreja enrojecida.

-Ya te he dicho que lo siento, me has pillado en mal momento.

No le contesté  directamente di un tirón de los lados del pantalón del pijama para bajárselo.

-¿Sabes que va a pasar ahora no?
-Va Santi.......
-¿Que va a pasar ahora?
-Puffffffffffff

Me levanté la cogí del brazo la puse de espaldas a mi mirando a la puerta, y le di una docena de azotes rápidos y fuertes.

-¿Que va a pasar?

Se puso roja como un tomate, tragó saliva....y dijo

-Supongo que me vas a castigar.
-Supones bien

Entonces lleve mi mano a su coño, pasé un par dedos entre sus labios y se los enseñé mojados.

-No parece preocuparte mucho, pero te aseguro que te voy a enseñar a no dar un portazo nunca más. Ahora vas a salir como una persona adulta de la cocina, eso si, ni se te ocurra levantarte los pantalones, te vas directa al salón, pero antes pasas por el baño coge el cepillo de los castigos y la crema que la vas a necesitas, la dejas en la mesilla y esperas que vaya a castigarte de rodillas en el rincón ¿Está claro?

Rechistó y repetí.

-¿Esta claro?

Se dio media vuelta y salio de la cocina cerrando muy suavemente, me serví otro café con toda la calma del mundo, a mitad me encendí un piti, que pasara al menos un cuarto de hora, el dueño del reloj. Todo con mucha calma hasta que decidí levantarme. Fui tranquilamente para el salón, allí estaba en el rincón de pensar de rodillas con el pantalón en los tobillos y las manos sobre la cabeza, en la mesilla estaban el cepillo y la crema. Me fui hacía ella, la cogí de la otra oreja, haciendo que se levantara, sin decir nada la lleve de la oreja hasta el sofá, la solté para sentarme, la miré le señalé mis rodillas, cara de resignación y se dejó caer. Nada más hacerlo le di un sonoro y fuerte cachete en el culo.

-Ponte bien, no tengo ganas hoy de ir corrigiéndote la postura y no voy a avisarte más, si eres tan valiente como para ir dando portazos, también los vas a ser para poner el culo ¿estamos?

La firmeza hizo efecto y sin yo hacer nada expuso bien las nalgas para el castigo.

-Y que sepas que voy a tener el mismo miramiento que has tenido tu antes conmigo.

En ese momento empezaron a llover palmadas continuas sobre su piel desnuda, la sujeté por la cintura para que tuviera más sensación de descontrol, al principio el ritmo fue un poco caótico, le iba dando según, a rachas más rápido, otras más lento, hasta que cogí un ritmo estable, tres seguidos en cada cachete y cambiaba y con la misma cadencia, la piel blanca fue cogiendo color, sonrosada, rojo pálido y finalmente tras unos minutos rojo intenso y uniforme desde el final de la espalda casí hasta medio muslo, entonces paré. Una pausa. Suspiró.

-¿Pica?
-Uffffff
-Pues esto no es nada, te vas a acordar el portazo toda la semana.

Sin más cogí el cepillo de la mesilla y empecé a pasárselo por toda la piel roja y azotada por la parte de la puas suave solo rozando.

-Ese "carácter" te lo suavizo cueste lo que cueste.

Le di la vuelta al cepillo, pase  un momento la parte de madera lisa por sus nalgas y empecé a azotarla con el, iba a ser largo, así que empecé muy suave con golpecitos prácticamente, para ir subiendo de fuerza y alternando cachete y cachete. El cepillo de madera puede parecer algo bastante inofensivo pero es un instrumento de castigo temible, fácil de manejar y preciso, por eso es de mis preferidos, por esa relación efectividad, facilidad. 5 minutos de cepillo sin pausa y hasta el orgullo más duro termina por quebrarse y suplicar un descanso, se lo noté, agotamiento y paré. Pero ni una caricia simplemente dejé pasar unos minutos con ella ahí en mis rodillas con el culo al rojo vivo, cuando ya ví que estaba más relajada, le dije.

-Levanta.

Se levantó, no me miró a los ojos.

-Coge una silla y sentadita en el rincón.

No dijo nada ya estaba en plan autómata.

Me levanté fui a por la agenda y un boli, me acerqué se lo dejé en las piernas y le dije.

-Voy a asegurarme que el rincón de pensar cumple su función, así que que escribe tu reflexión y cuando estés te espero.

Me fui al sofá de nuevo y me senté a esperar. Pasaron los minutos, ella seguía inmóvil sentada en la fria silla, hasta que al final vi que empezó a escribir algo, apenas estuvo un minuto escribiendo cuando me dijo.

-Ya estoy...
-¿Seguro?
-Si
-Ok, coge la agenda y ven.

Se levantó de la silla, con la agenda en la mano, los pantalones en los tobillos y se acercó hasta justo delante de mis piernas. Le pedí la agenda, me la dio, la dejé sobre la mesilla abierta y de un tirón la puse otra vez en mis rodillas, cogí de nuevo el cepillo, le di unos golpecitos.

-Ese culo bien levantado, doña portazos.

Rechistó pero lo hizo y empezaron a caerle azotes otra vez, ahora ya solo en la "zona dulce" osea en la parte baja del culo, un par de minutos suficiente para dejarle esa parte casi de color azul...entonces dejé el cepillo y otra vez esperé unos minutos en silencio , escuchándola respirar, nada dice más que la respiración, cuando empezó a respirar despacio, cogí la crema, apreté el difusor, dejando caer dos chorros de crema fresca en su culo como un volcán en erupción. Muy suavemente empecé a extenderla a la vez que escuchaba un suspiro de alivio, repetí varias veces sin prisa, el rojo total se fue difuminando pero los cardenales en la parte baja no se fueron y la sensación es que ahí estarían  unos cuantos días. Le di un un último masaje con la crema y aun sin secarla del todo le dije.

-Levanta.

Se levantó.

-Coge la agenda y empieza a leer que has pensado en el rincón.

La cogió se puso roja, se intentaba cubrir con la agenda y empezó a leer.

-Siento mucho haberme puesto así antes, he sido injusta contigo, no tenía porque pagar mi frustración contigo, lo siento de verdad.

Cerró la agenda me miró, se la cogi, la dejé a un lado del sofá, la agarré de la cintura y la acerqué a mi entre mis piernas de pie, empece a pasar mis dedos por su coño mojado y le dije

-¿Sabes? ahora tendría que ponerte a cuatro patas, follarte el culo y dejarte con las ganas, pero por lo menos lo has reconocido...

No se si aquella frase tuvo algún efecto en su cabeza, lo cierto es que no tardó ni un minuto en correrse allí de pie frente a mi con el culo marcado....

Continuará....

2 comentarios:

  1. Hermoso el relato y felicitaciones por hablar de limites.

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  2. Se buscan y encuentran límites, personalmente me tranquilizan, molestarme, excitarme y fastidiarme ...
    Para ser verdaderamente sincero y completo (que es parte de mí) tengo para conocerlos en mi cuerpo pero más en mi mente también
    enfrentarlos (visceralmente), superarlos y luego asumir plenamente las consecuencias y sentirse arrepentido, castigado y derrotado ...
    Por este momento de todos modos. ^^

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