lunes, 6 de noviembre de 2017

En mi despacho






Un repentino repunte en el trabajo, había hecho durante toda la semana, me había tenido que quedar trabajando bastante rato más del  habitual y que volviera a casa, prácticamente para cenar y meterme en la cama agotado.  Era algo circunstancial, que sabía que era cuestión de días que todo volviese a la normalidad, pero aun así este tipo de cosas te alteran la vida.

El Jueves ya veía la luz al final del túnel y si todo iba bien, el viernes me quitaría el excedente de trabajo de encima y todo volvería a la normalidad, así se lo comenté aquella  noche viendo la tele después de cenar.

-Mañana me quitó lo último de encima, aunque tenga que quedarme un rato más tengo ganas de volver a la normalidad.
-Si es que debes estar hasta los mismos ya....
-Como lo sabes
-Normal
-Sabes que me apetece? celebrarlo. ¿ Por que no te bajas tu a buscarme cuando termine, y nos vamos por ahí a picar y tomar algo?
-Puffff no tengo muchas ganas la verdad
-Eso lo dices ahora, que estamos apalancados pero mañana será otra día.
-No se a ver mañana.
-Claro que si, porque no llamas a María y su pareja y si les apetece vamos los 4.
-Vale mañana le digo algo
-Genial

Al poco nos fuimos a la cama.

El Viernes fue uno de aquellos dias de ir de culo todo el día, en uno de los pocos ratos libre que tuve ya por la tarde, le puse un mensaje.

-Hola guapa como vas?
-Bien ya en casa y tu tienes para mucho?
-Pues 3 o 4 hora más como mínimo me quedan
-Puffff pues ánimo
-Pero bueno, te bajas y vamos a tomar algo ¿no?.
-De eso quería hablar, no tengo muchas ganas la verdad.
-Se lo has dicho a María?
-Si.....y tampoco les apetece.
-Vaya....pues bueno sofá y manta pues
-Eso
-Pues nada te aviso cuando suba. Un beso
-Un beso y que te sea leve.

Seguí currando intentando salir cuanto antes, pero cuando ya se había ido todo el mundo y me había quedado solo, paré a tomar un café y coger fuerzas para el arreón final. Trasteaba el móvil fumándome un piti antes de volver a ponerme cuando vi que María estaba en línea y de impulso le puse.

-Vaya para de aburridos, porque no os animaís esta noche?

Enseguida obtuve respuesta.

-Animarnos a que?

Y al leerla entendí. Salí del paso como pude.

-Perdona María me he equivocado de persona.
-Ahhh vale, no pasa nada
-Lo siento

En aquel momento me sentía enfadado, tuve la tentación de llamarla y que me esuchara, pero tenía mucho por hacer aun y quería quitármelo de encima, me puse manos a la obra y a la vez iba pensando en lo que había pasado, que era básicamente que me había mentido y eso aun me enfadaba más. Seguí a lo mio hasta que calculé que me faltaba una hora o así para terminar y entonces la llamé.

-Hola!!!!!!
-Hola, ya estás?
-Casi me queda una horita o así
-Aquí te espero.
-Cambio de planes, me acaba de llamar María hace un rato y me ha dicho que se lo han pensado mejor y que si se apuntan. Así que venga arreglate y pásate por aquí,tráeme algo de ropa que me cambio aquí en un momento, tu misma...
-Puffff ya te he dicho que no tenía muchas ganas y como te ha llamado María?
-Pues eso que dice que ha cambiado de idea, venga va te dejo que así termino de una vez, en una hora o así te espero. Un beso!!!!!

Colgué para no darle tiempo a hacer preguntas, pero obviamente no es tonta y algo de se debía oler, ya que no le había dicho nada a María, pero también imaginaba que no se atrevería a preguntar. Me puse a currar para terminar cuanto antes mejor, ya que quería darle una sorpresa entre otras cosas.

Cuando le di a enviar al último presupuesto miré el reloj aún faltaba media hora más o menos sobre la hora que le había dicho y entonces se me ocurrió una idea, mi empresa está en un poligono mixto comercial e industrial y en la parte comercial, no faltaba un sex-shop y unos chinos. Allí me fui a toda prisa tenía que visitar ambos y comprar un par de cosas para la sorpresa. De vuelta ya con ellas, subí de nuevo al despacho y apenás me dio tiempo de meter lo que había comprado en un cajón de la mesa cuando me sonó el móvil.

-Ya estoy en la puerta.
-Bajo

Bajé las escaleras, abrí la puerta y allí estaba ella, venía arreglada, un faldita marrón estampada de vuelo, medias color chocolate, botines marrones con tacón, chaqueta y los labios y la raya del ojo pintados, le di un beso.

-Me encanta como vas?
-Gracias...

Además del bolso, llevaba una mochila con mi ropa para salir.

-Sube que me cambio.

Entramos en la nave de oficinas vacia, cerré la puerta y nos fuimos a mi despacho, ella ya lo conocía ya la había visitado antes.

-Siéntate

Se sentó en la silla que hay frente a mi mesa, para las visitas, yo abrí la bolsa saqué a ropa que me había bajado y empecé a vestirme en el despacho, la verdad es que ella no hacia mucha cara de entusiasmo, cuando terminé de vestirme, le dije.

-Bueno cojo las llaves y cuatro cosas de la mesa y nos vamos.

Me fui hacia mi silla detrás de la mesa y me senté mientras abría un cajón simulando y fue cuando le dije.

-Donde has quedado con Maria?
-Yo???? pensaba que habías quedado tú.
-No, a mi me dijo que se animaban pero que te llamaría a ti o te enviaría un mensaje
-Pues no me ha enviado nada

Eché mi silla hacía atrás, tocando la pared y me crucé de brazos mirándola.

-Ya lo sé, ni tu a ella tampoco
-Me estoy perdiendo, no me acabas de decir que ella tenía que llamarme a mi?
-Bueno va te lo cuento, esta tarde un rato tonto, he visto que María estaba en línea y le he puesto un mensaje, cuando me ha respondido me he dado cuenta que no tenía ni puta idea de que le estaba hablando, vamos que tu no le habías dicho nada, cuando hacía un rato me habías dicho que te había dicho que no tenían ganas de salir. Vamos resumiendo que me mentiste.
-Ya sabía yo que algo no cuadraba en todo esto.
-Tonta no eres, ¿verdad que no has llamado a María?
-No
-Por que?

No dijo nada.

-No la has llamado, porque me habías mentido, mi pregunta es por? que necesidad?

Titubeó un poco antes de contestar, pero pillada sin escapatoria optó por hablar.

-Vale si tienes razón no le dije nada y no le dije nada porque tenía cero ganas de salir hoy.

Me quedé un rato en silencio mirándola desde detrás de mi mesa hasta que muy calmado pero muy firme le dije.

-Sabes? uno de los pilares básicos de todo esto es la confianza y dentro de eso se incluye el decir las cosas claras, si no te apetecía salir es muy sencillo me lo dices y creeme que con una vez basta, no voy a insistir, es tan fácil  como decirme "oye que hoy no me apetece nada salir" ya está.
-Pufffff pero te veia con tantas ganas, que no sabía como decirlo.
-Pues vas a tener que aprender dos cosas, la primera es que no estoy aquí por obligación, ni compromiso estoy porque quiero y eso incluye respetar tus decisiones, la segunda que prefiero un no a una mentira, porque mentir afecta la confianza.

Ahí no contestó, bajó la mirada y seguí yo.

-Ahora mismo me apetece hacer algo, que no he hecho nunca desde que te conozco: castigarte de verdad, porque es lo que te mereces.

Me había levantado ya y me dirigía hacia ella.

-Levanta

Se levantó de la silla y yo ocupé su sitio.

-Ponte en mis rodillas. AHORA!!!.

Yo sabía que hacerlo en una fria silla, le daba todavia una mayor sensación de verguenza, la posición es incómoda y ella es un chica grande que iba a ser azotada como una niña pequeña, en mi regazo sentado en una silla. Le llevó su tiempo ponerse en una posición mas o menos cómoda.

-Estás?
-Si
-Muy bien

Le levanté la falda lentamente, como imaginaba había  usado el truco de las dos braguitas, las que estaban en su sitio y otras por encima de la medias para evitar que se bajasen. Empecé a azotarla con la mano, por encima de braguitas y medias, calentando si la gente que viera la única luz encendida del nido de oficinas supiera que estaba pasando ahí dentro...Durante un rato la azoté con la mano encima de la ropa que había debajo de su falda. Hasta que me cansé y la hice levantarse, de pie frente a mis piernas metí las dos manos por debajo de la falda, y fui deslizando capas, primero las braguitas que sujetaban las medias, despues las medias tomandome mi tiempo y terminé por bajarle el tanga de debajo de las medias, antes de ordenarle ponerse de nuevo en mis rodillas, le acaricié el culo desnudo por debajo de la falda, ya se notaba algo caliente, pero era solo un pequeño adelanto, de como pensaba dejárselo cuando salieramos del despacho. De nuevo a mis rodillas, en la silla, le levanté otra vez la falda, ahora descubriendo su culo desnudo y con un poco de color. Empecé de nuevo a sacudirlo con ganas, piel con piel, con ese sonido tan excitantes de las palmadas impactando contra su culo. Me guié por el color y el objetivo era el rojo intenso, así que no paré hasta lograrlo. Cuando ya ví en su piel el color que quería la hice levantarse y le dije.

-En el segundo cajón de mi mesa, encontrarás un cepillo y una regla de madera, la regla ponla encima de la mesa y el cepillo me lo das. Obediente y sin rechistar fue hasta mi mesa abrió el segundo cajón, cogió la regla que dejó encima de la mesa y vino hacia con el cepillo, yo la esperaba con la mano ofrecida, para que me lo diera, lo hizo y se me quedó mirando. Le hice un gesto inequívoco que la quería de nuevo en mis rodillas, gesto que entendió perfectamente. Puesta de nuevo, otra vez el ritual de levantarle la falda, para descubrirle el culo y azotárselo, aunque esta vez la dura y seca madera sustituía a mi piel más cálida. Yo sabía que la madera le resultaba especialmente dura, por eso había preparado ración doble, una primera dosis de cepillo en la que me apliqué especialmente, siendo especialmente duro, más que por la intensidad por la duración de la azotaina y por insistir en la parte más sensible, justo ahí donde se unen muslos y nalgas. Cuando paré tenía dos grandes circulos rojo oscuro en cada nalga. Decidí darle un respiro. La hice levantarse y la puse en el rincón al lado de un gran fichero, con las manos cogidas por detrás levantando la falda para que quedará bien a la vista su precioso y castigado culo. Yo me senté en la silla, me fumé un cigarrito sin decir nada, en completo silencio. Cuando aplasté la colilla en el cenicero me levanté cogiendo la regla y la llamé, apoyando la regla en la mesa le dije.

-Inclínate apoyando los codos en la mesa.

Lo hizo sin quejarse, ni rechistar.

Dejé de nuevo la regla en la mesa, para volver a levantarle la falda, procurando que quedara bien fijada con su propia cintura. Me puse a un lado, la mano izquierda en mi espalda y con la derecha sujetando la regla que le daba golpecitos en la piel desnuda. Antes de decir nada, le di unos golpecitos en la cara interna de los muslos, para indicarle que separase las piernas ligeramente y vuelta a los pequeños golpes en su culo.

-Seran 20, contados.

Al terminar de decirlo armé el brazo sonó un golpe seco de madera con piel. Un pequeño quejido seguido de un suave pero suficiente: uno. Los azotes con la regla de madera tienen que ser así secos, sin acompañar mucho en el momento del impacto, como queriendo dar y la vez echar hacia atrás la regla. Con precisión le fui dando uno a uno los 20 azotes, golpeando siempre la mitad inferior de las nalgas, sabía perfectamente que despues de la sesión de cepillo y los 20 extras con la regla, el recuerdo del castigo iba a estar presente unos cuantos dias en su piel y que durante un par de horas largas, iba a notar la incomodidad del picor y el ardor muy vivos en su culo.

Al terminar los 20 azotes, me fui a guardar la regla en el cajón de mi mesa, y abrí el primer cajón de el cogí un plug de silicona roja que habia comprado en el sex shop y un bote de lubricante. Me fui de nuevo hacia detrás ella seguía en la posición de castigo.

-Aquí no tengo crema, ni nada, así que vas a tener que aguantar el picor hasta que lleguemos a casa.

Mientras iba lubricando el plug, que dejé encima de la mesa, me puse un poco de gel lubricante en un dedo, con la otra mano separé las nalgas incandescentes y le hice un pequeño masaje anal con el dedo y el lubricante, antes de meterle el plug en el culo, una vez dentro, simplemente subí las distintas capas de ropa, el tanga primero, las medias despues y las braguitas por encima para sujetar las medias para bajarle la falda para terminar, la ayudé a levantarse.

-Abrá que ir cerrando.

Cogí las cosas, cerré el despachó, nos fuimos para la puerta, activé la alarma y cerré la puerta. Nos montamos en su coche, decidimos dejar el mio y ya ir al dia siguiente a buscarlo y nos fuimos a picar algo y tomar unas cervecitas. Evidentemente en la barra, ella ni se sentó. Enseguida nos fuimos para casa,

Ya en casa, le dije.

-Bueno espero que haya servido de algo esta vez, porque esta vez si quiero que sirva.

Sonrió y me dijo.

-Me ha quedado muy claro.
-Eso espero y no te olvides habla conmigo habla siempre, que cuando te callas es cuando te pillo, habla aunque sea para decir que no vale?
-Vale
-Pues venga voy a por la crema, ves desnudándote.

Cuando entré en la habitación ya me esperaba, desnuda boca abajo en la cama, aún tenía el culo bien rojo y se empezaban a ver los moratones de la madera, me apliqué a conciencia con la crema, dejándoselo bien embadurnado de crema. Una calmado eso, tenía que calmar algo más, mi calentón, me desnudé y le quité el plug, llevé mi polla a su culo, que acostumbrado al plug no opuso resistencia alguna a mi polla, que entró hasta los huevos en su culo y empecé a follármela despacito sin prisa, hasta que la excitación me pedía mas movimiento entonces le dije.

-Tu sigues castigada, te dije que hoy era un castigo de verdad, así que si quieres te vas a tener que espabilar sola, hoy no hay premio por mi parte.

Al momento noté sus dedos entre sus piernas, como buscaban otra entrada y empezaban a entrar y salir al ritmo de mi polla en su culo.

Fin.


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