sábado, 7 de julio de 2018
Recuento semanal.(La libreta).
Era Viernes y apenas me quedaba uno hora para salir de trabajar por fin, hacía una rato que estaba solo ya en la oficina de la empresa terminando unas cosas, cuando me sonó el móvil. Vi que era ella quien me llamaba y lo cogí.
-Hola!!!!!!
-Hola guapa en nada estoy
-De eso quería hablar
-Pues dime
-Que me han llamado María y Sara que si queríamos ir a hacer una cañas por el centro.
Eran dos amigas de ella e imaginaba que también estarían sus parejas.
-A que hora?
-Pues he quedado sobre las 19:30
-Ahhh que ya has quedado?
Se le escapó un risa.
-Valeeee, pero no me da tiempo a subir a cambiarme.
-No pasa nada, si solo es ir a hacer unas cañas y prontito para casa
-Entonces no te vas cambiar tu?
-Estoy en ello jejejeje
-Anda tira, te aviso cuando salga
-Un beso!!!!!!!!!!!
-Pelota, pero no te olvides que es viernes hoy
-Que siiii
Lo de recordarle que era viernes se debía a que era el día que habiamos acordado desde que nos conocimos para le revisión semanal de la libreta, la libreta donde ella debía ir apuntando todos aquellos pequeños incumplimientos, procrastinaciones varias y demás durante la semana y que no hubieran sido debidamente "corregidos" pero también aquellas cosas positivas, con lo cual había una especie de lista de positivos y negativos que dependiendo de su equilibrio llevaban unas u otras consecuencias. Lo que podríamos llamar un régimen de disciplina doméstica.
Me puse a terminar pensando que aquella semana el tema de la libreta me daba que iba a tener saldo negativo, así a bote pronto recordaba un par de contestaciones bordes y un día que le tocaba fregar los platos y había puesto mil excusas, total que al final no los fregó y alguna cosilla más que no recordaba. Justo cuando estaba ya recogiendo me envió un mensaje en el que adjuntaba una foto de ella frente al espejo, con un vestido muy de verano (hacía calor ya) cortito y de tirantes.
-Te gusta?
-Me encanta y yo con la ropa del todo el día...
-No sabía que eras tan presumido, que da igual
-Como lo hacemos pasas por aquí y dejamos un coche?
-Pufff tengo que dar mucha vuelta, quedamos ya en el centro y si eso dejamos un coche volvemos con uno y ya mañana recogemos el otro.
-Ok, donde
Me dijo un local concreto de una zona de terrazas del centro y que ella ya estaba en el coche, así que yo también cerré el local y me fui para allí, más o menos teníamos el mismo tiempo. Cuando por fin conseguí aparcar la llamé.
-Ya he aparcado
-Justo acabo de aparcar yo. Donde estás?.
-En la calle....
-Pues yo estoy en la esquina con...
-No te muevas que voy para allí. Por cierto estás en el coche?
-Si ahora salgo
-Pues quítate las bragas o lo que lleves y cuando llegue me las das
Colgué sin darle tiempo a preguntar o pedir explicaciones de mi repentino capricho, habían apenas doscientos metros de donde estaba yo a donde estaba ella, al acercarme ya la vi de lejos, me acerqué nos dimos un pico y le dije extendiendo la mano.
-No tienes algo para mi?
Se ruborizó un poco, Viernes por la tarde cerca del centro era un continuo de gente paseando por aquellas calles, me puso algo en la mano, lo miré un momento y sonreí.
-De encaje rojo ibas hoy?
-A juego además -me contestó apartándose un poco el tirante del vestido para mostrarme el tirante rojo también del sujetador-
-No pensabas que tu ibas a ir expléndida y yo sin poder cambiarme, ahora vamos más iguales y además con tus amigas te creces y así me aseguro de tenerte más controladita....
Me metí las braguitas o el tanga en el bolsillo del pantalón y emprendimos el camino a la cita, durante el cual de vez en cuando le ponía la mano en el culo. Cuando llegamos ya nos esperaban, nos saludamos y nos sentamos, fue divertido ver lo recatadita que se sentaba, planchando el vestido con las manos al sentarse para no tener ningun accidente y cruzando las piernas de inmediato, no puede evitar sonreir con malicia mientras la miraba. Estuvimos allí como unas tres horas de cañas, tapas y risas, ellos querían seguir e ir después a tomar una copa, pero yo tenía la excusa de que ni había podido darme una ducha aun y ella tampoco puso nada de su parte para quedarnos, así que nos despedimos y nos fuimos. De camino al coche le pregunté si le apetecía quedarse y me dijo que no, que ella también estaba cansada. Decidimos volver en su coche que nos quedaba un poco más cerca y que ya volveriamos a buscar el mio mañana y nos fuimos para casa.
Conducía ella y nada mas entrar empecé a acariciarle las piernas, ella me miró un par de veces con una sonrisa pícara como retádome a subir la mano más, pero no lo hice, solo la pierna sin pasar en todo el camino la frontera. Al entrar al piso nada más cruzar el umbral de la puerta se quitó los tacones.
-Ufff que alivio.
Con los zapatos en la mano recorrió el pasillo y se metió en el baño. Yo me fuí directo al sofá.
-Me quito la pintura y todo tuyo.
-Ya no viene de quince minutos tranquila.
Y no fueron ni 5 lo que tardó en aparecer en el comedor, yo estaba sentado en el sofá, la miré seguía con aquel vestido y entonces le dije.
-¿Te acuerdas que somos viernes no?
-Bueno técnicamente le quedan un par de minutos al viernes.
-Lo llevas claro, ve a buscar la libreta.
Fue terminar de decir la frase y su actitud cambiar radicalmente, toda esa apariencia de mujer que pisa fuerte que había tenido durante toda la tarde, se transformó en una sucesión de gestos infantiles muy sospechosos.
-Va a que esperas.
-Es que verás....no creo que valga la pena que la vaya a buscar.
-Vaya y por qué crees eso?
-A ver como te lo explico.....es que no he apuntado nada esta semana
-Como?
-Es que se me pasó, te prometo que lo iba a apuntar, pero entre una cosa y la otra, pues me ido olvidando
-Vaya y ahora que hacemos?
-No se...yo me acuerdo de alguna cosa
-Si? pues ven y cuéntame de que te acuerdas.
Se acercó despacio, se quedó parada frente a mi.
-De que te acuerdas?
-Pues.....el lunes te contesté mal, por lo la revisión del coche y el miércoles me tocaba fregar los platos y te puse una excusa para no hacerlo, pero lo hice por la mañana
-Y nada más?
-Creo que no....
-Ahhh crees y si te digo por ejemplo que el martes no cenaste porque te enfurruñaste
-Eso no es verdad
-Ya y como lo sabemos? igual me traiciona la memoría, porque es algo que a veces pasa o no?
-Si
-Pues igual me confundo de semana, como no está apuntado
-Pero eso no pasó el martes.
Me levanté la cogí de la muñeca y le di un par de azotes de pie.
-Ya puedes colocarte en el rincón que tengo que pensarme el castigo.
Si soltarla la acompañé hasta el rincón y algún azote más le cayó de camino. Allí la solté, la nariz a dos centímetros de la pared y las manos encima de la cabeza.
-Voy a pensar como lo hago, para que no vuelvas a "olvidarte" apuntar en la libreta.
Me senté tranquilamente, en silencio absoluto, de vez en cuando ella suspiraba y yo también, hasta que me levanté y fui a buscar unas cosas a la habitación que dejé en la mesilla del café de enfrente del sofá y la llamé. Salió del rincón y se acercó tímida, mirando de reojo lo que había en la mesilla. Y empecé una especie de interregatorio sobre su "olvido" ella intentaba explicarse gesticulando hasta que le dije.
-Las manos en la espalda y mírame a los ojos para responder.
Se quejó pero fue obediente.
-Sabes? después de escuchar todas tus explicaciones llego a una conclusión, no has apuntado nada, porque no te ha dado la gana, no se si por retarme, si por comprobar que pasaba o porque igual pensaste que después de este tiempo no le iba a dar importancia...
Intentó poner excusas, pero la hice callar y a continuación le solté un largo sermón sobre cumplir las normas y los pactos que ambos habíamos decidido y sobre las consecuencias de incumplirlas, dándole durante el discurso un concepto de transcedencia y gravedad de la falta y todo terminado con un frase.
-Pon algo de música lo que tu quieras y directa a mis rodillas.
El discurso debió surgir efecto, se acercó al equipo de música y puso una lista de reproducción aleatoria, sin decir nada al terminar se tumbó en mis rodillas. Al ponerse la cogí de la cintura, la elevé un poco, para que el culo me quedase en la posición ideal y acto seguido le levanté el vestido por detrás descubriendo su precioso culo, la ropa interior estaba aún en mi bolsillo y aunque generalmente empiezo por "calentar" con la ropa puesta, aquel día decidí empezar directamente sobre la piel desnuda. La única concesión fue frotar un instante las dos nalgas con la mano, antes de empezar a azotarla, iba a ser un larga azotaina, así no que no había prisa, tenía que ser progresiva, "in crescendo" de menos a más y así empecé con una primera tanda lenta y progresiva pero larga y otro largo silencio de respiraciones y caricias en las nalgas que acababa de azotar y que iba a seguir azotando. Cuando empecé de nuevo a azotarla ya no había nada que calentar, así que empecé con alegría el silencio dio paso al escándalo de las palmadas constantes y rítmicas piel contra piel, no había progresividad, constante desde el primer azote, lo único que era variable era la alternancia entre mejilla y mejilla, podía estar un rato cambiando de mejilla en cada azote, como otros castigando la misma mejilla con 6 o 7 seguidos antes de cambiar , esta vez no huno manos intentando protegerse ni tuve que usar mi pierna para contener, incluso en ningún momento tensó los glúteos como relajada ante la imposibilidad de escapar del duro castigo, me detuve cuando mi brazo empezaba a estar cansado, entonces metí la mano por debajo de su cuerpo buscando el bolsillo de el saqué la minúscula braguita de encaje rojo y la puse en su espalda, el color de su piel guardaba cierto parecido con el rojo vivo de la pieza de ropa interior, sonreí...y dejé la braguita en la mesa alargando el brazo para coger algo de lo que había allí.
También era de color rojo, se trataba de un tira de bolas anales, solo tres bolas unidas por un cordel de silicona semirrígido, la primera de 2cm de groso, la segunda de 3 y la tercera de 4 cm, la embadurné con lubricante y las dejé un segundo al lado de mi pierna, seguidamente le separé las nalgas calientes y con el dedo lubriqué también el culo haciendo un masaje circular, entonces tomé las bolas e introduje la primera sin dificultad, la segunda costó un poco más y cuando desapareció la tercera dentro de su cuerpo y suspiro de alivio, solo quedaba fuera la pequeña anilla para extraerlas. Entonces volví a alargar el brazo y cogí el pequeño cepillo ovalado de madera de roble, pequeño pero macizo, lo primero que hice es pasarle despacio y suave la parte de las púas por la piel ya castigada, solo rozando, pero enseguida le di la vuelta y empecé a azotarla con el, no es necesario aplicar mucha fuerza para que el cepillo de madera densa y rígida haga su trabajo apenas el golpe de muñeca y la insistencia es suficiente para hacer retorcerse a la más valiente, con el añadido que cada golpe y su vibración se transmitía hasta las bolas que a la vez vibraban dentro de su cuerpo, el golpeo continuo del cepillo es mucho menos ruidoso que la mano, pero su efecto es más severo y su silencio se transformó en pequeñas quejas entrecortadas, en especial cuando insistia en la zona dulce, entre las nalgas y los muslos, y la relajación de antes ya no era tal en especial durante alguna tanda rápida y seguida donde si apretaba los gluteos. Asís estuve un rato, a rachas, tras la cuales la dejaba descansar un par de minutos antes de volver a insistir en la azotaina. Hasta que el tono que estaba adquiriendo la parte baja de sus nalgas de un rojo azulado así como su cada vez mayor tensión me hizo hacerle una señal para que entendiera que el cepillo había terminado su trabajo dejándolo en la mesa. Casí automáticamente sus manos se fueron a las nalgas frotándolas intentando calmar el escozor, la dejé hacer un minuto hasta que yo mismo se las retiré suavemente.
-Vete al rincón.....de rodillas
Le di tiempo de asimilar, no hizo falta mucho enseguida se levantó y se fue la rincón se arrodilló y puso ambas manos entrelazadas encima de la cabeza, el problema es que la gravedad había hecho que al levantarse le vestido cayera, así que me quité el cinturón me acerqué por detras, se lo levanté y usé mi cinturón para mantenerlo elevado, cuando terminé puse un momento el dorso de la mano en una de sus nalgas quemaba y a continuación bajé hasta pasar dos de mis dedos entre sus labios íntimos.
-Tu culo está muy perjudicado, pero hay una parte de ti que parece que se lo está pasando muy bien -le susurré al oido mientras seguía con aquellos tocamientos indecentes-
Duraron poco, enseguido volví al sofá me senté, quería que se sintiera castigada de verdad, habiendo incumplido las normas, por un momento dudé si seguir o dar por terminado el castigo después del tiempo de rincón pero finalmente decidí que un último y diferente toque eran necesarios. Puse uno de los cojines sobre el apoyabrazos del sofá y la llamé. Se levantó, la hice venir hacía mi cuando estuvo a mi alcance le desabroché el cinturón que sostenía el vestido levantado y le indiqué que se pusiera en posición sobre el apoya brazos, lo hizo no era el mejor día para protestar, una vez en posición le "ordené" levantarse el vestido ella misma, también lo hizo ofreciéndome el culo bien expuesto en esa posición, yo doblé despacio el cinturón, que dejé encima de su espalda, comprobé que las bolas estuviera correctamente colocadas y cogí de nuevo el cinturón. Le anuncié el castigo.
-Serán 20...
No era un cifra muy elevada, pero suficiente ya tenía el culo muy perjudicado de la larga azotaina con el cepillo y mi intención era más la de cambiar la sensación con la "mordida" diferente del cinturón, eso si le hice contar, fueron dos tandas de diez, con una pequeña pausa entre medias, la primera lenta, la segunda rápida los diez seguidos esta última la hizo gritar en los últimos azotes, al terminar dejé el cinturón sobre la mesa la forma de decirle que ahora si había terminado. Le di un tiempo que recuperase el aliento con unas leves caricias en las nalgas por mi parte, tras las cuales la ayudé a levantarse, la abracé y ahí si le froté con energía el culo mientras ella me abrazaba, así estuvimos un rato, hasta que se relajó, entonces la cogí de la mano me senté e hice que se sentase en mi regazo, lo hizo con cuidado y al dejar todo el peso del cuerpo en las nalgas suspiró, le levanté el vestido y mirándola bajé mi mano por su pubis suave buscando los labios, con el dedo corazón empecé primero a darle unos golpecitos en el clítoris después a frotárselo despacio si ya estaba mojada antes, ahora la humedad le llegaba a los muslos, el índice y el corazón acabaron metidos en el coño, podía palpar las bolas que aun estaban en su culo y a la vez con la yema del pulgar le masajeaba el clítoris haciendo círculos, hasta que los dos dedos de su coño empezaron a entrar y salir y siguiendo el movimiento el pulgar a frotarle el clítoris, ni dos minutos después notaba las contracciones de sus músculos íntimos anunciándome el orgasmo confirmado por sus gemidos y mi mano entera chorreando, aun seguí un poco con el juego pero en descendiente hasta que pudo hablar y le dije.
-Yo tengo que darme un ducha, te vienes?
-Tu que crees?
-Muy bien, yo voy tirando, tu primero apunta en la libreta, te espero...con el agua tibia mejor para ese culo...
Fin.
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