sábado, 14 de julio de 2018

Genio y figura





La fantasía de ser objeto es muy habitual en la mente sexual femenina, la idea de ser totalmente pasiva y "usada" bajo control evidentemente y con la persona elegida y a veces las circunstancias te pueden llevar a matar dos pájaros de un tiro y aprovechar las circunstancias, para completar a través de otra fantasía una secundaría como esa.

Yo sabía que había tenido una semana complicadita en el trabajo, además cuando pasa eso siempre soy efecto colateral, vamos que tarde o temprano me toca recibir de alguna manera, en forma de malas contestaciones, borderías, malhumor.....todo sea dicho cosa que yo también muchas veces provoco, a ver si salta y descargamos de una vez esa tensión.

Por fin llegó el fin de semana, viernes tarde, cuando llegué ella ya estaba en casa, habíamos hablado un par de veces por teléfono durante el día y la cosa había terminado las dos veces en discusión tonta, sin importancia, pero que me indicaba que estaba en el límite y que si seguía acumulando explotaría, así que ya fui con la idea de pinchar hasta que saltara, ella no es tonta y supongo que algo intuía también, cuando llegué me la encontré tirada en el sofá descansando, algo que también suponía por el cansancio acumulado, el recibimiento sin ser muy efusivo tampoco estuvo mal, incluso sonriente. Me senté en el hueco que dejaba en el sofá a la altura de sus caderas, estuvimos charlando un rato con total normalidad, parecía estar más relajada o tal vez más vigilante. Tras una media hora de charla tranquila le dije que me iba a poner cómodo y volvía enseguida. Me fui a la habitación un poco extrañado de tanta paz, después de la semana que me había tocado aguantar y mal pensé, así que me decidí a provocar antes que la presión provocase un explosión incontrolada, me lo puso fácil, en la silla de la habitación había dejado hecho un ovillo el uniforme de trabajo y pensé esta es la mía lo cogí tal y como estaba y me fui hasta el comedor, donde ella seguía tumaba en el sofa cubierta con una fina manta. Con la ropa en la mano le dije.

-Que te costará ponerlo en la cesta de la ropa para lavar.

Ni me miró, solo suspiro.

-Te estoy hablando
-Paso de escuchar tonterias, ya me dirás que te molestaba la puta ropa, ya la llevaré luego o cuando me salga del coño, no soy  un niña de 5 años

Al escuchar la frase pensé ya está, ya la tienes. Le tiré la ropa.

-Ve a llevarlo a su sitio ahora.

Tal como se la tiré la cogió y la tiró al suelo en mitad del salón.

-A tomar por c.....la p....ropa.
-Levántate coge la ropa y llevala a su sitio.

A punto estuve que se me escapara una carcajada, pero conseguir disimular bien.

-No pienso levantarme por capricho tuyo, ¿sabes la semana que llevo? para que ahora me vengas con el cuento de la ropa.
-De tu semana se algo si, o te tengo que recordar quien acaba pagando siempre los platos rotos.
-Pues es lo que hay y si no te gusta ya sabes.

Esa última respuesta hizo que reaccionara institivamente desabrochándome el cinturón, no llegué a sacarlo que visiblimente molesta se levantó cogío la ropa del suelo de forma brusca y desapareció toda digna por el pasillo, de vuelta ya con las manos vacías y orgullosa, me dijo:

-Contento? puedo ya volver a descansar? o hay algo más urgente que quieres que haga?.
-Pues si vete a la habitación

Me miró extrañada.

-A la habitación!!!!!!!!
-Pufffffffff

Se metió en la habitación dando un portazo, miré el reloj y calculé el tiempo para que bajara el souflée de carácter, media horita más que suficiente pensé y me apalanqué en el sofá, sin prisa, el objetivo doble que se tranquilizara y también empezar a crearle sensación de tensa espera. Pasada la media hora me levanté y me dirigí para la habitación me imaginaba lo que pasaría por su cabeza al escuchar mis pasos acercarse, en el momento en que abrí el pomo de la puerta, ella estaba tumbada en la cama, había puesto la tele, se giró al entrar y en tono suave y conciliador le dije.

-¿Estás más tranquila?.

Se incorporó y se sentó en la cama mirándo hacía mi.

-Si perdona, estoy agotada.

Se levantó y se acercó hasta mi, al llegar a mi altura la cogí de la cintura.

-Lo se, se que lo estás

Ella buscaba el contacto físico y me miraba sonriendo, como intentando seducirme o más bien que cayese en la tentación y olvidase lo de antes, y a punto estuve.

-Vete al rincón
-Puffff en serio? no te apetece más...
-Te tengo que llevar yo?

No fue necesario con cierta cara de derrota se fue al rincón de la habitación. Me la quedé observando un rato, aunque obediente seguía jugueteando y provocando, moviendose continuamente, hasta que me acerqué la cogi de la zona del ombligo con la mano izquierda haciendo leve presión hacía atrás y con la derecha le di un par de sonoros azotes, en el medio de las nalgas.

-Si tu estás jugando yo no, está claro?

De inmediato se puso en la posición correcta, osea piernas juntas y rectas, manos encima de la cabeza y quieta. Volvi hacía atrás, me quité el cinturón haciendo el máximo ruido posible, para que aunque no pudiera verme intuyera el uso que le iba a dar al cinturón en breve, después abrí el armario saqué de la caja de los juguetes la regla de madera de 60 cm, la dejé un momento y quité las dos almohadas que puse en el centro de la cama, despúes deje la regla junto al cabezal y sin perder el tiempo más me fui al rincón a buscarla la cogí de una de las manos y tiré de ella, hacía el otro lado de la cama, la solté un momento para sentarme y volviendo a cogerla de la muñeca directa a mi regazo, llevaba puesta una camiseta de tirantes y unos pantaloncitos cortos ajustados de hacer deporte, así  que nada más ponerla en mis rodillas con la mano izquierda le cogí de la cintura de los pantaloncitos estirando de ellos hacía arriba y con la derecha empecé a azotarla no demasiado intenso pero si bastante rápido, sin soltarle con la otra mano la cintura del pantalón corto,  un rato largo sin pausa, para calentar, cuando me detengo, hago que se levante y de pie frente a mi, le bajo el pantaloncito lo justo un palmo por debajo de las nalgas lo dejo y de nuevo a mis rodillas, se queja con la boca pequeña, pero enseguida ahogo las protestas a palmadas, ahora ya empiezo directamente con más energía, cuando llevo un par de docenas de azotes más o menos pone una de sus manos para protegerse, la detengo con la mano izquierda la sujeto junto a la espalda, y retomo la azotaina, con más intensidad, la azotaina incesante enseguida le colorea la piel del culo, de rojo intenso entonces se lleva la otra mano, que también neutralizo con mi mano izquierda contra su espalda, aprovecho para poner mi pierna derecha por encima de las suyas y completar la sensación de control absoluto, aunque le doy tiempo de tomar aire, antes de continuar. Cuando lo hago, empiezo ya a ritmo vivo en  intenso, quiero un tono más de rojo en su piel y ya no me detengo hasta que no empieza a picarme la mano, que al parar poso entre sus muslos, ella suspira aliviada, y así estamos un par de minutos en silencio mientras con la yema de los dedos rozó solo sus muslos por detrás.

-Levanta.

Se levanta de mi regazo, al hacerlo tiene la  tentación de frotarse el culo,  pero reacciono rápido y le cojo las manos mientras niego con la cabeza.

-Túmbate boca abajo en la cama, ya sabes para que son las almohadas.

Entonces ya se ha rendido, no protesta ni intenta nada, se sube en la cama y se tumba boca abajo las almohadas justo debajo del pubis, haciendo que el culo quede levantado, yo cojo el cinturón que cuelga en la silla, lo doblo, sin soltarlo lo pongo encima del culo desnudo rojo y expuesto, calculando que tiene la largada correcta y le digo.

-Serán 30, 15 desde el lado derecho y 15 desde el izquierdo cuéntalos.

Levanto el cinturón, con la mano izquierda sujeto la punta doblada y zasssss, movimiento  rápido de brazo y el cinturón impacta en su piel, espero un instante, hasta que escucho con voz suave:

-Uno...

Vuelvo a poner el cinturón en su piel desnuda, así cuando no note el contacto podrá anticipar el nuevo azote, sin prisa siguiendo el mismo ritual, de azote, instante hasta escuchar el número, posar el cinturón en sus nalgas y volver a "disparar" le doy los 15. Luego me cambio de lado, a mano cambiada, y repito exactamente el mismo ritual con otros 15 azotes. Al terminar dejó el cinturón de nuevo colgando del respaldo de la silla, me acercó y paso por primera vez mis dedos examinando sus nalgas, se nota el relieve de los extremos del cinturón y como toda la piel de dentro de esa linea emana calor. Entonces le pido la  regla, que tiene junto al cabezal, vuelve a quejarse un poco, pero finalmente la coge y alargando el brazo me la entrega, nada más cogerla la pongo encima del culo y ahí la dejo.

-Serán 30 más con la regla que también vas a contar.

Al terminar de decirlo cojo la regla, le doy unos golpecitos suaves con ella, calculando el recorrido para que caiga plana sobre sus nalgas y empiezo con los 30 con la regla, siguiendo un ritual parecido que con el cinturón, azote, espero a oir el número y siguiente azote, aunque algo más rápido que con el cinturón y procurando que caigan en la parte baja del culo todos, al terminar en esa parte de la piel se ve alguna marca azulada rodeadas de un rojo intenso, dejo la regla tambien en la silla, me siento y vuelvo a examinar con mis dedos la piel castigada pero no demasiado tiempo. Enseguida la hago incorporarse de rodillas encima de la cama, despues le hago extender los brazos juntos con las palmas de la mano hacía arriba y coloco en su manos la regla.

-No te muevas, que ahora vuelvo.

Salgo de la habitación, en esa posición quiero que se sienta castigada y además teniendo que sostener la regla no puede frotarse las nalgas, por lo tanto calmar el escozor de la azotaina. Calculo 5 minutos en los que estoy fuera de la habitación, cuando vuelvo a entrar, sigue en la misma posición sosteniendo la regla. Sin decir nada me siento a su lado, vuelvo a pasar mis dedos por sus nalgas, -alguna marca va a quedar- comento a la vez que empiezo a soplar muy cerquita de sus nalgas, entonces mi mano va entre sus piernas...

-Aquí se podría nadar

Me levantó y le quito la regla, guardo en su sitio ella mueve las manos aliviando la incomodidad de la posición fija.

-Vuelve a tumbarte boca abajo

Lo hace algo inquieta, ante la posibilidad de que el castigo no se haya terminado, pero enseguida se alivia cuando deslizo el pantaloncito entre sus piernas para quitárselo del todo.

-Ponte a cuatro patas.

.Lo hace, apoya manos y rodillas en la cama, yo me subo en la cama detrás suya, paso toda la mano entre sus piernas frotando suave pero firme, en algún momento agarro toda la vulva fuerte y despues la suelto y le doy un par de palmaditas, eso hace que aun lubrique más,  mientras me desabrocho el pantalón, lo dejo caer al igual que los bóxer me cojo la polla bien erecta y directa la guió a su coño y de un golpe de riñones entra entera sin , problema, ella jadea, empiezo a moverme al principio se está quieta pero enseguida empieza a acompañar mis movientos con moviéndose ella también al mismo ritmo noto su culo caliente cada vez que choca con mi pubis, con sus jadeos aumentan y sus movimientos también...entonces paro.

-Crees que te has portado bien?, yo creo que no y que ya veremos según te portes si habrá premio.

Saco la polla de su coño, ella respira agitada, separo sus nalgas castigadas con la mano izquierda me mojo un dedo con saliva y lo paso por su ano haciendo un masaje circular, se contrae en el  primer contacto pero se va relajando con el masaje, entonces meto un dedo, juego un rato con el  y pruebo con un segundo cuesta un poco al principio pero también se relaja, es el momento de meter por ahí  mi polla, la dirijó hacía la estrecha entrada, aprieto suave pero firme, es un momento de resistencia y vencida entra toda despacio en su culo, la cojo de la cintura sin moverme, apretando contra mi un instante y entonces despacio empeizo a moverme, a meter y sacar progresivamente, hasta que poco a poco se va adaptando y empeizo a moverme más rápido, en un determinado momento noto su mano, en la entrepierna buscando el clítoris, pero se la aparto.

-Aun no te he levantado el castigo.

Me muevo más rápido ella ya no  tiene las manos apoyadas en la cama, apoya los hombros y la cabeza, y yo sigo hasta correrme....entonces la saco y me quedo de lado, ella se deja caer del  todo boca abajo y vuelvo a acariciarle el culo, sigue rojo muy rojo, palpitante y alguna marca va a quedar. Me levanto a por la crema unto la yema de mis dedos en ella y la extiendo por  toda la piel castigada y entonces le digo.

-Quieres correrte?
-Tu que crees?
-Pues lo vas a hacer tu solita mientras te pongo crema..

Un segundo despues de decirlo, noto su mano debajo de su cuerpo buscando con ansía su coño, yo mientras sigo masajeándole el culo que va absorviendo toda la crema.





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