lunes, 13 de abril de 2020

Confinados III





Las dos primeras semanas de confinamiento pasaron rápido, incluso diría que de algún modo fueron divertidas, eso de no tener horarios, de andar todo el día en casa sin más preocupación que si hacemos una cerveza o un vinito, descansandos y con tiempo, como no fueron tan pesadas. Pero a partir de la segunda semana empezó a producirse aquel extraño fenómeno de la procrastinación cada vez más marcada. Empiezas levántadote más tarde un día, se va alargando y cada día te levantas más tarde, todos aquellos planes que te habías propuesto hacer mientras durase la situación empiezan a posponerse para mañana, empiezas a ni tan siquiera vestirte y correr todo el día en pijama y pierdes un poco la noción espacio tiempo, comes a deshoras, el sueño también se altera, el desorden empieza a ser norma...

En definitiva somos nos guste o no un animal de costumbres y social, toleramos bien alterar la rutina cuando es algo elegido, pero no cuando es impuesta, te saca de tu zona de comodidad y no hay mayor falta de libertad que el libertinaje.

A partir de la tercera semana entramos en esa fase, eso provocó alguna tensión, tal vez demasiadas horas juntos en un espacio pequeño, todo se fue volviendo como lento y tedioso, cada nuevo día parecía un calco del anterior, incluso la pasión despareció de golpe y sin explicación. Si darnos cuenta la situación se había apoderado de nuestro búnker y de alguna manera también de nosotros por separado y como pareja.

Hasta que un día empezada ya la cuarta semana de confinamiento pasó algo que fue como un estímulo. Estamos viendo series en la tele, ya de noche, cenicero lleno, latas de cerveza vacias en la mesilla, los dos con el mismo pijama de la mañana. Yo había tenido graves problemas de insomnio en el pasado, con lo cual tuve que aprender a dormir y un truco básico es no romper ese espacio temporal de unos 20  minutos en los que tu cerebro se induce al sueño, en caso de hacerlo entras en modo vigilia, el cerebro se vuelve a activar y cuesta mucho más conciliar el sueño, así que cuando sucedía eso si la perspectiva no era jugar un poco, me iba a la cama y aquel día estaba claro que ni ella ni  yo teníamos ganas de jugar, así que le dije que me iba a la cama, ella me dijo que se quedaba un rato a acabar de ver un episodio de una serie y se venía. Yo me fui y me quedé frito, pese a todo noté cuando se metía en la cama pero dormido así que ni idea de la hora.

A la mañana siguiente yo me levanté antes, preparé el desayuno y esperé, como tardaba me puse a desayunar, andábamos escasos de provisiones ya, así que tocaría salir a comprar y me tocaba a mi aquel día, así que cuando terminé de desayunar me puse a hacer un poco de lista de compra, cuando apareció ella hacía mala cara, me dio un beso sin mucho afán y se sentó sin decir nada

-Buenos días
-Hola
-Haces mala cara ¿has dormido mal?
-Llevo días ya
-No me haces caso, te he explicado mil veces como dormir...
-No me comas la cabeza de buena mañana, ya lo sé.

Ahí me vino a la cabeza aquella canción de la guerra, que empieza "negras tormentas agitan los aires....." con aquella respuesta y cambié de tema.

-Hay que ir a comprar
-Tu mismo te toca
-Algo en especial
-Ya sabes que por mi no
-Ok, pues hago lista y voy
-Muy bien

Ella siguió desayunando en silencio, mientras yo iba apuntando. Justo cuando terminaba y llevaba el plato al fregadero, yo terminaba la lista,

-Ya está
-Muy bien, pues ya sabes...

Me fui a vestir, cuando estuve vestido y fui a coger la cartera, estaba tirada en el sofá.

-No te encuentras bien?
-Si, tranquilo es solo el agobio de esto

Me acerqué le di un beso cogí las llaves y salí. Una de las cosas más impresionantes del confinamiento es salir a las calles vacias, estar encerrado agobia, pero salir fuera y ver la quietud esta impresiona. Fui primero al estanco a por provisiones y después al súper poco a poco completé la lista la menos desabesticimientos no había, incluso pude coger algún capricho y ya con todo me fui de nuevo al encierro. Abrí la puerta cargado, incluso dejé alguna bolsa fuera, lo metí todo en la cocina y antes de ponerme a colocar, fui al salón al entrar seguía allí en el sofá con el mando de la tele tirada y se me escapó un:

-Joder aun estás ahí, podías haber fregado los cuatro platos al menos.
-Puffff no me agobies tio, acabo de darme un ducha por si no te has dado cuenta y encima me duele mogollón la espalda.

Cogi aire resignado en plan el santo Job y me fui para la cocina a colocar la compra, fregué los cuatro platos que habían y me fui para el salón allí seguía, estaba sentada esta vez.

-¿Te pasa algo?
-No se como ponerme me duele mucho la espalda.
-Déjame ver anda.

La hice sentarse de lado le levanté la camiseta del pijama.

-¿Donde te duele?

Me indicó, en la zona media de la espalda a la altura del homoplato pasé los dedos por las zonas y al tocar cierto punto dio un salto.

-Ufffffffffffff ahi!!!!!
-Si no me dejas tocar vamos mal, voy a pasar muy suave vale?

Segundo intento con mucha suavidad y lo que había era una contractura importante.

-Anda que vaya tela, menuda contractura normal que te duela....el puñetero sofá ¿a que te quedaste dormida?

Se le escapó la risa, hasta que le apreté un poco en ese punto

-Joder cabrón!!!!!!!!!!
-¿Te he hecho una pregunta?
-Si ya lo sabes
-¿Hasta que hora?
-Pufff que más da, si ya has sacado tu conclusión.
-¿Hasta que hora?

Entonces bajó la mirada y la voz...

-Hasta...las 6....
-Esto no se puede ni tocar de como lo tienes (dije cambiando de tema) te pongo crema para el dolor y poco más.
-Vale

Fui a por la crema analgésica le puse por toda la zona y ya está. El día pasó con normalidad, ella convaleciente y yo cuidando de ella, esterilla de calor por la tarde, relajante muscular después de cenar y a la cama. Así estuvimos dos días hasta que la contractura remitió.

Y estando en el sofá a los dos día revisando, le dije

-Ahora si te la puedo trabajar, que ya no está tan inflamada, vamos a la cama mejor que estaremos más cómodos y te hago un masaje.

Una vez en la habitación la hice estirarse boca abajo en la cama quitarse la parte de arriba del pijama, mientras yo iba a buscar el aceite de los masajes, me senté encima de su culo, le eché un buen chorro de aceite y empecé a trabajar aquella espalda desnuda, progresivamente, subiendo la intensidad del masaje hasta centrarme en el punto exacto donde aun se notaba algo de contractura para trabajarlo bien del todo, como deshaciendo el nudo, tras una media hora paré, dejé el aceite en la mesita de noche, me sequé con una toalla las manos me senté en el borde de la cama y entonces le pregunté.

-¿Mejor?
-Mmmmm si eres un sol

De repente sin esperarlo y estando tumbada aun boca abajo en la cama le di un cachete en el culo fuerte y le dije.

-Pues ahora levanta que tenemos que hablar.

Supongo que la pillé de sorpresa, se levantó y se quedó frente a mi mirándome con cara aniñada de quien no ha roto un plato. La miré serio, las manos  encima de la cabeza....

-Jooo no te enfades.
-Yo nunca me enfado ya lo sabes, así que no quieras verme enfadado.

Lo hizo, si lo piensas friamente es una tontería, la he visto muchas veces desnuda, pero hay que imaginar la situación con el pecho desnudo, frente a mi, yo sentado ella de pie, con las manos sobre la cabeza, en posición y gestualidad de rendir cuentas a la autoridad y yo sabía que aquello la perturbaba mucho, entonces la miré y le dije muy serio.

-Te comportas como una adolescente en plena fase de rebeldía y hasta donde yo sé soy tu pareja, no tu padre! Pero vamos, que si lo que necesitas es que me comporte como tal no tengo ningún inconveniente!

Se quedó muda, en silencio.

-¿No vas a decir nada?
-¿Y que quieres que te diga? me quedé dormida
-Mira esto no puede seguir así, osea cada día va a peor y ya veo que voy a tener que ponerme en plan sargento porque si no, se nos va de las manos. No hay problema desde mañana horarios, tareas, y todo regulado mientras dure esto, pero antes me voy a "cobrar" los servicios de "cuidados" de estos días por tu irresponsabilidad, no es la primera vez que te pasa ¿está claro?

Resopló, miró al suelo.

-Bájate los pantalones.
-¿Que?
-Ya me has oído
-Joder Santi.

La miré fiajamente, yo sabía que poca cosas la perturbaban más que tener que hacerlo ella y más estando yo mirando delante. Suspiró era una pantalón de pijama de aquellos anudados con  un lazo, deshizo el lazo y solo cayó hasta los tobillos.

-Manos en la cabeza.

Así la tuve un minuto con el pantalón en los tobillos las manos en la cabeza y totalmente desnuda frente a mi. Entonces cogí el bote de aceite de masajes y le dije.

-Ponte en las rodillas.

Lo hizo despacio y resignada. Nada más ponerse, dejé  un momento la botella, le separé un poco los muslos y sin previo aviso le metí dos dedos en el coño, gimió pero entraron como si nada de lo mojada que estaba.

-Sabes la que te espera y estás como una fuente...¿te van las sensaciones fuertes, pues no te preocupes que te las voy a dar?

Saqué los dedos, le junté de nuevo las piernas cogí el aceite, dejé caer un buen chorro en cada nalga desnuda, lo extendí bien, las quería bien aceitosas y entonces empecé a azotarla con la mano. Cualquier líquido sobre la piel  provoca dos efectos, el primero es la sonoridad acentuada y el segundo pica más, pero aquel día quería darle una lección, así que me andé sin muchos miramientos, le estuve dando en el culo hasta secárselo a palmadas, cuando se secó la piel, estaba ya también muy roja y caliente, la acaricié un poco con la yema de los dedos, poco rato hasta que serio le dije.

-Traeme el cepillo, el que más pica.

Se levantó sin decir nada, camino con el pantalón en los tobillos hasta el baño y de vuelta me dio el cepillo de madera ovalado, es el más pequeño de tamaño, pero el más denso y pesado de los que tenemos, le indiqué de nuevo mis rodillas sobre las que había puesto una almohada, para levantar aun más su culo, dejé el cepillo en la mesita de noche, cuando se colocó en posición de castigo, cogí otra vez el aceite, y lo extendí de nuevo, debió notar un falso alivio, porque en cuanto empezara con el cepillo ese aceite herviria en su piel, por eso la dejé descansar un rato, un par de minutos en silencio acariciando los muslos, entonces cogí el cepillo, con la mano izquierda, con la derecha el bote de aceite, eché unas gotas en la madera los extendí engrasando también el cepillo y empecé a castigarla con el, sin dar muy fuerte y alternando lado y lado, a ritmo constante, no había número, quería que lo sintiera como castigo, así que tampoco había prisa, ir insistiendo primero bien repartido, después centrándome en la parte baja del culo, en la frontera con los muslos, todo con sus pausas, para alargar, ya hacía un rato que la piel se había secado y que la parte baja del culo tenía un tono casi azulado cuando paré, apenás se había movido, había aguantado el castigo duro sin apenas quejarse. Dejé de nuevo el cepillo en la mesilla, separé de nuevo los muslos, y volví a meterle dos dedos, como si no hubiera sucedido nada, tenía el culo marcado, pero los dedos entraron como en una piscina de agua caliente y densa, sonreí, los saqué. Cogí el cepillo, como mi mano izquierda agarré su nalga derecha la separé hacía mi y le di  cinco o seis golpecitos en la parte interna, muy sensible y ahí si se quejó, y más cuando repetí con la otra nalga, luego dejé el cepillo y cogí el aceite, le eché un chorro en cada nalga y me tiré un buen rato acariciando ambas bien resbalizadas, calientes y rojas, pero dejándolas bien impreganadas de aceite.

Entonces la hice levantarse la cogí de la mano y la llevé hasta el salón justo hasta la esquina frente a la tv. Allí le hice poner los codos sobre la esquina, haciendo que tuviera que inclinar un poco la espalda exponiendo bien el culo azotado, rojo y brillante del aceite que lo impregnaba. 

-No te muevas ahora vuelvo.

Me fui a la cocina, directo a la nevera, alli en el fondo del cajón de la fruta había uno de los caprichos que había comprado en la última compra, un bonito tallo de jengibre, que ya llevaba dos días allí, seleccioné una rama grueso del dedo pulgar largada del corazón, pelé con cuidado tres cuartas partes de la rama, la sujeté con ella de la parte sin pelar y me fui hasta el salón directo a ella, que seguía allí castigada cara a la pared exponiendo bien el culo, sin decir nada le separé las nalgas suspiro al notar la presión sobre la piel castigada, dijo algo parecido a no, cuando notó el jengibre haciendo presión para entrar en su culo, con pequeños movimientos a lado y lado, hasta que entraron los 6 o 7 cm  pelados, entonces le dije.

- Espero que no se caiga 

Me fui al sofá, me senté me encedí un cigarrito, le di una calada profunda, mientras miraba la escena, ella allí con el pantalón aun en los tobillos, mostrando bien el culo castigado rojo y marcado. Me terminé de fumar el cigarrito, la empecé escuchar quejarse y moverse algo, me levanté y me fui a lavar las manos por si acaso. De vuelta directo a ella me acerqué y le susurré al oido.

-¿Escuece verdad? 

Suspiró.

-Es muy sencillo el calor de tu cuerpo calienta los aceites esenciales del jengibre y cuanto más calientes más escozor ¿quieres que te lo quite?
-Si por favor...
-Mmmmmm habrá que negociar.
-Dime
-Me voy a sentar quiero ver como te tocas y como te corres con el culo marcado y el jengibre, si lo haces te lo quito.

No le di oportunidad a decir nada, me fui, me senté y simplemente miré, aguantó un minuto, la minuto ya tenía la mano en el coño moviéndose frenéticamente, jadeando y gimiendo y dos minutos después se corría alli en el rincón con el culo marcado y el jengibre, entonces me levanté aun jadeante, llevé mi mano a su coño, tenía mojados los muslos, y todo muy sensible porque fue tocarla y estremecerse....entonces le quité el jengibre, la cogí de la mano y apagamos todos los fuegos, el mio, y el suyo por todos los agujeros....

Después hicimos un cuadrante de normas y tareas para el confinamiento, pero eso será otra historia.

Continuará.







2 comentarios:

  1. Gracias por compartir tus historias. Te ofrezco humildemente mi blog.

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  2. Gracias por compartir tus historias. Estamos en la semana tres y la gente muestra que quiere volver a trabajar. Pero el número de muertes continúa aumentando. El presidente está jugando a la política porque quiere ser reelegido y teme que la economía caiga aún más, por lo que su partido está organizando una manifestación para volver al trabajo. Es una demostración estúpida porque los manifestantes en todas las ciudades están en barrios de clase alta. La clase media está preocupada por despertarse mañana. Pero creen que la clase media es tan tonta que se unirán para que el presidente Trump pueda salirse con la suya. Quiere que el país vuelva a trabajar ahora. No espere hasta que los números muestren que el condado se está curando. No es hora de jugar juegos políticos. Es hora de encontrar soluciones ...
    La esposa y yo hemos estado nerviosos últimamente. Un día no puedo dormir. Al día siguiente no puede dormir. Entro en el dormitorio y ella está leyendo un libro para ayudarla a dormir. Le pregunto si ha leído el capítulo nueve del libro. Ella dijo que no, que no había llegado tan lejos. Dije que así es como se lee. Apagué la luz de lectura. Luego levanté la parte inferior de su camisón. Dormimos bien por la noche. Planeo tener otro hoy. :) Quédese en casa y esté seguro ...

    paz y amor
    1ManView

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