sábado, 24 de octubre de 2020

Oposiciones.

 



Este era ya un tema cíclico, que se había repetido varias veces en este tiempo. Como cada año salían oposiciones y la reacción era repetitiva.

-Este año si me presento en serio, estas si me interesan.

Todo esto solía pasar además coincidiendo con el inicio de curso escolar, vamos a vueltas del verano, se supone que los días acortan, hay más tiempo y menos ganas de salir, en fin que no es mal plan, pero claro hay que ponerse y ponerse implica varias cosas. Para empezar priorizar, no se puede llevar todo a la vez y priorizar significa renunciar a otras cosas temporalmente. Después requiere de cierta organización o rutina y finalmente claro de sacrificio. Así que cuando me dijo la conocida frase.

-Este año si, este año va en serio 

Me dio por reír, lo cual no le hizo mucha gracia y me contestó con un:

-En vez de reírte podrías ayudarme.

-Nena nos conocemos...o te conozco

-Que no joder, que este año va en serio además, la convocatoria es para Enero, así que tengo cuatro meses, lo he estado mirando bien y haciendo un par de temarios a la semana voy sobrada...

-Pues ya sabes, no sé para que me necesitas si lo tienes tan claro

-Puffff, ya sabes un empujoncito de vez en cuando no va mal.

-¿Estás segura?

-¿De qué?

-De lo que me estás pidiendo.

-Si claro sino, no te lo pediría.

-Te repito la pregunta ¿estás segura?

-Que siiiii

-Bien ¿Cuándo piensas ponerte?

-El lunes

-Ok, a dos temarios por semana?

-Si

-Muy bien, pues yo te voy a dejar a tu rollo, lo tienes muy claro, tu misma, ahora si veo que la cosa se tuerce tomaré medidas ¿de acuerdo?

-Si, si no va a ser necesario sólo saber que estás pendiente ya es suficiente de verdad.

-Eso espero

La cosa quedó ahí, el lunes ya tenía los temarios en casa y digamos que la primera semana fue bien, eso tampoco me extrañó, ya solía ser la secuencia habitual, los primeros días a tope, disciplina espartana y bien. Así que me fui desentendiendo  un poco, tampoco es cuestión de estar encima todo el día. Y ahí empezó a producirse el efecto que me temía, esa "espenta" inicial, se fue apagando, las semanas siguientes, le di algo de margen de recuperación, pero cuando pregunté, empezaron las excusas, el hoy estoy cansada, hoy vengo agobiada del trabajo, hoy he quedado, hoy, hoy hoy.....y empecé a tener esa sensación de estar siendo toreado y más por algo que ella me había pedido.

Una noche cenando saqué el tema y su respuesta fue seca y cortante.

-Puffff no me presiones vale? no consigo concentrarme.

-Déjate de rollos conmigo, lo que pasa lo sabemos los dos, el sofá, la tele, el cafecito con las amigas, el luego me pongo, pero luego hay aun menos ganas ¿te acuerdas de lo que hablamos no?

-Si....

-Pues te he dado tiempo suficiente, fuiste tú quien me pidió que me involucrase y te lo pregunté dos veces, como veo que tú por tu cuenta no avanzas, no me dejas más remedio que sea yo quien marque el ritmo y todo y eso voy a ser bueno y te voy a dar un periodo de adaptación, tienes lo que queda de semana, pero a partir del lunes, hasta las 6 que llego yo haz lo que quieras, pero a las 6 cuando llegue te pones a estudiar, hasta la hora de cenar ¿está claro?

No podía hacer otra cosa que agachar la cabeza y aceptar mis condiciones, a fin de cuentas había sido ella quien en su momento me lo había pedido. Y es lo que hizo, solo me hizo un pregunta.

-¿Y si algún día por lo que sea quedo o no tengo ganas o estoy espesa...?

-Me avisas y lo hablamos

-Vale.

Y empezamos con esa rutina, ella esperaba que yo llegara, entonces cogía temarios y portátil y se ponía, al principio bien, luego ya hubo algún intento de negociar o conseguir algún tipo de rebaja en el régimen estricto, con eso ya contaba, un NO claro y rotunda, algún amago de pataleta y resignada se ponía.

Pero una tarde pasó lo que tenía que pasar, al llegar no estaba y me encontré una nota escrita que ponía.

"Me ha surgido un plan inesperado, luego te cuento"

Plan, inesperado, luego te cuento, nota escrita, habiendo otros instrumentos más directos pero más incómodos que dan pie a pedir explicaciones. Valoré dos posibilidades, una que me estuviera poniendo a prueba y la otra que simplemente se había pasado el plan por ahí, no tardaría mucho en enterarme.

Cuando llegó ya la vi venir, sonrisa, amabilidad y salidas por la tangente, en especial cuando le pedí explicaciones y me soltó un:

-Me voy a poner cómoda y te cuento.

-De eso nada señorita, ahora.

-Puffff que vengo de la calle

-Eso ya lo sé, lo que no sé es porqué

-Te dejado una nota

-Ya y tu y yo habíamos quedado que cualquier variación en la rutina, me la tenías que consultar antes y decidir.

-Ya....pero es que ha sido así de repente, me han llamado para hacer un café, que María tiene un problema y necesitaba hablar.

-Me parece muy bien eso es lo que hacen las amigas, pero tanto costaba una llamada, un whatsapp

-Hubieras hecho preguntas y no era momento de negociar, joder ha sido un día

-Precisamente por eso, porqué ha sido un día, te hubiera dejado, lo que me jode, es que aquí veo premeditación, me dejas una nota sin posibilidad de réplica y eso me escama y mucho o te crees que me chupo el dedo ¿Qué problema tiene María?

Conocerse hace que solo por gestos, silencios o reacciones, sea más que suficiente para saber que se está delatando y en su caso es sonreír y ponerse roja a la vez...

-Vamos que has ido a tomar un café y ya...

-Puffff estaba agobiada necesitaba salir, llevo un montón de días encerrada

-Tienes al menos dos horas desde que llegas de trabajar, hasta que llego yo, no cuela

-Joder a esa hora llego cansada necesito descansar algo

-Mira me parece del género tonto estar aquí discutiendo y más por algo que tu me pediste, has decidido unilateralmente saltarte el acuerdo, pues ahora acepta las consecuencias. Vete al rincón.

-Pufff quiero cambiarme.

-Al rincón y no te lo pienso repetir.

Me hizo caso, pero con una actitud desafiante, incluso en el andar, no dije nada esperé haber si un ratito de aburrimiento mirando la pared hacía algún efecto, pero no, ya ví que había ganas de guerra. Llevaba unos vaqueros y le dije.

-Veo que tenemos ganas de desafiar, pues muy bien a ver quien puede más, ya deberías saber cual es la posición el rincón, no sale de ti, pues muy bien, bájate los vaqueros.

-¿Que?

En ese momento se giró.

-¿Te he dicho que te gires? Mirando la pared, los vaqueros en los tobillos y las manos encima de la cabeza y no hagas que tenga que levantarme!!!!!!!!

Hacer que sea ella quien lo haga, se que cambia totalmente la percepción del juego, cuando vi que empezaba a desabrocharse el pantalón y este descendía, pensé que se había rendido, pero no, los brazos quedaron en posición normal. ¿Vamos a jugar a haber quien puede más? pensé, pues juguemos.

-Bájate la ropa interior también...

-Joder ¿por qué?

-Ya los sabes, el culo desnudo ya!!! 

Eso además de la vergüenza, de estar ahí expuesta significaba algo más, que la zurra iba a ser directa sobre la piel, ahí si entendió por dónde iban los tiros, se bajó la ropa interior y automáticamente puso las manos entrelazadas sobre la cabeza. Me apalanqué a observarla en esa situación la dejé  un rato ahí, imaginaba que las mariposas del estómago iban a mil y bajaban hasta su entrepierna desnuda, estoy convencido que si en ese momento me levanto y la toco, me moja la mano. Pasado unos minutos la llamé, toda la actitud chulesca había desaparecido con el vaquero por las rodillas, caminando torpemente y ruborizada hacía mi. Parada de pie frente a mis rodillas para escuchar el discurso.

-No se que pretendías, si ponerme a prueba o simplemente saltarte las normas, pero me es indiferente, tu me pediste que me involucrara en esto, te dejé a tu ritmo, como era de esperar no ha sido posible, entonces te dije que usaríamos mi método y creo que te dejé muy claro como funcionaba, que es respondiendo ante mi, bueno en este caso tu culo va a responder, así que ya sabes sobre mis rodillas y bien presentado para responder.

Un suspiro largo, pero para evitar cualquier tentación, la cogí de la mano y suavemente se posó sobre mis rodillas, la cogí de la cintura para  rectificar la posición y dejarla completamente expuesta, puse mi mano sobre una de sus nalgas desnudas, llevaban un tiempo expuesta al aire en el rincón y estaban algo frías así que las froté un poco, para hacerlas entrar en calor antes de empezar el castigo. Una pequeña concesión, antes de empezar a azotarla con la mano, con la mano jamás cuento, ni hago contar, calculo un tiempo, aquel desacato merecía al menos un par de tandas largas y así lo hice, la primera para empezar a colorear y calentar, la segunda que pique, de esas que dejan el culo rojo brillante y caliente y que al terminar te pica la mano. Me encanta luego pasarla muy suavemente un rato, notando como irradia calor y ahí es fácil desviarte un poco y comprobar su humedad, a veces no es necesario decir nada, solo el gesto es suficiente para que tome conciencia, que le estás dando una azotaina y no puede evitar excitarse.

Tras un rato de recrearme le dije.

-Vete a buscar la cuchara o el cepillo, te dejo elegir...

-Puffff madera? no puede ser otra cosa

-No, hoy no hay cinturón.

Sabía perfectamente que de elegir sin condiciones hubiera elegido el cinturón, pero aquel día la quería todo el rato en mis rodillas y encima que lo entendiese como un castigo como una consecuencia a un acto y para conseguir eso, nada mejor que la tosca pero manejable madera. Se levantó con la ropa a medio poner, pasó de largo del baño, eso significaba que me traería la cuchara para continuar y así fue.

Al llegar me la entregó, nada más hacerlo le hice darme la espalda, las manos sobre la cabeza y así de pie, le dí una primera tanda de azotes con la cuchara no muy larga. Dejé la cuchara un momento, el suficiente para cogerla de la cintura darle la vuelta y de nuevo a mis rodillas, empecé a dar buena cuenta de su culo con ella, la cuchara más liviana que el cepillo, toca menos superficie pero tiene más palanca, puedes ajustar muy bien cada azote, que además tiene una "picadura" muy especial, como todo instrumento rígido la mejor zona es la mitad inferior de las nalgas y el inicio de los muslos, sin peligro pero sensible, fue una azotaina larga y agotadora, no dejé rincón sin enrojecer, ni tan solo la cara interna de las nalgas, accesible con la cuchara estirando la piel y dolorosa, hasta llegar a ese punto en el que empezaba a retorcerse con cada azote y paré. Le acaricié la parte de las piernas visible, sin tocar el culo, dejando que el quemor del castigo se fuera apagando sólo, hasta quedar en ese ardor residual pero constante durante un buen rato. Volví a comprobar su humedad, pero sin premio aquel día. Hasta que un cuarto de hora después más o menos le dije.

-Ve a por las cosas de estudiar y aprovecha el rato mientras preparo la cena.

Y eso hizo, ella sabe perfectamente, que una vez bajada la ropa para castigarla esta no se sube hasta nueva orden, cuando ya iba a poner la mesa para cenar, allí estaba con el portátil, los vaqueros y la ropa interior casi en los tobillos y el culo castigado sobre la dura silla de madera.

Le dije que recogiera y cenamos de la misma manera. Al terminar ya en el sofá tuvo sesión de crema refrescante y charla.

-Esta semana no tienes día libre (el trato contemplaba un día libre a elegir, generalmente viernes o sábado) es más, cuando llegué cada día, preparas las cosas, cuando las tengas preparadas, sin yo decirte nada tu misma, te pones en mis rodillas, presentas el culo desnudo y te lo pondré rojo antes de ponerte a estudiar....¿está claro?

Al terminar de decir aquella frase volví a comprobar su sexo, que chorreaba de nuevo.


Continuará


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