domingo, 14 de julio de 2019

Niñerías.(Relato),





Uno de los retos de la distancia, es mantener vivo el juego, el hecho de no poder verse cuando se quiere, es un  gran hándicap, en estos casos la imaginación, la dedicación y la constancia son muy importantes y eso incluye mantener viva la llama del juego.

Nosotros teníamos ese hándicap de la distancia y conforme nos fuimos conociendo ideamos un juego para llevar mejor eso. Me lo propuso ella de forma sutil, como siempre le dije que lo pensara muy bien, porque si aceptaba lo iba a llevar a rajatabla, ni lo dudo me dijo que si. El juego era muy simple, consistía en que yo controlase su placer en la distancia, vamos que para obtener placer tenía que pedirme permiso y sin no se lo concedía pues no podía y si desobedecía tenía un castigo por ello.

Quedamos de acuerdo y empezamos a llevarlo a cabo, de naturaleza vergonzosa le costaba mucho pedirlo o lo  hacía de forma indirecta, lo que yo aprovechaba para hacerla verbalizar el deseo si quería obtener el permiso. Le costó más castigos eso, el hecho de decirlo a medias o contestar mal cuando yo insistía en que lo verbalizase que no hacerlo sin permiso, pero aquel juego  nos permitía sobrellevar mucho mejor la distancia.

Una semana yo tenía visita en casa, venía familia a pasar unos días y entre el trabajo, la familia y demás iba de puto culo y con poco tiempo. El sábado de aquella semana por la noche tenía el cumpleaños de un familiar, así que apenas hablamos, ella también tenía una cena y el domingo por la mañana la escribí para ver como estaba, ya que me había levantado el primero, después de la conversación típica y banal me soltó un:

-Ayer me puse a leerte y fui mala
-Vaya y eso? porque no me dijiste nada
-Estabas ocupado....

Pensé que tenía razón que de habérmelo dicho, no hubiera estado al tanto del móvil y que seguramente lo hubiera visto tarde y a destiempo, así que le contesté.

-Bueno por esta vez lo dejamos pasar, tienes razón no podía estar por ti ayer. Pero la semana que viene volvemos a la rutina te aviso.

Su respuesta me extrañó.

-Eres un blando

Me lo tomé a broma y le contesté

-Eso encima que te lo dejo pasar y que soy comprensivo.
-No, no estás.
-No estoy de que?
-Que pasas de todo

Ahí empecé a mosquearme.

-A ver nena sabes que tengo la familia en casa, esto es un piso pequeño, somos  un montón de gente, niños incluidos, hace una calor que te mueres y estoy algo saturado. Pero bueno ya que te pones así, por lista esta noche quiero en la bandeja de entrada de mi correo un mail, en plan relato, con que imaginabas mientras eras mala ayer. Esta claro?.
-No, ahora ya no. Si te tengo que pedir yo que reacciones no mola.
-Pues vale tu misma.

Fin de la conversación. Espere toda la tarde a saber algo de ella, pero la señorita orgullosa no se digno a escribir, ni mucho menos a hacer el relato. Muy bien pensé, ya nos veremos. Y así era en breve nos teníamos que ver.

Al día siguiente todo volvió a la normalidad como si no hubiera pasado nada y pasaron los días, hasta que nos vimos. Yo había apuntado aquel incidente en mi cabeza y en aquella cita lo iba a resolver.

Cuando nos vimos la recogí en la estación del AVE y nos fuimos directos para casa, teníamos un fin de semana por delante y muchos planes, es lo que tiene verse poco. Cuando llegamos a mi apartamento aun era demasiado pronto para salir, demasiado calor, así que nos pusimos cómodos esperando que cayera el sol para salir a cenar. Pero en mi cabeza rondaba aquel incidente y la necesidad de una lección no no olvídase además cuanto antes  mejor, así que aproveché un momento que se levantó para ir a buscar algo de beber y cuando volvió antes que se sentara, le dije.

-No te sientes espera un momento que quiero hablar contigo.

Me miró como diciendo "que pasa" pero antes de que pudiera reaccionar empecé a hablar.

-Sabes nena, hay algo que no soporto y son las niñerías, tienes ya una edad.
-No se que quieres decir
-No? te tengo que refrescar la memoria pues. Te acuerdas de la semana que tenía la familia en casa?
-Si claro, pasaste de mi totalmente.
-Bueno veo que sigues portándote como una niña caprichosa que se cree el centro del mundo. No pasé de ti, era solo una semana y de alguien mayor de edad espero un mínimo de comprensión, puedo entender que tuvieras ganas de jugar, pero yo en tu lugar me hubiera aguantado las ganas por ti, pensando en ti sin embargo, tu en ningún momento te pusiste en mi lugar, simplemente te pillaste una pataleta de niña pequeña a la que no han comprado el helado, es más te pedí algo y te negaste, que en el fondo es lo que menos me importa pero ese tipo de comportamiento conmigo al menos no te lo voy a permitir nunca más, no creo que me merezca ese trato la verdad y si en algún momento he estado distante o menos pendiente creeme que no fue por gusto.

A medida que iba hablando se iba poniendo roja. Y el discurso duró un rato, al terminar le dije.

-¿Algo que decir?
-Que me entiendas tu a mi, solo quería jugar y me sentí ignorada.
-Y que crees? que no soy consciente? pero joder era causa de fuerza mayor, yo de haber sido al revés lo hubiera entendido perfectamente.
-Lo siento de verdad, no lo había visto así.
-Lo sientes? entonces estás de acuerdo conmigo que te portaste como una niña caprichosa, malcriada y egocéntrica ¿no?.

Ahí se se puso roja como un tomate.

-Creo que ya sabes como soluciono  yo los comportamientos infantiles y caprichosos en adultas ¿verdad?.

Se hizo el silencio, ese silencio tenso

-Te he hecho una pregunta responde
-Si
-¡¿Como?
-Castigándolas
-¿Con que castigo?
-Puffff de verdad tengo que decirlo
-Más te vale

Mirando al suelo y con voz aniñada dijo.

-Azotándame el culo
-Exacto y eso es lo que pienso hacer
-Joder Santi, ya te he dicho que lo siento
-Lo se y más lo va a sentir tu culo. Ve a la cocina y trae la cuchara de madera, ya sabes cual.
-Pufffff vaaaa Santi

Se me acabó la paciencia, me levanté, la cogí de la cintura, le dí la vuelta sujeta de la cintura, con el cuerpo ligeramente inclinado hacia delante y empecé a azotarla con ganas con la mano sobre los shorts ajustados que llevaba para estar por casa.

-No me gusta repetir las cosas y ve preparándote que de esta te acuerdas.

Durante un rato estuve dándole en esa posición tan infantil como a una niña traviesa, un par o tres de minutos de azotaina seguida, entonces paré y le dije.

-Ve a buscar la cuchara.

La solté se puso recta y se sobó el culo  un instante si mirarme, me senté la miré y sin decir nada se fue hasta la cocina. Esperé que volviera cuchara de madera en mano, al llegar se la pedí y me la dio, la dejé en la brazo del sofá.

-Coge el cojín y ponlo encima de mi regazo.

Lo hizo, cuando estuvo le dije.

-Bájate los shorts y las braguitas.
-Vaaaa Santi.

Cogí la cuchara y le di y golpe en el muslo.

-Tengo que repetirlo?

Roja como un tomate, empezó por bajarse el short hasta las rodillas y después hizo lo mismo con las braguitas.

-Quiero ver ese culo de señorita caprichosa en mis rodillas y bien levantado.

Sin mirarme se tumbó despacio en mi regazo,  una vez estuvo, la cogí de la cintura para ponerla bien en la posición exacta. Una vez puesta cogí la cuchara y empecé a pasarla por la piel desnuda de su culo rosadito de los azotes de antes.

-Cuando termine contigo, espero hayas aprendido la lección.

Dejé de acariciar con la cuchara y pasé a azotarla, la cuchara ligera y manejable me permitia ir cubriendo de azotes todo su culo, sin dejar que ni un centímetro cuadrado de piel escapara del picor de la cuchara incluyendo la parte alta de los muslos también.

-Y mañana a la playa con las marcas para que todo el mundo vea que les pasa a las niñas caprichosas

Hice varios parones, durante la larga azotaina con la cuchara, parones que aprovechaba para recordarle su comportamiento, cuando decidí parar tenía todo el culo de un rojo vivo e intenso. Dejé la cuchara un momento en el brazo del sofá y le dije.

-Levanta y vete al rincón a pensar un rato.

Esperé un poco que cogiera aire y despacio se levantó y se fue obediente al rincón, brazos encima de la cabeza, me levanté con la cuchara en la mano, la puse entre sus nalgas y le dije.

-Como se caiga volverás a mis rodillas.

Allí la dejé en el rincón con el culo al rojo vivo y aguantando la cuchara entre las nalgas. Me senté y le hice un par de fotos, para guardarlas por si necesitaba usarlas en  un futuro como ejemplo de lo que les pasa a las niñas caprichosas. Allí la tuve un buen rato mucho más del que la hubiera tenido en otra ocasión 15 o 20 minutos. Entonces me levanté, le quité la cuchara, la cogí de la mano y la acompañé de nuevo hasta el sofá allí la solté dejándola de pie, mientras yo me senté.

-Las manos sobre la cabeza señorita y si tienes algo que decir ahora es el momento.

Se puso las manos encima de la cabeza y empezó a sollozar.

-Pues que siento mucho haberme puesto así aquel día, que tienes razón que me porte como una cría maleducada, lo siento de verdad. Me perdonas?

Me levanté y le di un abrazo, a la vez que le sobaba el culo caliente.

-Si te perdono, pero vas a a estar castigada un tiempo para que no se te olvide.

No dijo nada se desahogo en mi hombro, cuando paró, la cogí de la mano, la llevé hasta la habitación, allí la tumbé de nuevo en mis rodillas, pero para ponerle crema que falta le hacia, tras un rato de crema y mimos abrí el cajón de la mesilla de noche, cogí de el un pequeño plug metálico y le dije.

-Pon las manos en el culo
-Joooo Santi
-Nena....
-Pufffff

Lo hizo

-Separa

Eso le costó más, pero un azote en el muslo y lo hizo, despacio le metí el plug en el culito y le dije.

-Hala vamos a vestirnos para cenar.

Yo le preparé la ropa como a una niña, un vestidito a medio muslo y unas braguitas blancas lisas muy infantiles, que le puse yo mismo para aumentarle la sensación de vergüenza y ya vestidos nos fuimos a cenar a la terraza de un restaurante.

Durante toda la cena estuvo incómoda por el escozor de la azotaina y el plug, pero con una actitud totalmente calmada. Terminamos y decidimos irnos a casa.

Al llegar se me quedó mirando como esperando algo.

-Te pasa algo?
-Es que...estoy un poco incómoda
-Ahhhhh es verdad

Me acerqué metí la manos por debajo del vestido y te un  tirón le bajé las braguitas.

-¿Te acuerdas que te pedí algo el día aquel?
-¿Como?
-Si, te pedí un relato, pues ahora te vas a sentar a escribirlo y cuando estés te quitaré el plug.

Abrí el armario, saqué una libreta y un boli los tiré sobre la mesa y le dije.

-Ya sabes. Ahhh y vestido levantado al sentarte.

Resopló, se quejó, pero acabó sentada y escribiendo, media hora después me dijo que ya estaba.

-Bien coge lo que has escrito y ven.

Se acercó libreta en mano.

-Empieza a leer.

Con voz tímida me leyó el relato, cuando terminó, metí la mano por debajo del vestido, entre sus piernas.

-Mmmmm seguro estás incómoda no lo parece.

Se puso roja otra vez y más aun cuando le dije.

-Había pensado en dejarte un mes sin placer, pero te voy a dar una oportunidad, si te tocas aquí de pie delante de mi hasta correrte, pensaré que eres una adulta e te daré la oportunidad de volver al principio, sino pues ya sabes un mes castigada....

Continuará...

2 comentarios:

  1. Uffff, me encantó, ya quiero saber cómo sigue...

    www.yospankee.blogspot.mx

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  2. La parte del plug me encanta. Azotes y plug son mi combinación preferida

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