domingo, 23 de julio de 2017

Un castigo es un castigo II parte. (Por Jagoba)






Pasaron varios días tras el incidente del coche sin gasolina. Después de aquello volvió  la tranquilidad, eso si, me puse manos a la obra y redacte una especie de decálogo de normas, con la intención de crear un seguimiento que no control y que de paso nos sirviera como forma de darle un poco de picante al juego. Eran todo normas  muy sencillas y encaminadas todas, a su tendencia al despiste y digamos que la irresponsabilidad en ciertas cosas, sobre todo lo relacionado con la burocracia. Cosas tan simples como actualizar la cartilla de vez en cuando o racionalizar algunos gastos.

Pese a todo eso, había quedado pendiente el pago de la multa, y la promesa o amenaza de una azotaina de recordatorio ese dia. Pero confiar en la burocracia tiene sus peros y una de esos peros es su lentitud. Así que el día que llegó la notificación de pago, habían cambiado las tornas y yo trabajaba y ella estaba de vacaciones. Pero como buen spanker las amenazas se cumplen, aunque no paso de una pequeña azotaina juguetona antes de irnos a dormir, que más que otra cosa nos llevo a otros juegos, no precisamente muy coercitivos y eso si la promesa de ir al otro día a pagar la sanción, además de forma presencial, como parte del castigo.

Al día siguiente yo trabajaba y además por la eterna ley de Murphy tuve un dia muy movido, con lo cual, ni tuve tiempo de pensar en lo acordado. Al salir a las tres de la tarde me fui directo a casa, con ganas de relajarme y pasar una tarde tranquila.

Al llegar a casa tenía la comida preparada y además gratamente sorprendido, por una actitud muy risueña y atenta por su parte, pero tampoco me extrañó en exceso, suele ser así y más estando de vacaciones. Comimos tranquilamente y después de comer nos fuimos a hacer el café en el sofa. Café con hielo yo y té helado ella. Entonces ella se levantó un momento a buscar algo en la cocina y fue cuando de repente se me vino a la cabeza y mientras volvia le pregunté.

-¿Como ha ido lo de la multa, algún problema?.

Se puso roja y no me contestó siguió caminando hacia mi y al llegar, se sentó a mi lado y se puso juguetona.

-Hace mucho calor y se te quito la camiseta y nos relajamos en el sofá, seguro que estás cansado, ¿te apetece un masaje?.

-Mmmmm no sería mala idea

-Genial, pues voy a por el aceite...

Cuando se levantó camino del baño, le dije.

-Vamos que no has ido a pagarla ¿verdad?

-Buenoooo, es una historia muy larga, además ya iré mañana

-Ok, pues ahora me cuentas la historia

-Y no te apetece más el masaje.

-Se pueden hacer las dos cosas a la vez ¿no?

-Pues si porque no

De vuelta con el aceite me dijo

-Quítate la camiseta y túmbate

-Voy, pero antes cuéntame porque no has ido a pagar la multa.

Esto último ya lo dije en tono más serio...

-Es que....iba a  ir de verdad, pero salí a comprar me encontré a...

-Puffff todo eso me suena a excusa

-No de verdad, además me he tirado media mañana en la cocina

-A quien quieres engañar señorita, te conozco bastante. ¿Te hago mi cronología de los hechos? Es muy sencilla, en este aspecto eres un paso de todo y eso es lo que has hecho pasar de todo. Si ya sabía yo, que ayer demasiado juego y solo hay una manera en la que te pones las pilas en estos casos y precisamente no pasa por jugar, pasa porque te quede muy claro, que tu culo peligra.

Al decir eso se puso roja otra vez, lo que aproveché para insistir más.

-Como veo que sigues portándote como una niña y no asumiendo las responsanbilidades de tus actos, como tal, te voy a tratar en lo que a esto respecta ¿Y sabes que les pasa a las niñas traviesas verdad?...

Balbuceo algo que no entendí.

-Les pasa, que tienen su merecido en forma de castigo y a ser posible, que les recuerde durante unos días las consecuencias de su irresponsabilidad. Deja el aceite en la mesa de momento y ponte en mis rodillas. Ya!!!!!!!

Un cierto titubeo, solucionado con una mirada, y docilmente se colocó en mis rodillas. Llevaba un vestido de verano de  estar por casa, fresco, cómodo y muy fácil de levantar. Que fue lo primero que hice levantarlo. Debajo unas braguitas sencillas y cómodas, las cuales aparté ligeramente hacia el centro. No había ninguna marca de la pseudo zurra de la noche anterior. Le acaricié ligeramente el culo mientras seguía sermoneándola sobre cumplir las obligaciones adquiridas y demas. Al terminar la charla empecé a azotarla progresivamente, alternando nalga y nalga y sin aplicar excesiva fuerza, para ir subiendo progresivamente la intensidad, en fuerza y velocidad. La piel de su culo fue cogiendo cierto color, y cuando empezaba a estar de un rosado intenso, me detuve, le di un cachete en el muslo y le dije

-Levanta el culo.

Arqueó un poco la espalda, y en ese momento le bajé las braguitas hasta las rodillas, para acto seguido empezar de nuevo la azotaina, directamente sobre el culo desnudo. Esta vez con más fuerza y en vez de alternar, dando tandas de tres o cuatro azotes sobre la misma nalga antes de cambiar. Con el brazo izquierdo la sujeté de la cintura tirando ligeramente hacía arriba haciendo que el culo le quedase aún más expuesto. Seguí sin pausa un buen rato, con ganas hasta ponerle el culo de un rojo intenso parecido al que queda despues de un buen rato al sol sin protección. En ese momento volví a parar, sin decir nada, mientras acariciaba sus muslos, le dejé recuperar el aliento, hasta que un momento dado le dije.

-Estabas avisada de las consecuencias, era muy sencillo, ir al banco y hacer las transferencia, no te ha dado la gana, muy bien, pues ahora te voy a poner el culo morado, a ver si así la próxima vez te lo piensas. Levántate ve a buscar el cepillo inglés y me lo traes. (El llamado cepillo inglés, es el tipico cepillo de madera para el pelo, cuadrado y ancho), y como instrumento de castigo es temible. Intentó negociar un cambio de instrumento, pero le dije que lo único que conseguiría, es que el cepillo tardara más tiempo en detenerse, así que terminó por ir a buscarlo. Cuando me lo entregó, yo me había puesto un par de cojines en el regazo, para que al volver a colocarse, le quedase el culo más expuesto y levantado.

Ya en posición de nuevo, hice que separase ligeramente las piernas, cogí el cepillo y lo empecé a pasar suavemente por la parte de las puas, sólo rozando su piel enrojecida por mi mano y le dije.

-Serán 50, que pueden verse aumentados en cualquier momento o incluso, con otro instrumento, si te portas bien, no habrá problema, esta claro ¿no?.

No espere respuesta, el cepillo empezó a golpear su culo sobre mi regazo, en una primera tanda de 20 azotes repartidos por todo el culo. Tras la primera tanda, la piel de roja había pasado a púrpura. Entonces empecé una segunda tanda de 20 más estos ya dirigidos a la parte mas baja de las nalgas, la zona dulce o "seat zone" que dicen los ingleses, justo en la frontera entre culo un muslos, donde pica especialmente. Al terminar esa segunda tanda, dos circulos morados en esa zona indicaban el trabajo del cepillo. Aun quedaban los diez últimos que iban a ser muy especiales, con la mano izquierda cogi una de sus nalgas y la separe, para aplicarle 5 azotes, en esa cara interna de las nalgas, sensible y dolorosa y después la misma operación en la otra nalga. Sabía que en aquel momento el culo le debía quemar literalmente, pero de momento ni una caricia, ni un consuelo, solo el mango del cepillo paseando entre sus labios estaba muy mojada, por lo que acabé usando el mango del cepillo de improvisado consolador y lo metí y saqué varias veces, hasta que empezó a jadear y no era la idea. La ayude a levantarse, la acompañé al rincón,  una allí le puse las dos manos encima de la cabeza. Yo fui a buscar una de las sillas de madera de la terraza, de esas plegables con varios travesaños y la situé junto a la mesa, de un cajón saqué una libreta y un bolígrafo. Fui a buscarla al rincón la acompañé hasta la silla, allí le levanté la parte de atrás del vestido y la hice sentarse, la piel magullada sobre la madera debía resultarle muy incómoda.

-Quiero que empieces a escribir que has aprendido hoy, al menos quiero una hoja escrita. Ya puedes empezar.

Me senté en el sofá a esperar, la observaba al principio sin hacer nada, solo moviéndose intentando encontrar la posición, hasta que empezó a escribir. Unos quince minutos más tarde me dijo que ya estaba.

-Muy bien, pues a las 5 cierran la oficina de recaudación del Ayuntamiento, asi que vístete que nos vamos a pagar la multa, ponte falda o vestido fácil de levantar y no te pongas braguitas. Tienes 5 minutos.

5 minutos más tarde apareció vestida, con un vestido negro de tirantes ceñido por arriba, pero con la parte de la falda, de vuelo por encima de las rodillas.

-Llevas la documentación?
-Si
-Pues vamos.

Cogí las llaves del coche y la libreta de encima de la mesa. Al entrar en el coche, le dije que se levantará el vestido, que queria que el culo tocará directamente la tapicería, antes de arrancar le dí la  libreta y de camino, que empezara a leer, lo que había escrito, sonrojada y nerviosa leyó el texto en el que básicamente venía a decir que había aprendido la lección. Cuando terminó de leer, la miré y le dije.

-El tiempo dirá.

Fuimos a la oficina de recaudación, allí pagó la multa ella, con mi mano siempre en su culo, al terminar el trámite en tono jocoso le dije al funcionario.

-No se preocupe, que al menos durante un tiempo, seguro que no nos vuelve a ver por aqui, ¿verdad nena?.

Ella se volvio a sonrojar. Nos volvimos a casa, de vuelta le hice volver a levantarse el vestido, al bajar del coche, se podía ver una mancha de humedad en la tapiceria. Ya en casa, le di un abrazo mientras le levantaba el vestido para buscar la piel de su culo, al tocarlo suspiró...

-Túmbate anda que voy a por la crema....

Fin.

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