Habían sido unas semanas muy complejas para ella. Había estado preparando una charla a colegas y se había pasado mucho tiempo trabajando en ello. Tampoco había sido fácil para mí, ya que por unos días y entendiendo la situación, puse mi autoridad en stand-by sacando mi parte más paciente y de comprensión ante el momento.
Uno de eso días, me sorprendió una petición expresa que me hizo. Me pidió que controlase su fogosidad... Realmente es algo complejo de controlar, salvo que estés las 24 horas de guardia y eso es imposible, imaginé que era una petición más de referencia que de realidad y ahí quedó la cosa.
El día de la charla, al llegar me encontré la casa vacía, me dijo que volvería sobre las 9 al acabar. Que tras la charla había un cóctel y que por lo tanto vendría cenada. Me fui para la habitación a quitarme la ropa de trabajo y coger ropa cómoda para darme una ducha. Allí vi algo raro, la cama estaba revuelta y al colocarla, vi a los pies de la cama, unas braguitas blancas y azules, las cogí, aún estaban húmedas. Nadie deja tantas pistas evidentes si no quieres ser cazada y eso significaba algo, una petición, un mensaje claro: "he sido mala, haz algo".
Me senté con una sonrisa en la cama, cogí el teléfono y empecé a escribir.
" Señorita es una evidencia que antes de irte a la charla, has estado "relajándote " a solas...Te soy sincero lo encuentro hasta normal y seguro que te ha ido bien, contra el miedo escénico. Pero hay un pequeño problema, me pediste control, sobre tu actividad placentera a solas y suelo tomarme muy en serio tus peticiones de ayuda al autocontrol. Es más tenías la opción de pedir permiso tal y como hablamos.
Cómo consecuencia de todo esto, no me dejas más remedio, que poner en practica el ejercicio de mi autoridad, así que lee atentamente este guión.
Cuando termines, yo no estaré en casa. Nada más llegar. Te irás a quitarte la ropa de mujer que llevas, te desmaquillarás y continúacion te pondrás el pijama de cuadros sin ropa interior debajo. Cuando estés, me enviarás un mensaje y al terminar te irás al rincón del salón, dejarás caer el pantalón hasta los tobillos, te levantarás la camiseta por encima del pecho y esperarás inmóvil a qué llegue. Me escucharás entrar y por mis pasos sabrás que entro a la habitación, cuando entré empieza a contar a 100 en voz alta y lento. Tengo que escucharte y que me dé tiempo a preparar unas cosas.
Cuando hayas terminado de contar, estaré detrás de ti. Notarás mis manos en tus pechos primero, luego mi pie separando tus piernas, y con un dedo comprobaré si estás mojada, pasándolo entre tus labios, mientras permaneces inmóvil, si lo estás, te recordaré lo cochina que eres y que tú coñito depilado cómo una niña, no sé corresponde a tu comportamiento.
Luego te cogeré del brazo y te pondré frente a la silla y allí permanecerás un instante. Mientras me siento correctamente. Una vez sentado, te haré preguntas que te sonrojaran y te haré repetir esa adjetivo que tanto te avergüenza a la vez que te excita.
¿Se tocan las niñas buenas Baby?
Cuando termine el interrogatorio del que sólo quiero respuestas y no excusas o explicaciones, te colocarás sobre mis rodillas. Ya sabes, cómo siempre bien presentada y expuesta. Entonces empezarás a sentir el fuego de mi mano en ese culo travieso, desvergonzado y provocador. Hoy ya no habrá prisa, ya pasó, así que voy a dedicarme bien a él y te lo voy a dejar rojo como un tomate y caliente como un horno. Aunque pararé de vez en cuando, para que me digas porqué motivo te estoy zurrando el culo cómo a una niña traviesa y algo pervertida. Pararé cuando me duela la mano y eso sólo será el principio.
Te daré un descanso en mis rodillas, sin moverte, hasta que te dé el plug, que tendré preparado y tú misma te lo pondrás, quiero ver cómo lo haces y no quiero ningún tipo de argumentario, como que te da vergüenza, de eso se trata. Cuando lo tengas puesto, te levantarás te desnudarás del todo y te irás al baño. Allí encontrarás todas las braguitas infantiles, incluida la prueba del delito y las vas a lavar a mano una a una, cuando estés las tenderás dentro. Y los próximos días, por la mañana, yo elegiré y te pondré la braguita que vas a llevar.
Al acabar te irás a la habitación, te subes a cuatro patas en la cama, rodillas rectas y hombros en la almohada. Y antes habrás dejado el cinturón doblado a tu lado. Así esperarás a qué entre yo. Aún no tengo decidido el número de azotes con el cinturón, sobre la marcha decidiré, pero creo que la cosa andará sobre los 3/4 Chelines. Ya sabes 12 peniques es igual a un Chelín. Así que pueden ser 3 chelines y cuarto, 3 y medio 3 y tres cuartos o 4. En su momento te lo diré y los contarás en voz alta, repitiendo a cada número el motivo del castigo.
Cuando termine, el culo te arderá, pero permanecerás expuesta y quieta. Volveré a comprobar si estás muy mojada, jugaré un poco con mis dedos en tu rajita, pero será solo eso jugar, porque vas a estar una semana sin placer, aunque cachonda ya me encargaré de conseguir llevarte hasta esa excitación dolorosa sin dejarte acabar. Yo en cambio si te usaré, depende cómo me dé igual te quito el plug y te follo el culo o igual te lo dejo mientras te follo el coñito desde atrás, chocando contra tu culo rojo, caliente y dolorido.
Sólo cuando yo acabe, te levantarás, pedirás perdón, volverás a responder las preguntas que te haga y entonces podrás ir a por la crema y te aliviaré un poco. Cuando termine a dormir.
Aún quedan unas horas e igual se me ocurre alguna variación, pero sería en el final. Así que ya sabes.
Besos y nos vemos en casa. "
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