- Escúchame con atención. Hoy has cruzado todas las líneas rojas, se acabó. No vas ir saliendo a cambiar nada. Te vas derechita a casa, te pones el pijama y me esperas. Ten claro una cosa, hoy vas a aprender de una vez por todas, dos cosas. A tener paciencia y a pedir las cosas de forma educada, sin exigencias y sin pataletas. Y las vas a aprender de una vez por todas. Fin de la conversación.
Colgué el teléfono. Desde que habíamos desayunado de un pesado insoportable con que quería ir a cambiar no sé qué al centro comercial y yo tenía pensado ir el sábado que quería comprar algo de ropa de invierno, no venía de esperar un par de días y encima con malas formas y exigencias.
Ya le había dado unas cuantas zurras por lo mismo anteriormente y estaba claro que sólo eso no era suficiente. Así que me puse a pensar que podría incluir a parte de ponerle el culo al rojo vivo, para que el mensaje quedase claro de una vez por todas. Y la verdad es que entré en casa sin saber bien que podía hacer. Nada más entrar , me dio un beso .
- No te enfades, y perdoname llevo unos días muy malos en el trabajo.
- Siempre es igual contigo, primero la armas, después cuando le ves las orejas al lobo viene el arrepentimiento y las excusas. Me voy a dar una ducha y ya hablaremos largo y tendido después.
- Si...Vale
Me metí bajo la ducha y cerré los ojos, el agua bien caliente me relaja mucho. Y me vino la iluminación, escuchar como fluía el agua, fue la clave.
Con el pijama puesto y la sensación de bienestar que te da una ducha caliente me fui a buscarla. Sin decirle nada, la levanté del sofá del brazo y la llevé cara a la pared. Manos en la espalda y la punta de la nariz tocando la pared.
- Te vas a pasar un buen rato ahí, así que empieza a trabajar la paciencia.
Fui a la cocina y cogí un botella de agua de litro y medio y un vaso. Me senté, abrí la botella llené un vaso, me senté y puse la tele.
- Ven aquí
Se dio la vuelta y se acercó, si sorpresa fue cuando le di el vaso de agua.
- Bébete el vaso, entero.
Extrañada se lo bebió, se lo pedí y la envié de vuelta cara a la pared. Seguí viendo la tele, y quince minutos más tarde llené otro vaso, la llamé se lo hice beber y otra vez castigada cara a la pared. La tercera vez me dijo.
- A que viene esto? No tengo sed.
- ¿Quieres que te ponga el culo morado?
No dijo nada más se bebió el vaso y volvió cara a la pared y así seguimos hasta que bebió los cinco vasos del litro y medio de agua. Cuando después del quinto vaso ya llevaba unos diez minutos mirando la pared, puse YouTube en la tele y busqué vídeos con el audio de ríos fluyendo o lluvia. No pasaron ni dos minutos y empecé a notarla muy inquieta.
- Nena¿Te pasa algo?
- Claro que me pasa, me estoy haciendo pis, con tanta agua, necesito ir al baño.
- Ven aquí un momento.
Resopló pero se acercó.
- Vamos a ver si así pilas la diferencia. Lo de ahora sí es una urgencia, si tienes esa necesidad. En lo que había urgencia alguna es en ir a cambiar hoy el vestido o lo que sea y más a sabiendas que el sábado íbamos a ir y hoy es jueves. Y menos aún exigiendo ¿Quieres ir al baño?
- Claro que quiero!!!
- Pues empieza a cambiar ese "quiero" "necesito" y demás por preguntar ¿Puedo? Si quieres ir al baño tienes dos opciones. Pedirlo bien y con educación o te prometo que vas a estar aquí plantada hasta que no puedas más y te lo hagas encima y si eso pasa, lo vas a recoger todo, vas a lavar la ropa a mano y cunado termines te voy a dar una, cómo nunca te he dado.
El orgullo le duró 10 segundos.
- ¿Puedo ir al baño por favor?
- No es tan difícil ¿Verdad?
Me levanté y la cogí de la mano, me siguió sorprendida también. Entramos en el baño.
- Pon las manos sobre la cabeza.
Cuando lo hizo, le bajé el pantalón de pijama y las braguitas hasta los tobillos.
- Siéntate sin bajar más manos.
Yo me quedé de pie frente a ella de brazos cruzados. Se sentó con la cara roja, pero nada más sentarse escuché el chorrito fluir y un gemidito de alivio.
- Que gustito ¿Verdad ? Casi, cómo orgasmo de alivio...
Aún se puso más roja...cuando paró, le pregunté
- ¿Ya estás?
- Si...
- Pues levanta.
Cogí un par de toallitas húmedas y la limpié
Al terminar le hice bajar los brazos la cogí de uno y salimos, antes de salir le hice coger el cepillo. Nos fuimos directos al sofá sin subirle la ropa, la puse en mis rodillas, me subí las mangas.
- No te vas a escapar que tenga el culo rojo.
Y empecé a azotarla con la mano, estuve un buen rato, hasta dejarle el culo resplandeciente. La hice levantarse, puse un cojín entre el brazo del sofá y el asiento, la puse de espaldas al brazo.
- Boca arriba y piernas levantadas
No estaba en condiciones de ponerse a protestar mucho y lo hizo. Cuando lo hizo,la cogí de la cintura tiré un poco hacia mi haciendo que sacara bien el culo.
- Ahora vas a esperar pacientemente así, a qué termine de zurrarte el culo.
La hice estar un buen rato así, esa posición la deja muy expuesta y ya con el culito caliente de antes para se enfriase un poco. Hasta que cogí el cepillo y me fui para allí.
- Anda que como tienes el coñito cochina, parece que te guste que te caliente el culo y te haga pasar vergüenza...
Le cogí los tobillos y empecé a pasarle la parte lisa del cepillo suavemente por el culo. Una de las peculiaridades de esa posición a parte de la exposición, es que la piel queda muy estirada y eso hace que sea más dolorosa y además que todos los azotes caigan en la misma zona, en el límite que separa nalgas de muslos. Así que no se los di fuertes, pero si una buena cantidad. Cuando creí que era suficiente dejé el cepillo, volví a cogerla de las caderas y ponerla bien expuesta.
- Bien quietecita nena, te irá bien que te el aire en el culo y te lo enfríe un poco.
Allí la dejé y me fui a la cocina a empezar a preparar algo de cena. Pero antes de empezar a cocinar fui a verla...
- Santi....
- Dime...
- ¿Puedo ir a hacer pis, por favor?
- ¿Otra vez?
- Es que he bebido mucha agua.
- Venga levanta
Se levantó, la cogí de la mano y fuimos al baño, allí le hice poner las manos sobre la cabeza, no hacía falta bajarle nada y sentarse.
- Venga va...
Cuando terminó de hacer pis, cogí un par de toallitas.
- Ábretelo bien Baby...
Le pasé las toallitas, a conciencia.
- Venga va vamos a lavarnos las manos.
Al terminar la cogí de la mano y nos fuimos a la cocina.
- Ahora me vas a hacer compañía mientras cocino.
Puse un taburete perpendicular al fregadero.
- Siéntate, con las piernas bien abiertas
Lo hizo.
- Nena, está semana cuando estés en casa lo vas a pedir todo correctamente, incluido cuando vayas a hacer pis ¿Está claro?
- Si, te prometo que no haré.
- Si no lo haces ya sabes que pasará ¿No?
- Si, lo sé
- Que pasará.
- Que me pondrás el culo rojo como un tomate.
Le di un beso y le dije
- Después de cenar, te pondré cremita en el culo, pero ya te digo ahora que no tendrás placer.
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