Me gustan los rituales, sin excesos y basados en el día a día, nada de roles muy recargados, dentro de la naturalidad de un día a día, introducir un pequeño ritual, es algo muy excitante. Cuando llevamos a cabo lo del cuaderno de faltas, significó un cambio. De repente sin tener que variar rutinas, ni teatralizar en exceso, había un día a la semana, el de la lectura del cuaderno, que tenía ese aliciente especial y lo cierto es que funcionó, ese día, ese rato era para nosotros, nuestras fantasías y experimentaciones. Además también tuvo su parte funcional, con algún altibajo, pero digamos que llegamos a un punto de estabilización, donde el azul y el rojo de los apuntes, estaban muy parejos y no predominaba el rojo, así que decidí durante varias semanas ser benevolente y no trasladar el poco rojo del cuaderno a su culo. Creo que aunque se trata de un juego, cierta dosis de justicia y de mano izquierda va bien y te aporta más autoridad cuando realmente tienes que ser estricto.
Y claro llegó un nuevo viernes y con él, el ritual. Era muy sencillo después de cenar, ella iba a buscar el cuaderno, se presentaba con el frente a mi de pie y me leía en voz alta todas las anotaciones. Entonces yo le pedía el cuaderno, lo firmaba, se lo devolvía comentábamos la semana y si era menester, recibía el castigo por el cómputo global semanal a veces u otras por alguna falta en concreto considerada grave.
Pero aquel día fue diferente, el ritual el mismo sólo que no había nada que leer, me dijo con cara de cierta satisfacción, el cuaderno estaba en blanco, solo las anotaciones en azul de la fecha y una línea también en azul. Aun así lo firmé, ella hizo la intención de sentarse, pero le dije que aún no habíamos terminado.
-¿Y ahora que pasa? -me dijo extrañada-
-Nada, sólo que me acabas de demostrar que es posible
-Mmmmmm pues si, creo que me merezco un premio
-Si desde luego, pero también creo que debería servirte para pensar, que si quieres puedes
-Jjajajajaj, no te acostumbres
-Ya...esa es la actitud que no quiero y precisamente creo que hoy, que me acabas de demostrar que puedes, te mereces que te ponga el culo bien rojo, pero no cómo castigo, más bien como motivación o así quiero que lo tomes
-¿Lo dices en serio?
-Me ves cara de bromear
Se quedó petrificada, sin saber como reaccionar y para acabarlo de rematar aun la descoloqué más cuando le dije.
-Quiero ver ese pantalón en tus tobillos y como te pones en mis rodillas con el culo bien expuesto, sin que tenga que "obligarte".
Creo que mi reacción la pilló tan de sorpresa, que simplemente entró en modo autómata, quizás yo también esperaba otra reacción, pero lo único que vi fue un poco de rubor en su cara, en el momento de ella misma bajarse la ropa y obediente se colocó en mis rodillas, sin necesidad de tener que imponerme de ningún modo, además en la posición perfecta, sin quejas, ni malas palabras. Le acaricié el culo, algo frío, estuve un buen rato sobándoselo, hasta que le dije.
-Ya te he dicho que no quiero que lo veas como un castigo.
Y empecé directamente con mi mano sobre la piel desnuda, de forma muy progresiva calentando despacio y poco a poco subiendo el ritmo, un par de minutos bastaron para que la piel cogiera un tono rosado uniforme e hice una pausa. Vuelta a las caricias, cada vez más extensas, llegando a su sexo, caliente, húmedo y acogedor, jugué un poco con mis dedos en el, los labios externos, los internos, el clítoris y la entrada de la vagina, cada vez estaba más mojada y empezaba a jadear y mover las caderas, entonces de repente empecé con una tanda de azotes rápida y más intensa de otro par de minutos sin pausa, en el fondo con nada disfruto más que usando mi mano, el contacto íntimo, el sonido, las vibraciones de la carne, al detenerme ya empezaba a tener un color mas rojizo y vuelta a las caricias, sin mucho preámbulo me fui directo a la entrepierna, aun más caliente, mojada y palpitante que su culo y otra vez estuve jugando a ponerla a tope, para justo cuando empezaba a dejarse ir, retirarme y seguir la zurra. Un par de minutos más de azotaina seguida, ahora ya mucho más fuerte y rápida quería que a mi también me picara la mano y dejárselo rojo como siempre que pasaba por mis rodillas.
Al terminar esta última tanda el resultado era el que quería, con ese rojo tan bonito y uniforme que sólo da la mano, volví a a acariciarle las nalgas, un buen rato, ahora estaban muy calientes y sensibles, ella estaba completamente relajada, aunque debía picarle, ni se movía respiraba despacio, como en su mundo, cuando retiré mi mano de su culo, para acariciar la cara interna de los muslos, la humedad resbalaba por sus piernas y subí lentamente hasta su sexo, para volver a jugar con mis dedos en el, resiguiendo todo los pliegues, todas las zonas sensibles, solo paré un momento para quitarle del todo el pantalón y que pudiera abrir más las piernas y estar más accesible. El calor de los azotes en el culo se había irradiado a toda la zona, tenía los labios hinchados de excitación, el clítoris duro y la entrada de su vagina pedía algo dentro, primero un dedo después dos, que entraban y salían, con la otra mano empecé también a jugar entre sus nalgas, buscando ese segundo centro de sensaciones, esa otra flor de textura rugosa y sensible, que masajeaba a la vez que los dos dedos entraban y salían del coño cada vez más rápido. Ahí ya la respiración se le aceleró, arqueó la espalda, se tensó, paré un momento dejando los dedos dentro del coño, para meterle uno por el culo, podía sentirlo entrar, casi tocando los dos dedos de su coño, separados solo por un pequeño telón de carne.
Las dos manos empezaron a trabajar al unísono, entrando y saliendo los dedos cada uno por su canal y cada vez más rápido, ella empezó a moverse también, a gemir y eso hacía que yo aún aumentara la velocidad.
-Lo ves, al final las niñas buenas tienen premio y esto es solo el principio
Al terminar de decirlo, un grito ahogado, unas contracciones y convulsiones de todo el cuerpo y la piel roja de su culo, erizándose con el orgasmo...unos movimientos aún más rápidos para alargarlo unos segundos y de repente la calma, caer rendida se relaja y mis dedos siguen perforando, pero ahora despacio muy despacio y entonces le digo.
-Ahora vamos a la cama, te has ganado un premio y lo vas a tener, me voy a dedicar a tu cuerpo, hasta que me canse y ese es también mi premio, ver como te agotas de placer.
Continuará.
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