miércoles, 13 de marzo de 2019

Sobre las rodillas del señor (Por Isabelle)




Seguimos con la tradición de la entrada traducida semanal que tenía en el antiguo blog, con una clásica de la sección Isabelle. De Isabelle me encanta la naturalidad que tiene al escribir de su fantasía, muy particular cierto. Isabelle es una amante de la disciplina, pero que sin embargo expresa su gusto con una naturalidad envidiable y sin restarle erotismo al asunto, que muchas es el talón de Aquiles de los amantes de la disciplina, que se olvidan de la parte erótica de todo esto. No es el caso de Isabelle. La entrada de  hoy se titula: "sur les genoux de Monsieur" (Sobre las rodillas del señor). Os dejo con su lectura..

" Hace poco ví un video que me pareció la poesia de los azotes reales, excepto porque mi hombre es mucho más dinámico que el del clip. Todo y eso personalmente no creo que la intensidad de la azotaina influya tanto en generar "un buen comportamiento" como la regularidad del castigo. Es la vinculación entre la acción prohibida y el castigo que inevitablemente le sigue, lo que consigue eso. Por ejemplo en mi caso, se que determinadas palabras fuertes pronunciadas delante de mi hija pequeña, resultan perjudiciales para mis nalgas. Y altamente beneficioso para mi hija, que como su padre rehuye de las palabras malsonantes. Más al contrario ella nos informa de cualquier palabra malsonante que se produzca en nuestro entorno. Ni que decir tiene que cualquier paso en falso por mi parte, será informado a su padre , aunque evidentemente desconoce los efectos que eso tendrá en nuestra intimidad.

La pregunta es ¿que debo aprender?. Pues en esa situación me siento profundamente avergonzada de mi misma y el castigo mas que predecible, podemos decir que es cuanto menos justificado. Dicho esto mi "educación" muestra un progreso real. Porque incluso cuando una repetina cólera se apodera de mi, por alguno de mis imnumerables errores siempre puedo consultar el recuerdo de mis nalgas, que no es precisamente un recuerdo en modo placer. Aunque luego la cosa cambia, cuando recuerdas que esa quemadura conocida y desagradable es transformada por la magia de mi cuerpo en una sensación placentera. Para es mi es muy divertido jugar a ese idea de transformarme en la chica perfecta que nunca voy a ser y se que tarde o temprano se repetirá la frase:

"Ese comportamiento es totalmente inaceptable Isabelle?.

Y es ese momento cuando me tiendo sobre las rodillas de mi hombre, como una niña  traviesa sin vergüenza, cuando siento toda la poesía del spanking, esa emocion sagrada de ofrecer mis nalgas desnudas a sus ojos y sus manos. Situación que me devuelve a aquellos tiempos donde los juegos adultos estabab ocultos por un tupido velo. Me recuerda a una especie de "dedo del honor" (Juego infantil imagino), para adultos. Con una gran satisfacción pero también pagando un alto precio, como de ser, ruidoso e intenso, hasta que no me queda mas remedio que patalear para gestionar la picadura en mi culo. 

Además por si acaso, se que en el cajón del dormitorio se esconde algún juguete, por si es necesario usarlo para devolverme por el buen camino. Es más siempre hay la posibilidad de un castigo adicional (uno de los vicios de mi hombre) para que no me olvide por algún tiempo de mi pecado. Como puede ser hacerme cambiar por un par de días o una semana, mis habituales tangas, por unas braguitas blancas, según el símbolo de la buena voluntad y el rigor."

Bueno como os decía en la intro, Isabelle explica con absoluta naturalidad una relación de disciplina doméstica, gestada y alimentada en situaciones absolutamente cotidianas de una vida y lo hace sin problema alguno y eso es digno de agradecer.

Pero la lectura del artículo me lleva a lanzar una pregunta.
¿Os es excitante un juego así de disciplina en la cotidianidad?.

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