domingo, 23 de agosto de 2020

Ansiolítico







El puñetero año que nos estaba tocando vivir, había roto todos lo esquemas de todo el mundo, de hecho yo ni tan siquiera había podido hacer vacaciones y ella tenía unas guardias maratonianas, con lo que implica, en cuanto a humor y demás. Encima por trabajo yo estaba toda la semana fuera


Durante el día no me dio tiempo a nada, pensé en escribirle varias veces, intuía que la guardia estaba siendo un poco agobiante, y quería conseguir un poco de desconexión. No por nada, solo que saber de ella la reconfortaba de algún modo, pero no pude. Sobre las ocho por fin pude escribirla y pudimos intercambiar unos mensajes, tal y como esperaba la guardia estaba siendo dura, pero en breve salía

Ya en el hotel, la llamé, pero no me cogió el teléfono imaginé que debía estar en la ducha y que ya cuando viera la llamada me la devolvería pero no pasó y me quedé un poco rayado. Estando fuera me gustaba charlar un rato con ella antes de irme a la cama y tontear un poco, pero también me preocupó no saber si había llegado bien con el coche.

Al día siguiente de buena mañana salí de dudas al poco de despertar recibí un mensaje de ella:

-Perdona...ayer al llegar me di una ducha me tiré un rato en el sofá y me quede frita, hasta hoy. Me duele todo ¿Me harás un masaje mañana?

-Menudo susto me diste y un masaje no se si es exactamente lo que necesitas

- Bueno....

- A ver ese bueno

Aunque era todo por escrito, yo sabía que mi actitud le recordaría a "tu y yo tenemos que hablar"

-Puffff nada que llevo días durmiendo mal, desde que te fuíste y esto agotada, entre una cosa y la otra

- ¿Y por qué no sé nada de eso?

En este juego las palabras y como usarla es muy importante, incluso sin hablar directamente sin escuchar su voz sabía que algo por dentro empezaba a moverse. Con solo ese intercambio de palabras empezaba a sentirse como una niña a la que estaban regañando. Pero también es interesante saber parar a tiempo, no insistir en exceso, dar espacio a la imaginación, a la anticipación, a la espera.

-Esta tarde la tienes libre ¿no?
-Si
-Pues luego te llamo, que ahora tengo lío, que quiero estar pronto allí el Viernes.

Corté en seco, la conversación pero ese "luego te llamo" sabía que en su cabeza iba a estar presente, hasta que la llamase después.

 Y eso hice esperar a ya la noche y llamarla, intercambio de opiniones, sobre descansar, cuidarse y demás, al principio como siempre intentó hacerme reír "mala hierba nunca muere" y cosas así, cuando vio que eso no surtía efecto, pasó a la estrategia de la niña, incluso en el tono de voz, pero me mantuve firme, es más en momento dado la envié un rato al rincón, sin estar allí, al rincón enseñando el culo sola y con la cámara del móvil grabando la escena, era como estar sin estar. Yo sabía que eso a ella le costaba, le producía una mezcla de sensaciones internas muy fuertes...se sentía pequeña, doblegada, sin capacidad de seguir rebatiendo...pero a la vez cuando por fin lo hacía, se sentía en calma, protegida y muy necesitada de mimos.

Ahí acabó la noche, pero no el capítulo....antes de acostarse tan solo le dije.

-  Este fin de semana prepara el culo, esta conversación no ha acabado aquí. Era toda una declaración de intenciones, en menos de 24 horas nos íbamos a rencontrar, un reencuentro con cosas pendientes. No me contestó nada, supongo que entre excitada y perturbada o tal vez pensando que en 24 horas podía cambiar muchos las cosas y la ventaja del cara a cara.

 Me despedí y me fui a dormir.


Llegó el viernes, por fin terminaba aquella maldita semana. Me monté en el coche y me puse a conducir ilusionado y maquinando ideas perversas en la mente. Llegué sobre las siete de la tarde, aun hacía un calor sofocante. Un ducha, me puse cómodo, unas cervecitas y nos pusimos al día de todo, lo cierto es que hacía cara de muy cansada, pero no físicamente, más bien agotamiento mental. Pedimos algo de cenar, una pizzas para ni ensuciar platos, a eso de las 10, 10 y algo acabamos y no había salido el tema. Con la caída de la noche se había puesto una brisa muy agradable y le dije.

-Me voy a dar un paseo, al fresco.

-Genial espera que me pongo algo debajo y vamos

- No señorita, yo  me voy a dar un paseo, tú a la cama a descansar que falta te hace.

- Qué? Jajajajaja! De eso nada! Ni tengo sueño ni tengo ganas

- Nena no vamos a discutir, esto no es un debate. Las niñas desobedientes pierden sus derechos. No sabes o no quieres cuidarte, no te preocupes ya lo haré yo por ti
Tú decides, por las buenas o por las malas.

Lo dije firme pero  tranquilo, sin alzar la voz, ni por actitud, no por resolutividad dejaba resquicio alguno para negociar.

- Santi...jooo con lo bien que se tiene que estar dando un paseo, no quiero irme a la cama, quiero estar contigo - su voz ya sonaba aniñada y mimosa.

- Ni yo quiero tener que estar todos los días repitiendo lo mismo y no hay manera. Vamos para la cama. Y olvídate del chantaje emocional, deberías saber ya que no funciona

La cogí de la mano y se puso en dirección al baño tirando de ella.

-A lavarse los dientes a hacer un pis y a la cama.

A salir del baño hizo un último intento. Se acercó con un puchero...

- Nene por favor...nos quedamos un ratito tú y yo en la terraza hablando...anda!

Sin decir nada la cogí de la mano otra vez, hasta la habitación, me senté en los pies de la cama, le quité la camiseta, para dejarla solo con las braguitas, en ese momento ella  se revolvió. Era cuestión de tiempo que saliera la rebeldía. La cogí del brazo, le dí la vuelta y se llevo media docena de azotes de pie sujeta por el brazo, fuertes y sonoros.

- Hoy más te vale obedecer. Estás castigada, y ahora vas a ser buena y te vas a meter en la cama a dormir. Eso o si quieres prepara el cepillo de madera y verás cómo así duermes tranquilita...

Ella se dejó hacer a regañadientes. La metí en la cama, la tapé e incluso le di un beso dulce de buenas noches.
Tras acostarla me fui a  dar un paseo por los alrededores. Al volver ya me imaginaba que ella no se habría conformado tan pronto, y decidí entrar sigiloso a ver si la pillaba..

Entré sin hacer mucho ruido y con las luces apagadas, y efectivamente una zona de luz se intuía por debajo de la puerta....no era la tele, ni la luz, pero algo hacía
Entonces decidí hacerse oír. Cerré la puerta de nuevo y vi cómo la luz se apagaba.
Al entrar la vi "dormida", pero encendí la luz de la mesilla

- Hola nena ¿estabas durmiendo?

- Sí...- dijo con voz bajita

- Has sido buena?

- Sí...y no me desveles ahora

- Mmm...no se yo. Conozco a la gatita y  no se suele conformar tan rápido...

- Santi! Encima de que me metes a la cama a las once como a una cría encima dudas de mi? - el tono de "ofendida" lo estaba logrando...

- No dudo reina, pero me extraña...solo digo eso

Y entonces vi el portátil cerrado en la mesita de noche, lo toque

- Qué calor desprende esto, no?   - dijo él inocentemente

Ella cambió la cara. Se puso un poco nerviosa, y es que mentir nunca había sido su fuerte

_ Mmm...es que hace calor

- No habrás estado jugando con el portátil, no? - y la miré de esa forma tan mía  con la que ya no hay marcha atrás...

Ella se quedó callada. Roja como un tomate e incapaz de mirarme a los ojos.

- Nena mírame.

Ella levantó la mirada poco a poco. No quería encontrarse con la suya porque entonces ya sería incapaz de mentir.

- Te he hecho una pregunta. ¿Has puesto estado jugando con el portátil si o no?

- Sí...- dijo en un susurro.

- Más alto. Que te oiga bien

- Sí ...lo siento. - su tono era ya de entrega. La había pillado bien pillada.

- Te castigo por desobedecer de forma reiterada y a ti no se te ocurre nada más que seguir mintiendo?
La verdad es que entiendo que estás agotada  y lo iba a dejar pasar con lo de esta noche, pero me obligas tú solita a ponerme más duro. Levanta.

- No Santi, por favor...siento mucho lo del portátil , de verdad. Es que era muy pronto y estaba aburrida...

- Era un castigo nena, que yo sepa los castigos no son divertidos. Levántate, no lo digo más veces.

Ella se levantó por el otro lado de la cama y se quedó en la otra esquina de la habitación

- Ven aquí

Se acercó despacito, solo con las braguitas. Se quedó a metro y medio de él.

- Más cerca he dicho. - siempre con voz firme, pero tranquilo.

Se acercó hasta tenerle al lado. Sin darle tiempo a nada a la que la tuve a tiro,agarré las braguitas y de un tirón se las bajé, entonces empecé a inspeccionar su sexo con mis dedos, estaba muy mojado demasiado...

Eso la hizo sentirse aun más pequeña. Bajó la mirada.

- ¿Que estabas viendo con el portátil? y más te vale la verdad

Se puso más roja aun.

-¿Tengo que hacer que me enseñes el historial? ¿Es necesario o te vas a portar como una mujer?

-Leía

-¿Que leías?

-Uno de tus cuentos....

-¿Y además de leer que hacías?

-Me tocaba...mientras leía

- Muy bien, pues ahora al rincón hasta que te llame.

La pillada era épica así que no lo quedó más remedio, que obedecer, con la ropa interior en los tobillos se fue hasta el rincón

- Y prepárate que tu culo sí que va a emanar calor cuando acabemos.

Me acerqué al armario y cogí la zapatilla de los castigos y el cepillo de madera. Me quité la camiseta y la llamé.

- Ven aquí.

Al darse la vuelta vio todo preparado. Y en una reacción involuntaria dijo un no 

- He dicho que vengas. Como tenga que ir yo va a ser peor.

Se acercó poniendo morritos.

- Dime ?crees que está bien engañarme?

- No...

- ¿Y ahora qué debo hacer yo?

- Castigarme...- la voz de ella sonaba muy infantil. Era su modo de reaccionar cuando sabía que lo tenía nerecido.

- Exacto castigarte y es lo que voy a hacer.¿ Está claro?

- Sí...

- Pues ahora te quiero tumbada en mis rodillas con el culo bien levantado que te  lo voy a calentar bien  por desobediente y pobre de ti que tenga que ir detrás tuyo o te muevas un milímetro.

La cogí de la mano y ella dócil se tumbó sobre mi. La coloqué bien para que su culo quedara bien expuesto. Ella se agarró a la sábana esperando el castigo. Y entonces empecé...
Primero con la mano, calentando bien la zona. Alternando una nalga y la otra, rítmico, aumentando la velocidad y la fuerza. Se oía en toda la casa.


Tras unos minutos largos él paró. No la acarició el culo, pero sí la mano, solo un momento, para hacerle saber que estaba ahí con ella.

- Abre las piernas.

Ella obedeció despacito y abrió sus piernas todo lo que  las braguitas le permitieron.

- ¿Si meto mi mano entre tus piernas qué me voy a encontrar?

- Puffffff

- No sabes?? Yo creo que sí.... Dime, crees que si meto un dedo saldrá sequito?

Ella se mantuvo en silencio.

- ¿No contestas? Vamos a hacer la prueba.

Y llevé mi mano derecha a su sexo. Tal y como se imaginaba lo encontró húmedo. Decidí meter el dedo índice entre sus labios y un poquito en el túnel y lo sacó mojado.

- Esto está muy mojado...parece que la niña está disfrutando del castigo...

Y volví a meterle un dedo, esta vez hasta el fondo y a moverlo entrando y saliendo dejando oír el ruido de su sexo empapado... Ella estaba muy excitada, tanto que empezó a mover su cadera acompañando el movimiento de su mano hasta que él frenó en en seco y sacó su dedo.

- ¿Se puede saber qué haces? - y acompañó la pregunta de un sonoro azote.

Ella se quedó quieta jadeando...

- No, no...las niñas que se portan mal no tienen premio. Cierra las piernas y levanta bien el culo, vamos!- otro azote resonó en la habitación.

Ella obedeció al momento. Su culo quedaba muy expuesto. Ya estaba bastante rojo, pero no como él quería.

Cogi la zapatilla y la pasó por sus nalgas...

- Esta zapatilla sirve para enseñar a las niñas desobedientes a portarse bien

No dijo nada solo suspiró.

- Ya puedes suspirar  lo que quieras, que te voy a poner el culo como un tomate.

Y empezó la tanda de zapatilla. Era una zapatilla de goma vieja, grande. La usaba en los castigos cuando la quería hacer sentir castigada de verdad, pero tenerla en mis rodillas, le daba ese punto infantil y casi siempre conseguía dejarla suave por varios días.

Fue una tanda larga, un buen rato viendo cómo su culo pasaba a tener un tono rojo oscuro. Con los últimos ya se movía, le costaba quedarse en su sitio. Con eso fue suficiente.

- Muy bien. Ahora te vas a levantar y te vas a quedar en el rincón de la tele pensando.

Obedeció sin rechistar. Se colocó como le dije y se quedó calladita.  La observaba desde la cama. Tenía ya el culo bastante rojo, debía de picarle. En esos momentos sentía mucha ternura y excitación. Esa mujer de carácter se volvía una cría en esos momentos. Pero aun quedaba el cepillo. Y no se lo iba a perdonar.

La tuvo en el rincón unos diez minutos. 

- ¿Tienes algo que decir?

- Que lo siento mucho, de verdad 

- ¿Quieres salir del rincón?

- Sí por favor.

- Pídemelo bien.

- ¿Por favor puedo salir del rincón?

- Sí , ven aquí.

Se dio la vuelta y se le quedó mirando con cara de niña buena. Él le volvió a indicar con su dedo que se acercara hasta ponerse de pie entre sus piernas.
Cuando la tuvo ahí puso una mano en su cadera y le dijo suavemente.

- Crees que ha sido suficiente castigo? Piénsalo despacio.

Ella se puso roja. El dilema de tener que decidir siempre puede tener trampa

- No sé ...de verdad.

- No sabes? Crees que te doy la oportunidad, simplemente mandándote a la cama y me lo pagas encendiendo el portátil aprovechando que estoy fuera y tocándote y que es suficiente castigo?

- ...no - lo dijo muy bajito

- Me alegra que seas honesta. Lo de esta noche  no me ha gustado nada. Y quiero que sea la última vez que haces algo así, de acuerdo?

- Sí , te lo prometo.

- Estoy seguro de ello nena, pero para que no se te olvide te voy a dar una último repaso con el cepillo.

- No! Por favor...me duele el culo- sonaba mimosa, no rebelde.

- Eso debiste haberlo pensado antes

Y sin decir más la cogió de la mano y suavemente la coloqué en mis rodillas. Ella se dejó hacer dócil.

- Serán veinte. Quiero que los cuentes en alto y repitas "nunca más volveré a hacer trampas". Está claro?

- Sí...entendido

Cogió el cepillo y pasó las púas suavemente sobre sus nalgas. Ella no pudo evitar contraerlas.

- Relájate nena, que ya estamos acabando.

Sin más espera cogí el cepillo y empezó la azotaina. Cayeron los veinte, uno a uno, despacio, dejándola tiempo para recuperarse y decir la frase en alto. Los cinco últimos costaron, y ya bajé  la intensidad. Y tras el último ambos nos quedamos en silencio jadeantes...

Tras unos segundo ella empezó a llorar bajito.  Todo su orgullo se había desvanecido y toda la tensión acumulada de días y semanas había encontrado un escape
La ayudé a levantarse sin decir nada, la senté en mis rodillas, la rodeé con el brazo y dejé que se acurrucara en mi hombro, sin decir nada hasta que por si misma paró, su respiración era calmada

-¿Estás bien?

Me miró sonrió...

-Estoy mejor que nunca

Nos levantamos, la hice tumbarse boca abajo en la cama, fui a por la crema, refrescante, estuve un largo rato sobándole el culo rojo y marcado, con la ayuda de la crema, primero las nalgas, luego buscando rincones más ocultos y sensibles. Mientras le acariciaba el culo, le dije.

-No me gusta que dejes las cosas a medias, así que ahora vas a terminar para mi, lo que dejaste sin terminar antes y te ha costado terminar con el culo como un tomate.

Yo sabía que esa parte no era fácil, para ella, pero en aquel momento libre de toda carga, no lo tuve que forzar, se dio la vuelta cerró los ojos, abrió sus piernas y sus dedos empezaron a jugar desinhibidos entre sus piernas para mi, espectador de lujo viendo como se daba placer, placer que con el culo rojo es siempre más rápido e intenso...luego jugamos un poco los dos.

Aquella noche durmió 10 horas del tirón. A veces no hay mejor ansiolítico que una buena zurra y unos orgasmos después.

Continuará...

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