miércoles, 3 de julio de 2019
Confesiones
"Me vuelve loca cuando te impones, cuando me tienes un rato jugando y se que va a suceder, cuanto menos caso me haces más ganas tengo, entonces de repente te levantas, me agarras de la mano, me resisto pero no puedo eres más fuerte que yo, finalmente caigo en tus rodillas, me sujetas con fuerza las manos detrás de la espalda, mientras pasas tu pierna por encima de las mías. Entonces entiendo que resistirme es inútil, que solo puedo resignarme, cerrar los ojos, relajarme, rendida y expuesta, nada me hace sentir más cachonda...."
"Cuando era niña me gustaba mucho jugar a profesores y alumnos, solía jugar con unas amigas, todas querían hacer el papel de profesora, todas menos yo, yo siempre elegía hacer de alumna, mas en concreto de alumna traviesa a la que profesora castigaba cara la pared, en aquel momento me sentía rara, perturbada, después a sola en casa me tocaba recordándolo".
Dos confesiones reales que me hicieron dos personas distintas. Hace unos días leía un estudio capitaneado por el doctor Charles Moser para es Instituto Avanzado de la Sexualidad humana del San Francisco en Estados Unidos, en ese estudio se concluía que una de cada diez personas tienen fantasías similares a las descritas y se presentaban muchos testimonios parecidos a los expuestos.
Volvemos al segundo testimonio que he compartido que continua así.
"Durante mucho tiempo me sentí enferma por ello, el gusto no fue más que aumento y conforme llegué a la adolescencia cada vez eran más específicos y cuanto más fuertes eran más vergüenza tenía, un día di con una página de internet y fue como volver a nacer, no estaba sola, había mucha más gente como yo...."
Vamos a llamar a esta persona D. Es joven atractiva, trabajadora, exigente, inteligente y ha ido cumpliendo todas las expectativas que su entorno había depositado en ella, sin embargo, en ella cuando la conocí había una especie de sentimiento de vacio, sus logros no eran valorados, sino que formaban parte de la rutina, en cambio sus pequeños fracasos representaban una gran carga para ella y sentía que decepcionaba a ese entorno. Tiene carácter y las ideas claras, pero en un momento es capaz de cambiar todo eso, bajar la intensidad a la vez que la mirada, se empequeñece, su voz también cambia, vacila, y a medida que se rinde es como si un chute de heroína corriese por sus venas, se va relajando y dejando ir, parece inmune al dolor, con la piel incandescente de los azotes pero absolutamente relajada y libre.
El dolor solo es algo necesario, pero no el objetivo, lo que consigue ese efecto, es saber que no tiene el control de nada, ni tan siquiera de lo más íntimo, por un momento no tiene que decidir, nadie espera nada de ella, al revés es otra persona quien decide que sentirá, como lo sentirá, cuando lo sentirá, en que grado lo sentirá, hasta que punto incluso el placer no es decisión suya, lo que precisamente la libera para obtenerlo con mayor facilidad.
Para ellas los juegos son algo más que sexo, la satisfacción obtenida va más allá, es una liberación emocional, es quitarse todas esas ataduras invisibles que nos impone el ritmo de vida actual, todas esas exigencias, es liberar toda una energia contenida sexual y emocional.
"Lo bueno de todo esto es que el orgasmo no es el final, puede estar o no, pero si está es solo un paso más una sensación más, que se mezcla con el resto y te sientes volar...."
Se siente segura, y eso hace que pueda centrar toda su energía en la sensación corporal.
"Esto te va a doler, pero no te voy a dañar, voy estar en todo momento pendiente de ti y a tu lado, te voy a llevar a jugar con el límite pero nunca lo voy a pasar...."
Esa seguridad hace que esa persona pueda explorar aspectos de su sexualidad, que no puede llevar a cabo con el sexo normativo y que consigue una conexión especial consigo misma y con la otra persona.
Ahora nos fijamos en el primer testimonio al que llamaremos Y. Rendirse, su testimonio expresa un deseo forzado de rendición, la inutilidad de la lucha, el dolor, los gestos y las palabras del spanker consiguen que no tenga más remedio que rendirse y al rendirse en realidad lo que hace es ser toda ella sensación, su cuerpo desconecta totalmente de su mente y deja apartados por un momento, miedos, complejos, convenciones y normas, para solo sentir de una forma que con el sexo tradicional sin juegos de por medio siempre será más medido, más calculado, más retenido.
¿Alguien se atreve a confesarse? ¿ A explicarnos como se siente y que siente?.
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