viernes, 7 de abril de 2017

Descontrol (Por D.)





De todas las sensaciones que puedo llegar a sentir en los juegos, hay una especialmente que he intentado explicar muchísimas veces a quién me pregunta, pero que se me hace casi imposible en el momento. Voy a intentar explicarla ahora, a ver qué me sale.

Esa sensación, es el descontrol.

Durante el juego aunque intente dejarme llevar por completo, siempre hay ese punto de alerta en el que estás atenta al golpe, al ruido, a la respiración del otro o a los cambios en su postura para saber cuál es su estado de ánimo y por dónde irá la siguiente hora. Pero hay un momento que he conseguido realmente con pocas personas, diría que dos. Y es ese punto de no retorno en el que tu cuerpo ya no te obedece más y está a merced de lo que te diga la otra persona.

Con el tiempo me he dado cuenta de que solo puedes conseguir esa conexión con alguien que consiga hacerte sentir tan cómoda, que te olvidas de todo, de tus complejos, tus miedos, de la vergüenza, de lo que estás haciendo…de todo absolutamente. Y te dejas ir. He hablado con personas que me han comentado, el miedo que les daba ese momento por la vulnerabilidad que sentían, el poder que otorgaban a quién tenían por compañero de juegos. Otra me comentó que dejarse ir así, implicaba entrar en tal estado de desconexión que podía írsele la mano y acabar en el dichoso subespacio, cosa que no le gustaba nada, así que había aprendido a evitar el descontrol.

No sé vosotros, pero cómo os he dicho antes, solo he experimentado esto con dos personas y no es algo a lo que quiera renunciar para nada.
Una de las ventajas/inconvenientes que me proporciona a mí, es el control del orgasmo por parte de mi compañero. Sabe perfectamente cómo llevarme hasta ese punto en el que mi cuerpo solo lo escucha a él y cuando parece que la tortura va a ser eterna, susurra esas palabras junto a mi oído:

-Ahora va, dámelo…córrete.

Ppffff… y no hay manera humana en la que yo pudiera resistirme a esas palabras. Me convierto en líquido en sus manos las veces que él quiera.
Otro de esos momentos, es durante los azotes. Dependiendo del instrumento que esté usando me es más fácil llegar a ese estado. El cinturón es uno de ellos. Es fácil perderse en su sonido al silbar en el aire antes del impacto, en la sensación al restallar sobre la piel, como te recorre el culo de lado a lado y puedes escuchar que su respiración se vuelve más pesada con cada golpe, sabes perfectamente lo que está pasando dentro de su pantalón y eso te hace volverte loca. Levanto un poco el culo, lo justo para que la tira roce entre mis piernas, entonces escucho esa especie de gruñido que hace a veces cuando está viendo algo que le gusta mucho, y es mi perdición…vuelta al descontrol.

No sé si habéis sentido lo mismo que yo alguna vez, pero si lo habéis hecho, sabréis a lo que me refiero y si tenéis otra manera de explicarlo, adelante, siempre me gusta aprender. ¿Cómo vivís vosotros el descontrol?

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