domingo, 24 de marzo de 2019

Las llaves.




Habían anunciado y extraño pero soleado fin de semana de mediados de Marzo, daba la casualidad que los dos teníamos el viernes libre, osea fin de semana largo. Ante la perspectiva de temperaturas por encima de los 20 a orillas del Mediterráneo que anunciaban los partes meteorólogicos, ni me lo pensé se lo propuse y claro aceptó. Llamé a un amigo que vive en la costa y que tiene diversos apartamentos, me dejaba uno a coste cero así que genial plan perfecto.

Madrugamos el viernes, nos cruzamos en coche media península, pero a mediodía ya estamos en aquel pueblecito marinero, había quedado con mi amigo para que me diera las llaves, estuvimos con el tomando unas cañas y picando algo bajo aquel sol que más parecía de mediados de Mayo  que de mitad de Marzo. Entre una cosa y la otra ya eran casi las 4 cuando nos fuimos hacia el apartamento. Habíamos hecho muchos kilómetros del tirón y estábamos algo cansados así que nos echamos una siesta, que al despertar fue algo más. Me gustaba cada día más era inteligente, divertida y conmigo se había soltado mucho, supongo que había encontrado en mi la confianza que le había faltado para terminar de soltarse, pero juntos lo pasábamos genial, las 24 horas del día eran un juego continuo y la vez un reto, porque también se escondía alguien pasional, con carácter a veces explosivo y eso me daba mucho juego.

Total después de la siesta y el premio, descansados y relajados ya había oscurecido así que decidimos darnos una ducha y yo conocía un restaurante pequeñito a orillas del mar, muy cerca del apartamento donde podiamos ir a cenar con vistas al plateado por la luna  Mediterráneo. Era un lugar un poco pijo, por lo que nos vestimos para la ocasión. Yo me puse una camisa negra y unos vaqueros muy en mi estilo, ella un vestido a medio muslo con tonos pastel por delante y negro por detras, bastante escotado medias negras y tacones.

Como solo habian 5 minutos a pie desde el apartamento al restaurante fuimos andando, no hacía nada de frio y ni se movia la brisa. Nos dieron una mesa con vistas al mar y cenamos entre risas juegos y confidencias. En uno de aquellos momentos en los que parece pararse el tiempo. Cuando decidimos volver lo hicimos dando un ligero rodeo, para alargar el paseo al borde del mar. Era o parecia ser la noche perfecta, pero no todo puede ser perfecto y al llegar al apartamento, le pedí las llaves y su respuesta fue preocupante.

-Yo no las tengo pensaba que....
-No jodas? Te dije que las pusieras en el bolso.
-Pues no te escuché.
-Diossss
-No las tienes?
-No, están dentro
-Y ahora que?

Menudo porblemon se nos presentaba, eran casí las dos de la mañana. Así que no tuve más remedio que tirar de san google y buscar un cerrajero de guardia. Ella empezó a ponerse como una tigresa enjaulada, yo intenté mantener la calma explicándole que no eramos  los primeros, ni los últimos. Cuando ya le tenía más calmada apareció el cerrajero y se puso manos a la obra, lo primero que hizo fue soltarnos una explicación del tipo de cerradura que era y todo el rollo...y ella contestó.

-Me importa un pimiento que tipo de cerradura es, lo queremos es que nos abra.

La miré serio y le dije muy suave.

-Nena relaja y deja a este señor trabajar, porque no bajas a tomar el aire anda.

Ese toque pareció eficaz, porque se apartó un poco y estuvo calladita un rato, pero la puñetera cerradura se resistía y supongo que alertado por algún vecino se presentó una patrulla de la policia local. A la que hubo que explicarles la situación y ella volvió a soltar alguna bordería, que le costó alguna mirada en plan "para ya". La pareja de policias decidió quedarse a esperar que pudieramos abrir, bueno un largo rato después por fin la puñetera puerta se abrió entré le mostré las llaves a la policia que se despidieron amablamente y entramos, mientras el cerrajero hacia la factura. Y ahí estalló todo, cuando el cerrajero dijo el importe.

-Esto es un atraco

Soltó ella. El cerrajero muy calmado respondíó.

-Señorita estoy de guardia, es sábado son las 4 de la madrugada casi esta es la tarifa.

La miré para que no siguiera, pero siguió protestando y ya me hartó. Le di la tarjeta de crédito al cerrajero y a ella le dije.

-No le haga caso, que tiene mal día y ya se va a la habitación verdad señorita?

Le clavé los ojos y ahí se dio cuenta que se había pasado, se puso roja y se metió en la habitación.

Terminé la gestión el cerrajero se fue y me fui para la habitación, ella estaba de pie aun vestida. Y le dije métete en la cama que mañana ya hablaremos de tu comportamiento.

Me desnudé y metí en la cama, ella también, me abrazó por la espalda y me dijo

-Lo siento de verdad? pero es que estaba nerviosa y me sigue pareciendo un robo.
-Déjalo nena de verdad? estoy cansado, ya hablamos mañana.
-Vale

Me dio un beso en el cuello y nos quedamos dormidos.

Al dia siguiente me levanté antes con todo el estrés no había dormido muy bien, preparé café y fui a la habitación ella había abierto los ojos y le dije

-Quieres un café?
-Si por favor

Serví un cafe con leche y si azúcar para ella y uno solo y con azucar para mi y los llevé a la habitación, alli nos lo tomamos, en determinado momento ella me dijo.

-Siento mucho lo de ayer de verdad, me comporté como una cria.

La miré y le dije

-Cierto.
-Pero sigue pareciéndome  un robo
-Y a mi, pero "señorita" es lo que hay o eso o en la puta calle y además no entiendo como estuviste todo el rato, vamos la pataleta y lo peor no hay necesidad de humillar a alguien así que solo hace su trabajo, te gustaría que lo hicieran a ti?

Ahí ya estaba roja como un tomate.


-Parecia que tuvieras quince años.

No dijo nada, bajó la mirada.

-No tienes nada que decir? pues no vamos a alargar esto más, tal y como te portaste ayer es como te voy a tratar, así que levanta de la cama. Se hizo la remolona, así que tirón del nórdico y se levantó, solo llevaba un camisoncito negro transparente y unas braguitas de encaje negro tambien. La cogí de la mano y la lleve hasta el pequeño salón con balcón del apartamento, ahí la solté abrí el balcón, cogí  una de las sillas que había en el la entré, me senté en ella y de  un tirón la puse en mis rodillas, al caer el camisoncito se levantó y dejaba ver el inicio de sus nalgas, empecé a zurrarla con la mano, encima del fino camisón, mientras la seguía regañando y recordando su comportamiento que me había avergonzado. Seguí y rato cuando paré la hice levantarse no se atrevía a mirarme, metí las manos por debajo del camisón acariciando sus muslos, hasta encontrar la cintura de las braguitas y de un tirón se las bajé hasta la rodillas y despues hice que se pusiera otra vez en mis rodillas, nada más hacerlo le levanté el camisón, ya tenía el culo sonrosado y entonces le dije.

-Lástima porque con el día que haces podrías haber estrenado el bikini, pero me da que no vas a poder.

Y entonces empecé a zurrarle el culo desnudo, un buen rato sin pausa, poco a poco se fue enrojeciendo y ella a quejarse tímidamente, en un determinado momento quisó poner las manos para protegerse pero se las sujeté con la mano izquierda contra la espalda y seguí zurrándola hasta ponerle el culo como un tomate maduro. Momento en el que decidí parar y le dije:

-creo que vas a aprender una lección que no vas a olvidar.

Puse la silla junto a la mesa, fui a buscar a la maleta un boligrafo y una libreta. La hice sentarse en la silla que encima era de mimbre, con el camisón levantado y las braguitas en los tobillos y le dije.

-Empieza a copiar : "No volveré a humillar a un trabajador "

Protestó algo.

-Quieres que vaya a por el cepillo?

La amenaza fue suficiente para que se pusiera a copiar, aunque no dejaba de moverse incómoda con el culo calentito en la silla. La tuve así un buen rato, cuando me acerqué llevaba sobre las 200 líneas y la hice parar.

-Ven

Se acercó, de pie frente a mi sentado en el sofá.

-Levántate el camisón.
-Pufffff
-Es humillante verdad?
-Si mucho
-Pues así aprenderás.
-Como te portaste ayer?
-Como un cria insoportable
-Y que les pasa a las crias insoportables.
-Puffff que las castigan?
-Como?

Ahi estaba ya más roja que su culo.

-Les zurran el culo....(susurró)

En ese momento pasé mi dedo entre sus labios húmedos no lo siguiente.

-Las niñas malas no tienen premio, hasta que no piden perdón. Así que vete un ratito al rincón a pensar y el camisón levantado.

Lo hizo, y aproveche para hacerle una foto.

Rato despues nos vestimos y bajamos al pueblo, fui a buscar una tienda donde revelar la foto que le habia hecho en el rincón con el culo rojo, ella avergonzada que no nos viera nadie, cuando la tuve, la metí junto a las copias en un sobre y busqué la dirección del cerrajero, fuimos hasta allí y le hice dejar el sobre con las copias y la foto de su culo rojo en el rincón en el buzón del cerrajero.

Continuará...






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