jueves, 10 de junio de 2021

Un juego de contrastes. (Por A.)







Tengo que reconocer que la inspiración para escribir esta entrada, está motivada en parte por la entrada del martes del "jefe". Parece mentira como a veces, no somos capaces de ver o darnos cuentas de ciertas cosas, hasta que no nos las explican.

Al leerla, vi muchas cosas, que realmente no había sido capaz de ver o que me habían pasado desapercibidas, cosas que me afectan a mi misma. Tras leerla empecé a pensar en mis vivencias y me di cuenta de algo que se me había pasado hasta ahora. El spanking es un juego sobre todo de contrastes y me voy a explicar.

Pensando bien en todo ello, me doy cuenta que una de las cosas que lo hace tan excitante, pero que es algo que al menos yo no he sido capaz de distinguir nunca en la fantasía, es el continuo ir y venir de sensaciones contradictorias. En un principio fantaseas o al menos yo, con la parte digamos que más dura por llamarla así. Con esa idea de un tío que tenga lo que hay que tener para pararte los pies, que sea capaz de hacer que te rindas y aceptes la consecuencia. Ese tío severo y estricto al que no eres capaz de torear por más que te lo propongas y uses todos tus trucos. En cambio no me había dado cuenta de esos contrastes y lo importantes que son para que el juego salga bien.

Un spanker, no es sólo un tío gruñón y mandón, que te recuerda a cada momento que estás haciendo mal o en que deberías mejoras y esforzarte, que también al menos a mi me gusta, que tenga ese punto paternal/protector. Es también alguien que te escucha y es capaz de discriminar, que sabe perfectamente que puede llevar al juego y que no, cuando quieres caña de la buena y cuando quieres simplemente comprensión, consejo o un hombro en el que llorar y apoyarte. Es que incluso en el propio juego, son importantes esos contrastes, es como si necesitasemos cortocircuitar los sentidos, hasta colapsarlos. Ahora entiendo esos cambios que salen de forma natural, como esa misma persona que te esta provocando un picor inaguantable que por momentos te hace implorar aunque sea mentalmente que pare, en el momento exacto, te da un caricia, que te hace sentir reconfortada, hasta el punto de que ese mínimo contacto borra momentáneamente ese dolor, que te hace tomar aire y acaba por provocarte que quieras más. Me estoy acordando mucho de una frase que me dijo una vez:

"Acepto la responsabilidad, pero eso implica que las cosas se hacen a mi manera o no se hacen...."

 Así debe de ser, durante el juego somos o al menos yo me he sentido siempre el centro de  su atención total, y eso implica que anteponer mi placer y necesidades a los suyos. Nunca la había visto así, pero recordando me doy cuenta que así ha sido en cada juego, esforzándose siempre en mantener ese juego de contrastes vivo, que tiene que ser difícil, hacerte sentir a la vez castigada, dolorida, excitada y protegida. No tiene que ser nada fácil jugar con todo eso, para hacer que pese a todo, la excitación siempre se sitúe en un rango alto, de tal manera que pese a que por momentos no la identifiques y puedan otras sensaciones, baste con unas palabras exactas o un gesto concreto, para que pese a la dureza del momento, te sientas excitada a la vez que protegida y segura. No había sabido ver que eso implica mucho control sobre si mismo, concentración y dedicación hacía mi y me ha hecho recordar mucho una mala  experiencia, cuya única diferencia con lo vivido hasta entonces, es que en un determinado momento me sentí abandonada, por alguien que no supo identificar mis necesidades o se vio superado por el momento y no estuvo a la altura. No fue una cuestión de dolor, fue indiferencia, no me hizo sentir ningún contraste.

Conclusión como decía el jefe azotar sabe todo el mundo, lo que no sabe hacer todo mundo es que al terminar todo te sientas como una masa flácida, agotada, sudada y temblorosa de carne y piel feliz. Para eso se necesita saber jugar con los contrastes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

"

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...>