sábado, 3 de diciembre de 2022

Te falta motivación?

  



No sé si os pasa, pero las mañanas laborables tienen algo de caótico, prisas, olvidos o recuerdos a última hora y todo eso con el cuerpo y la mente aún en estado de letargo. 


Ella estaba en la cocina desayunando y yo aquel día tenía que salir un poco antes, así que estaba en la habitación vistiéndome. 

- Nena, has visto la sudadera verde?

- Tu sabrás...

- Pues no sé y además tienes más de la mitad de mi cuarto de armario ocupado con ropa tuya...

- Pues pruébate algo igual te queda bien...

Me contestó soltando una carcajada.

Finalmente encontré por ahí enterrada entre su ropa la sudadera que buscaba, me vestí y fui para la cocina a despedirme.

- Ya la has encontrado, lo ves, no era tan difícil.

- Estamos sarcástica de buena mañana no?

-Yo? Que va, imaginaciones tuyas.

- No habíamos quedado, que ibas a hacer selección de ropa y tirar lo que ya no usas?

- Pfffff me falta motivación. 

La respuesta tengo que reconocer que me hizo reír, le di un beso antes de irme y le dije.

- Pues no te preocupes que ya te daré "motivación".

Jornada larga, pero por fin era viernes, cuando llegué a casa ella ya estaba, metida dentro del pijama de cuadros y apalancada en el sofá. Le di una beso nada más llegar.

- Voy a ponerme cómodo

- Muy bien, aquí te espero.

No había recordado en todo el día, el incidente matinal, pero al abrir el armario para coger algo de ropa cómoda, me acordé de todo y de aquella frase " me falta motivación" sin pensármelo saqué toda la ropa que ocupaba mi cuarto de armario y la tiré encima de la cama. Me fui para el salón, al entrar bostezaba.

- Sueño?

- Siempre y aburrida.

- Para lo primero no tengo cura, para lo segundo si. Levanta el culo del sofá y tira para la habitación a hacer triaje de ropa, ya te he puesto una pila encima de ella cama.

- Jajajajajaja has bebido algo antes de venir?


Ahí supe, que o daba un golpe de autoridad o la cosa podía alargarse eternamente y sin pensarlo le hice entender que iba en serio. Me fui para ella, la cogí del brazo haciendo que se levantase, entre quejas, pero no le di tiempo a mucho. La rodeé con el brazo izquierdo de pie contra mi pierna y le di una ráfaga de azotes fuertes, como una quincena

- Si necesitas más "motivación", avisa que no tengo ningún problema en dártela. 

Lo siguiente, un montón de quejas, incluso un intento de seducción, que terminó con un par de azotes más y un.

- Ya está bien!!!! A la habitación ahora mismo.

- Pfffffff 

Salió del comedor visiblemente enfadada y diciendo maldiciones aunque entre dientes para que no pudiera entenderla.

Me senté a fumarme un cigarrillo y a esperar, cuando terminé fui a buscar tres bolsas de basura grandes y con ellas me fui a la habitación. Y para mí sorpresa me la encuentro sentada en la cama jugando con el móvil sin hacer nada.

- Aún no has empezado?

- Pffff es que hoy no es el momento además no sé que tirar. 

- Nunca es el momento. Dame el móvil

- Que?

Se lo quité de las manos, se levantó para intentar recuperarlo, hubo un pequeño forcejeo, pero el móvil ya estaba en mi bolsillo y el resultado del forcejeo fue terminar en mis rodillas, con mi pierna derecha por encima de las suyas y las manos sujetas en la espalda.

- Siempre te olvidas que reducir no sé me da mal. 

Entonces tiré la cintura del pantalón del pijama hacia abajo, ahí más quejas y un último intento de escapar, sólo consiguió que aún sujetara más fuerte sus muñecas. Y empezase a azotarle el culo desnudo con bastante energía, sin mucho miramiento, ni calentamiento. 

Durante un par de minutos las palmadas cayeron constantes sin pausa y seguidas, haciendo que su piel empezase a coger un bonito color rosado. 

Entonces paré.

- Levanta 

Se levantó, ya con menos humos y le dije.

- He cogido tres bolsas, tienes diez minutos para llenar la primera. 

Me levanté y me fui dejándola allí. A los diez minutos volví a entrar y aunque ya había alguna cosa dentro de la bolsa, aún no estaba llena. Me senté en la cama. 

- Bájate el pantalón.

- Qué?!!!

- Ya me has oído, te he dicho diez minutos. 

- Joder, pero es que no puedo ir a locas.

Ya no dije nada más, tirón del brazo la acerqué a mis rodillas, tirón a los pantalones y de nuevo en mi regazo.

- Te voy a dar motivación de la buena.

Y volví a empezar a azotarla con la mano, ahora una zurra más larga e intensa de unos cinco minutos, que le dejó el culo bien rojo. Al terminar, la hice levantarse subirse el pantalón y antes de irme.

- En diez minutos vuelvo y con el cepillo, así que quiero dos bolsas llenas.

Me fui cerrando la puerta, dejándola allí con el culo bien rojo. 

Esperé otros diez minutos, antes de entrar fui a por el cepillo de madera cuadrado y ligero al baño. Entré con el amenazante en la mano. Pero habían dos bolsas llenas. 

- Lo ves, cuando quieres puedes...

Me soltó alguna fresca, pero una mirada hizo bajar la suya.

- Coge las bolsas y llévalas al coche, así ya estarán cargadas y el lunes las donas. 

-Pfffff ahora tengo que cambiarme, para bajar al parking.

- Cambiarte para qué? 

- Voy en pijama 

- Y?

Le dije mientras daba golpecitos de cepillo contra mi mano.

Otro resoplido, pero cogió las bolsas y bajó. De vueltame dijo.

- Menos mal que no me he cruzado con nadie.

- Venga diez minutos más y la última.

- Joooo es que ya no sé que tirar.

- Tu misma, diez minutos.

Otra vez salí, cerrando la puerta y dejándola allí durante diez minutos clavados hasta volver a entrar. Y si había otra bolsa llena.

- Otra cosa no, pero "motivarte se me da bien"

Me respondió con un burla y le dije.

- Venga ve a llevar la bolsa, que por hoy ya está bien.

- Cómo que por hoy?

- Otro día ya seguiremos.

- Pero por qué????

- Sigue habiendo ropa que no usas.

- Pfffffff 

Cogió la bolsa con un gesto de enfado y entonces me fijé en la mesilla de noche. Juraría que había dejado el cepillo allí. Cuando ya iba a salir de la habitación...

- Ven aquí, trae la bolsa.

- Y ahora que pasa?

- Que traigas la bolsa 

La dejó caer en el suelo. Me levanté y me fui a buscarla, me senté y empecé a sacar prendar y de repente apareció el cepillo, envuelto en una camiseta. La miré enseñándoselo.

- Y esto?

- No sé, tu sabrás lo dejarías por aquí encima y al tirar la ropa....

- No, estaba en la mesita de noche.

Se puso roja y más aún cuando le dije.

- Ven aquí y bájate los pantalones.

- De verdad, que no me he dado cuenta.

- Ya y yo me chupo el dedo, aquí, ahora pantalones bajados y prepárate que te lo voy a grabar en el culo.

Me tocó volverme a levantar e ir a buscarla, la planté frente a mí, sentado en la cama.

- Bájate el pantalón, ahora!!!!

Suspiró y empezó a bajarselos roja como un tomate. Cuando cayeron finalmente enrollados en los tobillos, me di unas palmadas en las piernas. Resoplando se colocó en la posición mientras yo me subía las mangas. Al terminar cogí el cepillo y empecé a jugar con el en sus nalgas aún bastante rojas, paseaba el cepillo muy despacio por su piel, tanto la parte lisa, cómo las púas, con una mano separé un poco sus muslos, para tener más visibilidad. Podía ver también la raja de su coño roja y brillante.

Entonces apunté bien y empecé una larga azotaina a cepillo, progresiva en una primera serie de azotes bien repartidos procurando cubrir bien de azotes todas las nalgas. Tras la cual hice una pausa bastante larga en la que volví a jugar con el cepillo y sus distintas texturas según la cara, en su piel ya muy sensible por la azotaina. Cuando volví a reanudar el castigo, ya no fue progresivo y apuntando bien cada azote a la zona más baja de sus nalgas, insistiendo todo el rato ahí, hasta dibujar dos círculos de fuego en su piel y escuchar su respiración jadeante y ahí me detuve.

Dejé que sintiera el quemazón del castigo bien vivo en su piel un rato, hasta que cogí el cepillo al revés y empecé a jugar con el mango entre sus labios hinchados, y en un determinado momento el mango se hundió en el coño, lubricado cómo estaba empecé a meterlo y sacarlo, empezó a jadear y moverse. Entonces lo saqué, lo dejé en la mesita de noche, le di un par de azotes y le dije.

- En pie 

Se levantó, aún estaba roja.

- Súbete los pantalones y coge la bolsa.

Lo hizo. 

Yo también me levanté. La cogí de la mano y le dije:

- Te acompaño 

Bajamos al parking del edificio, allí dejamos la bolsa junto con las otras en el maletero de su coche y al terminar, la cogí del brazo y la llevé tras una columna.

- Las manos sobre la cabeza.

- Pufffff aquí no, puede venir alguien en cualquier momento.

- Tranquila que nos enteraremos antes.

Le tuve que dar un par de azotes para que me hiciera caso y cuando estuvo, le bajé el pantalón por detrás.

Allí estaba mirando a la columna del parking, con el culo desnudo, caliente y marcado.

Esperé unos cinco minutos muy pendiente de que no sonará el contactor de la puerta automática, se encendiera la luz o escuchase el ascensor. 

Y nada de eso pasó, y aunque hubiera pasado, había tiempo de sobra para disimular.

Así que me fui hasta ella, le cogí las manos, las apoyé contra el pilar, luego estiré su cintura hacia atrás, el pantalón se deslizó sólo hasta los tobillos. Me saqué la polla de mi pantalón, la restregue varias veces por todo su coño , hasta que acabó dentro, caliente, mojado y palpitante. La agarré con fuerza de la cintura y me la folle allí contra el pilar del parking, fue un polvo de aquellos rápidos, por la presión de que alguien apareciera y nos cortase el rollo, pero no sólo no pasó, si no que al terminar aún pude estar un rato cogiendo aliento bien pegado a su culo, con mi polla dentro de su coño.

Y lo que son las cosas, cuando ya adecentados íbamos a subir apareció un vecino al que saludamos. Nos miró raro, supongo que porque íbamos los dos en pijama.

Nada más entrar nos metimos en la ducha y seguimos jugando, para terminar con una sesión de crema y masaje en la cama.




























1 comentario:

  1. Gracias por esta emocionante y emocionante historia ...
    Debo admitir que este es exactamente el estilo de motivación que necesito a veces (¿a menudo?) Especialmente sobre la ropa ^^

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