Se había puesto un viernes genial, de hecho iba a salir pronto, ya estaba saliendo cuándo me sonó el móvil. Una de las máquinas se había parado en una obra y el operario no sabía porqué. Pensé que sería un momento y fui para allá. El puñetero motor se paraba por temperatura, era uno de aquellos viejos Deutz refrigerado por aire. Así que sabía dónde estaba el problema, cómo tenía ganas de irme y quitarme de en medio el problema, le pedí unos guantes y me puse a desmontar la cápsula del motor, una vez desmontada, con aire comprimido procedí a limpiar todo el circuito de refrigeración, poniéndome de polvo y grasa hasta las cejas y sin la ropa adecuada. Afortunadamente la improvisación funcionó y la máquina volvió a funcionar.
Al llegar a casa me quité la ropa en la puerta y directa a la basura. No valía la pena ni lavarla y de ahí a la ducha, pero antes pasé a saludar, allí estaba en el sofá, con el pijama de invierno, primer día que se lo ponía. No fue muy efusiva ni bromeó en exceso sobre mis pintas, pero pensé que era porque debía oler a una mezcla de sudor, gasoil y aceite.
Me di una ducha larga y relajante, que eliminara todos esos olores, me puse ropa cómoda y antes de volver pasé por la cocina a por una cerveza. Me senté a su lado en el sofá.
- ¿Que sería estás?
- Pffff entre ayer que dormí fatal y la puñetera vacuna...
- ¿Vas a ir a entrenar?
- Que va paso...hoy no tengo ganas de nada.
- Bueno normal con la vacuna...
- Eso tú dame ánimos.
- Pero si eres tú la que dices que no vas.
- Es igual déjalo.
- ¿Sé puede saber que mosca te ha picado?
- Que pasa tampoco tengo derecho a estar de mal humor!!!
- No levantes la voz y nena creo que te estás yendo de una cosa a otra sin sentido, sólo son comentarios.
- Ni si ya lo tengo claro, lo mío nunca tiene sentido, soy una histérica, una exagerada, me ahogo en un vaso de agua...
- Eso lo dices tú, que yo sepa no he dicho nada de eso y además no voy a discutir más que quiero ver tranquilo el partido de la Euroliga.
- Ahh no!!! Yo estaba viendo una serie.
- Es lo único que veo en la tele y lo sabes.
- Pues en la habitación hay una tele hermosa.
- Vale..
No dije nada cogí la cerveza y me fui a la habitación.
Justo cuando acababa el primer cuarto, entró en la habitación, sólo observar el lenguaje corporal, ya vi que la actitud era diferente, la miré y me miró un segundo antes de apartar la mirada y ruborizarse un poco.
- Ven si quieres a verlo al sofá, siento haber sido tan borde, pero es que he tenido un día horrible y estoy cómo destemplada con la vacuna.
- Lo sé, me lo has dicho ¿Y el mío sabes cómo ha sido?
- No....
- Pues a las tres ya estaba y me iba a venir, justo cuando me montaba en el coche me llaman, máquina estropeada, coge el coche y ves hacia allí, nada más ver la máquina sabía que pasaba que me llevaría una hora solucionarlo, sin la ropa adecuada, métete a desmontar las cápsulas de un motor hirviendo, llénate de grasa, polvo y sudor, la ropa para tirar claro y con unas ganas locas de darme una ducha y estar un rato tranquilo y a gusto contigo, ese ha sido mi día.
- Vaya lo siento...
- ¿Y a tí que te ha pasado a parte de la vacuna y el sueño?...
- ¿Te parece poco?
- Nena me lo cuentas o tengo que ir a por el sacacorchos....
Cogió aire profundamente y empezó a hablar.
- Al salir he pasado por el súper y he comprado algo...
- Ya lo he visto, ya hacía falta ¿No?
- Si pero he comprado chocolate...
- ¿Y? ¿Pasa algo?
- Pues que al llegar y colocar la compra me he llevado al sofá la tableta, con la idea de comerme una onza y me he comido media tableta con ansia joder!!!!.
- ¿Y todo esto, es por eso?
- Pues sí me da mucha rabia no saber controlar.
- Pues fíjate tú que a mí es lo que menos me importa de todo, haces ejercicio con regularidad, comes bien, un día se te ido de las manos, bienvenida al mundo de las debilidades humanas.
- No te rías de mí encima!!!! Me da mucha vergüenza.
Me puse serio, desde la más absoluta calma.
- ¿Vergüenza? Motivos para estar avergonzado tienes bastantes esta tarde pero ese precisamente no.
- Es igual déjalo no me entiendes
- Tienes razón, me cuesta mucho de entender ese comportamiento caprichoso, infantil y narcisista.
- Venga va no te molesto más termina de ver el partido tranquilo.
Aquella frase fue la gota que colmó el vaso. Me levanté la cogí del brazo y le di media docena de azotes fuertes de pie.
- Has elegido ese camino, muy bien, te voy a quitar la culpa, pero antes vas a reflexionar sobre tu actitud de esta tarde.
Si soltarla caminé con ella hasta la pared de al lado de la tele del comedor.
- Por supuesto que voy a ver el partido tranquilo y vigilándote, así que ve pensando porque estás aquí y no quiero oírte ni respirar ¿Está claro?
No dije nada más y me puse a ver el partido, pero no lo vi entero, enseguida vi que estaba resuelto así que apagué la tele y la llamé. Suspiró y se dio la vuelta caminó hacia mi, y se quedó plantada frente a mí. La miré serio y le dije.
- ¿Y?
- ¿Y qué?
- Vamos que no has pensado nada...muy bien, bájate el pantalón del pijama...
- Pfffff
- A-ho-ra!!! - seguido de un par de azotes .
Me la quedé mirando, cerró los ojos al desanudar el nudo del pantalón, al hacerlo cayó por gravedad hasta sus tobillos.
- ¿Y eso?
- Un tanga...
- Pues también lo quiero ver en los tobillos.
Otro suspiro y el tanga acabó en los tobillos.
- Manos detrás de la espalda y échate a un lado que voy a seguir viendo el partido, igual con el culo al aire aclaras las ideas.
Rechistó un poco pero lo hizo y yo seguí con la tele.
- ¿Has dicho algo?
- Si...
Apagué la tele y le dije que se pusiera de nuevo frente a mí.
- Me lo puedes repetir.
Cogió aire otra vez.
- Que siento mucho cómo me he portado antes.
- ¿Y cómo te has portado antes? Ponle adjetivos.
- Egoísta, caprichosa, impertinente, infantil...
- Pues la verdad es que sí...e imagino que sabes que eso tiene consecuencias ¿Verdad?
- Si....
- Cuáles
- Imagino que me he ganado un castigo.
- Imaginas bien, si....
- Ve a por el cepillo negro.
Tragó saliva y fue hasta el baño, de vuelta me dio el cepillo, lo cogí y lo dejé en la brazo del sofá para cuando fuera necesario.
- Quiero que te quede algo muy claro, no voy a castigarte por el chocolate, eso no es más que una consecuencia de un estado mental, que es causado por la mala gestión del tiempo y del estrés que además también deriva en la consecuencia de ese comportamiento infantil y caprichoso del todo inaceptable ¿Tienes claro el motivo del castigo ?
- Si....
- Pues ya que tú eres incapaz de gestionarte y eso te genera frustración, no me dejas más remedio que ser yo el que gestione esa frustración antes que vaya a peor.
En ese momento cogí un cojín del sofá, lo puse en mi regazo y le indiqué que se tumbase en el. Lo hizo, despacio, los pies en el suelo, las piernas rectas, el culo bien presentado y ligeramente elevado por el cojín en mis piernas y el cuerpo cómodamente descansado en el sofá.
Puse mi mano izquierda en su espalda y con la derecha empecé a frotarle las nalgas para darle un poquito de calor. Pero fue sólo un minuto, enseguida levanté la mano y la empecé a dejar caer rítmicamente alternando nalga y nalga así estuve el tiempo necesario hasta que toda la piel estuvo de un tono rosado para de repente cambiar el ritmo más rápido e intenso pero también desordenado, dándole varias palmadas seguidas en la misma nalga antes de cambiar. Y ya no paré hasta asegurarme de dejarle el culo bien rojo y brillante y mi mano también caliente. Entonces cambié rápidamente y cogí el cepillo empecé a pasarlo por sus nalgas como si quisiera peinarlas, el tacto áspero de las cerdas en su piel caliente y sensible.
- Hoy vas a dormir boca abajo y con el culo al aire seguro, es lo que buscabas ¿Verdad?
No contestó a la última pregunta, sólo algún gruñido cuando el efectivo cepillo empezó a trabajar en su culo, aquí también jugué con los ritmos, empezando lento y espaciando un poco entre azote y azote, para ir subiendo la velocidad. Con el cepillo también cubrí en esta primera tanda todo el culo, pero tras una pequeña pausa, me ayudé de la mano izquierda para estirar la piel hacia arriba y apuntar bien para trabajar esa zona justo por encima del surco del glúteo, dónde la piel es más fina y pica más. Y ya no paré hasta que empecé a tener señales de agotamiento, cómo moverse y suspirar a cada azote.
Dejé el cepillo en el brazo del sofá...y empecé a pasar la yema de mis dedos por su piel, estaba muy roja y caliente y en algunos puntos dónde más había insistido, algún tono cercano ya al morado. Mientras la acariciaba se fue relajando y aquello soplidos de molestia se transformaron en tímidos gemidos de alivio. Entonces le di un par de azotes con la mano.
- Levanta y vete al rincón, que al menos vea el final del partido.
Se levantó y casi arrastrando los pies y despacio se fue al rincón, allí puso las manos en la espalda a la vista cómo debía ser y yo vi acabar el partido. Cuando terminó apagué la tele y la llamé.
Se dio la vuelta y caminó torpemente hacia mi, hasta quedarse de pie mirando al suelo frente a mí.
- ¿Y bien algo que decir?
Negó con la cabeza, pero de repente dijo.
- Bueno puedo sentarme un rato en tu regazo por favor...
- Si claro que puedes.
Aún tenía el cojín en mis piernas y pese a eso se sentó muy desapacio y con mucho cuidado. Nada más hacerlo hundió su cara en mi hombro, mientras mi brazo rodeaba su cintura, no sé el rato que estuvimos así en silencio, hasta que levantó la cara, tenía los ojos vidriosos, nos besamos y en ese momento mi mano fue a buscar entre sus piernas, cómo esperaba encontré calor y humedad y allí sentada en mi regazo con el culo rojo, mis dedos la hicieron volver a suspirar y gemir está vez de placer...
Siempre diré que Santy es mi amor platónico y que deseo uno en mi vida.
ResponderEliminarEspectacular relato con un final divino