sábado, 2 de junio de 2018

Tarde de tormentas (La libreta XVIII)




Acababa de abrir los ojos tras una placentera y larga siesta, ella se desperazaba de pie al lado del sofá, con voz somnolienta y bostezando le dije.

-Que hora es?
-Las 5 y media, joder casi dos horas

Suspire profundamente, las 5 y media de domingo tarde, eso singificaba que en unas horas debería montarme en el coche y tomar el camino de vuelta. Odio los domingos por la tarde son sinónimos de despedidas, de retorno al trabajo y a la rutina, me quedé pensativo y en silencio viendo como ella terminaba de estirarse y con voz somnolienta también me dijo.

-Yo me voy a dar una ducha a ver si espabilo que no he hecho nada el fin de semana y no tengo ni ropa para mañana.
-Te ayudo?
-No hace falta gracias, aprovecha y descansa

Tenía razón desde que había llegado el viernes por la tarde no habíamos hecho nada, nada productivo que se suele decir, de hecho el sábado en todo el dia no habíamos salido de casa y solo aquella misma mañana de domingo aprovechando que hacía una mañana radiante habíamos bajado a la ciudad a hacer el vermut. Se había pasado media mañana provocándome, contestándome mal, siendo mal hablada cuando no lo es y sabe que me molesta especialmente sobre todo cuando se le nota que no es algo espontáneo, me había llevado la contraria con esa ironía tan provocadora en todos los temas vamos que le picaba la nariz. Yo le seguí el juego y lo hice de la manera que se que más rabia le da ignorando sus provocaciones, se que cuando se pone así lo que quiere es un puñetazo en la mesa y que me haga de repente con el control, pero es muy divertido dejarla hacer ver como ella misma se va metiendo en la boca del lobo y como aun tensa la cuerda más. Hasta que cuando ya se había dado por vencida saliendo del último bar donde estuvimos picando algo y tomando unas cervecitas, de camino al coche, le puse la mano en el culo y le dije.

-Ahora cuando lleguemos vas a saber lo que es bueno o crees que no he tomado nota de todo?

En ese momento llegabamos al coche, su cara cambió, una sonrisa nerviosa, el poder de una frase, una excusa mala.

Nos sentamos en el coche arrancó, los dos en silencio le puse la mano en el muslo acariciando y dando algún golpecito, a través de su piel podía casi intuir sus pensamientos, al escuchar aquella frase su cabeza empezaría a girar, pensando en cual sería mi reacción al llegar a casa, intrigada pero sin atreverse a preguntar, soltó alguna frase banal, que no contesté con la mirada perdida al parabrisas mi silencio era parte del juego de aumentar su incertidumbre, mientras seguía acariciándole la pierna mientras conducía mi mano subía por el vaquero ajustado hasta la ingle, casi podia sentir el calor en su entrepierna que había provocado mi frase. En un determinado momento hizo el gesto de poner música, pero le sujeté la mano y la miré para decirle.

-Nada de música quiero que pienses en como te has portado porque cuando lleguemos quiero una explicación a un comportamiento tan infantil.

Terminada la frase seguí con la mirada perdida a la carretera, el silencio solo era roto por algún largo suspiro de ella, a saber que pasaba por su cabeza durante esos suspiros.

Pero este juego es un juego de dos y cada uno juega sus cartas y nada más llegar ella lanzó un órdago que la salvó  al menos de momento, me asaltó dentro del coche en el parking, me besó y me pilló desprevenido, la cosa se puso muy caliente y acabamos subiendo a toda prisa al piso, desnudándonos por el pasillo para terminar ahogando el fuego en la cama y luego tras comer algo para matar el hambre sucumbiendo a una larga siesta de la que acababamos de despertar. En eso estaba pensando cuando una ráfaga fria de aire que entraba por la cristalera entreabierta de la terraza me hizo despertar del todo, me levanté para cerrar y al asomarme ví como el cielo resplandeciente y soleado de la mañana se había vuelto de un negro muy amenazador, como las ráfagas de viento levantaban remolinos de polvo seco y a los lejos se escuchaba el bramar de los truenos, el dia soleado había dado paso a una tarde de tormenta, a lo lejos sentía una lluvia pero esta provenía de dentro de la casa, de la ducha mojando su cuerpo desnudo. Mi primera tentación fue en vista de como se habia puesto la tarde ir a hacer la maleta y no tardar mucho en salir a ver si evitaba la tormenta a la vuelta, pero ¿se iba a quedar sin su merecido?, estaba en esos pensamientos cuando salió del baño con la toalla en la cabeza vino hasta el salón y se encendió un cigarrillo de pie apoyada en la mesa de cristal.

-Se ha puesto fresquito no?
-Si y va a caer tormenta.

Al decirlo se acercó hasta la cristalera y apartó la cortina para mirar.

-Mmmm me encantan las tormentas
-A mi no

Apagó el cigarrillo en el cenicero de la mesita y  me dijo.

-Voy a secarme el pelo

En eso momento el resplandor de un rayo iluminaba la oscura tarde y unos segundos despues cuando el trueno hacia vibrar los cristales le dije

-Eso sécate el pelo que antes de irme quiero solucionar algo que tengo pendiente contigo
-Vaya pensaba que eso ya lo habíamos solucionado antes
-Pues pensabas mal, así que no tardes.

Otra vez la sonrisa nerviosa y un largo suspiro, se fue sin decir nada para el baño, ¿lo esperaba? o ¿realmente había pensado que un rato de sexo duro me había hecho olvidar? nunca lo sabré, pero esta vez no iba a camelarme así que tomé la iniciativa me fui hacía el baño mientras aun estaba secándose el pelo y le dije.

-¿Te queda mucho?
-No ya casi estoy
-Bien pues cuando termines vete al comedor y te pones mirando a la cristalera como si fuera la esquina. ¿esta claro no?
-Pffffffffff si.
-Voy a hacer la maleta.

Me metí en la habitación y me puse a hacer la maleta, al poco salió del baño y se fue directa al comedor, cuando terminé la ropa de la maleta pase un momento por el salón antes de ir recoger las cosas del baño.

-Señorita las manos en la espalda, que nos conocemos.

Al escucharlo lo hizo casi de forma inconsciente. Yo me fui para el baño con total tranquilidad recogí lo que me tenia que llevar lo puse en la maleta y sin pasar por el comedor me fui a la cocina a fumarme un piti, alargando la espera al terminar me fui para el comedor, sabía que mis pasos haciendo crujir la tarima del suelo en el silencio de aquella tarde solo roto por algún trueno harían que su corazón se acelerase al sentir como se acercaban, pero no llegué a ella, simplemente me senté en el sofa y entonces le dije.

-Bájate el pantalón del pijama y los que lleves debajo.
-Puffff eso es muy humillante!!!!!! y además llevo un buen rato y me aburro.

Sin contestarla me levanté, me fui hacia ella le cogí las dos manos que mantenia en su espalda, para evitar que las usara y le dí un ráfaga rápida de un docena de azotes en el culo allí contra la cristalera y de pie.

-Humillante es tu comportamiento de esta mañana y esto no es más que una consecuencia de eso, así que por el bien de tu culo más te vale que hagas lo que te digo. Me volví a sentar y al hacerlo lentamente se bajaba el pantalón del pijama lo único que había que bajar y me mostraba su culo blanco de momento volviendo a llevar las manos a su espalda. Una mujer adulta allí de cara a la cristalera con su culo expuesto y los pantalones a medio bajar era una imagen cuanto menos pudorosa, y así le dejé 5 minutos más disfrutando escuchando sus suspiros ya de desesparación. Hasta que le dije:

-Nena ven aquí.

En cuento se dio la vuelta me di un par de palmaditas con las dos manos en los muslos dejando bien claro donde quería que se colocara. La espera debió hacerle efecto, porque sin rechistar se tumbó por encima de mis piernas, la cadera bien alta, los pies perfectamente juntos en el suelo y las manos agarrando el cojín de la esquina del sofá.

-Sabes que no soporto que te comportes así.
-Exagerado no ha sido para tanto.
-Sigues con ese aire de chulería ?

En ese momento a la fuerza metía mi mano por entre sus muslos juntos y buscaba su entrepierna como imaginaba el rato de rincón había hecho efecto y su coño estaba muy mojado..

-Ya veo que sufrimiento en el rincón pobrecita ella....
-Eres un cabrón -me dijo a la vez que se le escapaba un risa-
-Yo no me rio

Saqué la mano mojada de entre sus muslos y le di un azote bastante fuerte en cada nalga, dibujando mis cuatro dedos en su piel blanca.

-Has sido una niñata impertinente y provocadora y te he dicho muchas muchas veces que hay que saber parar.

Levanté el brazo y empecé a ponerle el culo como un tomate, sin precalentamiento y dando bastante fuerte desde el principio, iba haciendo tandas de 5 en cada cachete y cambiaba. Le di una primera tanda de 40 en total 20 en cada nalga tras la cual tenía el culo ya bastante rojo y caliente, pero quería más y seguí un par de tandas largas más, en cada una la pausa era más corta y le dejaba descansar menos el culo antes de volver a empezar, en la que seria la última la pausa fue de solo unos segundos antes de la ráfaga de azotes seguidos. Cuando terminé volví a meter la mano entre sus piernas y esta vez dos de mis dedos entraron en su coño al sentirlos empezó a mover las caderas como pidiéndome que siguiera, pero al empezar a moverse se los quité y le dije.

-Señorita esto es un castigo y te vas a quedar sin placer.

Con un gesto de mis piernas hice que se levantara y una vez de pie la volví a mandar a la cristalera a mirar la tormenta. Se fue algo enfurruñada, pero obediente puso las manos encima de la cabeza y decidí inmortalizar el momento, cogí el móvil y le saqué varias fotos en esa posición tan embarazosa. Al terminar el reportaje fotográfico me fui al baño y cogí el cepillo con el que había estado peinándose de vuelta con el me senté en el sofá y la llamé de nuevo, se giró y yo me golpeaba la mano izquierda con el cepillo, yo sabía que el cepillo no le gustaba especialmente y al verlo su cara me lo confirmó pero no tenía mas remedio que colocarse otra vez en mis rodillas, con el culo bien levantado y esperar que no fuera muy duro con el cepillo. Decidí que una tanda de 40 azotes sería una buen cifra para ponerle el culo ardiendo y rojo escarlata, para el cepillo no hubieron pausas, le cayeron los 40 seguidos sin compasión a partir de la mitad más o menos ya se movía y quejaba sin disimular, cuando terminé dejé el cepillo y estuve unos segundos comprobando mi obra, todo el culo estaba rojo pero un tono especialmente subido dibujaba dos circulos en sus nalgas, en la zona que hace frontera con los muslos, ella respirba agitadad pero poco a se fue calmando en especial cuando empecé a acariciarle el culo muy suevemente...y mis dedos acabaron otra vez en su coño, que seguía mojado y le dije mientras los paseaba por entre sus labios.

-No tienes arreglo, te castigo y encima te gusta, voy a tener que hacer algo señorita. Levántate.

Se levantó y ya sentado empecé a desabrocharme el cinturón. Se quejó al verme hacerlo, pero bastó una mirada pare que bajase la suya, me levanté para continuar con el ritual de quitarme el cinturón ella me miraba.

-No se a que esperas a ponerte en posición
-Joder más?

Otra mirada le dijo que esa constación no era pertinente, que ya sabía que tenía que hacer y lo hizo se colocó en posición, por encima del apoyabrazos del sofa, los codos y las palmas apoyados en el asiento del sofá las piernas rectas y ligeramente separadas con la punta de los pies tocando el cuelo y el culo bien presentado. Yo terminé de doblar el cinturón y al terminar lo deje al lado de su cintura en el hueco libre del apoyabrazos, me agaché y terminé de bajarle los pantalones del pijama hasta los tobillos y antes de coger el cinturón volví a coger el móvil.

-Estas demasiado bonita así como para no llevarme un recuerdo.

Le hice unas cuantas fotos dejé el móvil y cogí el cinturón y ya serio le dije:

-30 cuenta y ni se te ocurra esconder el culo o apretarlo sino quieres que use algún truco.

Levanté el cinturón y lo estampé contra su piel desnuda y sensibilizada, ritmicamente le dí los 30 azotes sin pausas, solo con un pequeño descanso de  unos pocos segundos entre azote y azote para darle tiempo a coger aire y contar. Cuando terminé ya no solo tenía los dos circulos escarlata del cepillo si no que en su culo se dibujaba un dibujos abstracto de puntitos rojos debidos los bordes del cinturón que componían una silueta caprichosa que parecia como una linea irregular que marcaba la frontera entre piel castigada y piel inmaculada. Dejé el cinturón de nuevo en el hueco y casi inmediatamente llevé mi mano por detras a su coño, nada mas palparlo no pude evitar sonreir seguía empapado, hinchado y caliente, entonces le dije.

-Ahora te voy a follar, pero tu estás castigada así que no puedes correrte.

Me bajé los pantalones me saqué la polla y se la metí estaba tan mojada que apenás la sentía mi polla se deslizaba con tanta facilidad en su coño que parecía que no habia fricción, la sujeté con fuerza de las caderas y empecé a bombear, pronto se dejo ir ella y a moverse también mi pubis chocaba contra su culo castigado y sensible de vez en cuando el resplandor de un rayo de la  tormenta iluminaba el piso a oscuras casi, entonces noté como se estremecía yo sabía que era imposible lo que le había pedido y como sus jadeos y espasmos solo podían ser de un orgasmo además ni se molestó en disimular...cuando se corrió del todo paré y le dije.

-Te has corrido?
-Joder tu que crees?

Saqué mi polla de dentro de ella, la cogí de la cintura echándola un poco hacía mi y le di 5 palmadas desde atrás en el coño.

-¿No te había dicho que no podias?

Yo sabia que aquellas lo único que hacían era excitarla más, no me contestó y la solté para volversela a meter de un golpe, así estuve un rato se corrió otra vez mientras yo no dejaba de bombear entonces empecé a notar yo que mi orgasmo era inminente aumenté un poco el ritmo y justo cuando me iba a venir saqué la polla y terminé con mi mano para eyacular en sus nalgas mi semen caliente resbalaba por las marcas de la azotaina y me puse a extenderlo por ellas a modo crema hidratante, en ese momento soltó un suspiro de queja sobre todo cuando pasaba mis dedos por los bordes de las marcas.

Tras un rato de juego obsceno la ayude a levantarse.

-Y tu te habías duchado....

Sonrió

-Tu deberías también antes de irte y si nos duchamos los dos ahorramos agua.

Sonreí nos metimos en la ducha en aquel  momento llovía a mares y nada más iluminarse el cielo con los rayos sonaba el trueno. No se si ahorramos agua porque estuvimos un buen rato en la ducha. Cuando salimos me vestí, al poco salió ella. No hizo falta decir nada, yo cogí la maleta ella me acompañó hasta la puerta, no dimos un beso, le puse la mano en el culo y dio un respingo y sonrió a la vez.

-Ten cuidado en la carretera vale, dime algo cuando llegues.

Bajé las escaleras y salí a la calle, ya había dejado de llover, el viento había calmado todo olía a tierra mojada y solo algún trueno en la lejanía era el recuerdo de la tormenta que ya había pasado.

Unas horas después le puse un mensaje que ya había llegado y me fui a la cama.

Al día siguiente mientras tomaba café en el aburrido despacho cogí el móvil y le envié un mensaje de whatsapp.

-Esto para que te acuerdes que les pasa a las niñas malas.

En el mensaje adjunté las fotos que le había hecho en las cristalera y el sofá en posición de castigo ya con el culo muy rojo. Me contestó enseguida

-Eres un cabrón, me vuelve a picar el culo de ver las fotos y lo que no es culo....

Me empecé a reir.

Continuará....


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