sábado, 20 de enero de 2018

Las zapatillas (La libreta IV)





Fue en una de esas conversaciones de cada noche por teléfono, cuando después de hablar un rato de lo típico, que si como nos había ido el día, que si estoy harto del trabajo, que yo más aún etc, etc...me vino a la cabeza una pregunta.

-Oye, al final fuiste a cambiar las zapatillas?
-Puffff que va....aún no
-No me dijiste que ibas el lunes aprovechando que tenías que bajar?
-Ya.....pero no fui.
-Pues chica es lo único que tienes apuntado en la libreta: "cambiar zapatillas" (dije con la entonación cuando quieres recalcar algo).
-Vamos el fin de semana cuando vengas.
-Ni hablar....
-Pero si tampoco las voy a hacer servir estos días
-Me da igual, es lo único que te comprometiste a hacer, así que ya sabes.
-Pufffff te lo cuento...
-El que?
-Pues que no encuentro el ticket....
-No lo encuentras o no lo has buscado?
-Siiiii, lo he buscado pero ni aparece, igual lo tiré
-A que voy yo y lo encuentro?
-Si, si, si seguro.
-Hacemos un trato?
-Venga
-Si lo encuentro, pillas el doble y si no lo encuentro te libras
-Trato hecho.
-Ok y no vale tirarlo, porque te haré mirarme a los ojos, te reiras y entonces no pillarás el doble, pillaras el triple.
-Jajajaj tu también te reiras
-Da igual aunque me ria
-Que dices trato o no?
-Trato...
-Perfecto y ahora a la cama que mañana madrugo.

Yo sabía que era posible que no lo encontrase, aunque también estaba seguro que no lo había buscado y que al día siguiente si lo buscaría, lo que también sabía es que no lo encontraría y ya veréis porque.

Llegó el día y me fui para allí a pasar el fin de semana, había conseguido salir de trabajar a mediodia, por lo que llegué a media tarde. Al llegar dejé mis cosas en la habitación y en el comedor, en la mesita a modo de bienvenida había algo de picar y un par de cervecitas, al ver el recibimiento ya preparado, me entró la risa.

-Vamos que se agradece mucho, pero no se porque me da en la nariz, que esto va más allá de  las ganas de verme.
-Que cabrón como me conoces.
-Vamos que el ticket no ha aparecido ¿verdad?

Me respondío sin decir una palabra, con una sonrisa traviesa y un poco de rubor.

-Es muy tentadora la oferta, la verdad, pero como hay tiempo, voy a buscar el ticket.
-Tu mismo ya puedes buscar, yo me  voy a apalancar. Aunque yo de ti volvería a poner la cerveza en la nevera no se te vaya a calentar.
-Bueno quien sabe.....igual se calienta otra cosa, ahora vengo, tu ves haciendo y déjame alguna aceituna.
-Jjajjaja ya veremos, hala busca.

Me fui directo a la habitación y disimulé unos cinco minutos haciendo ver que buscaba. No había nada que buscar, el ticket lo tenía yo en mi cartera y además lo recordaba perfectamente desde el día que fuimos a comprarlas. Ya se que suena a trampas, como sabiéndolo me había callado, la explicación es sencilla, yo también lo había olvidado hasta que aquella noche por teléfono apareció mientras ordenaba mi cartera, por eso pregunté y le pregunté si lo había buscado, me dijo que si, si me hubiera dicho que no, le hubiera dicho lo tengo yo, no busques más, pero me mintió, así que jugué a su juego pero con el as en la manga.

Después de los 5 minutos de disimulo preceptivos me fui para el salón allí estaba ella, en su posición en el sofá dándole un trago a la cerveza y mirándome me dijo

-Busca, busca, aun te queda casa....
-Más bien me sobra

Y entonces le mostré el ticket con la mano y lo dejé encima de la mesa a su lado. Ella lo cogió, lo miró sorprendida y me dijo.

-No puedes ser!!!!!! ¿Donde estaba?
-Eso que más da, sabes que te digo, que vamos a ir ganando tiempo.

Al terminar de decirlo, me desabroché el cinturón sin llegar a sacarlo.

-Te acuerdas de nuestro trato no? pues ya puedes levantarte.
-Pero donde estaba?...ya sabías donde estaba verdad?
-Le-van-ta-te.
-Puffffffff
-Espero no escuchar, ni una queja, ni un reproche, ni nada por el estilo, además no te conviene creeme.

Se levantó, no le quebaba otra, yo me senté aparté un poco la mesa, para tener espacio me remangué, las mangas de la sudadera y mientras me frotaba las manos para calentarlas, le dije.

-Te lo tengo que decir? creo que no hace falta no?

Y no hizo humildemente se puso en mis rodillas y mientras le acariciaba el culo y le daba alguna palmada cariñosa le dije.

-Siempre hablas más de la cuenta....

Las palmadas cariñosas, se transformaron en azotes lentos y cadenciosos por encima del pantalón del pijama, mientras le iba recordando su facilidad para entrar al trapo sin medir las consecuencias y pese a la azotaina ella me seguia contestando y preguntando que donde lo habia encontrado, hasta que decidí que se acabo, paré y le bajé el pantalón del pijama y la hice callar a azotes, sobre el culo desnudo. La azotaina con la mano la hice en varias tongadas, con diversas pausas, en las cuales le recordaba, que era demasiado rápida de lengua. La técnica de azotar con la mano, tiene su truco, se trata de que brazo y mano no sean una unidad, si no que la energía del brazo se transfiera a la mano, juego de muñeca le llamo yo, si es así la mano es muy efectiva además de la excitación extra del contacto directo y que de alguna manera tu también sientes, pero sobre todo el color, el color uniforme de un culo azotado a mano, que se va poniendo rojo, pocas cosas más excitantes y hasta que no conseguí ese rojo uniforme, que además significa que la piel esta preparada para ultrajes mayores no paré.

-Levanta.

Se levantó y yo también me puse enfrente.

-Túmbate por encima del reposabrazos del sofá

Y entonces si me saqué el cinturón que antes me había desabrochado, lo doble por la mitad, pasando unos centímetros por la hebilla para acortarlo un poco. Sabía que de momento no iba a poner ninguna objección, a fin de cuentas, era un trato y cuanto terminé el ritual del cinturón ya estaba colocada, en la posición, para mi la posición ideal, ya que tiene cierta comodidad, el tronco y la cabeza están en situación cómoda, pero el culo levantado por la elevación del reposabrazos, queda especialmente expuesto. Dejé el cinturón encima de su culo rojo, para levantarle un poco la camiseta y terminé de bajarle el pantalón hasta los tobillos, antes de coger el cinturón otra vez y empezar a castigar su precioso culo desnudo con el. No dije cifra alguna, mi intención era otra y era que sintiera un rato largo el efecto del castigo, así que simplemente fueron cayendo los azotes, el sonido seco del cinturón cruzando su piel y como el rojo iba en aumento, quería que sintiera bien y por un largo rato el efecto de su desafío. Cuando creí que era suficiente no recuerdo un número exacto, pero debió andar por la cincuentena de azotes si no alguno más, sin decir nada me volví a colocar el cinturón. Y entonces cogí la lata de cerveza, la abrí le di un trago y despues la apoyé en la piel caliente de su culo, el frio de la lata, hicieron que gimiera al notar el contacto, después la apoyé en la otra nalga.

-Ya te dije que igual en vez de calentarse la cerveza, se calentaba otra cosa y no me he equivocado, ahora vete a vestir que vamos a cambiar las zapatillas.
-Joder...ahora?
-Si quieres me vuelvo a quitar el cinturón...

Se levantó, se subió los pantalones algo mosqueada.

-Ahhh y no te pongas nada debajo. Espabila que no llegamos.

Me senté a beberme la cervecita y fumarme un cigarrito mientras esperaba. No tardó ni diez minutos, se vistió, unos leggins, una camiseta, se peinó y con cara de pocos amigos se presentó en el salón. Yo me levanté, nos pusimos las chaquetas y nos fuimos. De camino al centro comercial, los primeros diez minutos estuvo callada, después empezamos a hablar y al llegar ya estabamos en la normalidad, aparcamos y fuimos directo a la tienda a cambiar las zapatillas, en todo momento mi mano estuvo buscando su culo y cuando lo encontraba, me llegaba un suspiro mitad de excitación, mitad de molestía. Una vez hecho el cambio, le dije que sería buena idea pasarnos por alguna de las cadenas de comida para llevar y cena resuelta, fuimos a una y mientras esperabamos el pedido, nos sentamos en un mesa a tomarnos una cañita.

Ella evidentemente con cierta incomodidad,  lo cual era un plus de excitación para mi, imaginarme la sensación aun candente en su culo y como eso seguro provocaba el efecto rebote de la humedad en su coño a lo que se sumaba ir sin ropa interior, todo era un bucle de excitación, la sensación de calor y escozor en su culo, hacía que estuviera excitada, esa excitación se manifestaba en forma de lubricación además consciente y el hecho de ir sin ropa interior aumentaba ambas sensaciones. Cuando anunciaron nuestro número me levanté yo a por la comanda, de vuelta se levantó ella y mi mano libre buscó otra vez su culo, para volver a escuchar aquel medio suspiro medio gemido. Cuando llegamos al coche, le di las llaves.

-Conduce tu

Y se puso a conducir, nada más salir a la carretera, mi mano posada en su muslo fue a buscar entre sus piernas, frotando por encima de los leggins su coño hasta que notar que la humedad traspasaba la tela, no dejé de hacerlo todo el camino, hasta entrar en el parking. Allí en la oscuridad del parking, ella intentó que siguiera la fiesta, pero no la dejé.

-Arriba mejor.

Subimos a su casa, dejé la bolsa de la cena en la cocina.

-Voy preparando la mesa -me dijo
-No, aun, no.

Sin mediar más palabra, la cogí del brazo y la llevé hasta el comedor sujeta, directa al rincón.

-El trato era que si encontraba el ticket, la azotaina sería doble, quiero que la punta de la nariz roce la pared, las manos encima de la cabeza. Cuando lo hizo, busque la cintura de los leggins y se los bajé, en el rincón con el culo marcado al aire a la espera de más, yo me senté a contemplar la escena un par de minutos hasta que la llamé de nuevo a mis rodillas, yo creo que ahi ya podía más la excitación que todo lo demás, vino y se colocó de nuevo ofreciendo otra vez el culo al castigo de mi mano y así fue, una segunda y larga azotaina manual y es que la mano puede ser terrible cuando va después de una azotaina previa en la que se ha usado algún instrumento. Tras una única y larga azotaina sin pausas, creí que era suficiente castigo al menos de momento y pese a todo podía notar su humedad en mis vaqueros, tanto que cuando llevé mis dedos a su coño, parecía una fuente y me rendí, la masturbé con mis dedos en mis rodillas, hasta hartarme, tres, cuatro orgasmos, no lo recuerdo. Solo entonces le dije.

-Venga va ve a ponerte el pijama, que mientras preparo la mesa.

Antes de sentarnos a cenar, le volví a bajar el pantalón del pijama, para hacer que se sentara, directamente sobre su piel palpitante del castigo en dos etapas de aquella tarde. Durante la cena le conté donde estaba realmente el ticket, protestó pero le recordé que si me había mentido el trato era el triple y si quería pillar más aquella noche, se acabaron las quejas. Despues de cenar, la mandé al rincón otra vez, mientras recogía y según le dije mientras me pensaba si cumplía mi amenaza de cumplir el trato a rajatabla.

De vuelta con todo recogido, ya me había  puesto también cómodo yo y en mi mano llevaba  un bote de crema hidratante, cuando la saqué del rincón y lo vio, sonrió y se volvió a colocar en mis rodillas, ahora tocaba calmar algunas sensaciones y volver a despertar otras....

Continuará....





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