domingo, 29 de julio de 2018

La revolución de las nalgas (por A. Soler)





Hoy os comparto un artículo diferente, no se como calificarlo, es más bien una especie de elogio al culo, a las nalgas y en especial a las femeninas. Su autor es el periodista Albert Soler, la compartió en su muro de facebook y me pareció interesante traducirla para que podaís disfrutarla todos. A muchos no os sonará nada su nombre, Albert Soler pertenece a un especie en extinción: EL PERIODISTA. Lo he escrito en mayúsculas, porque yo al menos he entendido siempre el oficio de periodista como un contrapoder, como aquellos que fiscalizaban al poder, que iban contracorriente y que hacían que sus lectores se lo replanteasen todo, incluso sus ideales más enraizados. Por desgracia ahora tenemos todo lo contrario, periodistas complacientes con el poder, palmeros que le amenizan la velada al cacique de turno y sobre todo una profesión que va siempre a favor de corriente y de modas. Por eso el artículo que os comparto no deja de ser una transgresión, una travesura con la intención de "molestar" al pensamiento único de moda. Tal vez por eso Alber Soler escribe en un modesto diario de provincias de muy limitada trascendencia en vez de hacerlo en un medio donde su ironía y desvergüenza tan propias en otros tiempos de esta tierra, la misma de los irreverentes, Josep Pla o Salvador Dalí tengan una mayor difusión. Lástima que esta tierra esté en decadencia, acomodada, burguesa, autocomplaciente y ruralista, a la que solo le preocupa salir bien en la foto para la postal.


" Uno de los misterios de este verano, es la proliferación de nalgas femeninas al sol, como si fueran brindis, pero en vez de copas culos. Me refiero a señoras y señoritas cuya parte inferior del bikini deja muy poco lugar a la imaginación. Ya me percaté de ello cuando las vi incluso en sitios tan poco propenso a la modernidad como en la pisicina del GEiEG (Asociación deportivo/excursionista muy conocida en Gerona y de carácter conservador). Pero ha sido durante mi exilio en Cala Montgó (una playa más bien tirando a carca y tradicional) cuando se ha producido la invasión de las nalgas furiosas. Mires donde mires solo ves culos que se han revelado contra la opresión textil y reclaman su cuota de libertad. No se si es el sol que me cae en la cabeza o la matraca soportada los últimos meses, pero me parece escucharlas gritar "seguimos" "tenemos prisa" y otras consignas liberadoras, si bien en su caso la cosa no parece simbólica sino que va muy en serio. Ya tiene cojones que Puigdemont y compañia hicieran la revolución como el culo y los culos la hagan de verdad. Imaginad si irá en serio la cosa que estaba mirando un culo cercano y resultó ser el de mi hija. Naturalmente callé, quien es el guapo que se atreve a protestar contra un revolución.

A mi ya me gusta. Ver nalgas quiero decir. Las hay tersas, celulíticas, suaves, ásperas, morenas, blancas, tiernas, maduras, apetitosas y más apetitosas, pero todas, todas, con su correspondiente pareja como los números de la guardia cívil.  Y como en tantas cosas en la vida la linea que separa una de la otra es muy delgada. La única lástima es que la moda me pilla de vuelta ( un eufemismo para no decir viejo) y me tengo que conformar con mirar y callar, que no es poca cosa, en vez de lanzarme a por ellas sin consentimiento explícito, como hubiera hecho, snif, en épocas ya lejanas..."

He omitido el último párrafo del artículo,  ya que su autor aprovecha la conyuntura para entrar en valoraciones políticas que carecen de interés en este espacio y que seguro alguno habéis intuido ya. Pero me ha parecido un bonito homenaje al gran protagonista de nuestros juegos: el culo
 

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