sábado, 12 de enero de 2019

Un mal despertar.






Cuando uno llega a un edad, de repente un día se da cuenta que aquellas maratonianas dormidas de fin de semana, donde hasta casi mediodía no abría los ojos, dejan de producirse y se encuentra que a pesar de estar cansado y tener sueño por la noche uno amanece al horario de las gallinas casi y ciertamente no tiene sueño, se encuentra descansado. Bueno al principio es un putada, pero como todo en la vida es cuestión de hacerse y encontrarle, las ventajas que las tiene.

Sábado por la mañana y ya llevaba un rato despierto, ella a mi lado dormía como un angelito,algo la luz entraba ya por las rendijas de la persiana y miré el reloj las 9, como tampoco nos habíamos ido a dormir muy tarde y eran más de 9 horas ya de sueño, pensé en una de esas ventajas de levantarse pronto y me puse a darle besitos muy suaves en el cuello, a los que respondio con un gemido y algo que no entendí, seguí metiendo mi mano debajo de la camiseta del pijama y acariciando suavemente sus pechos, ahí ya lanzó un suspiro por lo que fui bajando por su vientre, colé mi mano por la cintura del pantalón del pijama y fui en busca de su sexo y aunque suave y caliente, aunque seguía dormida, su sexo reaccionó enseguida lubricando ante mis caricias, y le susurré al oido.

-Las niñas buenas se ponen braguitas para dormir, ¿que es eso de dormir sin nada "señorita"?

Entonces soltó un largo resoplido a la vez que me quitaba la mano y me dijo con voz de sueño.

-Quita pesado, que es muy pronto.

Se puso boca abajo y mi gozo a un pozo.

Me incorporé un rato, pensando que igual mi intención la había calentado, pero no siguió durmiendo. Así que cansado de cama, me levanté y preparé café. Me gusta mucho tomarme el primer café del día al aire libre, aun en invierno, esa sensación del frio azotando mi cara, me hace sentir vivo, además había amanecido un día tranquilo, con el fresco normal de la época pero sin una nube, vamos un dia radiante de casi invierno. Saboree aquel café mañanero con toda la calma del mundo, momento de paz, tanto que me fui a por un segundo, total que cuando me di cuenta eran más de las 10 de la mañana y pensé que sería que con el día que hacia valia la pena aprovecharlo y sin pensarlo mucho me fui a la habitación donde aun dormía la "princesa" y levanté las persianas.

-Venga nena arriba que son casi las 11!!!!!

Se dio media vuelta quejándose.

-Joder tio que pesado eres, es Sábado me apetece descansar.
-Ya llevas mas de diez horas descansando y hace un día de esos que en tiempo no vamos a tener ninguno igual.

Sin pensarlo más cogí el nórdico y tiré de el destapándola.

-Pero tu estás tonto o que?

Cogió otra vez el nórdico y se tapó hasta la cabeza.

-Ve venga nena que hace un dia precioso.
-Joder me la pela el puñetero día que parte de eso no entiendes!!!!!!!!

Entonces cogí el nórdico y literalmente lo arranqué de tal forma que no se podía volver a tapar.

-Pufff ya veo que te has propuesto joderme el día, y será que te no te dije que quería descansar.

Se levantó toda enfurruñada y se metió en el baño directa dando un sonoro portazo al entrar. Yo lo miraba todo un poco descolocado con el nórdico aun en los brazos, lo dejé en  en la cama y me fui para el baño, abrí la puerta y estaba sentada haciendo pis.

-Joder tio ni mear tranquila me vas a dejar.
-Te he dicho muchas veces, que no me gustas que des portazos?

Se subio el pantalón del pijama, se acercó a mi y me dijo.

-Me dejas intimidad por favor

Me aparté, y entonces volvió a cerrar con otro portazo, sin darme tiempo a reaccionar volvió a abrir la puerta y me dijo.

-Te joden los portazos? pues lo mismo que a mi me despierten de golpe.

Y volvió a cerrar de un portazo.

En aquel momento pensaba, en cuanto salga le pongo el culo ardiendo y le quito la tonteria, pero escuché el grifo de la ducha y me fui a la cocina a por otro café, allí pensé con frialdad, era evidente que ella sabía que aquel comportamiento le iba a traer alguna consecuencia, pero pensé que tal vez el mejor castigo era tenerla todo el día con las mariposas. De hecho salió de la ducha muy suave, y llegó a la cocina con esa sonrisilla y esa mirada baja de quien no ha roto un plato, imagino que esperaba encontrarme de pie de brazos cruzados para darle la charlita previa, pero no me encontró sentado tomándome otro café.

-Esta recien hecho. Te he dicho alguna vez que me encanta el olor que dejas recien duchada?

Sonrió se preparó el café y se sentó conmigo a desayunar en diez minutos no dijo nada como si tuviera vergüenza, desayunó en silencio, yo me levanté y me encendí un cigarrillo ahí se tensó solo miraba la taza, le dii una calada y me volví a sentar tranquilamente.

-Que te parece si bajamos a la ciudad, damos un paseo por el mercado de Navidad, nos vamos a tomar unas cañitas por centro, ya picamos algo allí y luego ya vemos?

Imagino que no es lo que esperaba, y me respondió con un escueto:

-Vale, me voy a vestir que yo tardo más.

Me terminé de fumar el cigarrillo, nos cruzamos  por el pasillo ella de camino al baño con la ropa bajo el brazo, yo me vestí en la habitación y la esperé en el sofa, que terminase y pasase por el apartado de chapa y pintura. Apareció ya en el salón lista, se había puesto mis vaqueros preferidos unos elásticos que eran como una segunda piel y le hacían un culo perfecto. Yo me levanté me fui al baño, me puse unas gotas de colonia y listo, ventajas de tener  poco pelo.

Era casi mediodía cuando salimos, fuimos a darnos una vuelta por el mercado navideño del centro, pero había mucha gente así que decidimos cruzar a la otra ribera e ir a una terracita que nos gustaba mucho, el día acompañaba, casi primaveral y soleado, hicimos unas cañas y picamos de tapeo, hablando con normalidad sin mencionar el incidente mañanero. Después dando un paseo tranquilamente nos dirigimos hacia donde habiamos aparcado, pero aun hicimos otra parada a tomarnos un café y seguir charlando. Total en esta época con los días tan cortos, cuando nos dimos cuenta ya había anochecido y decidimos volver a casa.

Ya en casa nos apalancamos en el sofá aunque ella y me extrañó no se puso el pijama, solo se quitó las botas y se puso las zapatillas de estar por casa, pusimos la tele y me empezó a contar no se que historia de su familia, la verdad es que  no lo hice ni caso, se que le jode mucho que la ignoren.

-Me estás escuchando?
-Si perdona, que me decías?
-Pufff como sois los tios ni puto caso, en fin

Entonces me dio un beso en los labios y apoyó la cabeza en mi hombro a la vez que ponia una de las manos en mi pierna muy cerca del area de penalty. Entonces le quité la mano a la vez que me separaba, para que no pudiera apoyar la cabeza en mi hombro.

-Te pasa algo?
-A mi nada eres tu quien no quería que la tocase esta mañana o crees que las cosas van a ser siempre cuando tu quieras?

Se quedó callada un momento pensativa.

-Que? no tienes nada que decir? o no te acuerdas de los tres portazos y como te has puesto esta mañana.

Se puso roja como un tomate.

-No vas a decir nada?
-Que lo siento joder, pero ya sabes que me da mucha rabia que me despierten así.
-Como? porque lo intenté de todas las maneras, si nos hubieramos acostado tarde o hubieras pasado mala noche ni te molesto, pero tia llevabas casi 11 horas durmiendo.
-Ya sabes que soy dormilona
-No, lo morritos no te van a colar
-Me perdonas?
-Crees que debería perdonarte?
-Bueno...
-Bueno que?

Ahí se hizo un silencio de unos 30 segundos

-Bueno ya te he pedido disculpas no? o tengo que rebajarme más?
-Lo que no tienes que hacer es ponerte chula, eso desde luego ¿ y tu crees que un simple perdona va a hacer que pase por alto, la pataleta de niña maleducada de esta mañana?

Ahí quería ponerla contra la espada y la pared, yo creo que a esas alturas sabía perfectamente que los portazos de aquella mañana los iba a pagar su precioso culo, pero quería que fuera ella quien lo pidiera.

-Pufffff
-Pufffff ¿que?
-Que vale que tienes razón que me he portado como una cria
-Y que le pasa a las crias que se portan mal?
-Puffffff
-Que les pasa?
-Que las castigan?
-Algo avanzamos. ¿crees que tu comportamiento de esta mañana merece un castigo?

Ahí otra vez se ruborizó como un semáforo. Y terminó diciendo con tono suave.

-Si
-Si ¿que?
-Que si me merezco un castigo.
-Ha costado, pero ahora parece que empezamos a entendernos. Ve a por el cepillo.

Mi "orden" le sacó  una queja, pero obediente fue a buscar el cepillo, que le pidiera directamente el cepillo significaba que iba a ser una zurra severa. Me lo dio volviendo a poner morritos, yo negué con la cabeza y le dije.

-Pon un cojín en mis piernas y colócate.

Suspiró y lo hizo, realmente aquellos vaqueros le hacian un culo precioso. Cogí el cepillo y empecé a darle. Realmente que me gustasen los vaqueros fue una suerte para ella porque tarde mucho más en quitárselos de lo que hubiera tardado de haberse puesto el pijama. Pero como una buena zurra se da con el culo al aire, al final le tocó levantarse, para que se lo desabrochase, se lo bajara o más bien enrollara, (es lo que tienen los vaqueros elásticos) y tras el tanga y la volviera a "invitar" a ponerse en mis rodillas esta vez culo al aire y bien expuesto. Para aplicarla una larga ración de cepillo sobre la piel desnuda, hasta llegar a ese punto donde realmente notas que cada azote es un suplicio.

Me detuve, le acaricié un rato ambos cachetes, rojos como el interior de una sandia, pero calientes como una sopa recién servida.

-Vete al rincón un rato, doña portazos.

Se levantó, como los vaqueros no estaban muy abajo, no le costó mucho andar hasta el rincón, me encendí un piti y me puse a mirarla, 5 minutos serían suficientes para que recuperase lo justo, quería una lección especial. Así que pasado los 5 minuto la llamé. Se acercó y sin decir nada cogí mi movil, mientras esperaba enfrente de mi con los vaqueros y el tanga a medio muslo, llamé para pedir una pizzas para cenar. Cuando colgué la miré.

-Tienes algo que decir?
-Que lo siento de verdad, que intentaré no dar más portazos.
-Así me gusta, que al menos seas sincera, porque si me llegas a prometer que no ibas a dar más no te hubiera creido, pero vamos que  me pienso asegurar que la tentación de dar portazos al menos por un tiempo ni se te pase por la cabeza. Coge el cojín ponlo en el apoyabrazos del sofá y ya sabes como me gusta, pies apoyados en el suelo, culo bien alto y brazos en el sofá.

Sabía que no lo quedaba otra y que lo que más le convenía era ser obediente a riesgo de salir más perjudicada.

Nada más ponerse me desaborché el cinturón, lo saqué del pantalón sabía que todos aquellos ruidos, el metálico de la hebilla, el del roce al sacarlo, otra vez el metálico en el proceso de doblarlo, la ponían especialmente nerviosa, no era su instrumento más temido, pero si el mentalmente más efectivo sin duda., cuando puse el cinturón sobre su culo rojo, dio un respingo.


-Cuantos portazos diste esta mañana, señorita carácter?

Un breve silencio y dijo

-Tres.
-Si tres y cuanto son tres por diez?
-Treinta.
-Pues ese es el número de azotes que vas a recibir. 10 por cada portazo y contados.

Cogí el cinturón y le solté el primero, espere a escuchar alto y claro el uno. Y fue a por el segundo. Al décimo, hice una pequeña pausa, pasé los dedos por las pequeñas marcas del cinturón y le dije que volviese a contar del uno al diez por el segundo portazo. Le fueron aplicado los siguientes diez azotes que también contó. Antes de empezar la última tanda hice una pausa más larga, para darle tiempo a recuperar un poco.

-Esta última va a ser diferente, al correspondiente número, lo vas a acompañar con la frase "gracias por corregirme" ¿esta claro?

Resopló, pero en ese momento ya no le quedaba más salida que pasar esa vergüenza, que a veces no deja de ser un truco para despistar otras sensaciones.

El primero, se lo tuvo como que me pensar, yo esperando cinturón en mano, hasta que dijo

-Uno. Gracias por corregirme.
-Bien, pero un poquito más alto y que suene más convicente mejor.

El segundo ya sonó como quería, al alargar el contar, yo también fui más lento dándole los azotes, ya tenia el culo muy magullado y fui clemente. Eso si lo que no fui es sexual, era un castigo y así quería que lo sintiera al menos durante un rato, me puse de nuevo el cinturón, miré el reloj y la mandé de vuelta al rincón esta vez de rodillas y con las manos en la cabeza. Fue ponerse y sonar el telefonillo, era el pizzero. Le dije:

-No te muevas.

Le abrí la puerta de la escalera para que subiera y abrí la puerta de la calle, me imaginaba que pasaba por la cabeza de ella en ese momento allí de rodillas en el rincón castigada con un extraño a pocos metros, cogí la pizzas y le dije al pizzero que esperase, que iba a buscar la cartera, entré al salón, allí estaba inmóvil, me la imaginaba tensa, cogí la cartera, le pagué y le di algo de conversación, para alargar aquella situación tan mentalmente morbosa, evidentemente no la iba a ver, pero ella podia escuchar su voz y casi notar su presencia. Así que cuando cerré la puerta imagino que respiró aliviada.

La dejé en el rincón mientras preparé las pizzas, decidí que no valia la pena poner la mesa, que cenariamos directamente en la mesilla de café del sofa, eso si yo en el sofá y ella sentada en un duro taburete de madera enfrente.

Cuando estuvo preparado la fui a buscar, la ayudé a levantarse, pero en ese momento le puse las manos contra la pared y cogiéndola de la cintura la hice sacar el culo hacia fuera, llevé mi mano entre sus piernas desde atrás, toda la mano entera frotándole el coño. Ella se dejó hacer....

-Vaya parece que ahora si te apetece que toque, señorita carácter. Separa las piernas y echa el culo hacia atrás más.

Lo hizo. Le volví a pasar la  mano por el coño y entonces empecé a darle unas palmaditas en el coño, una 20 seguidas  paré y le dije.

-Aun te vas a correr si sigo. Vamos a cenar anda que estás castigada.

Y nos sentamos a cenar, ella roja cara y culo en el duro taburete y yo frente a ella en el sofá....

¿Habría premio después?.

Continuará.



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