sábado, 6 de octubre de 2018

Piernas bonitas.





Ya había llegado el mes de Octubre, las noches empezaban a ser más largas y aunque seguía haciendo calor, el sol había perdido aquel brillo propio del verano. Cuando aparcaba el coche al lado de su casa como cada Viernes a eso de las 7/8 de la tarde aun era día luminoso, pero el cielo empezaba a teñirse de rojizos señal inequívoca que el sol empezaba su descenso cada vez más pronto.

 Cuando abrí la puerta de su casa, ella salía de la habitación y encaraba el pasillo, yo cerré la puerta y dejé caer la bolsa de la ropa al suelo, se acercó me dio un beso, olía a su perfume.

-Que tal el viaje?
-Bien, ya es rutina y tu?
-Acabo de llegar, he ido de compras, no sabía si llegarías tu antes
-Osea que al final has ido
-Si....con este calor se hace raro comprar ropa de invierno, pero si
-Has comprado algo?
-Alguna cosita, luego te lo enseño
-Me vas a hacer un pase?
-Jajajaja bueno algo parecido
-Yo encantado

Fui a dejar mis cosas a la habitación y también me puse cómodo de vuelta ella me esperaba en el sofá con un par de cervecitas preparadas, sorprendido de tanta amabilidad y no el típico: "ya sabes donde está la nevera". Estuvimos un buen rato charlando tranquila y relajadamente, no había nada especial ni enfados, ni malos rollos, es como si el final del verano nos dejara una paz al menos momentánea. Despues cuando ya había anochecido se levantó puso un par de pizzas en el horno y seguimos la charla mientras se hacían con otra cervecita. Cenamos en el  mismo sofá estabamos a gusto y total una pizza se come con las manos, así cenamos echando unas risas, recoger fue un momento. Y de vuelta al sofá le dije.

-Vemos un peli?
-Vale, ve pensando una que voy a enseñarte lo que me he comprado.
-Es verdad....venga.

Sue fue para la habitación, los dos primeros conjuntos eran sencillos de batalla, leggins y camisetas, despues unos vaqueros que me encantó como le quedaban, con una camisa.

-Muy bien no, me gusta mucho todo
-Mmmm pues aun falta una cosa que creo que te gustará más

Volvió para la habitación, tardó un poco más que las veces anteriores y entonces escuché el sonido inconfundible de unos tacones que se acercaban, yo la esperaba impaciente y asomando solo la cabeza por la puerta me dijo.

-Cierra lo ojos y no los abras hasta que te diga.

Lo hice, sin hacer trampa, los juegos tienen sus normas, la escuché caminar hasta quedarse quieta cerca de mi y entonces me dijo.

-Ya puedes abrir.

Abrí los ojos allí estaba ella detrás de la mesilla de café, con las manos apoyada en la cintura, la miré de arriba abajo con una sonrisa, llevaba unos zapatos negros de tacón de aguja de unos 10 cm, una falda negra corta plisada, la misma camisa blanca que me había enseñado antes con los vaqueros y unas curiosas medias negras algo gruesas que terminaban justo por encima de las rodillas, que se anudaban con un lazo y que dejaban al aire solo cuatro dedos de la piel de sus piernas...

-¿No dices nada?
-Que quieres que diga, poco puedo decir...
-Como entenderas esto no lo voy a poner para ir por la calle
-¿Entonces es solo para mi?
-Si no me lo voy a poner para ir por la calle y tampoco es que suele ir así por casa, creo que esta muy claro ¿no?.

Aparté la mesilla apresuradamente y le dije

-Ven, acércate.

Lo hizo juguetona y a mi cuando la tuve al alcance, empecé a pasar los dedos de las dos manos, por la frontera entre las medias y la piel.

-Me encanta, pero no me digas porque, esto me incita a algo...
-Jajajajajajj se lo que estás pensando, pero me da que va a ser que no, no tienes motivo
-Tienes razón no lo tengo
-Pues te va a tocar aguantarte...

Mis caricias fueron subiendo por debajo de la falda por los muslos hasta llegar allí donde empiezan las nalgas pero sin pasar.

-Como busque seguro que encuentro.
-No, no, esta vez no.

Entonces mis manos ya se estaban entreteniendo en sobar la piel sedosa y algo fria de sus nalgas, hasta que de repente al llegar a la parte final de la espalda se pararón en seco.

-¿No llevas nada debajo?
-¿Para que?
-¿ Te parece bien ir por ahí sin ropa interior?
- No estoy por ahí estoy en casa
- Levántate la falda

Como todo estaba transcurriendo en  un ambiente digamos que juguetón, pícaramente empezó a remangarse la corta falta, despacio y juguetona, parando justo ahí en el momento que iba  a descubrir más de la cuenta, pero lo justo para poner un sonrisa traviesa  seguir. Ahí la piel visible era mucho más, la práctica totalidad de sus largos muslos, un trocito de bajo vientre y emergiendo la pulposa concha radiante, suave, con esa hendidura en medio enrojecida y palpitante. No pude evitar llevar mi mano ahí, a su sexo, ella me miraba fijamente con la boca entreabierta mientras le acariciaba con toda la mano el sexo.

-Esto ya estaba así antes?

Como voz jadeante me contestó.

-Me estaba cambiando y ya estaba así

No le contesté un movimiento rápido y terminó tumbada entre mis rodillas y mi vientre boca abajo, con alguna tímida queja, pero sin oponer ninguna resistencia y entonces le dije.

-Lo ves como ha sido fácil encontrar un motivo, las señoritas no van por la vida sin ropa interior

Se rió juguetona y me dijo

-Es la pero excusa que te he escuchado
-Que más da, mira donde estás.

Entonces simplemente a la vez que  yo le levantaba la faldita ella bajaba el regulador de la luz, dejando el comedor con una luz ténue , que no me impedía ver su apetitoso culo, esos dos globos carnosos y blancos en contraste con la piel aun ligeramente dorada de alrededor. A diferencia de otras veces jugó a provocarme y en vez de protestar su respuesta fue arquear más la espalda ofreciéndome aún más el culo inmaculado y yo recogí el guante y empecé a aplicarle una azotaina sobre el culo desnudo, primero torpemente, de la misma excitación y la perturbación del sonido de mi mano impactando sobre su desprotegido culo, además el silencio del salón hacía que la azotaina fuera muy indiscreta, pero la excitación fue a más y hace que te olvides, seguí aplicándole el correctivo con firmeza, aunque la poca luz no me permitía ver el efecto en su piel, del constante y ritmico ir y venir de palmadas chocando contra su piel, cuando ya pude concentrarme en los estímulos me dejé llevar por lo que me decía su respiración y era aquella respiración entre profunda y jadeosa de placer, eso me animó a elevar el ritmo a dar con más fuerza y más rápido. Es curioso como en ese momento en el que visto desde fuera parecería que estás fuera de ti y que te has dejado llevar por la violencia y la excitación mas animal, por dentro sientes la más absoluta serenidad, de quien tiene la situación totalmente bajo control, hasta el punto de no ser consciente de los más que evidentes síntomas de excitación que muestra tu cuerpo, también ayuda mucho el tacto, a pesar de que el calor que irradía la piel azotada es evidente y palpable, no había muestra alguna de incomodidad en la azotaina, al reves a cada azote las nalgas totalmente relajadas se abrían y cerraban sin tensarse, sin oponerse dejándose llevar por la sensación o más bien rendida a ella.

Pero todo tiene un límite y tuve que hacer alguna pausa para descansar mi mano, que si empezaba a picar, descansos que también sirvieron para alargar al máximo ese momento de rendición y de solo sentir único. Pero tarde o temprano llega ese momento, en el que la sensación vence y empieza a dar síntomas primero suspiros ya más de dolor que de placer, después el cuerpo empieza a luchar inconscientemente, a cada azote se tensan los músculos, la relajación da paso a cierto nerviosismo incómodo  incluso a la tentación de protegerse ante un nuevo golpe y a ti te entra la duda, ¿sigo?, ¿paro?, hay que poner todos los sentidos en ello bordear el límite sin traspasarlo. Lo tuve claro, aún seguí un rato más una última tanda aun más dura, su respiración era ya de queja y se retorcía entonces si era el momento de parar y lo  hice, con una condición la  de que encediera de nuevo la luz y lo hizo. Nada más iluminarse con la luz normal, pude ver su precioso culo todo el de un color escarlata uniforme, no hice nada más que eso por instante dejarlo reposar, observándolo a la vez que con mi voz le recordaba que les pasa a las "niñas" traviesas. Sabía que debía arderle pero a la vez al cesar los azotes un ligero frescor aliviador del contacto con el aire la embargaría, en ese momento se produce de nuevo un extraño momento de calma, son muchas sensaciones que digerir y ordenar, el escozor que irradia la piel, la perturbación y el pudor acentuado por las palabras, la escenificación de un pacto sin redactar, ella había propuesto y yo había dispuesto. Es como esos guisos a fuego lento, que tras una larga cocción conviene dejar reposar un rato antes de consumir, para que todos los gustos se fusionen, pasado esa falsa calma, cuando la sensación dominante empieza a bajar, aparece otra, de la que tomas conciencia, la excitación y mientras mis dedos examinaban ávidos la piel roja y caliente de su culo y ella se prestaba a ese exámen, cuando me di cuenta que una parte de mi cuerpo estaba aprisionada entre mi pantalón y su cuerpo y en el ansioso examen mis dedos fuerona buscar por detrás su sexo entreabierto, brillante y que emanaba flujo como una fuente. Dos de esos dedos terminaron dentro del coño, ella jadeó al notarlos, pero más de sopresa que otra cosa, con semejante lubricación es imposible que sintiera ninguna molestia.

Empecé a masturbarla allí en mis rodillas, con la falda levantada y el culo recien azotado, mientras su mano nerviosa intentaba colarse entre su cuerpo y mis piernas en busca de mi polla que notaba crecida, no había espacio así que mientras la masturbaba solo pudo frotarme por encima del pantalón, además no tardó mucho en correrse, apretando con tanta fuerza en el intenso orgasmo que expulsó mis dedos de su coño y de nuevo reposo y calma, que no duró mucho, como un par de minutos hasta que ella como un resorte se levantó y tomo la iniciativa, me bajo el pantalón corto y la ropa interior, agarró mi polla con la mano y se sentó encima de ella, clavándosela hasta el fondo, movió las caderas frotándose contra mi pubis con toda mi polla dentro y entonces empezó a cabalgar, la cogí con las dos manos del culo, aun estaba muy sensible como me delató su cara al cogerlo,  pero ya estaba fuera de si y ya no paró hasta correrse y hacerme correr.

Al terminar yo fui al baño un momento al volver me la encontré completamente desnuda y tumbada boca abajo en el sofá, sonreí y fui a a la nevere a por unos cubitos de hielo, que fundí en el calor de su culo.

Continuará.....



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