sábado, 17 de noviembre de 2018

Semana tranquila...





La semana siguiente al último castigo fue una semana muy tranquila, también es cierto que estuve en plan marcaje al hombre, osea muy encima insistiendo pero también estimulando y los objetivos se cumplieron, así se presumía un fin de semana tranquilo cuando me puse rumbo hacía allí.

Llegué a la hora acostumbrada en lo que iba a ser seguro el último viernes hasta Marzo que a mi llegada aun hubiera luz natural, cada semana que pasaba más débil y el próximo sería ya oscuro desde hacía tiempo. Subí a su casa y allí me esperaba. Un beso, un ¿como estás?, ponte cómodo y toda la rutina de cada fin de semana al llegar. Yo había pasado media semana renqueante con un inoportuno resfriado que me había regalada alguna noche de fiebre y aun estaba con el medio acuestas. Me apetecia descansar, pero algo me daba en la nariz que ella quería guerra, al dejar la bolsa en la habitación, la cama mal hecha, la ropa del trabajo encima de la cama, parecía dispuesto como una pista y su sonrisa de traviesa al volver al comedor después de cambiarme me lo parecía confirmar, decidí esperar y me hice el loco, como si no hubiera visto nada. Nos quedamos allí charlando tranquilamente hicimos un par de cervecitas, hasta que ella estirándose me dijo.

-Yo debería darme un ducha y tal vez que preparemos algo de cenar ¿te parece?...
-Puffff tu tienes ganas de liarte a cocinar?
-Jajajajjaja, parece mentira que me conozcas, ¿tu que crees?
-Pues yo tampoco.
-Pero habrá que cenar algo ¿no?
-¿Hace unas pizzas de la pizzería nueva?
-Jajajajaja eres un cabrón eso no vale
-Eso es que si ¿no?.

Me tiró el cojín en la cara y me dijo.

-Venga va voy a darme la ducha y decidimos
-Hala tira

Mientras ella se metía en el baño, yo me fui a buscar otra cerveza, no me la había terminado del todo cuando apareció por el comedor otra vez con la cabeza envuelta en una toalla y el pijama puesto, se sentó a mi lado, se encendió un cigarrito y le dio un trago a la cerveza.

-Mmmmm me encanta como hueles, que envidia, venga va mientras te secas el pelo y eso, me voy a dar yo una rápido que estoy medio atontado a ver si espabilo.
-Muy bien...

Fui a la habitación cogí ropa y me metí en la ducha, mientras me duchaba ella estuvo dándole al secador, pero cuando salí a secarme ya había salido, mientras me secaba vi toda su ropa desperdigada, el secador enchufado aun y sin guardar, vamos lo que parecía en toda regla una provocación otra vez, me sequé tranquilamente, me vestí recogí toda la ropa y me fui con ella en los brazos para el comedor, ella estaba tranquilamente en el sofá viendo la tele. Era el momento de atacar por sorpresa.

-Que bien vivimos marquesa. La ropa ya la he recogido yo, pero ya te estás levantado y termina de recoger el baño que parece un campo de batalla.
-Será si quiero ¿no?.

Esa respuesta ya me terminó de confirmar sus intenciones.

-No y cuando termines sigues con la habitación.

Me di media vuelta y me fui a la cocina, metí la ropa en la lavadora sin ponerla y de vuelta seguía sentada en el sofá pasando de todo desafiante.

-Yo se de una que tiene todos los números para quemarse hoy.
-Pues no seré yo
-Lleva un pijama con el pantalón a cuadros y camiseta de manga larga azul claro
-Uyyy tenemos el mismo gusto pues
-Me estás tomando el pelo ¿o que?
-Yo????? nunca haría eso, estoy siendo sincera y clara, paso de levantarme ahora a recoger nada
-Tu misma, si me siento y aun no te has levantado, verás como te quito la tontería.

Me fui al sofá a sentarme, me senté y sin mirarme vi que se le escapaba una risa.

-Me parto cuando te quieres poner serio
-Ah si?
-Si...

Me levanté la cogí de las manos, en un leve forcejeo

-A ver si dentro de un rato te partes tanto.

Intentaba levantarla, se resistía un poco pero se le escapaba la risa, así que perdía fuerza y no me costó mucho que se levantase ni darle la vuelta, ni tumbarla boca abajo en mis rodillas....

-Venga va...que era broma ya voy.
-Tarde.

Sin decir nada más empecé a azotarla con la mano por encima del pijama, ella hacía como que se resistía pero era más cuento que otra cosa. Los primeros azotes fueron suaves, pero de repente empecé a aumentar el ritmo y la fuerza y al principio se quedó quieta y callada, a medida que iba progresando y supongo que notaba el calor, volvió a moverse pero de forma muy distinta....y paré.

-Te estás frotando?
-Jajajajaa es que noto algo por ahí..
-Ahhhh que te ries, pues yo no estoy tonteando te lo aseguro.
-Mmmmm no se yo
-Tranquila que te va a quedar muy claro.

En ese momento cogí la cintura del pantalón del pijama y para abajo intento evitarlo con las manos e intentando levantarse, pero empujón de la mano izquierda en su espalda hacía el sofá, manos sujetas en la espalda y empecé a darle en el culo desnudo y rosadito que acababa de  descubrir.

-Si crees que estoy jugueteando, voy a tener que hacer que no te quede una sola duda que no.

Aumenté el ritmo de la zurra, cada vez más rápida y a jugar con los cambios de ritmo, de repente aumentaba a muy rápido y seguido y a continuación frenaba en seco, para continuar despacio y suave, y de repente volver a darle una tanda a toda velocidad, así estuve un rato, ya pude soltarle las manos y empecé a acaricirle el culo ya rojo y bien caliente.

-Que sigues pensando que estoy jugando?

Su respuesta fue mover otra vez lascivamente las caderas, apretando el pubis contra mis piernas y mi respuesta inmediata una nueva tanda de azotes esta vez sin cambios de ritmo pero larga y constante de un par de minutos sin parar.

-¿Sigues con ganas de vacilarme?

Esta vez se estuvo quieta, mientras le pasaba la yema de los dedos por la piel enrojecida, palpintante que se erizaba a mis caricias.

-Parece que empiezas a enteder. Así que levanta y vete para el rincón. Resopló cuando se levantaba, pero tenía el día tonto y al llegar el rincón se giró y me dijo.

-¿Así está bien?

Me levanté me fui para allí la cogí de la cintura, con el brazo izquierdo y otra tanda de azotes de propina allí de pie.

Al parar, quejándose pero puso las manos encima de la cabeza y quietecita mirando la pared. Yo fui para la cocina. Sabía que quería y lo cogí algo de la nevera que puse en un plato y la famosa y odiada cuchara de madera de boj que estaba en el bote de los utinsilios de cocina, pero que nunca había servido paa cocinar. Dejé el plato y lo que iba con el en la mesa. Y cuchara en mano fui a por ella al rincón., la cogí de una mano y tiré de ella para el sofá con energía por el camino el pantalón acabo en los tobillos, me senté en el sofa, tiré de ella para que se tumbara otra vez en mis rodillas con el culo bien levantado, a sujeté de la cintura y empecé a azotarselo con la cuchara, como siempre el orgullo la hizo aguantar estoica una primera acometida, pero en la segunda ya más a fondo y localizada en la parte baja del culo empezó a retorcerse un poco y sobre todo tensar los glúteos, con la respiración agitada, entonces paré. Dejé la cuchara encima del culo desnudo y rojo, me alargué para coger el teléfono de la mesilla y se lo di.

-Venga llama a las pizzas
-Pufff ahora?
-Si venga que es tarde ya

Marcó el número y se puso el móvil en la oreja, cuando empezó a hablar cogí la cuchara y empecé de nuevo a azotarla mientras hablaba, imaginaba que quien estaba al otro lado del teléfono debía sentir el lejano pero continuo "plas, plas, plas..." y además algún gemido o jadeo de ella mientras hacía la comanda y daba la dirección. Cuando colgó y dejó el teléfono le di una última tanda que le dejó momentáneamente dos circulos morados en el centro de la parte baja de las nalgas rodeados de rojo. Dejé la cuchara en la mesa y le dije.

-Ya puedes levantarte vas a la mesa grande te sientas que ya verás que tienes trabajo allí y espabila.

Se levantó su cara ya no era de tontear, al reves nada más levantarse se puso las dos manos en el culo suspirando, se las quité.

-Va espabila, que en 20 minutos vienen las pizzas.

Se fue para la mesa y al ver lo que había en el plato murmuró algo que no quise entender, se sentó y se puso manos a la obra. Tres minutos después me dijo.

-Ya está.
-Pues venga traelo aquí

Se acercó con el pantalón en los tobillos me entregó el plato, en el habia, un pelador, y algo que parecía un plug hecho de jengibre pelado. Cogí el plato y lo dejé a un lado.

-No se a que esperas a ponerte en las rodillas.

Se volvió a colocar.  Yo cogí el plug de jengibre me lo pasé un momento a la izquierda le dí un par de sonoros azotes y le dije.

-Ya deberías estar preparada.

Tal vez de todo esa era la parte más difícil para ella, tener que ser ella misma quien llevase las manos a las nalgas para separarlas y ofrecerme el ano, para meterle el jengibre, pero la perspectiva de no hacer caso era más cuchara o tal vez cinturón para terminar haciéndolo igual, así que lo hizo, quejándose eso si, froté la punta del plug artesanal y de un solo uso por todo el anillo rugoso de la piel del ano y apretando despacio fue entrando hasta la parte que estaba sin pelar, entonces yo mismo le solté las manos y las nalgas entre rojas y azuladas volvieron a su sitio las apreté un poco hacía dentro en nade el jengibre empezaría a hacer efecto. Entonces la envié de nuevo al rincón, con una instrucción clara, debía permanecer allí aguantando el jengibre dentro, hasta que se lo dijera. Al poco de estar empezó a suspirar, entonces llamaron a la puerta sin duda era el pizzero, fui y le abrí la puerta de la escalera desde arriba, y yo abrí la puerta de la calle, desde allí no había ángulo posible para que la viese, pero imagino su perturbación al saber que un extraño estaba allí. El chaval me dio las pizzas y le dije que esperase un momento que iba a por la cartera, ahí lo dejé con la puerta abierta y me fui al comedor, a buscar mi cartera, al entrar ella estaba allí inmóvil conteniendo la respiración, cogí la cartera le pagué, antes de irse le di algo de conversación para alargar su agonía hasta que se cerró la puerta.

Me fui directamente para el comedor, ella seguía allí en el rincón me acerqué por detrás, le acaricié el culo, le besé el cuello y bajé la mano al coño que chorreaba por los muslos, entonces el susurré

-¿Quieres cenar o quieres que te folle?
-Ufffff tu que crees?
-El problema es que no se que fuego apagar primero.
-Da igual tienes que apagar los dos, no puedo más.

La cogí de la mano, la llevé hasta el sofa, la pusé mirando al respaldo con las rodillas en el suelo apartando la mesa, otra vez con el culo ofrecido, me desnudé y primero mi polla se ocupó de su coño, un par de orgasmos más tarde, le quité el jengibre y le follé el culo hasta correrme yo contagiándome algo de la sensación del jengibre y tuvimos que volver a la ducha demasiados fluidos, así que la pizzas se enfriaron, pero para algo están los hornos.

Después de cenar, una sesión de mimos y caricias que siempre acaba en algo más

Continuará...


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