martes, 24 de mayo de 2022

Cuando una casa normal, es pervertible.

 




Estoy convencido que nuestra capacidad para ver morbo o encontrar fetichismo en objetos de lo más habituales, es única. 

A diferencia de otros juegos, nosotros no necesitamos de tanta infraestructura propia y exclusiva para que nuestra imaginación vuele. Es más parece ser que encontramos cierto placer en pervertir lo "normal" ¿A cuantos de nosotros les pone una cruz de San Andrés? En cambio a que a un sofá sólo imaginándolo de repente empezamos a verle muchas y distintas opciones.

Ya en lo más básico como son los juguetes, la mayoría preferimos, un cepillo, un cinturón...a muchos nos estimula más en un determinado contexto un pijama, que un vestido de cuero y lencería fina y así con tantas cosas, somos unos pervertidores natos de la cotidianidad.




Todos sonreímos al ver en una cocina los utensilios de madera en su recipiente, las almohadas y cojines tienen un doble sentido, por no hablar de las sillas, en especial la típica sólo con respaldo de madera, incluso podemos valorar la utilidad del asiento de  y el material del mismo. Los espejos también tienen un reflejo especial para nosotros, en ellos se puede ver lo que normalmente no se ve, las dos caras, la A y la B. Un cuaderno y un bolígrafo, incluso una pastilla de jabón. 

Llegamos a pervertir hasta varias veces el mismo objeto, un cepillo está diseñado para cepillar, y estoy seguro que ese no es el uso principal que le vemos, pero es que si lo miras bien, hasta el mango puede tener posibilidades perversas. 

Cuántas veces no nos hemos embobado ante un escritorio o ante aquella esquina libre entre dos paredes. O de repente ese cosquilleo delante del escaparate de una tienda de artesanía o aquel taburete de la tienda de muebles que tiene la medida ideal. 

Tal vez, ese no necesitar nada más que lo que tenemos a mano, nos haga agudizar la imaginación, pero sinceramente ¿ A qué leyendo esto habéis empezado a imaginar cosas que a lo mejor ni he nombrado? 

Personalmente lo encuentro una ventaja, otro día escribo algo sobre las habitaciones de hotel algunas parecen diseñadas por spankos irremediables.

Por cierto, podéis poner aquí ideas o vuestros objetos pervertibles preferidos, yo sí tengo que quedarme con uno, lo tengo claro: el sofá. Sus posibilidades son infinitas. 



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